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Japón y China: una relación antagónica
Masashi Oki (OPCh, 11/03/2011)

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Tras la reaparición de las tensiones territoriales en septiembre de 2010, cuando una patrullera de la Agencia de Seguridad Marítima de Japón chocó con un barco pesquero chino cerca de las Islas Senkaku (Diaoyutai en chino), se aprecia un empeoramiento en las relaciones entre Japón y China, con una perspectiva poco proclive a mejorar a corto plazo.

Cabe señalar que Japón revisó los “Principios Fundamentales del Plan de Defensa” en diciembre de 2010 considerando que la expansión armamentista de China es un asunto de preocupación para la región y la comunidad internacional, y que Japón debe fortalecer la posición defensiva de las islas situadas al sudoeste. China, por supuesto, mostró su desagrado ante la posición japonesa.

Aproximación histórica a la relación entre Japón y China

La relación entre Japón y China mantiene sus períodos claroscuros. Tradicionalmente, ambos países discutían y sacaban a colación los asuntos polémicos, en un tira y afloja diplomático permanente al referirse, por ejemplo, al problema de Yasukuni, la explotación del campo de gas natural en el Mar de China Oriental, los libros de texto, Taiwán y las Islas Senkaku. La situación oscila dependiendo del énfasis gubernamental a cada lado.

En 1972, el entonces primer ministro de Japón, Kakuei Tanaka, visitó China, concluyendo la visita con el Comunicado Conjunto nipo-chino. Con este comunicado, se normalizaron las relaciones diplomáticas entre Japón y la República Popular China y, al mismo tiempo, se extinguió el Tratado de Paz que se había concertado entre Japón y la República de China (Taiwán) en 1952. Posteriormente, en 1978 se concertó el Tratado de Paz y Amistad entre Japón y China, en el cual Tokio otorgó créditos en yenes como ayuda oficial al desarrollo a China, contribuyendo a su desarrollo económico. Por ello, la relación entre Japón y China mantuvo un buen nivel en la década de 1970.

Sin embargo, la relación dio un paso atrás en 1985 cuando el entonces primer ministro de Japón, Yasuhiro Nakasone, visitó oficialmente el Santuario Yasukuni el 15 de agosto, fecha en la que se conmemora el día del fin de la Segunda Guerra Mundial. El Santuario Yasukuni es un santuario construido en Tokio en 1869 para “calmar las almas de los fallecidos en batalla”. China protestó ante esta visita oficial del primer ministro japonés porque además de las “almas de los pueblos fallecidos en la Guerra”, las almas de los Criminales de Guerra Clase A (los criminales que se juzgan por crímenes contra la paz en el Tribunal Penal Militar Internacional para el Lejano Oriente) de Japón también están consagradas en el Santuario Yasukuni. A partir de este año, y para no irritar la relación con China, los sucesivos primeros ministros japoneses no visitaron oficialmente el Santuario Yasukuni, dando carpetazo a esta polémica hasta el gobierno de Junichiro Koizumi (2001-2006).

En los años 1990 mejoró sustancialmente la relación entre Japón y China. Tokio desempeñó un papel importante para que Beijing se insertara en el plano internacional, aislada tras los sucesos de la Plaza de Tiananmen en 1989(1). En 1991, el entonces primer ministro de Japón, Toshiki Kaifu, visitó China, dando paso a que, un año después, el Emperador de Japón visitara por primera vez en la historia a su vecino asiático. Estas visitas redujeron la desconfianza del mundo hacia China.

En 1995, durante la celebración del cincuentenario del final de la Segunda Guerra Mundial, el primer ministro de Japón, Tomiichi Murayama, realizó lo que se denomina el “comentario oficioso del primer ministro” (Shusho Danwa), pidiendo disculpas a los países asiáticos, incluida China, por el dominio colonial japonés y la invasión nipona durante la Segunda Guerra Mundial. Los sucesivos gabinetes de Japón respetaron este Shusho Danwa, pero se estima internamente que este comentario oficioso del gobierno debilitó la política exterior de Japón debido a que fijó una interpretación de la historia sobre la Segunda Guerra Mundial y dio a los países asiáticos una oportunidad para criticar a Tokio cada vez que Japón hablaba sobre la seguridad en Asia o de los asuntos militares.

