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China - América Latina: ¿relaciones de mutuo beneficio?
Julio A. Díaz Vázquez (OPCh, 23/11/2010)

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El trabajo aborda, en síntesis, los derroteros que han seguido los vínculos entre China y los países de América Latina y el Caribe. Recoge las coyunturas que gravitaron, en diferentes momentos, a partir de la proclamación de la Nueva China en 1949, en el establecimiento y desarrollo de las relaciones político-económicas.

Enfatiza en el auge que muestran los vínculos sino-latinoamericanos y caribeños en el primer decenio del siglo XXI. Señala, entre otras cuestiones, las oportunidades y retos que abre para la región el mercado de China, ya sea en calidad de destino de las exportaciones tradicionales de los países del área, así como alternativas para la obtención de créditos, tecnologías y relaciones sin condicionamientos políticos.

Apunta, entre otros elementos, la necesidad de situar las relaciones sino-latino-caribeñas en el contexto de una estrategia común que, en el caso de China, parece situarse en los objetivos de ampliar: mercados, lograr suministros estables de energéticos, materias primas y tecnologías, que garanticen las metas de crecimientos altos y sostenidos, así como el desarrollo del país, hasta alcanzar el rango de potencia económico-política mundial.

Introducción

Hoy, cuando intentamos proyectar los vínculos económicos de China con los países de América Latina y el Caribe, es oportuno recordar que estas relaciones han tenido diferentes rasgos en el tiempo. En su génesis más alejada, es posible remitirse al segundo tercio del siglo XVI (1571) hasta finales el segundo decenio del siglo XIX (1819), cuando se inicia la materialización de la independencia de Nueva España (México), y cesa la travesía del Galeón de Manila o Nao de la China que unía la capital de Filipinas (Manila) y el puerto de Acapulco, en Nueva España.

Aquellos navíos llamados genéricamente barcos chinos, unían enrealidad tres corrientes comerciales: una, la del territorio conocido por Indochina que, reunía los productos de Arabia, Persia y la India; otra, provenía de China, la más importante; y la tercera de Japón. En este tráfico las mercancías americanas arribadas a Manila en el galeón eran: telas, herramientas, armas, y municiones, oro, maíz, tabaco, y sobre todo plata acuñada  en Nueva España. Regresaban productos asiáticos muy diferentes: sedas, especias, té, porcelanas, lacas, marfiles, muebles, biombos y otros ricos cargamentos.

Desde 1593 el galeón quedó regulado a dos barcos anuales; forma en que iba a persistir hasta el final del dominio español de México; excepto el gran aumento del tonelaje. En principio, las naos se limitaban a 300 toneladas, pero, como otras tantas reales bulas españolas de entonces, esto fue letra muerta; desde 1614 había barcos que cargaban mil toneladas. Este comercio se saldaba con plata y resultó providencial: Filipinas fue el punto de contacto entre dos sistemas monetarios: un mundo de plata cara y otro de plata barata.

La seda y las mercancías menores - porcelana, drogas, artesanía de lujo, etc., - llegaban a Manila en juncos chinos; y después de 1604 también en barcos portugueses desde Macao. Estos vínculos de China y la América Española, perduraron durante 248 años; de los cuales solo en dos ocasiones se cortó el tráfico; una vez por la presencia del mal tiempo, y otra por los ataques de los corsarios ingleses 1.

También es posible remitirse a la segunda mitad del siglo XIX cuando llegaron los primeros culíes chinos al Continente; enganchados bajo contrata, en el caso de Cuba, suplieron a los esclavos traídos de África, cuando el contrabando y el comercio negrero se tornó insostenible; o fueron a desempañar los duros trabajos en las obras ferroviarias en el Canal de Panamá y las explotaciones de guano en Perú. Esta corriente humana no sólo contribuyó al desarrollo y crecimiento de la economía; además aportó elementos autóctonos al mosaico de costumbres y cultura que cuajaba en el ámbito latinoamericano. Sin olvidar su presencia en la gesta libertadora cubana.

En tanto, las constantes convulsiones sociales que conoció China hasta mediados del siglo XX, dieron lugar a la dispersión por el Continente de grupos de emigrantes que, en alguna medida, dieron lugar a colonias más o menos numerosas. La impronta de estos núcleos sirvió de enlace para mantener, de modo intermitente, los intercambios económicos chino-latinoamericanos, así como conservar los gérmenes de la interrelación cultural.

En el plano político debe señalarse que, en fecha tan lejana como 1874, Perú estableció relaciones diplomáticas con el Gobierno de la dinastía Qin. A su vez, años después le siguieron Brasil (1881), México (1899), Cuba (1902) y Panamá en 1909. Al caer el Imperio y  proclamarse la República de China, entre 1911 y 1949, bajo el Gobierno nacionalista del Guonmindang, Chile regularizó los vínculos diplomáticos en 1915, con posterioridad lo hicieron, Bolivia (1916), Nicaragua (1930), Guatemala (1931), República Dominicana (1940), Costa Rica (1944), Argentina (1947) y por último, en 1949, Ecuador.

Pero, no sería hasta la irrupción en el proscenio internacional de la República Popular China (RPCh), el 1 octubre de 1949, que realmente, pareció surgir condiciones para el establecimiento de contactos institucionalizados de mayor aliento. Sin embargo, la presencia de factores históricos, políticos, geográficos y, lo que resultó de un gran peso, la coyuntura mundial de la época marcada por la larga noche de la guerra fría; a lo que se agregó la perniciosa influencia política anti-china de los Estados Unidos; circunstancias todas que arrojaron más sombras que luces, al proceso de enrumbar por sanos derroteros los vínculos entre América Latina-Caribe y la Nueva China.

Sin embargo, al cumplirse en el 2009 el LX Aniversario de la proclamación de la China Popular; en el ámbito de la economía internacional, el primer decenio del siglo XXI revistió para el país asiático un verdadero boom, al concretar en el corto, mediano y largo plazo acuerdos de amplio alcance económico-comerciales inversores en Eurasia, África y, en especial, en América Latina y el Caribe. Así, en lo que respecta al área Latinoamericana, un acontecimiento calificado por más de un observador, como histórico, resultó la  presencia (11/ del 2004) EN Brasil, Argentina, Chile y Cuba del Presidente chino Hu Jintao.

En el marco de aquella visita y, en el curso de los sucesivos años, fueron suscritos documentos que, entre otros efectos, abrieron enormes posibilidades económico-comerciales para Latinoamérica y el área del Caribe, donde resaltan las grandes oportunidades para lograr complementación en varias ramas de la economía, así como las perspectivas reales para elevar, de modo continuo y ascendente la cooperación económica entre ambas partes.

No obstante, se impone una advertencia. El abrupto desembarco de China en América Latina-Caribe tiene dos caras. De una parte, está el agresivo despliegue  emprendido por el coloso asiático que, en su política económica internacional,  busca asegurar fuentes de suministros estables para el creciente apetito de hidrocarburos y materias primas que el impetuoso y sostenido crecimiento económico del país demanda, así como mercados para garantizar salida al explosivo auge de su comercio exterior.

De otra, se encuentra el significado y repercusiones en el mediano y largo plazo que esta presencia puede aportar a Latinoaméricay el Caribe en la búsqueda de otras fuentes de inversiones que lleven a la utilización integral de sus recursos tradicionales, ampliar y diversificar los mercados, recibir tecnologías y avanzar más allá de la forja de socios estratégicos - Brasil, México, Chile, Argentina y Venezuela - que faciliten el crecimientos de los vínculos económicos - Cuba y Perú -, el desarrollo sostenible de las respectivas economías y contribuyan a fortalecer las posiciones en foros internacionales, para lograr mejores términos en los intercambios del comercio exterior.

Por otra parte, en un sentido más abarcador, al incursionar en las relaciones mantenidas por China con los países Latinoamericanos y caribeños, en los pasados más de seis decenios, por convención, es posible distinguir tres grandes períodos: una fase  inicial que transcurre entre 1950 y 1978; un segundo momento que abarca de 1979 al 2001; y una tercera etapa, en realidad un verdadero parte aguas, que lo delimitó la entrada de país asiático en la Organización Mundial del Comercio (OMC), hasta nuestros días.

De aquí que, al cumplirse 50 años (29/9/2010) de iniciarse las relaciones diplomáticas de RPCh con los países de América Latina-Caribe, el objetivo central a desarrollar en las siguientes páginas, tiene como fin último, recoger lo medular de los acontecimientos que han definido o marcan  hitos importantes, en el conjunto de esos vínculos económico-políticos-culturales. 

Los primeros contactos: 1950-1978

Al triunfar la Revolución en 1949, China no fue reconocida, de inmediato, por la gran mayoría de los Estados occidentales; encabezó esta oposición el gobierno estadounidense. Otros sucesos en la arena internacional enturbiaron el clima político entorno a la joven República. El 25 de junio de 1950 tiene lugar el estallido de la guerra entre las dos Coreas; desde octubre tomaron parte en el conflicto tropas de Voluntarios del Pueblo del ejercito chino. Mientras, la plataforma de la Guerra Fría que impulsó los Estados Unidos para aislar al comunismo tras las Cortinas de Hierro y Bambú, delimitó pautas en la política internacional que repercutieron en el contexto de América Latina y el Caribe.

Por otra parte, el espacio temporal correspondiente a la década de los años 50 del siglo XX, encuentra, en la región un ambiente político donde abundan los gobiernos de corte militar. Tejen esta cadena, entre otros, las dictaduras castrenses entronizadas en República Dominicana, Nicaragua, Venezuela, Bolivia, Paraguay, Haití, Cuba, Colombia, Argentina, etc. Con anterioridad, los Estados Unidos había instrumentado la Doctrina Truman (1947) e impuso el llamado Tratado de Río (1948); mecanismos dirigidos a afianzar su predominio político y económico  continental, además de erigirse en cordón sanitario para neutralizar la influencia comunista.

Bajo tales circunstancias, resultó natural que, por un período bastante largo, los países Latinoamericanos aceptaran como gobierno legítimo de China, al  nacionalista refugiado en Taiwán, y le extendieran, en el plano internacional, el estatus diplomático de representante del Estado Chino. Además, también pesó el hecho del no-reconocimiento de China por la gran mayoría de las naciones del mundo occidental, así como su exclusión del Sistema de Organizaciones de la Naciones Unidas (ONU). 

Así, en 1950-1978 las circunstancias objetivas imperantes determinaron que, en los años 1950-1960, la política exterior de China se caracterizó por  desplegar actividades que facilitaran los intercambios cultural-económicos, encauzando  los contactos de manera que coadyuvaran al establecimiento de relaciones diplomáticas. Así, cerca de mil 200 personalidades políticas y profesionales provenientes de Latinoamérica-Caribe visitaron China. En tanto, conjuntos (16) artísticos, delegaciones sindicales y grupos comerciales chinos recorrieron distintos países del Continente; contactos que coadyuvaron a tender puentes para promover los vínculos sino-latinos.

Sin embargo, la incipiente apertura al mundo comercial y de los negocios, en la década, resultó en extremo magra. El total del valor acumulado de los intercambios mercantiles sólo ascendió a unos 30 millones de dólares.

El triunfo de la Revolución Cubana en 1959 varió el curso de las relaciones económico-políticas de China con América Latina y el Caribe. Cuba fue la primera nación en romper los vínculos con Taiwán; y otorgó reconocimiento diplomático (28/9/1960), a la RPCh. Este acontecimiento sirvió para que, en los años 1960-1965, los contactos chino-latinoamericanos entraran en una nueva fase; más de 20 delegaciones procedentes de distintos puntos de América Latina arribaron a China; a su vez, siete representaciones chinas recorrieron distintos países de la región. El primer presidente en visitar China lo fue el de Cuba, en septiembre de 1961. 

El giro en el entorno político encontró reflejó en la dinámica de los intercambios económico-comerciales. Si bien el valor del comercio bilateral alcanzó más de 31 millones en 1960, ya en 1965 superó los 343 millones de dólares. El monto acumulado durante 1960 -1965 trepó hasta los 1 300 millones de dólares.

Este alentador inicio, por distintas causas, fue drásticamente frenado en la  segunda mitad de la década de los años 60 del pasado siglo. Entre otros, pesaron las discordantes visiones de China y la desaparecida Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas – URSS -, en las áreas político-económicas, y el papel a desempeñar en el movimiento comunista internacional. Además, actuaron los bruscos cambios de la situación política de América Latina – Caribe -- golpes militares en varios  países de la región -; más el destape de la Revolución Cultural en China. Factores que al hermanarse condujeron a graves afectaciones en los incipientes relaciones chino-latinoamericano-caribeños. De este modo, al finalizar 1969 los intercambios externos no rebasaron los 130 millones de dólares.

