China e o mundo chinés
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Taiwán 2012: Las elecciones presidenciales y legislativas Xulio Ríos (OPCh, 17/01/2012) |
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Taiwán celebró el 14 de enero de 2012 unas elecciones presidenciales y legislativas muy reñidas y decisivas para su futuro inmediato, especialmente en el orden de las relaciones con China continental. La jornada se planteó como un auténtico plebiscito a propósito de la política desarrollada por el presidente Ma Ying-jeou, del Kuomintang (KMT), quien ha sido el artífice del mayor cambio registrado en la vida política moderna de la isla desde 1987, cuando se levantó la ley marcial y se dio inicio al proceso democratizador tras la dictadura impuesta en 1949 (1). El mapa político taiwanés está fragmentado en dos alianzas principales: los “azules” y los “verdes”. En el primero se incluyen fuerzas como el KMT, el PPP (Partido el Pueblo Primero) o el NP (Nuevo Partido), y son partidarios de la unificación con el continente. En el segundo, el PDP (Partido Democrático Progresista) o la UST (Unión Solidaria de Taiwán), contrarios a la unificación. Otras formaciones, en su mayoría minúsculas, apenas disponen de espacio propio en un escenario marcado por una bipolaridad manifiesta. Los candidatos El sistema electoral en Taiwán no contempla una segunda vuelta en las elecciones presidenciales, por lo que resulta elegida la lista votada, que debe incluir candidatos a la presidencia y vicepresidencia. En lo que se refiere al Yuan legislativo, está conformado por 113 escaños, de los cuales, 34 se eligen por representación proporcional en una lista nacional (se exige el mínimo del 5% para tener derecho a representación), 79 por circunscripciones electorales conforme al sistema mayoritario, 3 se reservan para los pueblos aborígenes residentes en las áreas montañosas y otros 3 para los pueblos aborígenes residentes en las áreas de elevaciones más bajas. Tres fueron las parejas presidenciales concurrentes. Las conformadas por Tsai Ing-wen y Su Jia-chyuan del PDP; Ma Ying-jeou y Wu Den-yih, del KMT; y James Soong y Lin Ruey-shiung, del PPP. En este último caso, dado que su partido no logró conseguir el 5 por ciento en las elecciones de 2008, Soong debió recoger un mínimo de firmas entre sus simpatizantes, que superó ampliamente. Secretario general del KMT entre 1989 y 1993, también concurrió como independiente a las elecciones de 2000. Su participación frente al candidato oficial del KMT, Lien Chan, provocó una fuerte división en el campo “azul”, contribuyendo a que Chen Shui-bian, candidato del PDP, ganara la presidencia con menos del 40 por ciento de los votos. Algunos temían que aquella historia volviera a repetirse en 2012. (2) La agenda de la campaña Los temas de debate en la campaña se han centrado, fundamentalmente, en los siguientes ejes. En primer lugar, el “Consenso de 1992”, acuerdo tácito que hace referencia a la aceptación de la existencia de “una sola China”, si bien conservando cada parte su propia interpretación al respecto. En contraposición, el “consenso taiwanés” propuesto por Tsai sugiere la formalización de un pacto interno, en el propio Taiwán, para definir la forma de relacionarse con China continental, una propuesta calificada por sus críticos como poco clara y dotada más de retórica que de contenido efectivo y plausible. Tsai propone, además, su definición a través de un referéndum, de forma que pueda contar con una fuerte legitimación popular. Ma, acérrimo defensor del “Consenso de 1992”, recordó que el 80% de la población, según las encuestas de opinión, apoya los tres noes: no unificación, no independencia, no uso de la fuerza. A día de hoy, imaginar que otro consenso diferente o mayor es posible dada la actual división existente respecto al porvenir de las relaciones con China parece ilusorio y difícil de construir. El consenso que está en boca de todos, antes, durante y después de la campaña, y que seguirá marcando el devenir político en el futuro inmediato, se fraguó en noviembre de 1992 entre la taiwanesa Fundación para los Intercambios en el Estrecho (SEF, siglas en inglés) y la Asociación para las Relaciones a través del Estrecho de