No obstante, las relaciones entre Tokio y Beijing seguían siendo fluidas y óptimas durante la década de 1990. En 1998 fue la primera vez que un presidente de la República Popular China, en este caso Jiang Zemin, visitó Japón, culminando con la Declaración Conjunta entre Japón y China sobre la Construcción de la Asociación Amistosa y Cooperativa para la Paz y el Desarrollo. Sin embargo, al mismo tiempo, Japón empezó a preocuparse por el aumento anual del presupuesto militar chino, así como por su acelerado desarrollo y crecimiento económico. Debido a la combinación del desarrollo de China y el estallido de la burbuja de la economía japonesa, Japón reforzó la relación con EEUU, aunque mantenía una buena relación con China.

Sin embargo, la relación empeoró cuando Junichiro Koizumi se convirtió en 2001 en el primer ministro de Japón. Anualmente y hasta la finalización de su mandato gubernamental en 2006, Koizumi iba a rezar al santuario de Yasukuni, a pesar de las constantes y duras críticas oficiales del gobierno chino y pese a que, en 2005, se realizaran muchas manifestaciones antijaponesas en las ciudades chinas. Se estima que en estas manifestaciones antijaponesas en Shanghai, participaron aproximadamente 100.000 personas airadas contra la que consideraban insuficiente disculpa histórica de Japón y la propuesta de participación de Japón en el Consejo de Seguridad de la ONU. La mejor calificación de la relación sino-japonesa en ese entonces la adoptó el actual presidente chino Hu Jintao, cuando menciona la expresión Seirei Keinetsu que significa “la política está fría, pero la economía está caliente” entre China y Japón.

Después del gobierno de Koizumi, la relación mejoró poco a poco. El primer ministro japonés Shinzo Abe, visitó China en 2006 y, al año siguiente, el primer ministro chino Wen Jiabao, devolvió esta visita a Japón. Durante el gobierno del primer ministro japonés Yasuo Fukuda (2007-2008) se aceleraron las gestiones para mejorar la relación entre ambos países. Por ejemplo, en la visita del presidente chino Hu Jintao a Japón en 2008(2) se adoptó el Comunicado Conjunto sobre la promoción global de las “Relaciones Recíprocas Estratégicas” (Mutually Beneficial Relationship Based on Common Strategic Interests).

Tras Fukuda, su sucesor como primer ministro, Taro Aso, también visitó China. Incluso después del cambio gobierno en Tokio en 2009, el entonces primer ministro Yukio Hatoyama también otorgó mucha importancia a la relación con China. Pero diversos aspectos complicaron esta relación. El negocio sobre la explotación del campo de gas natural en el Mar de China Oriental, una polémica importante entre ambos países, empezó en 2010(3). Por tanto, la relación entre Japón y China recuperó el nivel de Seirei Keinetsu anteriormente expuesto por Hu Jintao, empeorando rápidamente en la segundamitad de 2010.

En este trabajo enfatizaré el problema de las Islas Senkaku, sobre todo tras el suceso ocurrido en septiembre de 2010. Finalmente, se mostrará una perspectiva de la relación entre Japón y China.

El choque en las Islas Senkaku en septiembre de 2010

Recientemente, el problema territorial de las Islas Senkaku se recrudeció por el choque entre embarcaciones ocurrido en septiembre de 2010. El objetivo de este trabajo no es discutir si en realidad las islas son de Japón o de China sino reflexionar por qué China comenzó a reclamar últimamente su soberanía. Por eso, resulta preciso considerar un balance histórico sobre estas islas.

Las Islas Senkaku (Diaoyutai en chino) constituyen un archipiélago ubicado al Sur del Mar de China Oriental, actualmente bajo control de Japón y que jurídicamente pertenecen a la ciudad de Ishigaki, provincia de Okinawa. Entre 1880 y 1940 vivían en estas islas los habitantes de las islas de Ryukyu, pero posteriormente estuvieron deshabitadas. Una vez finalizada la Segunda Guerra Mundial, las islas pasaron a control de EEUU.