Por otra parte, la absurda e irracional política de aislamiento político-económico alrededor de China, en 1971 comenzó a ser superada al expulsarse a Taiwán, y restituírsele a la RPCh sus derechos y deberes en la Asamblea General de la ONU, en el Consejo de Seguridad y en todas las entidades de la Organización. Este hecho, junto a la creciente presencia de China en la arena internacional, llevaron a que en los años 70 del Siglo XX, once naciones de América Latina y el Caribe extendieran el reconocimiento diplomático al país:  Chile (1970), Perú (1971), México, Argentina, Guayana y Jamaica (1972), Trinidad y Tobago, Venezuela y Brasil (1974), Surinam (1976) y Barbados (1977).

Una vez finalizada la exclusión en la ONU e incorporada China al concierto de la política internacional, a lo largo de aquel decenio, tuvo como cause visible, en esencia, lograr el repudio en el ámbito internacional, en lo fundamental, por parte de los países del Tercer Mundo de lo que calificó de hegemonismo de gran potencia. Este curso, en el mundo bipolar de entonces, descansó en la teoría de los Tres Mundos (1974) de Mao Zedong. Así, Estados Unidos y la URSS formaban el primero; Europa – incluidos los socialistas --, Japón y Canadá, el segundo; y el tercero, Asia (excepto Japón), África, América Latina-Caribe, y desde luego, China.

China, con excedidas razones, se identificó con los intereses de las naciones del Tercer Mundo; dicha óptica aportó fundamento para el desarrollo de las relaciones sino-latinoamericana-caribeñas. Por ello, en foros internacionales apoyó las justas demandas de los países de la región por salvaguardar sus derechos sobre límites económicos marítimos, defendió mejores precios para los productos primarios, hacer del área zona desnuclearizada, y  secundó con energía el establecer un Nuevo Orden Económico Internacional (NOEI). 

En 1970-1979 el clima de normalización que experimentaron los vínculos China-América Latina-Caribe, tuvo su contrapartida en el terreno político y en el económico. Al país asiático viajaron diferentes Presidentes y Primeros Ministros, entre ellos, de México, Trinidad y Tobago, Guyana, etc.

En el orden comercial fueron refrendados más de 10 acuerdos con países de la región; el intercambio de delegaciones comerciales oficiales superaron las 50; el monto del valor del comercio exterior se multiplicó por más de ocho veces, al pasar (1970) de los casi 146 millones a los más de 1 261 millones de dólares en 1979.

Reforma y Apertura: 1978 - 2001

En 1978 (18-22/12) se efectuó la III Sesión Plenaria del IX Comité Central del Partido Comunista de China (CCPCCh); el cónclave discutió y aprobó las propuestas de Deng Xiaoping contentivas de las Cuatro Modernizaciones2  -agricultura, industria, ciencia-técnica y defensa - e introducir la apertura al capital foráneo. Así, a partir de los años 80 del pasado siglo el acento de la política económica china se desplazó, al desarrollo de las fuerzas productivas, promover el reconocimiento internacional y elevar el nivel de  vida de la población. El tiempo de la política en el puesto de mando y la lucha de clases quedaron atrás. Se abrió paso el axioma: la política exterior es la continuación de la interior, las relaciones político-económicas internacionales de China adquirieron un marcado pragmatismo. 
 
En el plano más general, la nueva arquitectura a erigirse para los vínculos externos del país tenían, como pilares sustentables, el enfoque dado por Deng Xiaoping al señalar que, “en la actualidad, los grandes desafíos reales del mundo, o sea, los problemas estratégicos con carácter global son: uno, la cuestión de la paz; el otro, la problemática económica o del desarrollo. El primero es un asunto entre el Este y el Oeste; mientras que el segundo es un punto entre el Sur y el Norte”3. La nueva dimensión que adquirieron las relaciones exteriores de China con el objetivo de crear un clima internacional favorable al desarrollo de la economía  nacional, condujo a su redefinición con respecto a América Latina y el Caribe.  

El nuevo enfoque (1979-2001) buscó establecer y desarrollar relaciones amistosas y de colaboración con todos los países latinos y caribeños, incluyendo aquellos que no mantienen contacto diplomático con China; hacer regla la igualdad y el beneficio mutuo e intercambiar mercancías de interés recíproco; expandir el comercio y la cooperación económica; apegarse al respeto de las tradiciones y valores propios, ampliar los contactos en las diversas manifestaciones culturales; en el orden internacional, estrechar el intercambio de puntos de vista, y trabajar mancomunadamente por un nuevo orden económico internacional 4.

Así, en la trayectoria seguida por China en el relanzamiento de los contactos con área Latinoamericana y del Caribe, es perceptible la prioridad otorgada a la intensificación de los vínculos con los países de mayor nivel económico y que, asumían, desde la óptica china, políticas moderadas, -Brasil, México, Argentina, Chile, etc.-; conceder un mayor relieve a las relaciones económico-comerciales, sin que esto menoscabara la identificación con las demandas de los países de la región en defensa de los intereses nacionales, la soberanía estatal y rechazo a las injerencias externas5. En lo político, quedó atrás el orden de sólo sostener relaciones con los partidos de izquierda; extendiéndolas por igual a los que están en el poder como a los de la oposición.

El reacomodo de la política hacia América Latina-Caribe de China en esta etapa, también encontró eco en las perceptibles orientaciones de los gobiernos de la región respecto al país asiático. Así, en la década de los 80-90 del siglo XX, las relaciones político-económica de las dos partes siguió un auge modesto, pero sostenido; los intercambios comerciales, la cooperación económica, científico-tecnológica y cultural mostraron signos de intensificación creciente. Asimismo, la presencia en ambas latitudes de los dirigentes de distintos niveles estatal-políticos chinos, latinos y caribeños comenzó a figurar en la agenda de los frecuentes contactos recíprocos.

No es ocioso recordar que, en los primeros 30 años de existencia de la RPCh, ningún alto dirigente estatal ni partidista del país visitó América Latina o el Caribe. El cambio de signo se produjo al asistir el Primer Ministro de China -Zhao Zhiyang- a la Cumbre Norte-Sur  (Cancún, 1981) y después, oficialmente, visitó México. Posteriormente, (1985) realizó un recorrido por Colombia, Brasil, Argentina y Venezuela. Esta apertura con la presencia (1990) del Presidente chino -Yang Shangkun - en México, Brasil, Uruguay Argentina y Chile.

A su vez, el primer mandatario chino -Jiang Zeming - recorrió (1993) Cuba, Brasil; y México (1997). En tanto, el Primer Ministro -Li Peng -  visitaba (1995) México, Perú; y (1996) Chile, Brasil y Venezuela. Como colofón del renovado interés de China por hacer patente su presencia en América Latina y el Caribe, debe señalarse que todos los miembros del Comité Permanente del Buró Político del XV Congreso del PCCh hasta el 2000, en distintos momentos, realizaron recorridos por la región.

Por otro lado, creció el número de países de Latinoamericano-Caribeños que reconocieron y establecieron vínculos diplomáticos con China. Así, dan este paso, Ecuador y Colombia (1980); Antigua y Barbuda (1983), Bolivia (1985), Uruguay (1988), Bahamas y Santa Lucia (1997). Granada y Nicaragua oficializan las relaciones diplomáticas en 1985; en 1989 y 1990, pero quedaron suspendidas al entablar estos dos países lazos diplomáticos con Taiwán. En el caso de Belice, reconoció en igual fecha a China y a Taiwán (1987), por lo que la RPCh suspendió dichas relaciones. Granada las restableció en el 2005. Hoy, 21 de los 33 Estados de la región tienen lazos diplomáticas con Beijing. 

Asimismo, en los años transcurridos de 1980 al 2000 presidieron delegaciones a China, más de 30 Presidentes de América Latina y el Caribe. Entre ellos, Argentina (4), México (2), Ecuador (3), Guyana (2), Nicaragua, Brasil (2), Uruguay, Jamaica, Perú (3), Bolivia, Chile (2), Dominica, Surinam (2), Cuba, Colombia (2), Venezuela (3). La presencia en el país incluyó los Primeros Ministros de Perú (2), Antigua y Barbuda, Trinidad Tobago, Belice, Barbados (2), Bahamas, Jamaica, Santa Lucia, Antigua y Barbuda, así como al Gobernador de Bahamas. 

La frecuencia e intensidad que fue cobrando la interrelación político-estatal encontró eco en el moderado incremento de los flujos comerciales; aunque, autores de ambos lados destacan que estos intercambios estaban lejos de reflejar las reales posibilidades de las dos partes. Quizás, entre otros factores retardarios, sobresalió el hecho de haber vivido en 1980-1990 América Latina-Caribe la llamada década perdida, causa directa de la profunda crisis que sufrió la región en esos años, los efectos de la políticas de ajustes neoliberales, más las debacles ocurridas en las economías de México y Argentina.  

De este modo, si bien los años 1980-1990 verificaron un sostenido crecimiento del comercio bilateral e incentivación de la cooperación económica; el monto de los intercambios pasó, de los 1 363 millones, a los 1 841 millones de dólares; lo sólo significó un incremento anual algo inferior al 3%. En tanto, en la última década del pasado siglo se observó una sensible mejoría en el terreno comercial al cerrar el 2000 con un total de 12 596 millones de dólares, lo que representó una tasa de  aumento por años superior al 20%. 

Sin embargo, por termino medio las exportaciones chinas a la región no llegaron a los 3 500 millones, las importaciones quedaron por debajo de los 3 mil millones de dólares. Lo que evidenció, partiendo de las potencialidades contenidas en ambas direcciones, el amplio caudal existente para  elevar los intercambios de mercancías6.

Pero, si bien el saldo del balance comercial mostró diferencias por países, el total en el período resultó favorable a China en más de 5 300 millones de dólares, aunque con oscilaciones anuales; resalta que en el acumulado de lo exportado en el decenio a Latinoamérica-Caribe, Panamá recibió, en realidad en la Zona Franca, como promedio unos 660 millones de dólares anuales; lo que sugiere que esta fue la fuente del excedente en el balance final. 

Por otra parte, en calidad de inversores, hasta (9/2003) la presencia en Latinoamérica-Caribe de las empresas o corporaciones de capital procedente de China o mixto no fueron significativas. Las inversiones realizadas en esa fecha por 379 firmas registradas en el Ministerio de Comercio Exterior contabilizaban un total de 683 millones de dólares. En lo fundamental, lo invertido estuvo concentrado en Brasil, Venezuela, México, Perú y Cuba. En ese propio año fueron registradas 46 nuevas entidades con desembolsos superiores a los 51 millones de dólares, de los cuales lo neto originado en China estuvo próximo a los 37 millones de dólares.

China-América Latina-Caribe: 2002 - 2009

Es oportuno recordar que después de casi 15 años de negociaciones (1986-2001) China ingresó en la Organización Mundial del Comercio (OMC). Igualmente, el 2002-2009 desmintió los vaticinios que auguraban efectos negativos que para la economía del país tendría esa integración; mientras, se ratificaron las predicciones en lo relativo al esperado impacto positivo que la adhesión a la Organización reflejaría en el comercio exterior de la nación asiática. Además, proyectó de lleno al coloso asiático en el proceso de globalización de la economía internacional.

Esto quedó evidenciado en el corto espacio de algo más de un lustro, cuando China pasó a ocupar 2do lugar en los montos del comercio mundial, y primer exportador, desplazando a la República Federal de Alemania. En servicios, con el 3% de los montos mundiales está en el 5to puesto. Si en el 2002 el volumen del comercio exterior alcanzó los 620 785 millones de dólares; en el 2009 trepó hasta 2 billones 210 mil millones de dólares. Sin embargo, estas cifras significaron una caída del 14%, el la suma total respecto al 2008; menos un 16% en las exportaciones y una reducción del 11% en las importaciones. 

Así, en el contexto del explosivo crecimiento que experimentaron los vínculos económicos externos de China, también abrieron para América Latina-Caribe nuevas expectativas; los albores del siglo XXI verificaron la alentadora evolución mostrada por los contactos político-económicos sino-latino-caribeños. Entre el 2001 y el 2005 los Presidentes de México y Chile (2001), Ecuador y  Uruguay (2002), Cuba y Guyana (2003); Brasil, Argentina y Venezuela (2004); Colombia y Perú (2005) realizaron visitas a Beijing. En tanto, el Presidente de China (Jiang Zemin) efectuó (2001) el más abarcador periplo de dirigente alguno chino por el Continente al ser recibido en Chile, Argentina, Uruguay, Cuba, Venezuela y Brasil; mientras el Primer Ministro (Wen Jiabao) visitó México (2003). 