Taiwán (ARATS, siglas en inglés) (3). Ambas entidades paraoficiales, contando con el aval de sus respectivos gobiernos, reconocieron verbalmente que ambos lados del Estrecho de Taiwán se adhieren al principio de “Una sola China”. Tras la victoria de Ma en marzo de 2008, una vez que las dos partes reanudaron de nuevo las negociaciones en junio de aquel mismo año, celebraron siete rondas de conversaciones y firmaron 16 acuerdos relacionados con los intercambios en materia de comercio, salud pública y seguridad alimentaria o nuclear, entre otros. El espíritu de dicho consenso, como recordaba Lai Shin-yuan, directora del taiwanés Consejo para los Asuntos de China Continental, “consiste en dejar a un lado los conflictos y realizar negociaciones de forma pragmática” (4). En ese marco de referencia a las relaciones con China que ha dominado la campaña sobre cualquier otro tema, también fue objeto de debate el Acuerdo Marco de Cooperación Económica (ECFA, siglas en inglés). Firmado en junio de 2010, marcó un punto de inflexión en las relaciones bilaterales, contextualizando los vínculos comerciales y definiendo el contexto de la integración en curso. Desde el 1 de enero, en aplicación del ECFA, se inició la segunda ronda de reducción de aranceles, con la eliminación total de impuestos para más del 94 por ciento de los productos incluidos en la lista de “cosecha temprana” de dicho acuerdo. Los efectos sobre el turismo, con la decisión tomada en junio de 2011 de permitir las visitas individuales a los ciudadanos del continente, se esperan significativos. Más de tres millones de chinos visitaron la isla en grupo desde mayo de 2008 (5). Tráfico de mercancías e inversiones junto con alianzas empresariales en sectores relevantes conforman su agenda de desarrollo que una vez clarificado el panorama electoral recibirá un seguro impulso. Para la oposición, sin embargo, nada menos idílico que el ECFA. Sus críticas aluden a las consecuencias para agricultores, pescadores y otros sectores sociales. Tsai asegura que Ma ha cedido demasiado a China y que el aumento de la relación bilateral a pasos tan vertiginosos ata el futuro de la isla a su poderoso vecino, temiendo que no exista camino de vuelta atrás. El PDP acepta la relación económica con China, pero plantea la revisión del ECFA y una diversificación de sus relaciones económicas exteriores, apuntando especialmente a India, Japón y otros países de la región, además de EEUU y la UE, a fin de evitar una excesiva dependencia. En otro orden, la gestión del gobierno saliente (6) fue objeto de críticas en el ámbito económico y social, especialmente por las cifras del desempleo, la congelación de los salarios y el bajo crecimiento económico que fuentes oficiales atribuyen a la crisis mundial. Ma, por su parte, recordó que el superávit comercial registrado en 2011 fue de los más elevados en la historia del país (26.690 millones de dólares estadounidenses), la creación de 375.000 empleos y el descenso del desempleo a menos del 4% con una inflación del 1,5% (7). Mientras, Tsai hizo hincapié en el deterioro del nivel de vida de buena parte de la ciudadanía, la creciente brecha de riqueza entre ricos y pobres, y alertó de la estrategia oficial consistente en priorizar el debate sobre las relaciones con China, más confortable para el gobierno, dejando a un lado la discusión sobre los problemas sociales, cuyo agravamiento desmiente la propaganda gubernamental y le podría propinar un efecto electoral claramente adverso. La moral pública (8), significadamente la lucha contra la corrupción, es un tema recurrente en todos los procesos electorales en Taiwán y tampoco podía faltar en esta ocasión. Ma, que durante su mandato creó una agencia de lucha contra la corrupción, logró mejorar en estos años la imagen pública de su acción de gobierno en esta materia. No obstante, la oposición no cejó en sus acusaciones respecto al uso de medios del Estado para instrumentarlos en su beneficio (9). El medio ambiente y, sobre todo, el futuro de la cuarta central nuclear actualmente en construcción, también ha provocado debates acalorados, evidenciando estrategias energéticas claramente diferenciadas (10. Un veinte por ciento de las necesidades de electricidad