Tras descubrirse en 1968 diversos recursos subterráneos como el petróleo y el gas natural en las Islas Senkaku, a través de la investigación del fondo del mar, China y Taiwán empezaron a reclamar su soberanía. En 1971, las Islas Senkaku fueron devueltas a Japón por el Pacto de Devolución de Okinawa. En 1978, una agrupación política de derechas de Japón, la Nihonseinensha, construyó un faro privado en Uotsurijima, la isla más grande de Senkaku. Nihonseinensha continuó la administración del faro, pero en 2005 la transfirió a la Agencia de Seguridad Marítima a petición del gobierno de Japón.

El conflicto actual empezó a las 10:16 de la mañana del 7 de septiembre de 2010. Una patrullera de la Agencia de Seguridad Marítima de Japón, la Yonakuni, y un barco pesquero de China, el Minshinryo 5179, chocaron cerca de las Islas Senkaku. Yonakuni descubrió el barco chino a las 9:17 y dio una advertencia para que saliera de las aguas territoriales de Japón. Sin embargo, el barco chino embistió contra el Yonakuni a las 10:16 y se fugó. Otras patrulleras que estaban cerca entonces, el Mizuki y la Hateruma, así como el Yonakuni, persiguieron al barco chino. El barco chino chocó contra el Mizuki a las 10:56 y continuó huyendo. A las 0:55 de la tarde, el barco finalmente se detuvo. Los 22 funcionarios de la Agencia de Seguridad Marítima entraron en el barco y atraparon a los marineros.

El incidente generó una diversidad de opiniones entre los ministros del gobierno japonés. El primer ministro Naoto Kan, y el entonces secretario en jefe Yoshito Sengoku, anunciaron medidas poco severas, teniendo en consideración la relación con China. El entonces ministro de Asuntos Exteriores, Katsuya Okada, y el ministro de Tierra, Infraestructura y Transporte, Seiji Maehara, reclamaron que debería tomarse las medidas resultantes de la observación de la ley(4). Finalmente, y siguiendo la línea del gobierno, la noche del 7 de septiembre, la Agencia de Seguridad Marítima pidió al Tribunal del Distrito de Naha una orden de detención para el capitán del barco chino.

El gobierno de China inmediatamente protestó ante Japón. La portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Jiang Yu, comentó que “a China le interesa mucho este asunto y ya hemos presentado una protesta estricta a Japón. Uotsurijima y las islas anexas son territorio de China desde hace mucho tiempo. Por eso, exigimos que la patrullera de Japón no ejecute su legislación en las aguas situadas cerca de Uotsurijima, y además, que no amenacen la seguridad del barco pesquero chino y de los marineros. China observa la situación atentamente, y además, se reserva el derecho de tomar medidas más adelante”.

A las 2:03 de la madrugada del 8 de septiembre, la Agencia de Seguridad Marítima detuvo al capitán. El gobierno de Japón dijo: “Nuestra posición es que no existe problema territorial respecto a las Islas Senkaku. Tomamos las medidas conforme a las leyes y reglamentos de Japón”. En ese momento, el gobierno de Japónestaba adoptando una actitud firme contra China.

Beijing también tomó una posición firme contra Japón. El 11 de septiembre, la portavoz Jiang Yu anunció que prolongaría las negociaciones del convenio acerca de la explotación común del campo de gas natural en el Mar de China Oriental, que se planteaba celebrar en septiembre. Además, el consejero de Estado de China, Dai Bingguo, emplazó al embajador de Japón en China, Uichiro Niwa, a las 0:00 de la madrugada del 12 de septiembre, y exigió que pusiera en libertad al capitán y devolviera el barco pesquero. Sengoku criticó la falta de cortesía diplomática por parte de China.

Sin embargo, el 13 de septiembre Japón anunció que liberaría a 14 marineros, excepto al capitán, y que devolvería el barco a China. De forma gradual, Tokio se rendía a la presión de Beijing, mientras el gobierno chino continuaba con su actitud firme contra Japón. Estaba previsto que una delegación de 29 personas de la Asamblea Popular Nacional de China visitara Japón el 15 de septiembre para realizar intercambios con la Cámara Baja de Japón, pero esta visita fue suspendida de repente.

China fortaleció las medidas contra Japón. El 17 de septiembre, Beijing llevó la excavadora a Shirakaba, un campo de gas natural en el Mar de China Oriental. El ministro de Exteriores japonés, Okada señaló que este incidente suponía una infracción del compromiso mutuo, pero la portavoz Jiang Yu dijo que era totalmente racional y legal, ya que China tiene soberanía y jurisdicción completa. Aunque disminuyó la tensión respecto a la explotación del campo de gas natural en el Mar de China Oriental en julio de 2010, las conversaciones se retrotrajeron a su punto de partida.