En esta misma dirección (11/2004) con motivo de la XII Cumbre de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) el Presidente de China Hu Jintao realizó una gira por Brasil, Argentina, Chile y Cuba; y en el 2005 visitó México. Periplos que sirvió para firmar numerosos  acuerdos sobre minería, agricultura, aranceles, cultura y desarrollo social; además de proyectar un horizonte de mediano y largo plazo a la asociación estratégica con país de la región. Así, el creciente auge del intercambio comercial e inversor de China con América Latina-Caribe no perjudica los intereses de terceros; se inscriben en  la cooperación mutuamente ventajosa entre países del Tercer Mundo.

Es perceptible que China, en el primer decenio del siglo ha esbozado una imagen hacia América Latina-Caribe que trasluce un trato entre partes igualitarias; intensifica los contactos políticos, incluyendo en la agenda el diálogo directo al más alto nivel; emplear a fondo los mecanismos de consulta constituidos; incrementa la presencia y cooperación en los organismos regionales. Busca fortalecer el apoyo recíproco en la defensa de los derechos e intereses legítimos reclamados por los países en desarrollo, en especial en los foros internacionales.

En este espectro, el comercio e inversiones y la colaboración económica ocupan un lugar puntero. Prioridades, que parecen proyectar un futuro promisorio, y radica en la utilización a fondo de las potencialidades de complementación económica en el interés de China por asegurarse mercados y suministros crecientes de materias primas; y de América Latina-Caribe de expandir y abrir nuevos espacios para sus productos. Lo cual crea bases para un mutuo beneficio en el área de inversiones directas, tanto para fomentar e incrementar renglones establecidos, como para poner en explotación otros rubros que estimulen la asimilación de técnicas productivas de alta tecnología. 
 
Otro elemento que redondea las proyecciones de China en sus relaciones en el futuro próximo con América Latina-Caribe tiene en cuenta promover, extender los intercambios y la cooperación en las esferas de la cultura, educación, académica y deportiva, a través de los canales establecidos e iniciativas factibles de implementarse.  Objetivos recogidos in extenso en el Libro Blanco (9/11/08), que pauta el marco político-institucional para el desarrollo de los crecientes vínculos de China con la región. Sus proyecciones siguen los patrones de los trazados para la Unión Europea (2003) y África (2006); representan la plataforma modélica que recogen las perspectivas del  futuro auge de los contactos político-económico-sociales entre las dos regiones.

En el 2000, el comercio de China con América latina y el Caribe fue de 13 mil millones de dólares. En el 2004 Hu Jintao propuso en el 2010 llegar a los 100 mil millones de dólares;  en el 2007 rozó los 103 mil millones de dólares, superando en tres años aquella meta; en el 2008 alcanzó los 143 mil millones de dólares.  En el 2009, descendió a los 120 mil millones, al reflejarse la crisis económica internacional en la caída de los precios de las materias primas. Sin embargo, la cifra del 2009 representó, con respecto al 2000, un incremento de más de 9 veces en el valor de los intercambios externos entre las dos regiones.

Las exportaciones de China se concentraron, en más de un 70%, en 5 países: Brasil, México, Panamá, Chile y Argentina; las importaciones en más de un 80% recayeron en: Brasil, Chile, Argentina, Perú y México. Mientras, China constituye el primer destino de las exportaciones de Brasil, Chile y Cuba y el segundo de Argentina, Costa Rica y Perú, así como el segundo proveedor de importaciones de Brasil, Chile, Colombia, Ecuador y Perú.(Ver tabla 1)

Tabla 1
China en el comercio externo de América Latina  (2008, % del total)
Importaciones de China  Exportaciones a China

Brasil 42 Brasil 26
Chile 16 México 19
Argentina 13 Panamá 11
Perú 6 Chile 9
México 5 Argentina 7
Resto 18 Resto 28

 Fuente: Datos recopilados por el Autor.


Resulta interesante resaltar que, China, en los objetivos declarados en sus vínculos económicos con la región plantee, como prioridad, satisfacer sus necesidades y no obtener superávit. Aunque el comportamiento por países es desigual, en su conjunto, el balance comercial general es favorable a Latinoamérica. Por los saldos totales, los cuatro principales socios comerciales de China son Brasil, México, Perú y Chile.  

En cuanto al abanico y estructura de los productos que China compra en América Latina-Caribe ha ido  ampliándose, incluyendo los circuitos integrales y componentes electrónicos (90% de las exportaciones de Costa Rica), aviones (Brasil), cerveza (México), o, cobre, vino, madera, celulosa, etc. (Chile), y una amplia gama de materias primas que incluye, entre otros, petróleo, hierro, cobre, níquel o soja, etc. Por su parte, China, además de las tradicionales exportaciones de artículos de bajo valor agregado como textiles, suministra, cada vez más, a los países Latino-Caribeños productos tecnológicos, como terminales de ordenadores, equipamientos de telecomunicaciones, o equipos para la construcción, transporte, etc.

A su vez, América Latina-Caribe también ha cobrado importancia para China. En este plano resalta, ante todo, el sostenido aumento como proveedora combustible y de materias primas. Así, la región destaca por ser la principal abastecedora en renglones como: soja, cobre, mineral de hierro, níquel, harina de pescado, cueros, azúcar, zinc, estaño, uvas, etc. Sin embargo, Latinoamérica-Caribe, todavía no constituye un importante socio comercial para China; en las exportaciones solo representa algo más de un 4%; y en las importaciones superan en poco margen el 5%7. 

Finalmente, en las áreas de colaboración económica - tecnológica o la cooperación en la economía, China concretó protocolos con 16 naciones Latinoamericanas-caribeñas; además, con 12 países concluyó acuerdos intergubernamentales estableciendo las respectivas comisiones mixtas de cooperación científica y tecnológica, entre otras naciones, con Brasil, México, Chile, Cuba, etc. Ha concluido 11 Acuerdos de Protección Recíproca de Inversiones (APRI), entre ellos, con Brasil, Argentina, Bolivia, Chile, Ecuador, Perú, Uruguay y Cuba. Firmó convenios de exención de doble tributación con Brasil y Venezuela.

De esta manera se conforma un marco jurídico que reduzca el riesgo y la incertidumbre con la finalidad de atraer y proteger las inversiones recíprocas. Argentina recibió el aval de destino turístico; mientras, seis países latino-caribeños han reconocido a China como economía de mercado. Igualmente, por término medio, cada año, China emprende cerca 100 proyectos de colaboración en América Latina-Caribe, la mayoría en el terreno agrícola; y en áreas como la espacial y energía atómica desarrolla fructíferos programas con Brasil y Argentina.

Inversiones y proyecciones en América Latina

En lo que respecta a las inversiones entre el 2003-2009 los desembolsos estimados, realizados por China se calcularon en 24 mil millones de dólares; el monto total roza los 41 200 millones de dólares. Estas inversiones incluyeron a: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia,  Ecuador, Guyana, México, Perú, Uruguay y Venezuela. En el 2009, lo invertido por el país asiático ascendió a más de 7 mil millones de dólares.  Se repartió en lo fundamental, en Brasil, Colombia, México, Perú, y Venezuela. Resulta oportuno señalar que la mayoría de los flujos de capital chino llegan a través de los paraísos fiscales de las Islas Caimán e Islas Vírgenes Británicas. (Ver anexo 1) 

Sin embargo, al repasar el vuelco ocurrido en lo económico-comercial y futuro campo inversor que mostró China en las relaciones con América Latina-Caribe, a partir del 2004, permiten hablar de un punto de inflexión en lo invertido en la región. En ese año América Latina atrajo 890 millones de dólares de los algo más de 1 700 millones de dólares de inversiones  en el exterior por el gigante asiático.

En este plano, puede afirmarse que los vínculos China-Brasil tomaron un vuelo de largo alcance; cubren las esferas comerciales, inversiones y turismo. Así, firmas chinas y brasileñas, de conjunto, invertirán en los sectores siderúrgicos, automotriz, hidrocarburos, mineros y producción de alcohol-combustible (caña o maíz); a su vez, China abrió su mercado para las carnes bovinas y pollos. Lo invertido en Brasil en el 2003-2008 se estimó en 8 548 millones de dólares; y lo realizado en el 2009, se elevó hasta los 5 136 millones de dólares.

Así, en el 2006 la Baoesteel, una de las más grande empresas de acero de China, realizó el  mayor desembolso en América Latina, al inyectar a la economía brasileña inversiones por un monto de 1 500 millones de dólares. Con la Cía de Vale do Rio Doce de Brasil, explota minas de hierro. Además, produce acero, en una instalación levantada al costo de 8 millones de dólares. Hay otros proyectos conjuntos en marcha, como la construcción de una nueva acería por parte de ambas compañías a un costo total de 5 500 millones de dólares. 
 
Otra obra de gran envergadura en el sector minero-acero de Brasil involucró a la Wuhan Iron and Steel Corporation (Wisco), tercer fabricante de acero chino, al pagar 400 millones de dólares adquirió el 21,52% del capital accionario de la minera brasileña MMX, controlada por el Grupo EBX. El (5/ 2009), Wisco había adquirido el 9,09% de las acciones de MMX por 120 millones de dólares. Esta transacción incluyó un contrato de suministro de mineral de hierro a la empresa china por 20 años y la construcción de una planta siderúrgica capaz de producir 5 millones toneladas al año; controlada en un  70% por Wisco y un 30% por EBX.

Asimismo, un proyecto ejecutado por Sinopec mediante una contrata con Petrobras, construyó el gasoducto Cabiunas-Vitoria (Gascav), de 300 km de extensión e inversión valorada en 500 millones de  dólares. Por otro lado, Petrobras y el Banco de Desarrollo de China (BDCh) suscribieron contratos de financiamiento por 10 mil millones de dólares en 10 años para financiar sus planes de inversión 2009-2013. La división Unipec Asia de Sinopec recibirá 150 mil barriles de crudo por día en el primer año, cifra que subirá a 200 mil barriles por día en los siguientes nueve años.

Mientras, Sinochem Group, adquirió el 40% de la firma noruega Statoil, por un monto de 3 070 millones de dólares para explotar de conjunto el campo Peregrino, situado en el Golfo Campos, en aguas territoriales de Brasil. En el curso de seguir ganando terreno en los energéticos brasileros, Sinopec adquirió el 40% de la filial de Repsol por un monto de 7 100 millones de dólares. Con estos pasos, China busca garantizar suministros estables de hidrocarburos  para responder a la creciente demanda de la economía de portadores energéticos.

En la industria automotriz la Chery Automobile de China acordó con el gobierno estatal de Sao Paulo levantar a un costo de 700 millones de dólares, una planta para la producción de coches que comenzará a producir en el 2013. Tendrá  una capacidad inicial de 50 mil unidades y diseñada para alcanzar los 150 mil autos anuales. Chery, posee fábricas en 10 países, incluyendo a Uruguay, además de vender automóviles en diversas naciones sudamericanas mediante concesionarios.

Por otro lado, en una operación financiera la firma brasileña Embraer - cuarto constructor aeronáutico mundial -, obtuvo del BDCh una línea de financiación por un monto de 2 200 millones de dólares para vender sus aviones en China. En tanto, el memorando de entendimiento de tres años de vigencia con el  Banco Estatal, CDB Leasing, facilitó a Embraer  consolidar su posición en el mercado chino gracias a esta oportunidad de financiación.

China y Argentina, han extendido la cooperación a las áreas de la aviación civil, salud pública, cultura, inversiones y agricultura. Las exportaciones argentinas  a China, además de la soya se agregaron las piezas de repuesto para autos, embriones vivos, semen y ganado bovino en pie. La visita de Hu Jintao (2004) sirvió para dar proyección de largo plazo a las relaciones al comprometer, en los próximos años intenciones inversoras cercanas a los 20 mil millones de dólares. Así, en tecnología espacial, construirán dos satélites desembolsando 260 millones de dólares, en proyecto a realizarse en cinco años.

Asimismo, una carta de intención en la esfera de las comunicaciones firmada con la China Beiya Escom - participa el Banco Espíritu Santo -, China Unicom y HongKong New World Group contempla inversiones por valor de 710  millones de dólares para desarrollar las telecomunicaciones vía satélite y tecnologías de la información.

En hidrocarburos los fondos comprometidos cubren unos 5 mil millones de dólares, a realizarse por la compañía china Sonangol y la nueva entidad estatal Energía Argentina SA; exploraran áreas marítimas alejadas de la costa, así como trabajaran en la recuperación secundaria de pozos petroleros maduros.

