China e o mundo chinés
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Los gigantes necesitan energías limpias Jaume Giné Daví (ARA, 22/01/2011) |
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La irrupción de China e India como grandes motores de la economía global provoca un crecimiento de sus necesidades y ambiciones energéticas. Ambos países desarrollan una ambiciosa diplomacia energética pareja a la de EEUU, la UE, Japón, Corea del Sur e India. Todos tienen una insaciable sed de petróleo, gas y otros recursos naturales y compiten para conseguirlos en América Latina, África, el Golfo Pérsico, etc. Y al crecer la demanda, los precios suben. China es el segundo importador y consumidor de petróleo. Juega fuerte y con ventaja: puede pagar más y al contado. Ahora, se inicia otra competición global: la hegemonía en el dominio y el control de las nuevas tecnologías y la industria de las energías renovables y alternativas. Del 17 al 20 de enero se celebró en Abu Dhabi la 4º Cumbre mundial sobre el futuro de la energía. Reunió a empresas innovadoras e inversores públicos y privados de todo el mundo. Un gran marco para la oferta y la demanda de productos y servicios para afrontar los grandes retos medioambientales de los Estados. En diciembre de 2010, la Cumbre de Cancún insistió en la imperiosa necesidad de invertir en energías y tecnologías limpias para corregir los perniciosos efectos del Cambio Climático. El diagnóstico en Cancún fue claro. Hay que pasar del debate a la acción. Existen medios para reaccionar. La nueva prioridad: la economía y la tecnología verde. Japón y Corea del Sur llevan una década invirtiendo, innovando, produciendo y exportando productos en el sector de las energías limpias. También EEUU y la UE. Lo consideran una nueva fuente para crear empleo. Últimamente han irrumpido las empresas chinas. China ha crecido mucho pero con grandes desigualdades territoriales y sociales y un grave impacto medioambiental. Sigue siendo el primer productor y consumidor de carbón. Quema la mitad del carbón del planeta. Es el primer emisor mundial de dióxido de carbono. Pekín sabe que su actual modelo de crecimiento es insostenible. Ahora desea impulsar una estrategia “verde”. Precisa corregir la grave situación medioambiental y mejorar el control y la eficiencia energética. Ya cierra miles de fábricas obsoletas, muy contaminantes. Pero los retos son enormes y los logros aún escasos. Además, China es el primer mercado automovilístico mundial, con casi 20 millones de vehículos vendidos en 2010 que congestionan el tráfico en Pekín y otras grandes ciudades. Aquí radica el interés por los coches eléctricos e híbridos. El mundo no podría aguantar 2.600 millones de chinos e indios consumiendo, derrochando energía y contaminando como sigue haciendo Occidente. China también ambiciona convertirse, a medio plazo, en un coloso global en la producción de energías limpias. Detrás irá India. Y pueden ganar el pulso a EEUU y la UE. El liderazgo en el sector va trasladándose de Occidente a Asia. China, India, Japón y Corea del Sur podrían sumar el 40% de las inversiones en energías limpias en 2020. Pekín invierte en ellas y subvenciona a las empresas chinas, a las que volcó una parte significativa del Plan de estimulo económico de 2009. También incentiva aquellas inversiones extranjeras que aportan su mejor nivel tecnológico. En 1999, China fabricaba solo el 1% de las células fotovoltaicas de los paneles para generar energía solar. Diez años después, copa el 40% del mercado mundial. Ya es el primer fabricante de placas solares. Y en 2011 producirá más de la mitad de las turbinas eólicas. EEUU denunció en diciembre a Pekín por subvencionar ilegalmente a sus empresas exportadoras de equipos energéticos, contraviniendo las reglas de la OMC. Aunque EEUU también subvenciona a las suyas. El siguiente paso chino: liderar la construcción de reactores para centrales nucleares, un sector clave donde ha entrado con gran ímpetu Corea del Sur. Seúl logró en diciembre de 2009 un fabuloso contrato de 40.000 millones $ para construir cuatro reactores nucleares en los Emiratos Árabes Unidos. Según la Agencia Internacional de Energía, China se convirtió en 2009, superando a EEUU, en el primer consumidor mundial de energía. Su demanda energética se multiplicará en las próximas décadas. También dominará la tecnología de las energías limpias. Más puestos de trabajo para China. Y otro reto geoestratégico para Occidente. |
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Jaume Giné Daví, profesor de la Facultad de Derecho de ESADE e investigador asociado al IGADI |
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