A nivel privado también se extendió la influencia de Senkaku. Por ejemplo, una compañía fabricante china planeaba para octubre un viaje de 10.000 empleados y sus familias a Japón, y fue finalmente cancelada. Paralelamente, una delegación de 1.000 jóvenes japoneses que planeaban visitar la Exposición Internacional de Shanghai, invitados en mayo pasado por el primer ministro chino Wen Jiabao durante su visita a Japón, fue finalmente suspendida por las declaraciones de China. Al mismo tiempo, un concierto de SMAP, un grupo de pop japonés, previsto en Shanghai, también quedó suspendido.

Japón anunció el 19 de septiembre que prolongaría el interrogatorio del capitán, lo cual dio paso a una dura advertencia por parte de China: “Si Japón no libera al capitán inmediatamente y sin condiciones, China tomará medidas mucho más fuertes como represalia y Japón cargará con la responsabilidad”. Poco después, Beijinganunció que suspendería el intercambio a nivel de ministros entre China y Japón, así como las negociaciones para aumentar el tráfico aéreo.

El 21 de septiembre, Wen Jiabao repitió las exigencias de liberar al capitán y dijo que tomaría más medidas, siendo ésta la primera vez que el primer ministro de China se refería al choque en las Senkaku. A raíz de esto, Beijing aceleró sus presiones: el 23 de septiembre, anunció la detención de 4 japoneses, empleados de la empresa constructora japonesa Fujita, porque grababan en vídeo en un área bajo control militar. Posteriormente, Wen Jiabao anunció que China limitaba la exportación de las denominadas “tierras raras” a Japón, necesarias para la industria en campos como vehículos de cero emisiones, productos de alta tecnología, etc. De esta forma, la influencia del incidente de Senkaku alcanzaba a la economía. Pero Tokio finalmente cedió el 24 de septiembre, a raíz de las duras críticas hacia su gobierno, lo cual evidenció también la debilidad diplomática japonesa y demostrándose al mundo la fuerza diplomática china.

A las 2:30 de la tarde, la Fiscalía de Distrito Naha anunció que liberaría al capitán sin juzgar o no la acusación. El fiscal adjunto, Toru Suzuki, explicó la razón de la liberación del capitán: “1. El daño a la embarcación Mizuki no era tan grave para navegar. 2. No hubo víctimas ni heridos. 3. El choque fue una acción improvisada para escapar de la persecución de la patrullera y, por lo tanto, no premeditado. 4. El presunto autor no tiene antecedentes criminales en Japón”. Al mismo tiempo, el fiscalSuzuki añadió: “No estaría bien que continuáramos la investigación reteniendo al capitán, si consideramos su influencia en el pueblo japonés y en la relación entre Japón y China en el futuro”. Fue una sorpresa que la fiscalía tomara en consideración larelación entre Japón y China. La responsabilidad sobre la diplomacia es del gabinete, no del poder judicial, por lo tanto esta acción evidencia un abuso de autoridad. Por eso se comenta que el gobierno japonés giró instrucciones a la fiscalía para que no empeorara más la relación entre Japón y China.

Al día siguiente, el capitán llegó a China haciendo el signo de la victoria con sus manos. Poco después, el Ministerio de Relaciones Exteriores de China hizo una declaración: “Todas las detenciones, investigaciones y medidas judiciales aplicadas a los pescadores chinos son ilegales e inválidas. Japón tiene que pedir perdón e indemnizar a China respecto a este asunto”. Japón, por supuesto, rehusó la petición.

La situación se calmó poco a poco. El 30 de septiembre, fueron liberados tres empleados de Fujita, mientras el resto se liberó el 9 de octubre. Finalmente, el suceso de Senkaku no se convirtió en un conflicto grave pero resulta que dejó viva la raíz del mal. De aquí en adelante, este suceso decidirá la evolución del balance del poder entre Japón y China. Como explicaron diversos analistas de la política japonesa, marcará el comienzo del nuevo conflicto sino-japonés.