En infraestructura la China Beiya Excmo y la China Railway 20th BureauGroup prevén hacer inversiones por 8 mil millones de dólares, para modernizar y ampliar los servicios ferroviarios urbanos e interurbanos de pasajeros. En la construcción de 300 mil viviendas populares, así como las obras auxiliares correspondientes, en los próximos cinco años, lo proyectado a concretar con la New World Property Development y la China Constructions sumará unos 6 mil millones de dólares.

A su vez, la China Metallurgical Group Corporation (MCC) tomó el control del yacimiento Sierra Grande, en el sur de Argentina. La explotación fue traspasada a MCC por Minera Sierra Grande, una subsidiaria de la china Leng Cheng Mining para reabrir la entidad, que no operaba desde1992. Sierra Grande invirtió 20 millones de dólares para reabrir la instalación, permanecerá en el proyecto como socio minoritario (30%), mientras que MCC se hará cargo de la administración del yacimiento y el programa para la reactivación, producción y exportación de hierro. Sierra Grande cuenta con una terminal portuaria en el golfo de San Matías, a 1 300 Km. al sur de Buenos Aires.

Igualmente, la China National Offshore Oil Corporation (CNOOC) puso pie en Argentina, al asociarse con la familia Bulgheroni, propietaria de la compañía petrolera Bridas. Ahora, (3/3/2010) mediante una transacción que involucró desembolsos por 3 100 millones de dólares, CNOOC adquirió el 50% de las acciones de Bridas; creándose una joint venture, a iguales mitades, y comparten la toma de decisiones estratégicas y management de la compañía. La asociación de CNOOC con Bridas tiene una importancia geopolítica y geoestratégica que, indudablemente, trasciende la propia operación.
En la esfera financiera el Banco Industrial y Comercial de China (BICCh) desembarcó, desde hace varios años en la Argentina, al asociarse con las familias Werthein y Sielecki, para adquirir el Banco de Boston. La estrategia expansiva del banco chino  abrió parte de su capital en la Bolsa de Hong Kong, y cuenta, entre sus accionistas minoritarios a Goldman Sachs, Allianza Capital y American Express. Además, China y Argentina establecieron un crédito equivalente a 10 mil millones de dólares, en yuanes para pagos recíprocos.

Sin embargo, de acuerdo con estimados, entre el 2003-2008 lo invertido en Argentina no superó los 519 millones de dólares. Es de notar que las relaciones sino-argentina valoradas de estratégicas, no han estado, en los últimos tiempos, ausentes de disensos comerciales entorno a las exportaciones de aceite de soya, que parecen haberse  superados. 

Chile y China, en el 2004, rubricaron estratégicos acuerdos en varios campos. Así, las exportaciones chilenas de celulosa, metanol, harina de pescado y, en particular, el cobre al mercado chino crecieron. Los 3.4 millones de toneladas actuales de cobre se elevarán hasta los 6 millones en el 2010; además, recibiría el sector minero inversiones por unos 2 mil millones de dólares para nuevos proyectos, a ejecutarse entre las estatales Corporación del Cobre de Chile (Codelco) y la firma china Minmetals. Pero lo registrado como inversiones estimadas en los años 2003-2008 solo ascendió a 37 millones de dólares.

Además, China y Chile firmaron (18/11/2005)  los documentos del primer Tratado de Libre Comercio (TLC) chino con una nación latinoamericana; entró en vigor el (10/2006). Por este pacto Chile ha podido elevar en 140% las exportaciones al país asiático; mientras, China ha aumentado sus  envíos a Chile en un 40%.  Posteriormente, los dos países firmaron un protocolo adicional al TLC, que incluyó una mayor apertura en el sector de los servicios (1/12009). Estos acuerdos afectan a 23 compañías chinas de diversos ámbitos y 37 chilenas.  Además, el acuerdo mejorará el ambiente para las inversiones, creará oportunidades de negocios y contribuirá a disminuir los costos comerciales.

En tanto, en Perú, entre los proyectos en explotación sobresale el procesamiento de mineral de hierro por la Corporación Shougang. Las firmas chinas han invertido cerca de 1 500 millones de dólares, principalmente en los sectores minero e hidrocarburos. La compañía CNPC es ya la segunda productora de petróleo en el país andino. En los Andes a 4 600 metros de altura, sobresale el Monte Toromocho - deriva su nombre precisamente de la figura de ese animal -; lo sorprendente, está compuesto casi íntegramente de cerca de 2 mil millones de toneladas de mineral de cobre.
 
Cuando comience la explotación a cielo abierto, Toromocho, se transformará en la mina de cobre más productiva del mundo. La firma Chinalco invertirá en su explotación 3 mil millones de dólares; ambas partes saludaron el acuerdo: primero el gobierno peruano, pero los chinos aún más, hicieron un negocio histórico. Lo interesante es que las empresas mineras de China planean invertirán otros 4 500 millones de dólares en minas peruanas, por encima de los desembolsos realizados en el cobre, otros recursos minerales y energía.

Por otra parte, (1/3/2010) entró en vigor el TLC suscrito entre China y Perú. Las dos naciones concluyeron las negociaciones (11/2008) y lo suscribieron en (4/2009), en Pekín. El pacto comercial incluye simultáneamente provisiones sobre comercio de bienes, servicios e inversiones, además de un notable acuerdo de cooperación aduanera que ayudará a luchar contra delitos como la subvaluación. Perú envía a China cobre, mineral de hierro y zinc; mientras que recibe maquinaria, teléfonos celulares y otros artículos tecnológicos.

El TLC, al entrar en vigor, permitirá que el 61% de los productos que van al mercado chino, y representan el 83.5% del valor ingresen sin pagar arancel. Pero el 94.5% de productos exportados por el país andino a China (el 99% del valor) ingresarán desde el primer día con algún beneficio arancelario. En el  total de lo invertido cifras estimadas las sitúan, entre el 2003-2008 en los 4 555 millones de dólares; y lo aportado en el 2009 en 279 millones de dólares.

Ecuador y China en los últimos años, entre otros, firmaron 14 acuerdos de cooperación y memorandos en diversos campos, como petróleo, minería, ferrocarriles, deportes, medidas sanitarias y fitosanitarias y turismo. Las dos principales petroleras chinas establecidas en país andino son la PetroChina y Sinopec; hasta el 2007 habían realizados desembolsos por valor de 800 millones de dólares, fundamentalmente, en el sector energético. Sin embargo, otras fuentes, en los años 2003-2008, solo reportan inversiones estimadas en  199 millones de dólares.

Por otro lado, tras una negociación plagada de algunos conflictos concluyeron (20/5/2010) las negociaciones entre Ecuador y el consorcio chino Sinohydro del  contrato para la construcción de la mega central hidroeléctrica Coca-Codo Sinclair, con inversión estimada en 2 mil millones de dólares. El consorcio chino subcontratará hasta un 15% de las obras con empresas locales. Sinohydro financiará el 85% de la obra a través de un crédito de mil 700 millones de dólares - hay fuentes que hablan 1 979 millones de dólares - del Exim Bank chino; diferencia la aporta el Ecuador. La contraparte ecuatoriana de 200 millones de dólares provendrá del anticipo de mil millones de PetroChina por la compra de 69 millones de barriles de crudos.

Ecuador completó negociaciones con el Exim Bank y obtuvo empréstitos por mil millones de dólares, de los cuales se entregaron 800 millones para uso a discreción por la parte ecuatoriana para proyectos infraestructurales, minería,  telecomunicaciones etc., vinculados a un compromiso de entrega de petróleo por cuatro años. China en el 2010 se convirtió en el primer inversor en el país, con desembolsos por valor de 5 mil millones de dólares. Además, se anuncio que una empresa minera de China invertirá 3 mil millones de dólares en la explotación del cobre ecuatoriano. 

Se conoce que China realizó ofertas de un crédito a Bolivia por un monto de 10 mil millones de euros. En tanto, la firma Huawei desarrolla un programa en la rama de las telecomunicaciones en el país andino mediante una inversión ascendente a 230 millones de dólares. Empresas chinas preparan para Bolivia la construcción y puesta en órbita de un satélite para las telecomunicaciones. No obstante, lo invertido entre el 2003-2008 solo ha sido estimado en 2 millones de dólares.

China y Venezuela vienen desarrollado, desde el primer lustro del presente siglo, una cooperación ascendente que ha devenido estratégica, constituyendo el país andino punto focal en la cooperación sino-latinoamericana-caribeña. Los acuerdos alcanzado abarcan las esferas energética, ferrocarriles, industria, agricultura, industria, etc.; proyectos que dan continuidad a la cooperación mantenida desde 1997 a través de CNPCh, en dos campos petrolíferos en el lago Maracaibo. También, China extendió un crédito de 40 millones de dólares para el desarrollo de programas en el agro.

Sin embargo, la rama privilegiada ha sido la energética. Así,  Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA) y China National Petroleum Corporation (CNPC) conformaron una empresa mixta destinada al área de servicios petroleros de exploración y pozos en producción en el país. Otros proyectos contemplaron la creación  de compañías para las operaciones en tierra firme y costa afuera. Además, los programas establecidos prevén la compra y montaje de  
de taladros, así como la posterior construcción en Venezuela de este tipo de equipos, incluyendo transferir la tecnología para producirlos en el país andino.
 
Para el 2006 las inversiones comprometidas por China ya tocaban los 2 mil millones de dólares. Para esa fecha se preveía la  ampliación de la participación china en la cooperación para explotar los campos energéticos en la Faja Petrolífera del Orinoco, la construcción de refinerías en China, de barcos para el transporte de los crudos al país asiático, así como la construcción de obras de infraestructura ferroviaria, viviendas, etc.
Además de poner en marcha y operar en Venezuela una planta de orimulsión por la CNPCh, con una inversión total de unos 660 millones de dólares. China, construyó y puso en el espacio venezolano un satélite que permitió al país independizar la red de telecomunicaciones.

Asimismo, la colaboración china abarcó aportes tecnológicos a Venezuela para  procesar  alimentos. Igualmente, un convenio binacional estableció las bases para aprovechar rubros como arroz, yuca, y batata como alimentos y generar biocombustibles (etanol) en territorio venezolano. Lo proyectado en energía e hidrocarburos en cuanto a cooperación técnica y operacional sino-venezolana contempla el mantener la producción de PDVSA a niveles considerables y alcanzar para el 2015 una extracción promedio de crudos de 5 millones de barriles diarios. De ellos, un millón estará destinado a China. Los programas comprendieron la creación de un fondo inversor de 6 mil millones de dólares que, con posterioridad, se elevó hasta los 12 mil millones de dólares, de los cuales China aportó el 60%.

A la vez, lo definido como el comienzo de la segunda la segunda década de las relaciones estratégicos sino-venezolanos en minería e hidrocarburos, incluye estudios geológicos, y emprender unos 50 proyectos comunes que cubren el arco minero de aluminio, aluminio-bauxita, el carbón, el hierro-acero y oro que, entre otros objetivos, diversificarán la producción de crudos. Otro acuerdo de inversión, por un monto de 16 mil millones de dólares, facilitará a China participar en la obtención de petróleo en la faja petrolera del Orinoco que, debe elevar, en los próximos tres años la producción hasta los 900 mil barriles diarios. La firma mixta chino-venezolana PDVSA mantiene la mayoría accionaria y alcanzará extracciones del orden de los 450 mil barriles diarios. 

Por otra parte, los gobiernos de China y Venezuela han coordinado líneas estratégicas para incrementar las relaciones bilaterales hasta el año 2030. Para ello, mediante la firma de dos documentos jurídicos; uno de los cuales respaldó un crédito del BDCh al país andino por un monto de 20 mil millones de dólares para la ejecución de proyectos no petroleros. La parte china determinó planes a corto (2010-2012), mediano (2013-2019) y largo plazo (2019-2030) para el desarrollo integral planificado de de 8 sectores específicos: electricidad, transporte, minería, industrias, viviendas, finanzas, petróleo y gas y petroquímica.

El conjunto de obras a desarrollar conjuntamente por China-Venezuela, además de la construcción de taladros petroleros, abarca plataformas, ferrocarriles que van a cruzar la Faja y viviendas (20 mil) en el sureste venezolano. Asimismo, la empresa mixta con la china Huawei, permitió a Venezuela inaugurar una planta para  fabricar de teléfonos celulares con capacidad de un millón de unidades. Además, desarrolla a través de la firma de cuatro acuerdos tecnológicos la colaboración con el grupo chino Haier. Por último, de acuerdo a fuentes diversas en los años 2003-2008 lo invertido en Venezuela se estimó en 715 millones de dólares  y en el 2009, solo a 31 millones de dólares.

