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Obama en Asia (1): Reafirmar la alianza con Japón
Jaume Giné Daví (igadi.org, 18/11/2009)
 
 

Barack Obama ha realizado una larga y densa gira de ocho días en Asia, del 13 al 18 de noviembre, visitando Japón, Singapur, China y Corea del Sur. En Singapur participó en la cumbre anual de la APEC y también en una cumbre especial ASEAN-EEUU. Con esta visita se refrendaba el mensaje “América ha vuelto” a Asia, lanzado por Hillary Clinton en su gira asiática, la primera como secretaria de Estado, en febrero de 2009.

Obama aterrizó el 13 de noviembre en Tokio con una amplia agenda de asuntos políticos y económicos a tratar con Yukio Hatoyama. Japón estrenó un nuevo gobierno liderado por el Partido Democrático de Japón (PDJ), fruto de su amplia e histórica victoria en las elecciones generales del 30 de agosto que cerró una larga etapa de gobiernos del Partido liberal Democrático (PLD), que estuvo en el poder casi ininterrumpidamente desde 1955. El nuevo primer ministro confirmó, el 26 de octubre,  en su primer discurso ante la Dieta su doble propósito de mantener unas relaciones más equilibradas y menos dependientes con los EEUU así como potenciar la cooperación regional con sus vecinos asiáticos, especialmente con China que es ya su primer socio comercial. Cabe recordar que Yukio Hatoyama ya había anunciado estos objetivos en un artículo publicado el 27 de  agosto en “The New York Times”. Defiende que la alianza con EEUU debe adaptarse a los cambios que tienen lugar en un contexto internacional y regional más dinámico y abierto en el que China está aumentando su peso político y económico.

Japón observa atentamente el acercamiento entre EEUU y China. No sentó bien que  Obama dedicase solo dos días para visitar Japón mientras destinaba cuatro a China. Sin embargo, Obama reafirmó en Tokio la centralidad de la tradicional alianza estratégica, también militar, entre EEUU y Japón, alianza que considera compatible con la mejora de las relaciones estadounidenses con Pekín. También Hatoyama manifestó que la alianza con EEUU seguía siendo el pilar básico de la diplomacia nipona si bien era preciso renovarla para adecuarla a los nuevos tiempos. Obama quiso agradar a Hatoyama y a la opinión pública japonesa al afirmar que EEUU  también desea  mantener una relación de igualdad con Japón, algo que al presidente estadounidense ya le va bien en la medida que necesita que Japón se involucre  activamente para afrontar tanto temas de seguridad regional como otros retos globales.

Obama rebajó las tensiones surgidas en las últimas semanas entre ambos países. La principal era el propósito nipón de revisar el acuerdo bilateral de 2006 que regula el status de las tropas de EEUU en el archipiélago. En este acuerdo las partes decidieron, tras 15 años de negociaciones, el cierre de la base aérea de Futenma situada en una zona urbana, para trasladarla a otra zona del norte de la isla de

Okinawa. También el traslado de 8.000 marines desde Okinawa hacia la base estadounidense de Guam, una operación que debe ser cofinanciada por Japón. Aunque Obama y Hatoyama ya mantuvieron un primer encuentro el 23 de septiembre, en New York, cuatro semanas después surgió un cierto clima de tensión política durante la visita del secretario de defensa Robert Gates a Tokio los días 20 y 21 de octubre. Gates calificó de contraproducente la pretensión japonesa de revisar el Acuerdo de 2006.
Okinawa sigue acogiendo desde el fin de la Segunda Guerra Mundial y en el marco del Tratado estadounidense-japonés de cooperación y de seguridad de 1951, a casi la mitad de los 47.000 soldados y personal militar desplegados en Japón, Esta densa presencia de marines en una isla de 1-200 kilómetros cuadrados, devuelta a Japón en 1972, ha sido una fuente periódica de problemas de convivencia con la población local. El PDJ consiguió una amplia victoria en las elecciones generales de agosto con el compromiso de revisar el acuerdo de 2006 con vistas a reducir la presencia militar estadounidense en la isla. Ahora, el PDJ se encuentra a las puertas de otras elecciones locales que se celebrarán en Okinawa en enero. Finalmente, Obama y Hatoyama acordaron constituir un grupo de trabajo bilateral para proponer unas posibles vías de solución a esta delicada cuestión política. EEUU considera que sus bases en Japón continúan siendo una pieza esencial para el dispositivo militar de EEUU en Asia oriental.

