China e o mundo chinés 
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| China, Taiwán, EEUU: agrados y agravios Xulio Ríos (OPCh, 03/02/2010) |
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¿Afectará la anunciada venta de armamento de EEUU a Taiwán por valor de 6.400 millones de dólares al entendimiento entre Beijing y Taipei? ¿Intenta con ella poner EEUU obstáculos a la distensión entre ambos lados del Estrecho? ¿Es un simple aviso sobre los límites del acercamiento económico que hace solo unos días se empezó a negociar globalmente en la capital continental y cuya previsible rapidez contrasta con los escasos progresos en la negociación de los TLC de Taiwán con países como EEUU, Japón, etc.? En las críticas de China al anuncio estadounidense cabe reseñar la ausencia de alusiones, directas o indirectas, a Taiwán que, por otra parte, ha celebrado la decisión de Washington recibiéndola con “agrado”. La principal justificación de la venta radica en el compromiso con la defensa de Taiwán y los reiterados informes del Pentágono que alertan de un progresivo desequilibro en las capacidades militares a ambos lados del Estrecho. Las filtraciones acerca de un aumento de la actividad submarina continental en aguas del Estrecho o la implementación de dispositivos que impedirían la penetración de los navíos estadounidenses en aguas de la zona en caso de conflicto no son especialmente tranquilizadoras. Pero lo cierto es que el clima bilateral ha experimentado un cambio radical desde la llegada de Ma al poder (2008). Es posible que dicho anuncio, cuya ejecución está por ver ante las amenazas de China (incluyendo las sanciones a empresas estadounidenses involucradas en la operación comercial), podría haberse evitado con un gesto previo reclamado hace tiempo al presidente Hu Jintao y que las autoridades chinas se han negado en redondo a aceptar: la retirada progresiva de los misiles que apuntan a Taiwán a la vista del nuevo clima reinante en las relaciones bilaterales que pasan, en opinión de todos los observadores, por su mejor momento histórico. De llevarse a cabo la venta, cualquier hipótesis en este sentido parece descabellada al igual que cualquier forma de establecimiento de diálogo a ambas orillas sobre aspectos militares cuando esta misma causa ha provocado la suspensión de los intercambios en materia de defensa entre China y EEUU. Lo paradójico del problema es que la decisión de EEUU refuerza internamente a Ma Ying-jeou, quien ha venido acusando en los últimos meses un importante desgaste, en parte derivado de un acercamiento al continente escasamente explicado. Por cuanto supone de desafío a Beijing y de reafirmación en las capacidades de la propia República de China, Ma puede ganar autoridad ante sus ciudadanos, una circunstancia que es del “agrado” de Beijing ante la expectativa del temido ascenso de la oposición representada por el PDP. Si China, por otra parte, permite que esta decisión de la Casa Blanca afecte a la dinámica bilateral con Taiwán estará reconociendo la extrema fragilidad del marco que ha venido construyendo con tanta paciencia y dedicación desde 2005. Por eso, lo más probable es que todo continúe como si nada hubiera ocurrido, tomando buena nota de lo acontecido, pero aplicando la máxima de aparcar las diferencias y concentrarse en la profundización de los intereses compartidos. El daño, no despreciable, quedará limitado a las relaciones entre Washington y Beijing, encabezando la lista de los primeros agravios de la era Obama. |
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