En México, lo invertido por China se estimaba, en el 2003-2008,  en unos 1 079  millones de dólares; y lo realizado en el 2009, en 48 millones de dólares. Sin embargo,  La inversión de US$ 30 millones de la Lenovo Group Ltd. en una  fábrica en México reflejó los esfuerzos de la empresa de hacerle frente a sus rivales en plazas clave fuera de China. Lenovo - tercer fabricante de PC del mundo, ensamblará computadoras en Monterrey, y así se acerca a sus clientes en Estados Unidos, el de mayor demanda del orbe de PC. Es la inversión más grande de la compañía fuera de China y acoplará PC de escritorio y portátiles para los mercados clave del continente: Estados Unidos, Canadá y Brasil.

Otros proyectos en suelo mejicano incluyeron una empresa textil del Grupo Huayuan, montada (2001) a un costo cercano a los 80 millones de dólares en el Estado de Sonora, y el desarrollo de programas agrícolas por un valor de 30 millones de dólares a través del Grupo Internacional de Xintian.  Además, el Grupo Jinchuan efectúa una importante inversión minera en México.

En Colombia, es insipiente la presencia de China, aunque todo indica que tomará vuelo en tiempos cercanos. En la actualidad es el tercer inversor asiático, detrás de Japón y Corea del Sur. Entre 1994-2005 lo invertido sumó unos 23 millones 300 mil dólares; lo realizado en el 2003-2008 alcanzó los 242 millones de dólares; y en el 2009, solo 4 millones de dólares. Lo desembolsado se dirigió, en lo fundamental, al sector de transporte (66%), industria (21%) y el comercio (10%).

En el 2007 las inversiones se extendieron a los hidrocarburos e infraestructura. La China Petroleum & Chemical Corporation (SINOPEC), aportó 480 millones de dólares, y en asociación con la estatal india Oil and Natural Gas Corporation (ONGC) adquirió el 50% de la sociedad Ominex Colombia, creando la firma mixta Mansorovar Energy Colombia Ltda.

La firma incursiona en la exploración, explotación y transporte de crudos. Además, opera las asociaciones Cocorná y Nare en el Magdalena Medio, que produce 19 mil barriles de petróleo por día, y es dueña del campo Velázquez y del oleoducto Velázquez-Galán (189 km), en Barrancabermeja; proyectos que se encuentran en los departamentos de Boyacá y Santander.  Entre el 2005-2008, se estima que lo invertido por la compañía china en Colombia está alrededor de los 600 millones de dólares.

Por otra parte, un grupo de empresas colombianas en alianza con la firma china SAH, ganó la licitación pública internacional para rehabilitar, modernizar, operar y mantener seis aeropuertos regionales. La inversión se aproximó a los 200 millones de dólares. Empresas chinas de ingeniería participan en la licitación para la construcción de una línea de metro. Fue firmado un APRI entre ambos países.

Asimismo, dos de las más importantes compañías de telecomunicaciones, la Huawei y la ZTE desde el 2000-2004 echaron raíces en suelo colombiano. La primera ha realizado desembolsos por valor de más de 60 millones de dólares. Sus actividades se concentran en obras de infraestructura, soluciones de alta tecnología y instalación y mantenimiento de equipos. En cuanto a ZTE se encarga de la producción, distribución y prestación de servicios relacionados con las telecomunicaciones. Sus activos superan los 70 millones de dólares. En 2004-2008, Colombia recibió donaciones del Gobierno de China cercanas a los 75 millones de dólares.
 
Finalmente, hay que señalar que, lo invertido por China, en Uruguay, se estima entre los años 2003-2008, en unos 100 millones de dólares. Así, una mirada a las relaciones China-Latinoamérica-Caribe, arroja que, según datos –CEPAL-, de fuentes oficiales, el país, hasta el 2009, había realizado inversiones en el exterior por valor de los 220 mil millones de dólares.

De estos desembolsos, América Latina-Caribe, recepcionó 41 mil 179 millones de dólares, lo que representa cerca del 19%. De los 56 530 invertidos en el exterior en el 2009 por China, Latinoamérica-Caribe recepcionó el 13%, o lo que es lo mismo, unos 7 348 millones de dólares. Pero, si se recoge lo invertido, más lo comprometido en programas, en particular, en minería e hidrocarburos, lo desembolsado en créditos a cambio de entregas de petróleo, etc., se observa una gran diferencia entre las cifras contenidas y reseñadas en la incursión realizada por la región de acuerdo a las fuentes abiertas.

Quizás, dentro de las múltiples razones que pueden explicar la no coincidencia de los guarismos, pueden contarse, la existencia de filiales chinas radicadas en otros lugares, como pueden ser, Hong Kong, Malasia, Singapur, etc. Además, está el caso de los paraísos fiscales - Islas Caimán e Islas Vírgenes Británicas - que, en el 2009 muestran valores de 39 mil millones 489 mil dólares (ver anexo 1). Así, de la reseña realizada se desprende que lo ejecutado, adquisiciones he invertido en América Latina arroja un monto de  23 mil 200 millones de dólares; lo proyectado asciende a más de 55 mil millones; los créditos otorgados se montan en los 49 mil 200 millones; las ofertas de financiamiento suman 10 mil millones de euros.

Mientras, no puede dejar de destacarse que las inversiones latinoamericanas-caribeñas en China llegaron en el 2008, a los 112 mil millones 600 millones de dólares, alrededor de 14% del capital extranjero total absorbido por este país asiático. Cifra que merece un estudio más detallado, aunque rebaza los límites de este análisis. 
 
Igualmente, en el 2008, China dio importantes pasos en sus aspiraciones de estrechar sus vínculos económico-político-sociales con América Latina. La firma de un Memorándum de Entendimiento sentó las bases para la incorporación de China en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Este documento está lleno de significación pues simboliza la entrada a una nueva etapa de cooperación bilateral al ingresar como miembro extra regional del BID, aportando un fondo de 350 millones de dólares.

De este modo, el Banco de China (BCh) se convirtió en la primera institución bancaria del país asiático sumarse al Programa de Facilitación de Financiamiento para el Comercio (PFFC). A través del PFFC, el BID provee garantías para cubrir cartas de crédito, pagarés y otros instrumentos utilizados en el financiamiento de transacciones comerciales. Al participar en la red del PFFC, el BCh podrá ampliar aún más sus transacciones comerciales con América Latina.

En conclusión, la región es de interés por sus reservas energéticas, capacidad para absorber exportaciones y por la posibilidad de establecer alianzas diplomáticas que apoyen la reunificación de las dos partes de China: Taiwán y el Continente, así como hacer causa común con los intereses globales del país. En este contexto, puede esperarse un mayor volumen en el intercambio de mercancías, inversiones para explotar recursos naturales e infraestructura que apoyen las exportaciones de materias primas a China, la búsqueda de acuerdos comerciales y un mayor acercamiento diplomático, cultural y científico.

Vínculos económicos de China en el Caribe

Ante todo, la noción de Caribe, adoptada en este trabajo se extiende a los países Centroamericanos: Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá, El Salvador y Costa Rica; las Antillas Mayores: Cuba, Haití, República Dominicana, Jamaica y Puerto Rico; y las Antillas Menores, abarca las pequeñas islas situadas en un arco separado en oriental y occidental. Comprende 33 islas, de las cuales 16 son independientes y 17 corresponden a departamentos o áreas que dependen de los Estados Unidos (2), Gran Bretaña (6), Francia (3), Holanda (5) y Francia-Holanda (1). En esta suma sobresalen dos grandes grupos; las ínsulas que integran la Organización Económica del Caribe Oriental (9) – OECO-; y los Estados (15) unidos en la Comunidad del Caribe (CARICOM)) formada por 12 islotes caribeños, más Guyana, Belice y Surinam. (Ver anexo 2). 

De los Estados integrados en la Comunidad del Caribe, 10 de ellos mantienen vínculos plenipotenciarios con China. Así, la parte insular caribeña la circunscribimos al CARICOM, como objetivo principal de examen en este material. Cuba, por sus especiales vinculaciones político-económico-sociales con China merece un trabajo independiente.

En tanto, los miembros del CARICOM que reconocen a Taiwán son: Belice, Haití, Saín Kilt y Nevis y San Vicente y las Granadinas. Montserrat, es territorio dependiente de Gran Bretaña. El registro de los países que mantienen vínculos con Taiwán está integrado por: 4 de la comunidad caribeña, 6 Estados centroamericanos, uno suramericano –Paraguay- y la República Dominicana. Así, de las 23 naciones que en el mundo otorgan el estatus a Taiwán de República de China, 12 se concentran en América Latina y, de ellos, 11 en el  Caribe y Centro América. Esta especial situación ha moldeado por largo tiempo las relaciones sino-caribeñas.

En los años de 1970-1979 el clima de normalización que experimentaron los vínculos China-Caribe, tuvo su contrapartida en el terreno político y en el económico. Al país asiático viajaron diferentes altos dirigentes, incluidos los Primeros Ministros, de  Trinidad y Tobago, Guyana, etc. Por otro lado, en los espacios de tiempo transcurridos de 1980 al 2004 presidieron delegaciones a China, diferentes altos dignatarios caribeños. Entre ellos, Guyana (3), Nicaragua (2), Jamaica, (3), Dominica, Surinam (3), La presencia en el país asiático contaron los Primeros Ministros Antigua y Barbuda (2), Trinidad Tobago, Barbados (2), Bahamas, Jamaica, Santa Lucia, así como al Gobernador de Bahamas. 

Otro paso en la institucionalización de los vínculos político-económicos con la región del Caribe quedó formalizado (2000) a través de un acuerdo para mantener intercambios políticos entre las cancillerías de China y las naciones del área con las cuales desarrolla relaciones diplomáticas. La primera reunión se efectuó (2002) en la sede de la ONU, en New York. Igualmente, estatuyó (2004) el Foro de Cooperación Económica y Comercial China-Caribe.

En lo que se consideró la continuación de esta política, se inscribió el desarrollo del Primer Foro de Cooperación Económica y Comercial China-Caribe (Jamaica, 2/2005) con la asistencia del Vicepresidente de China Zeng Qinghong; antes había visitado a Trinidad y Tobago. En el evento tomaron parte 110 representantes de grandes firmas chinas y 100 empresarios de los países caribeños. El encuentro se centró en la cooperación, entre otros, en el comercio, inversiones, recursos humanos, desarrollo del turismo, transporte, agricultura, la pesca y las finanzas. Fueron firmados acuerdos que involucraron intercambios por valor de 50 millones de dólares. Se constató que los flujos comerciales crecieron rápido y alcanzaron (2004) los 2 billones de dólares.

En el curso del Foro fueron declarados 10 naciones caribeñas nuevos destinos turísticos de los ciudadanos chinos; son 15 los países de América Latina y el Caribe que ostentan esta categoría. Además, Jamaica y Trinidad y Tobago otorgaron a China el estatus de plena economía de mercado.

El segundo Foro de Cooperación Económica y Comercial China-Caribe llevado a cabo (9/9/2007) en Xiamen, en la provincia de Fujian, contó con la presencia  de 260 representantes de empresas, delegados de organizaciones inversionistas y entidades oficiales, procedentes de 13 países caribeños. Se constató el incremento de los vínculos de colaboración en las esferas agrícolas, pesca y la implementación de acuerdos en la esfera turística. Los enviados de Antigua y Barbuda abogaron por elevar los intercambios de experiencias en las áreas del desarrollo tecnológico en la industria turística. 

De interés resultó el anuncio de la parte China de la creación de un fondo inversor por un monto de 530 millones de dólares, por un periodo de tres años, con bajos intereses a las firmas nacionales para proyectos inversionistas en la región del Caribe. Los intercambios de mercancías se situaron cercanos a los 5 billones de dólares en el 2007. La Huawei Technology Co., Ltd., informó que, entre el 1999-2006 había instalado y ofrecido servicios en los países caribeños por un valor de 100 millones de dólares.

Por otra parte, de los miembros del CARICOM, 14 países están representados en un área de exposición en la Feria Internacional de Shanghái (1/5/2010 al 31/10/2020), además del Banco de Desarrollo del Caribe (BDC). Sin embargo, en las relaciones sino-caribeñas la evolución y alcance de tales vínculos están matizados por el peso demográfico, la extensión territorial, así como los niveles de desarrollo económico. El siguiente analices pone en claro estas diferencias.