Después del choque de Senkaku

En Japón, el gabinete de Naoto Kan fue sometido a duras críticas, en especial por la liberación del capitán. Al mismo tiempo, surgieron otros interrogantes, sobre la posibilidad o no de que el barco chino chocara intencionadamente. Las dudas también se intensificaron sobre lo que realmente ocurrió en este suceso, obligando al gobierno japonés a aclarar inmediatamente el asunto.

Sin embargo, Naoto Kan dio prioridad a la relación con China. El vídeo grabado sobre el suceso de Senkaku fue únicamente transmitido el 1 de noviembre al comité presupuestario de la Cámara Baja. El mismo fue recortado a 6,50 minutos y solamente 30 personas pudieron verlo, lo cual causó un gran desconcierto en la sociedad japonesa. Estaba claro que el barco chino chocó intencionadamente, por eso, el gobierno no podía dejar que el público visionara el vídeo.

Pero la intención del gobierno japonés terminó en fracaso. El 4 de noviembre, el vídeo fue publicado en el portal Youtube por un funcionario de la Agencia de Seguridad Marítima(5). Con una duración de 44 minutos, los japoneses pudieron ver al completo lo que ocurrió el 7 de septiembre. Este fue el segundo fracaso del gobierno de Kan. Según afirmó el ex primer ministroYukio Hatoyama: “El golpe de estado informativo perpetrado por un funcionario del gobierno es un asunto muy serio para la Administración”.

A pesar de que Kan quería guardar el secreto, el control del gobierno fue demasiado flojo. Tal y como se muestra en el vídeo, resulta claro que el barco chino chocó intencionadamente. Por ello, la sociedad y la opinión pública japonesas le preguntan a su gobierno por qué liberó al capitán, un aspecto que les parece incomprensible. El problema territorial es una cosa muy sensible para la sociedad japonesa. Desde el incidente se publicaron muchos libros sobre Senkaku, originándose una amplia discusión pública sobre este tema. Contrariamente a lo buscado por Kan, se reforzó el antagonismo contra China entre los japoneses.

Conforme el gobierno perdía el apoyo del pueblo japonés, Kan empezó poco a poco a adoptar una actitud mucho más firme y fuerte con respecto a la relación con Beijing. El 3 de diciembre de 2010, el Ministerio de Educación, Cultura, Deporte, Ciencia y Tecnología de Japón decidió revisar los textos escolares para reescribir que “las Islas Senkaku son un territorio propio de Japón”. Posteriormente, el 17 de diciembre se aceptaron los “Principios Fundamentales del Plan de Defensa”, cuya última revisión data de 2004(6). En estos principios, Japón considera que el incremento chino en el gasto de defensa es un asunto que inquieta a la región y a la sociedad internacional. Por eso, Japón se ve persuadido a fortalecer su posición defensiva en las islas del sudoeste, incluyendo las Islas Senkaku.

El pasado 20 de enero de 2011, Kan realizó un discurso excepcional centrado en la política exterior (7). En este discurso, manifestó que la Alianza entre Japón y EEUU constituye un eje fundamental de la política exterior japonesa, la cual debe mantenerse y cimentarse. Acerca de la relación con China, Kan manifestó sus inquietudes ante la necesidad de fortalecimiento de la defensa nacional china, así como por la activación de su expansión marítima. Esta manifestación significa una interrupción de la política exterior del ex primer ministro Hatoyama, la cual concedía una mayor prioridad hacia China y los demás países asiáticos.

Pero la relación entre Japón y China no ha mejorado todavía. El pasado 10 de febrero de 2011, la Agencia de Seguridad Marítima de Japón reclamó al capitán una indemnización de 14.290.000 yenes (aproximadamente 126.530 euros) como coste de reparación de las embarcaciones Yonakuni y Mizuki. China respondió que Japón no tiene derecho a indemnización alguna. Todavía existe un gran abismo entre Japón y China.