Otro tema espinoso recién decidido por Tokio es el de finalizar y no renovar en enero de 2010 la colaboración de los buques japoneses en operaciones de reabastecimiento y logística a los buques estadounidenses que operan en el conflicto de Afganistán. Sin embargo, Tokio anunció el 11 de noviembre una ayuda financiera de 5 billones $ para los próximos cinco años para cofinanciar diversos proyectos civiles dirigidos a la reconstrucción del país, especialmente en la mejora de infraestructuras para el desarrollo rural y la formación de funcionarios públicos afganos.

Finalmente, ambos países reafirmaron su coincidencia sobre la necesidad de que Pyongyang vuelva a las negociaciones multilaterales en el marco del Grupo de los 6 con el objetivo de lograr la completa desnuclearización de Corea del Norte. Un tema que va a la par con la voluntad común de frenar la proliferación nuclear e incluso impulsar, a más largo plazo, el desarme nuclear. Ambos países se comprometieron a cooperar cara la celebración de la Cumbre sobre Seguridad Nuclear que se celebrará el próximo marzo en Washington.

En el ámbito económico, preocupa en Tokio el rápido ascenso económico del coloso chino y del uso gradual del yuan en los intercambios comerciales entre China y sus vecinos asiáticos. Esto explica que Yukio Hatoyama haya relanzado la idea de constituir una futura “Comunidad de Asia del Este” que pudiera contar con una divisa asiática común. Una propuesta de difícil realización práctica por razones políticas y económicas. Hatoyama tiene en cuenta el precedente de la UE y del euro como un modelo de integración económica y monetaria. Japón y Corea del Sur prefieren una integración económica en el marco de la ASEAN+3, antes de acabar dependiendo de una hegemonía de China y del yuan en Asia oriental.

EEUU y China seguirán colaborando para superar plenamente la crisis económica. Japón es, tras China, el segundo tenedor de bonos del tesoro estadounidense (731 billones $). Los sigue comprando (105 billones $ solo en agosto) y ha apoyado siempre al  dólar. Sus reservas de divisas alcanzaron los 1.057 billones $ en octubre. Pero la situación económica japonesa aún presenta algunas sombras. El país salió de la recesión económica y su PIB creció un 0’9% en el segundo trimestre de 2009, tendencia positiva que se ha confirmado con un 1,2% en el tercer trimestre, gracias también a la robusta demanda china. Sin embargo la economía podría contraerse un 3,2% en el global del vigente año fiscal que acaba en marzo 2010. En el siguiente año fiscal 2010-2011, Japón podría crecer un 1,2%.

La tasa de paro era el 5’5% en agosto afectando a 3,61 millones de japoneses, algo mejor que el record del 5,7% alcanzado en julio. El nuevo gobierno, en vez de privilegiar la inversión, potencia el consumo interno para corregir un modelo económico muy dependiente de su sector exportador. Este se siente perjudicado por la apreciación del yen frente al dólar (84 yenes por dólar en noviembre). Las nuevas medidas fiscales animan a los inversores nipones a repatriar capitales y ganancias realizadas en el extranjero. Por otro lado, el Banco Central de Japón anunciaba el 29 de octubre que la deflación económica podría proseguir hasta principios de 2012.

Obama y Hatotyama trataron la cuestión del Cambio Climático, un tema de gran calado económico a las puertas de la celebración, a partir del 7 de diciembre, de la Cumbre de Copenhague. Japón es el 5º emisor mundial de Co2, después China, EEUU, Rusia y India. Hatoyama quiere abanderar este reto global e incluso anunció la voluntad de reducir progresivamente las emisiones de gases del país. Pero exige que EEUU y China también asuman sus responsabilidades internacionales al respecto. No parece posible que en Copenhague se apruebe un nuevo tratado internacional que substituya a los Acuerdos de Kyoto. Solo otra declaración de principios sin compromisos jurídicamente vinculantes. Habrá que esperar a 2010.

 

Jaume Giné Daví, profesor asociado de la Facultad de Derecho de ESADE e investigador asociado de IGADI. www.jaumegine.cat.

 
 
 
19/11/2009 (c) Igadi, Instituto Galego de Análise e Documentación Internacional, www.igadi.org
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