Las Bahamas. Poseen una extensión territorial de 9 mil 910 Km2, pobladas por 327 mil habitantes y densidad poblacional de 33 personas por Km2. En el 2003 concluyeron un acuerdo marítimo. La corriente de inversiones entre ambas partes es muy asimétrica. A mediados de año (6/ 2007) las firmas chinas habían  desembolsado 23 millones 190 mil dólares en proyectos de ingeniería y labores de servicios. Las inversiones directas procedentes de China ascendían a 14 millones 690 mil dólares. En el 2008 invirtió un millón de dólares. Mientras, el registro de los flujos inversionistas procedentes de Bahamas en el país asiático tocaban los 666 millones de dólares.

En la esfera comercial, Bahamas es en la región un importante socio de China. En el 2006 los volúmenes intercambiados fueron superiores a los 165 millones de dólares. Las exportaciones chinas sumaron 165 millones de dólares; las importaciones bahameses solo contabilizaron 68 mil dólares. Hasta (6/2007) los volúmenes intercambiados fueron de 110 millones 515 mil dólares. Lo importado por China sumó 64 mil dólares y lo exportado llegó a los 110 millones de dólares 451 mil dólares. China ha realizado donaciones a Bahamas por un monto de 360 mil dólares. 

Barbados. Tiene un territorio de 430 Km2, poblado por 270 mil habitantes y una densidad de 628 personas por Km2. Concluyeron (1998) un APRI, así como un Convenio sobre la Doble Tributación (2000) y otro de Evasiones Fiscales y respecto a Tasas Impositivas. Es oportuno recordar que el APRI entre ambos países fue todo un hito; fue el primer tratado que ofreció a los inversores extranjeros la posibilidad abierta de resolver las diferencias entre las partes litigantes a través de los mecanismos internacionales de arbitraje. Barbados reconoció a China como economía de mercado.

En la esfera de las inversiones las entidades comerciales y de servicios chinas han desembolsado fondos en Barbados, hasta  mediados del 2007, por un monto de 124 millones 580 mil dólares. Mientras, las inversiones del país asiático sumaban un millón 650 mil dólares; y los empresarios de Barbados invirtieron un millón 60 mil dólares en China. En el 2009, lo invertido por firmas chinas en Barbados alcanzó  los 3 millones de dólares.

Los intercambios comerciales ascendieron en el 2006  a 75 millones 890 dólares; las exportaciones chinas alcanzaron los 75 millones 600 mil dólares; y lo importado fue de 290 mil dólares. Entre enero-junio del 2007, el comercio fue de 16 millones 324 mil dólares; la exportado llegó a 15 millones 961 mil dólares y lo comprado en Barbados quedó en 363 mil dólares. China, vendió artículos electrodomésticos, equipos de telecomunicaciones, textiles y otros productos de la industria ligera. El país asiático realizó donaciones por montos de 600 mil dólares. 

Guyana. Dispone de un territorio de 214 mil 970 Km2, una población de 754 mil habitantes, con una densidad de población de 4 personas por Km2. Los dos países  crearon una Comisión Mixta de Colaboración Económica y Científico-Técnica (1984); firmaron un acuerdo económico-comercial (2001) y un APRI en el (2003).  

Las empresas chinas pusieron en marcha proyectos de ingeniería y servicios en 1986. Hasta mediados (2007) los desembolsos en la cooperación alcanzó los 182 millones 570 mil dólares. Las inversiones procedentes de China sumaron 50 millones 288 mil dólares; entre el 2003-2008 lo invertido fue de mil millones de dólares; mientras en el 2008 fueron contabilizados unos 70 millones de dólares. En el (2007) se reportaron inversiones en China procedentes de Guyana por 100 mil dólares.

Los montos del comercio exterior (2006) sumaron los 99 millones 186 mil dólares; lo exportado por China fue de 81 millones 504 mil dólares; y lo importado de Guyana 17 millones 682 mil dólares. A mediados (2007) el volumen intercambiado sumó 45 millones 72 mil dólares; las ventas chinas fueron de 33 millones 625 mil dólares; lo comprado en Guyana unos 11 millones 447 mil dólares. China exporta, en lo fundamental, metales, textiles, electrodomésticos, equipos de video, bicicletas, motocicletas, etc.; e importa madera en bruto y elaborada, etc. China canceló deudas a Guyana por montos de 20 millones de dólares; en tanto, ha hecho donaciones por valor de 5 millones de dólares.

Jamaica. La extensión territorial del país es de 28 mil 862 Km2, poblada por 3 millones de habitantes y con una densidad poblacional de 314 personas por Km2. Los dos países oficializaron sus vínculos diplomáticos en 1972. En el 2008 recibió inversiones por valor de 2 millones de dólares. Jamaica obtuvo el reconocimiento de destino turístico para los visitantes chinos; y a su vez, otorgó a China el estatus de economía de mercado. 

Surinam. El espacio territorial de Surinam es de 163 mil 285 Km2, poblado por más de 437 mil habitantes, con una densidad de 3 personas por Km2. Ambos países firmaron un acuerdo económico-comercial en 1998.  A fines del primer semestre (2007) lo invertido en proyectos de cooperación, ingenieros y de servicios de empresas de China en Surinam totalizaron 164 millones de dólares. Las inversiones directas ascendían a 13 millones 20 mil dólares.  Hasta el 2009 lo desembolsado tocó los 68 millones de dólares. Los flujos inversionistas procedentes de Surinam en China sumaban 13 millones 370 mil dólares. 

El volumen del comercio exterior (2006) totalizó los 46 millones 884 mil dólares. Lo exportado por China tocó los 42 millones 939 mil dólares; y realizó importaciones por valor de 3 millones 945 mil dólares. A mediados (2007) el intercambio mercantil fue de 31 millones 218 mil dólares. Lo vendido por China ascendió a 29 millones 496 mil dólares; lo comprado un millón 721 mil dólares. Surinam importa efectos electromecánicos, confecciones textiles, productos plásticos, neumáticos, motocicletas, etc.; exporta madera en bruto y elaborada. China otorgó 3 millones de dólares para programas de ayuda al desarrollo.

Trinidad y Tobago.  El país ocupa una extensión territorial de 5 mil 134 Km2, poblado por un millón 309 mil habitantes, lo que arroja una densidad poblacional de 255 personas por Km2. Los dos países sellaron un acuerdo económico-comercial en 1985; firmaron un APRI en el 2002; y  un Convenio sobre la Doble Tributación (2003) y otro de Evasiones Fiscales y respecto a Tasas Impositivas. La corriente inversora, a mediados del (2007), desarrollada por las firmas chinas en proyectos de cooperación, ingeniería y servicios sumó 79 millones 730 mil dólares. En el 2009, lo invertido fue de un millón de dólares. 

En los últimos años los intercambios comerciales se han desarrollado de manera rápida. Los giros bilaterales alcanzaron (2006), 175 millones de dólares; lo exportado por China fue de 165 millones de dólares; y lo importado tocó los 10 millones 210 mil dólares. A mediados (2007) el volumen comercial contabilizó los 115 millones de dólares; y lo vendido ascendió a 109 millones de dólares; mientras las compras fueron de 5 millones 837 mil dólares. China exporta a Trinidad y Tobago artículos textiles, tejidos y confecciones, acero, hierro fundido y efectos electromecánicos, etc. A su vez, importa productos primarios y derivados de la química inorgánica, asfalto, mineral de hierro, etc. 

Antigua y Barbuda.  Desde 1985 las firmas chinas desarrollaron proyectos de cooperación, ingeniería y servicios que, hasta mediados (2007), totalizaron 148 millones de dólares Las inversiones originadas en China en esa fecha ascendían a unos 400 mil dólares; en el (2008) lo desembolsado computó un millón de dólares. En tanto, lo invertido desde Antigua y Barbuda fue de 390 mil dólares.

El intercambio comercial registró (2006) que, China exportó a Antigua y Barbuda,  mercancías por valor de 161 millones de dólares. A mediados (2007) los giros del comercio registraron 98 millones 362 mil dólares. Entre otras, lo exportado incluyó embarcaciones, productos textiles, plásticos y gomas, combustibles, etc. China donó 10 millones de dólares para la construcción de un complejo deportivo.

Dominica. Ocupa una extensión territorial de 742 Km2, poblados por 72 mil habitantes, con una densidad poblacional de 97 personas por Km2. Por parte de firmas chinas, hasta mediados (2007), se habían desarrollados trabajos ingenieros y de servicios por valor de 28 millones 190 mil dólares. En el 2008 lo invertido directamente desde China fue de un millón de dólares. Las inversiones directas (2007) procedentes de Dominica en el país asiático alcanzó los 3 millones 20 mil dólares.

El volumen del comercio bilateral de los dos países (2006) resultó de 69 millones 48 mil dólares; lo comprado en China ascendió a 60 millones 684 mil dólares; y lo vendido quedó en 8 millones 184 mil dólares. Hasta mediados (2007) los intercambios sumaron 42 millones 914 mil dólares; de ellos, los exportado por China ascendió a 33 millones 573 mil dólares; y lo importado, totalizó 9 millones 341 mil dólares.  China ha prestado  asistencia a Dominica por valor de 117 millones de dólares, en programas desarrollados en 6 años.

Granada.  Dispone de una extensión territorial de 340 Km2, con una población de 108 mil habitantes, y densidad poblacional de 318 personas por Km2. Los dos países formalizaron sus relaciones diplomáticas en 1985; en 1989 fueron suspendidas y restablecidas en el 2005. Hasta mediados (2007) los proyectos de cooperación, ingeniería y servicios llevados a cabo por empresas chinas en suelo granadino acumularon 36 millones 620 mil dólares; mientras lo invertido desde Granada en China solo ascendió a 800 mil dólares. En el 2008 la inversión directa procedente de China fue de 8 millones de dólares.

El volumen del intercambio mercantil (2006) entre ambos países sumó 4 millones 83 mil dólares; y lo exportado desde China 4 millones 64 mil dólares; lo importado sumó 197 mil dólares. Para mediados (2007) el flujo comercial ascendió a un millón 394 mil dólares; y lo vendido por China fue de un millón 393 mil dólares; en tanto, realizó compras por 20 mil dólares. El flujo de mercancías incluye, entre otros, artículos de ebanistería, gomas, equipos electromecánicos, etc. 

Santa Lucía. La isla cuenta con una extensión territorial de 660 Km2, está poblada por 166 mil habitantes, con una densidad poblacional de 282 personas por Km2. China, en los programas de Ayuda al Desarrollo (AO) ha otorgado a Santa Lucia asistencia por valor de 15 millones de dólares, que incluyeron la construcción de un estadio, así como obras para la salud pública. 

Por último, otro medio por el cual China ha afianzado las relaciones sino-caribeñas se dio en (1998) cuando el Banco Central de China (BCCh) ingresó como socio formal en el Banco de Desarrollo del Caribe (BDC), aportando un fondo de 10 millones de dólares.

Sin embargo, desplazándonos a Centroamérica-Caribe, China logró en el plano político-económico un éxito innegable cuando (1/6/2007) estableció vínculos diplomáticos con Costa Rica. Lo más interesante ha sido el rápido desarrollo y lo variado del intercambio, el acelerado incremento de contactos gubernamentales de alto nivel, etc. Entre ellos, contaron, crear el Foro Económico y Comercial China-CostaRica, firmar las cláusulas de un APRI, y crearon marcos adecuados para canalizar la reciprocidad en la convocatoria de exposiciones comerciales. China, declaró a Costa Rica destino turístico, así como estableció la primera representación comercial en Centroamérica; la segunda en la región después de la de México.
 
Mientras, el Presidente Óscar Arias (10/2007), visitó China acompañado de una amplia comitiva que, entre otros propósitos, buscó afianzar las relaciones recién iniciadas en el terreno comercial, de inversiones, explorar las oportunidades para un TLC entre los dos países, así como firmó acuerdos de cooperación no reembolsables e inversión en bonos.  Igualmente, la estancia de Hu Jintao, (16-17/11/08) en Costa Rica, sirvió para reafirmar la importancia que China concede al nuevo socio centroamericano, donde firmó una serie de protocolos de cooperación y fueron adelantadas las negociaciones bilaterales para alcanzar un TLC. La decena de documentos firmados, además recogen la modernización de una refinería de petróleo, acuerdos comerciales, científicos, culturales, así como la materialización de varias donaciones otorgadas por China.