Dinamismo en torno a Senkaku

En diversos círculos se considera que el control de Senkaku es un punto de partida para China. El verdadero objetivo son las islas de Okinawa(8 ). Un libro publicado en enero de 2010 en China, y luego publicado en diciembre de 2010 en Japón impactó a ambos países. El libro titulado “C xing bao wei (Cerco teniendo forma de media luna)” en chino y Chugoku Saidai no Teki Nihon wo Kougeki seyo (¡Ataca a Japón, el enemigo más grande de China!)” en japonés, fue escrito por Dai Xu, coronel en activo de la aviación china. Según Dai Xu, “Cerco teniendo forma de media luna” significa que China está sumamente involucrada en los asuntos de países vecinos como Japón, el Sudeste Asiático, India, etc. Del mismo modo, Xu considera que EEUU desempeñó un papel principal en este Cerco de Media Luna. Dai Xu predice que China empezaría la guerra dentro de 10-20 años, no contra EEUU, sino contra los países del denominado “Cerco de Media Luna” (9). Por lo tanto, y según el autor, Japón es el enemigo más grande de China. Este libro considera que Okinawa debería pertenecer a China.

Lo más preocupante es que este libro está escrito por un coronel en activo, y que el mismo pudo publicarse en un país como China, donde la libertad de palabra está bajo control del gobierno. Por lo tanto, puede que lo escrito en este libro constituya una opinión cercana a la del gobierno chino. Igualmente, el impacto social de este libro ha sido notorio, ya que se vendieron más de 300.000 ejemplares.

No obstante, el verdadero enemigo para China sigue siendo EEUU, cuya estrategia militar se identifica en cercar al país asiático. Por tanto, Beijing se siente acosado por la situación actual, en especial ante su pretensión de ser el poder hegemónico en Asia. Razón por la que China no quiere que EEUU participe en la construcción de la Comunidad del Este Asiático (10) para aumentar su influencia en Asia. No obstante, China todavía no es un país hegemónico en Asia, así como aún es notoria y palpable la influencia de Washington en el continente.

Por lo tanto, Beijing se plantea la interrogante de cómo ampliar su hegemonía en Asia. El conflicto por las Islas Senkaku puede revelar varias claves en este sentido. Japón es un país diplomáticamente débil para China, la cual dispone de muchas cartas para negociar con Japón. Varios ejemplos son el problema del santuario de Yasukuni, la explotación del campo de gas natural en el Mar de China Oriental, la revisión histórica en los textos escolares, el conflicto de Taiwán y las Islas Senkaku. Sin embargo, no es difícil estimar que detrás de Japón está EEUU. Normalmente, China se esfuerza por mantener las “Relaciones Estratégicamente Recíprocas” con Japón pero, al mismo tiempo, siempre está al acecho de un descuido por parte de Tokio.

El año 2010 fue un ejercicio de oportunidades para China. A comienzos de año, Japón tenía problemas con EEUU por el traslado de la base militar en Okinawa. Pero los reiterados cambios de opinión por parte del ex primer ministro Hatoyama incrementó la pérdida de confianza en su gobierno, empeorando la relación entre Tokio y Washington. Por eso, según el analista Naoto Aoki, China se aprovechó de esta oportunidad y provocó a Japón con las Islas Senkaku (11).

La verdad es que conforme se enfriaba la relación entre Japón y EEUU, China activamente intentó mejorar la relación con Washington. Es por ello que el actual gobierno japonés de Naoto Kan manifiesta que su alianza con EEUU constituye un eje fundamental de su política exterior, obviamente con la finalidad de recuperar la relación con Washington, brevemente dañada por la cuestión de la base militar en Okinawa. El poder disuasorio de EEUU funciona solamente cuando Washington otorga garantías a Japón.

Sin embargo, EEUU no quiere participar en el problema de Senkaku, un aspecto que cobra relevancia precisamente en otras latitudes, como la tensión de la península coreana, donde Washington maniobró militarmente con Corea del Sur ante la posibilidad de un conflicto con Corea del Norte. Pero EEUU no quiere maniobrar con Japón cerca de las Islas Senkaku precisamente porque quiere mantener el equilibrio con China, guardando una posición de neutralidad acerca de la soberanía de las Islas Senkaku.

Washington reconoce que las Islas Senkaku están bajo control de Japón y que las mismas están dentro de los límites del Tratado de Seguridad entre ambos países. Pero el gobierno estadounidense considera que su soberanía está en litigio, es decir, que EEUU aplica el Tratado de Seguridad con Japón a las Islas Senkaku precisamente porque reconoce que Tokio actualmente mantiene un control efectivo sobre las mismas.