El más vistoso de los obsequios lo constituyó la decisión de donar a Costa Rica un nuevo estadio de fútbol para 35 mil espectadores; inversión de entre 70-80 millones de dólares que sustituirá la instalación construida en el parque La Sabana.  A la vez, fuentes informales, sin confirmación oficial, fijan el monto de las dispensas otorgadas en 430 millones de dólares. Costa Rica recibió de China una donación adicional de 10 millones de dólares y 200 vehículos para la policía. De modo complementario otra dote de 20 millones de dólares sirvió para cubrir las emergencias causadas por desastres naturales. Junto a las donaciones, el Banco de Costa Rica (estatal) recibió del BDCh una línea de crédito de 40 millones de dólares para financiar proyectos de pequeños y medianos productores.

En tanto, Costa  Rica y China, en el curso del 2008 desarrollaron contactos técnicos para determinar la factibilidad del TLC entre ambos países. Tras seis rondas de negociaciones ambos países firmaron, en Pekín, el Tratado que permitirá la eliminación de los aranceles al 99.6% de los productos costarricenses a China, el segundo socio comercial de la nación tica. Mientras, el 90% de las importaciones chinas, que incluye los artículos electrónicos y electrodomésticos, será eximido de aranceles. Las empresas chinas, al establecerse y terminar sus productos, cumpliendo las normas de origen costarricenses, aprovecharían los acuerdos de ingresos preferenciales en los Estados Unidos,  la UE y al mercado de Centroamérica. 

La estructura de las exportaciones de Costa Rica a China la integran, en lo fundamental, productos electrónicos, circuitos integrados, diodos, componentes  micro electrónicos, otras piezas mecánicas y eléctricas, así como mariscos y  frutos tropicales exóticos. El país Tico, importa, ante todo, contenedores de barcos, computadoras, elementos para las telecomunicaciones, también productos electrónicos y circuitos integrados. Sin embargo, un porcentaje realmente alto de lo exportado a China lo realiza la multinacional Intel. 

En tanto, la CNPCh y la Refinería Costarricense de Petróleo (Recope), firmaron un acuerdo para rediseñar la refinería (Moín) de Puerto Limón, para duplicar su potencial procesador de los 20 mil barriles de petróleo diarios actuales, hasta los 40 mil, que el país consume diariamente. La inversión se estima en unos 480 millones de dólares. Además, ambas firmas iniciaron conversaciones con el fin de realizar  inversiones conjuntas para elevar los volúmenes a procesar de crudo para comercializarlo en Centroamérica y el Caribe. Se estima que lo invertido en el país Tico entre el 2003-2008 se elevó a los mil millones de dólares; y en el 2009 a unos 285 millones de dólares. Los intercambios de mercancías rozan los 3 mil millones de dólares.

Por otro lado, otras naciones de Centroamérica iniciaron un acercamiento comercial con China al abrir e intercambiar oficinas que representen los intereses de ambas partes. Aunque estos pasos, hasta el presente, no afectan las relaciones comerciales y diplomáticas que las naciones del istmo mantienen con Taiwán.

Especial resulta el caso de Panamá; recepciona  mercaderías de origen chino por valor entre los 7 mil y 8 mil millones de dólares  anuales en sus zonas francas. En el 2009 las inversiones totalizaban 77 millones de dólares, realizadas por firmas de servicios chinas. En el país hay una representación del BCCh; China es el tercer usuario del Canal.  Una empresa con asiento en Hong Kong opera mediante leasing una instalación en San Cristóbal y otra en Balboa, así como reconstruye una base de apoyo del Canal. Mientras, Panamá mantiene un consulado en Hong Kong. En fecha no fijada aún los países de Centroamérica han determinado inaugurar una pequeña oficina comercial en Beijing.
 
Por último, en el Caribe-Centro América lo ejecutado en inversiones por China, sobrepasa la cifra de los 3 mil millones de dólares; lo proyectado se estima en cifras cercanas a lo 500 millones de dólares; y los créditos rondan los 570 millones de dólares. Además, China, ha realizado donaciones en la región aproximadamente por unos 450 millones de dólares.

Relaciones con organizaciones Latinoamericanas-caribeñas

El renovado interés de China por potenciar los vínculos con los países de la región, también se manifestó también en las iniciativas para ampliar las relaciones con organismos e instituciones multilaterales Latino-Caribeñas. Desde 1990 ha sostenido 13 encuentros anuales a nivel de Cancilleres con el Grupo de Río. Además, estableció  (2000) un mecanismo de consulta y cooperación con la Comunidad Andina de Naciones (CAN) – Venezuela, Colombia, Perú, Ecuador y Bolivia -; celebró un primer encuentro político (2002) y el segundo (2004) a nivel de los Ministros de Relaciones Exteriores.

En 1997 dieron comienzo los contactos con el Mercado del Sur (MERCOSUR) – Brasil, Argentina, Uruguay, Paraguay y Chile -, y después de tres rondas de diálogo, China presentó la propuesta de firmar un TLC; la iniciativa ha quedado  en estudio por técnicos y especialistas de ambas partes.  

China estuvo presente como observadora (1991), hasta su ingreso en las reuniones anuales del Banco Interamericano de Desarrollo (BID); igual estatus ostenta (1993) en la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI); y en la Comisión Económica para América Latina de la ONU (CEPAL), así como mantiene frecuentes contactos con el Sistema Económico Latinoamericano (SELA).

Dentro del ámbito político, China intercambia visitas y delegaciones con el Parlamento Latinoamericano (PARLATINO); como observadora está presente en el Parlamento Amazónico y en la Asociación de Estados del Caribe (AEC).

También, en la práctica sostenida por China durante largo tiempo en lo referente a sólo reconocer y entablar intercambios con las corrientes políticas de izquierda, de modo progresivo, pero perseverante, incorporó una orientación más abarcadora y de realpolitik. Así, hoy día tiene establecidas relaciones con 90 entidades políticas de 29 países de la región, con la característica de incluir a los Partidos de gobierno o forman parte de las fuerzas opositoras.

Por último, oficialmente el PCCh afianzó vínculos regulares con la Comisión Regional de la Internacional Socialista, la Organización Demócrata Cristiana de América, la ConferenciaPermanente de Partidos Políticos de América Latina – COPPPAL -, así como está presente en los encuentros del Foro de Sao Paulo.

Reflexiones finales

Al cumplirse 50 años (1960-2010) de establecerse las relaciones diplomáticas entre China y  los países de América Latina y el Caribe, la región ofrece un panorama político-económico distante del mostrado en la década de 1950. Por otro lado, la palestra internacional aparece conmovida a los influjos de disímiles variables. Grosso Modo,  entre otros, los dos desafíos principales para el área se asocian: Uno, con la superación de las secuelas de la última de las crisis económicas más profundas experimentadas por el capitalismo. La otra, la Administración en el  poder en Estados Unidos evidencia dos objetivos geopolíticos principales. Primero, sacar la economía nacional del azote de la grave recesión; el segundo, mantener la hegemonía estadounidense en su patio trasero – Latinoamérica-Caribe - y en el mapa mundial.

En tanto, en el ámbito de América Latina y del Caribe sobresale la existencia, fortaleza y voluntad de resistir demostrada por la Revolución Cubana después de 50 años de enfrentar las agresiones diplomáticas, armadas y bloqueo económico ejercido por los Estados Unidos. A lo que se unen las experiencias y avances hacia un nueva comunidad social en Venezuela, al calor de la Revolución Bolivariana; las transformaciones económico-sociales ráigales que acomete Bolivia, así como la aspiración de romper las ataduras semifeudales y dependientes en Ecuador, junto a los alentadores destapes de procesos de cambios que pugnan por abrirse paso en otros países de la región. 

Así, dentro de este nuevo panorama hay sustentos político-económico-sociales para que, con fuerza surjan y arraiguen en las grandes masas oprimidas, la rebeldía y demanda por establecer un sistema social más justo y equitativo8. Los reclamos por lograr una alternativa viable al cada vez más enajenante capitalismo, sustentador, entre su proceder más aberrantes, de la pobreza y el hambre, degradación social, explotación irracional de los recursos de la naturaleza y avieso promotor de crueles guerras de rapiña, adquieren  dimensiones e involucran en el bregar de la humanidad a amplias capas y clases en la lucha por erigir una nueva sociedad9.

Por otra parte, la gran mayoría de los observadores internacionales y sinólogos convergen en destacar que, en el escenario de la economía internacional, se ha integrado una Nueva China. Junto al crecimiento económico nunca visto en la economía mundial - 9,6% promedio en 30 años -, China ha desplegado una diplomacia blanda  que rinde dividendos no sólo a la apertura externa sino que, con fuerza, proyecta una bienhechora influencia, ante todo, para reforzar su posición económica, política y diplomática en Asia y África. En el caso de América Latina, en el nuevo siglo las relaciones de cooperación e inversiones se multiplicaron en diversas ramas agrícola-industriales, así como recibieron impulso innovadoras iniciativas comerciales, que añaden nuevo contenido a la ampliación y consolidación de una  asociación estratégica con varias naciones de la región.  

China, al proclamar como derrotero de su inserción en la economía internacional  el desarrollo pacífico, orienta la actividad política externa, imprimiéndole una visión donde la seguridad de cada parte se base en el crédito recíproco; el beneficio, la igualdad y la colaboración se sustenten en el interés compartido; que sean resueltas pacíficamente las controversias mediante el diálogo. En otras palabras, la diplomacia blanda se fundamenta en: el respeto mutuo y la consulta en política, el desarrollo de la economía compartido dentro de la diversidad de modelos económicos, aprendizaje y enriquecimiento conjunto en la cultura, confianza mutua, apego al multilateralismo en la arena internacional y defensa colectiva en las cuestiones de seguridad.

Así, lo acontecido el segundo lustro del siglo trajo para las relaciones de China y América Latina-Caribe un cambio que bien puede calificarse de sustancial. De una política que pareció durante más de dos decenios orientarse a la búsqueda en el exterior de mercados para exportar, suministros de víveres, insumos industriales, bienes de capital, tecnología, recursos de inversión y servicios, que contribuyeran a la modernización de la economía; el país asiático desembarcó en la región con un impacto tal que introduce nuevas variantes en el replanteo de las políticas de desarrollo a las que están abocadas los países Latinoamericanos y caribeños. 

Es evidente que la primera prioridad de China en sus vínculos externos ha sido, y todo indica que en el  próximo futuro así se manifestará, corresponde al  mundo desarrollado: Japón, Estados Unidos y la Unión Europea (UE); la segunda comprende al entorno regional asiático; la tercera a los países en desarrollo, donde se ubican las naciones latinoamericanas y caribeñas. Sin embargo, la salida de China como fuente de nuevas inversiones en el área le imprime un matiz renovador y de oportunidad única a región para darle una dimensión diferente a las ventajas que posee en recursos y mercados.

Por otro lado, en el plano histórico y político, China y los países de América Latina-Caribe poseen muchos puntos e intereses comunes. Sufrieron la subyugación y el pillaje extranjeros durante un largo periodo, arrastran las secuelas heredadas de las cadenas colonialistas, comparten los objetivos de ser países subdesarrollados,  enfrentados a la tarea de desarrollar la economía nacional y mejorar el nivel de vida de sus pueblos. Coinciden en mantener un orden social interno e internacional estable y libre de conflictos, están interesados en fortalecer la cooperación económica y tecnológica sobre bases mutuamente ventajosas y ganancias compartidas.

Además de los retos económicos que representa superar las herencias semifeudales y coloniales, en lo social, entre otros desafíos, comparten librar de la pobreza a millones de sus ciudadanos. China cuenta con zonas rurales y remotas pobres, con 135 millones de personas viviendo con menos de un dólar diario – 18% de la población rural -, y 400 millones – 30% - de los habitantes que viven con menos de dos dólares diarios y 10 millones sin servicios eléctricos10. América Latina-Caribe después de varios años experimentando un descenso en los niveles de pobreza, en el 2009 vio crecer su número hasta los 189 millones personas.

Sin embargo, si bien hay que reconocer que, América Latina-Caribe no estuvo en el orden prioritario de la política exterior de China, el vuelco operado en el último lustro mostró a las claras que el dragón asiático le concede ahora una mayor importancia a la región, en calidad de surtidor de recursos necesarios – energéticos y materias primas - para el mantenimiento de los altos índices de crecimientos, y lograr los objetivos trazados hasta el 2020, cuando espera cuadruplicar el PIB del año 2000. A su vez, el auge exportador y la elevación de los precios de las comodites importados por China, encontró a la región mejor preparada para sortear la crisis destapada en la economía internacional, así como esperar, al igual que Asia, en el 2009, los mayores crecimientos económicos.

No obstante, factores económicos y políticos le imprimen a las relaciones sino-latinoamericanos un curso asincrónico. De una parte cuentan los temores por la avalancha de productos made in China abarrotando los mercados nacionales y copando otros, como el de Estados Unidos. De otra, los obstáculos que crean las autoridades de Taiwán para levantar barreras contra China, en el logro del normal establecimiento de relaciones con los 12 países de la región con los que aún no tiene vínculos diplomáticos.

Mientras, no faltan voces, a lo largo de la región que, perciben la irrupción de  China en el Continente-Caribe, más como amenaza que oportunidad para diversificar mercados y fuente de capitales y tecnología. En efecto, el país asiático es hoy un temible competidor en multitud de sectores globales, especialmente, en producciones intensivas en fuerza de trabajo; sus costos laborales representan una fracción de lo pagado en muchos países del área.

En este sentido, el caso de México resulta ilustrativo.  El cordón de la maquila, situado en la frontera con Estados Unidos, ha visto esfumarse en los pasados años a cientos de  empresas; se trasladaron a China en virtud de la diferencia de salarios. La industria del calzado mexicana pierde terreno en su mercado natural del norte; ganan espacio los modelos y surtidos procedentes del país asiático. Pero, estos avatares no son nuevos; tampoco escapan a esta amenaza otros sectores como vestidos, mobiliario y electrónica, etc. Es bueno recordar que, México negoció en secreto y fue  el último país en firmar el acuerdo para la adhesión de china a la OMC; logró plazos y salvaguardas en varios rubros.

Lo apuntado para México vale para el área de Centroamérica-Caribe con respecto a los textiles y otros bienes. Aunque países como Costa Rica – tiene la ventaja de haber firmado un TLC con China - ponen en práctica medidas para hacer más flexible y reorientar el sector, utilizando una mayor especialización, introducir series más cortas, ganar en rapidez en el servido de pedidos, etc.

Por otra parte, América Latina y Caribe están urgidos de una mayor afluencia de capitales externos y, en la práctica, la competencia de China en atraer inversiones se hace sentir, pues es quien concentra el 40-45% de las inversiones directas extranjeras (IDE) que afluyen a los países en vías de desarrollo. Pero, parece que en este terreno surgen factores compensatorios, pues, la nación asiática es la quinta nación que genera montos apreciables de recursos inversionistas hacia el exterior.

Tampoco debe perderse de vista que, para Latinoamérica-Caribe el coloso asiático, representa un mercado para las exportaciones tradicionales de potencialidades infinitas, y ser uno de los de mayor dinamismo y rápido crecimiento del mundo. Además, de sus importaciones un 45-50%  proviene del área subdesarrollada, y lo que es más importante, en el balance total, los saldos de este comercio son acreedores para los países exportadores.

En este contexto no puede ignorarse que no faltan las argumentaciones que auguran para América Latina-Caribe la repetición del esquema establecido por Inglaterra a fines del siglo XIX, cuando el continente y el ámbito caribeño quedó uncido al carro de la división internacional capitalista del trabajo, en calidad de reservorio –periferia - de materias primas y mercado para las manufacturas de los países del centro. Ven en este empuje chino los mismos propósitos, obtener recursos no renovables y destino para exportar mercaderías.

Quizás, en estas interpretaciones se pase por alto que, para América Latina-Caribe resulta positivo el hambre importadora de China. Esto ha encontrado reflejo en el incremento de precios de diferentes producciones primarias; rinde dividendos a la región al obtener mayores ingresos por lo exportado. En la misma dirección tira  el incremento del nivel de vida y la diversificación del consumo en China, pues  estimula las importaciones de otras mercancías como vino, café carne, frutas tropicales, legumbres, etc.

Si bien, muchas de las inversiones comprometidas por China en la región se encaminan  al desarrollo de obras de infraestructura, la adquisición de tierras y  claros objetivos de minimizar los costos finales, no significa que dejen de desempeñar un importante papel en la necesaria modernización de las estructuras económicas Latinoamérica-Caribeñas.

Este impulso inversor facilitaría a la región reenfocar los lazos externos dotándolos de una relación más equilibrada con otras zonas, lo que daría viabilidad a las estrategias para fomentar nuevas capacidades competitivas en esferas como la agricultura, diversificar la minería e impulsar las actividades de servicios asociadas con el turismo. En esta dirección resulta de interés atraer inversiones  de las empresas de China, sobre todo, en la coyuntura en que el país ya forma parte de los exportadores de capitales. 

Por otro lado, la atracción debe ser recíproca; o lo que es lo mismo, las empresas latinoamericanas deben aumentar su presencia en China, con ello ganarían capacidad para penetrar y competir en el mercado del  país asiático. En otro sentido, este proceso facilitaría ascender en la cadena de valor, así como llegar a niveles de acabado fino en la curva de calidad. La falta de estrategias en este terreno condenaría la región a la competencia de bajos costos de China.

En otro orden, no puede obviarse que los estudios académicos en América Latina sobre China, prácticamente, son escasos. Parecen pesar los atavismos del pasado reciente, distancia, cultura exótica, idiosincrasia, barreras de comunicación etc., sin desdeñar que los costos de tales actividades se consideran altos en relación con los beneficios que pueden arrojar. Estas observaciones valen para los medios de comunicación y publicaciones especializadas, con la agravante que, cuando llegan informaciones a la región, han sido generalmente, filtradas por agencias periodísticas europeas o norteamericanas.

Asimismo, al resumir la senda recorrida en los vínculos económicos latino-caribeños-chinos y, en particular, los desarrollados en los últimos 30 años, llama la atención que las reacciones habidas en los círculos gubernamentales, académicos o periodísticos estadounidenses, no muestran inquietud por tal ofensiva; valoran que Norteamérica sigue siendo el socio comercial  principal de la región. En general, estiman que el naciente interés chino en el área no constituye una amenaza económica ni estratégica para los Estados Unidos.

Sin embargo, es justo reconocer que, en América-Latina-Caribe parece abrirse paso la percepción de que China  incrementa aceleradamente su presencia en la economía internacional, gana posiciones en el tablero geoestratégico mundial, así como es demasiado grande para que no se le tome en cuenta. Así, es perceptible que maduran las condiciones para promover alianzas estratégicas de modo coordinado; además, lograr un salto de calidad en los vínculos que potencien las ventajas mutuas y las ganancias compartidas.

Para los países Latinoamericano-caribeños es el momento de trabajar en la concreción de una agenda común que atraiga y potencie la presencia China en el comercio, las inversiones, obras de infraestructura, logística, intercambios tecnológicos, etc., que le permitan sumarse al carro del espectacular dinamismo económico de China. Asimismo, no parece descabellado, en el contexto de los esquemas integracionistas regionales, definir un Libro Blanco Latino-caribeño que defina los horizontes de beneficio mutuo en las relaciones entre ambas partes. Objetivo que podría llevar al establecimiento de un Foro chino-latino-caribeño a  nivel de Jefes de Estado.

Por último, para América Latina es una excelente oportunidad para sumar fuerzas, concebir y poner en practica, una política integral de vinculación con los países de Asia del Pacifico, y en particular, con China. Ello impone, a las naciones de la región, llevar a cabo una verdadera transformación en relación con las políticas que fueron  implementadas en el pasado. En otras palabras, parece indispensable  pasar a una estrategia definida en lo político, económico-  cultural con China, así como replantear los enfoques con respecto a los restantes mercados asiáticos.

En resumen, los esfuerzos mancomunados desarrollados en el primer decenio del  siglo XXI  aportan razones para sentar una sólida base para la cooperación sino-latinoamericana-caribeña en el corto, mediano y largo plazo. Así, parece válida la  pregunta: ¿confirmará el próximo futuro del nuevo siglo como la era en que los pueblos de China-América Latina-Caribe transiten juntos hacia un brillante porvenir? Sólo la vida, junto a la estructuración de políticas económico-sociales razonables, que respondan a las exigencias de ambas sociedades, puede dar respuesta a esta interrogante. Para China, todo indica que tiene claro lo que quiere y busca: con 200 años de retraso reinsertarse en la economía mundial ahora globalizada  como País del Centro.   

  • Ponencia presentada en el Foro de Intercambios entre Think Tanks de China y América Latina, efectuado en el Instituto de Asuntos Exteriores del Pueblo Chino, en Beijing el 7-10 de noviembre del 2010.

 

 

ANEXOS


Anexo 1
China: la IED en América Latina. 2008-2009
(Millones de dólares y %)

PAÍSES CARICOM OECO Independientes Dependientes Datos CEPAL
Bahamas  X - X - X
Barbados X - X - X
Belice  X - X - X
Guyana X - X - X
Haití  X - X - X
Jamaica X - X - X
Surinam X - X - X
Trinidad y Tobago  X - X - X
Antigua y Barbuda X X X - X
Dominica X X X - X
Granada X X X - X
Montserrat (Br)  X X X -
St Kitts y Nevis X X X - X
S.Vicente y Granadinas  X X X - X
Santa Lucía  X X X - X
Anguila (Br) - X - X -
Islas Vírgenes Br (Br)  - X - X -
CUBA - - X - X
Rep. Dominicana - - X - X
Aruba (Holl.)  - - - - -
Bermuda  (Br)  - - X - -
Islas Cayman (Br) - - - X -
Islas Turcos Caicos (Br)  - - - X -
Guadalupe (Fr) - - - X -
Martinica (Fr)  - - - X -
Guayana Francesa (Fr) - - - X -
Saint Martin (Fr-Holl)  - - - X -
Curazao (Holl)  - - - X -
Saba (Holl)  - - - X -
St Barthelemy (Holl) - - - X -
Bonaire (Holl) - - - X -
Islas Vírgenes EEUU  - - - X -
Puerto Rico (EEUU)  - - - X -

Fuente: Datos recopilados por el Autor


Anexo 2

Países y Territorios Insulares Comprendidos en el Caribe

País/Región

Acervo de IED china fines 2008

Flujo de IED china en 2009

Acervo de IED china fines 2009

Porciento en acervo regional 2009

Total al mundo

184 000

43 300

220 000

 

América Latina y Caribe

32 240

8 939

41 179

100.0

Islas Caimán

20 327

7 354

27 682

67.2

Islas Vírgenes Británicas

10 477

1 330

11 807

28.7

Brasil

217

72

289

0.7

Perú

194

85

279

0.7

Argentina

173

39

213

0.5

Venezuela

156

20

176

0.4

México

173

2

175

0.4

Ecuador

89

1

90

0.2

Panamá

67

10

77

0.2

Cuba

72

0

72

0.2

Guyana

70

0

70

0.2

Surinam

68

0

68

0.2

Chile

58

5

63

0.2

Bolivia

29

5

34

0.1

San Vicente y Granadinas

32

0

32

0.1

Paraguay

5

15

20

0.0

Colombia

14

1

15

0.0

Granada

8

0

8

0.0

Barbados

3

0

3

0.0

Jamaica

2

0

2

0.0

Uruguay

2

0

2

0.0

Antigua y Barbuda

1

0

1

0.0

Trinidad y Tobago

1

0

1

0.0

Dominica

1

0

1

0.0

Bahamas

1

0

1

0.0

 Fuente: Datos recopilados por el Autor.

 
 

 

NOTAS

1.-  Ramón Tamames, El País, Madrid, España, 27 de septiembre del 2010.

2.- Iniciativa que presentó Zhou Enlai en 1964 y 1974 a la Asamblea Nacional Popular (ANP) y que no fue aprobada. 

3.- Deng, Xiaoping,  Problemas fundamentales de la China de hoy, Ediciones en Lenguas Extranjeras, Beijing, 1987.

4.- Xu, Shichen, La política de China vis a vis América Latina y el Caribe, Foreign Affaire, 2002.
5.- Ob., Cit.

6.- Díaz Vázquez, Julio A., China en América Latina, Revista Contrapunto, América Latina, Nro. 1, Madrid, España, 2005, Págs. 36-51.

7.- CEPAL, La República Popular China y América Latina y el Caribe: Hacia una relación estratégica, abril del 2010

8.- Ver, Foro Social Mundial, Porto Alegre: Otro Mundo es Posible. Manuel Monereo y Miguel Riera (Editores), El Viejo Topo, España, 2001. Félix Ovejero Lucas, Proceso Abierto. El Socialismo después del Socialismo, Tusquets Editores, S. A., Barcelona, España, 2005.

9.- Nueva Hegemonía Mundial. Atilio Boron (Compilador), Libros FLACSO, Buenos Aires, 2004.

10.- Poch, Rafael, China en la crisis, cuatro aspectos de su actualidad, sitio Web, Sin Permiso, 29/09/2010

 

 

Dr. Julio A. Díaz Vázquez
Profesor Titular, Centro de Investigaciones de Economía Internacional, Universidad de La Habana. Colaborador del Centro de Estudios sobre Asia y Oceanía .

 
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