Pero lo que se trasluce es que una vez que China posea un control efectivo sobre las Islas Senkaku, el Tratado de Seguridad entre Japón y EEUU no se aplicará. Por lo tanto, es posible que en un futuro cercano se intensifiquen las demandas chinas sobre las Islas Senkaku. Si China obtiene el control efectivo, Japón perderá su soberanía sobre las islas. La influencia de esta eventual derrota para Japón se extenderá hacia otras islas en el Mar de China Oriental y en el Mar de China Meridional. China será más fuerte en Asia reclamando su dominium contra los países asiáticos.

Ante esta perspectiva, ¿qué debería hacer Japón? ¿Cómo será su relación con China? Ante esta serie de interrogantes y variables se imponen los intereses estratégicos de Japón, cuyo gobierno deberá defender las Islas Senkaku sin esperar la ayuda de EEUU. A pesar de que Tokio ahora reasume la importancia de la alianza estratégica con EEUU, Washington probablemente no apoyará a Japón cuando China reclame en un futuro su soberanía sobre las Islas Senkaku. Por lo tanto, la relación entre Japón y EEUU será cada vez más fría.

A largo plazo, Japón deberá fortalecer la relación con China y Corea del Sur. Sin embargo, resulta difícil en la actualidad establecer una buena relación con China, un aspecto que incrementará el actual nivel de antagonismo entre Tokio y Beijing. Lo que Japón debería hacer es disminuir la influencia de China a través de la cooperación en seguridad con Corea del Sur, manteniendo una prudente distancia con EEUU.

 

 

 

(1) ARAI, Toshiaki, Higashi Asia no Nichi Bei Chuu (Japón, EEUU y China en el Este Asiático), Nicchu Shuppan, Tokio, 2007, pp48-49.
(2) OKI, Masashi: “Hu Jintao en Japón”, en igadi.org, el 17 de mayo de 2008, http://igadi.org/china/2008/mo_hu_jintao_en_japon.htm

(3) OKI, Masashi: “Diminúen as tensións ocultas entre China e Xapón”, en igadi.org, el 3 de agosto de 2010 http://igadi.org/china/2010/mo_diminuen_as_tensions_ocultas_entre_china_e_xapon.htm

(4) FUJIOKA, Nobukatsu: “2010 nen 9 gatsu no Senkaku Jiken” (“Suceso de Senkaku en septiembre de 2010”), en FUJIOKA, Nobukatsu y KASE, Hideaki (editor): Chuugoku wa Naze Senkaku wo Torinikurunoka (¿Para qué China viene a robar Senkaku?), Jiyusha, Tokio, 2010, p26.

(5) OKI, Masashi: “As Senkaku crean tensións entre o Xapón e a China”, en A Nosa Terra, el 15 de noviembre de 2010, http://www.anosaterra.org/nova/as-senkaku-crean-tension-entre-o-xapon-e-a-china.html

(6) OKI, Masashi: “A crise coreana e os antagonismos no Nordeste Asiático”, en igadi.org, el 14 de diciembre de 2010, http://igadi.org/artigos/2010/mo_a_crise_coreana_e_os_antagonismos_no_nordeste_asiatico.htm

(7) OKI, Masashi: “O Xapón renova os ‘votos’ cos EE UU”, en A Nosa Terra, el 25 de enero de 2011, http://www.anosaterra.org/nova/o-xapon-renova-os-votos-cos-ee-uu.html

(8) TAMOGAMI, Toshio, Aratanaru Nicchu Sensou (Nueva Guerra Chino-Japonesa), Tokuma Shoten, Tokio, 2010,

(9) DAI, Xu, Chugoku Saidai no Teki Nihon wo Kougeki seyo (¡Ataca a Japón, enemigo más grande para China!),Tokuma Shoten, Tokio, 2010, p40.

(10)   OKI, Masashi: “A Comunidad do Leste Asiático e a complexidade rexional”, Tempo Exterior, nº 20,
Xaneiro-Xuño 2010, p44.

(11) AOKI, Naoto y NISHIO, Kanji, Senkaku Sensou (Guerra de Senkaku), Shodensha, Tokio, 2010, p19

 
 

Masashi Oki,
é licenciado en Ciencia Política pola Chuo University (Xapón)
e analista colaborador do IGADI.

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