de la isla se abastecen con energía atómica. La crisis de Fukushima aumentó las reservas sobre sus riesgos. Taiwán dispone de tres centrales en funcionamiento construidas en los años setenta. La cuarta es motivo de controversia. El PDP exige un referéndum para decidir acerca de la continuidad del proyecto y alerta del peligro que entraña su ubicación en uno de los territorios con más riesgo de sismos del planeta. En 2000 las obras se paralizaron, pero en 2008, el Yuan legislativo, dominado por el KMT, ordenó el reinicio de la construcción. Ma es partidario de ponerla en marcha en tanto existan plenas garantías de seguridad, un extremo ciertamente difícil de acreditar. Un dato especialmente novedoso y relevante en esta campaña fue la intervención de poderosos líderes empresariales a favor del KMT (11). Parece que lo apretado e incierto de los resultados así lo exigía. De este modo, tanto Chang Yung-fa, barón de la industria y fundador y presidente del grupo Evergreen (transportes aéreos y marítimos); también Douglas Hsu, presidente de Far Eastern; Cher Wang, presidenta de la Corporación HTC y la mujer más rica de Taiwán; o Wang Xuehong, hija del fallecido ex presidente del Grupo de Plásticos Formosa, entre otros muchos, salieron en defensa del “Consenso de 1992”, movidos por la “única preocupación de garantizar el futuro desarrollo económico de Taiwán”. Los grandes grupos empresariales, pero también numerosas pymes, defendieron, en suma, que si la situación económica de la isla es envidiable se debe, en gran medida, a la existencia de unas relaciones sanas con China continental, poniendo como ejemplo las bondades del ECFA y sus consecuencias (crecimiento del PIB un 10,82% en 2010). Esto es de extrema importancia, concluyen, en un momento en que la economía mundial vive una época de especial fragilidad, que convierte en razón imponderable el desarrollo de las relaciones con el otro lado del Estrecho. En el tramo final de la campaña, Tsai, en un intento de vencer las reticencias sobre su programa político, adelantó por sorpresa una propuesta de creación de un gobierno de coalición, expresión institucional de ese consenso nacional deseado y del compromiso con el mantenimiento de un diálogo abierto y regular que sostendría con todas las fuerzas políticas, alejando así cualquier sospecha de intento de imposición de su criterio. Ma, por su parte, se limitó a ofrecer un compromiso de contacto regular con la oposición para abordar los grandes temas de la agenda (12). Con un bipartidismo tan acusado, las oportunidades para el PPP eran más bien escasas, aunque podrían ser suficientes para entorpecer el hipotético triunfo del KMT, su aliado y contrincante a la vez. La campaña del PPP resultó un tanto estrambótica, reflejo de las dificultades para captar la atención de un electorado pendiente preferentemente de solo dos opciones. El candidato a la vicepresidencia, Lin Ruey-shiung, inició su campaña oficial desplazándose a Bután, pequeño reino del Himalaya, para recordar la importancia de superar las luchas incesantes y buscar una felicidad que el PPP, asegura, pretendía acercar a Taiwán (13). Demasiada excentricidad para un electorado habitualmente caracterizado por su pragmatismo. En cuanto al peso de los taiwaneses de ultramar en la contienda resulta difícil de precisar. Según fuentes oficiales, frente a los 17.000 registrados para votar en 2008, en esta ocasión no se sobrepasó la cifra de 4.672 (14). No obstante, probablemente este dato no incluye a un buen número de taiwaneses que aun viviendo en el extranjero tienen su domicilio en la isla (al residir más de dos años en el exterior causan baja automáticamente en el censo y para poder votar deben estar domiciliados desde seis meses antes de la jornada electoral). Por otra parte, la cercanía de la Fiesta de la Primavera, pudo disponer un regreso escalonado. El papel desempeñado por la televisión, tanto a través de los modélicos debates entre los diferentes candidatos, como de los spots y otra presencia informativa continua, ha sido determinante, aunque los candidatos no ignoraron el tradicional contacto a pie de calle con los electores y las típicas caravanas para caldear los ánimos de los seguidores. Solo en televisión, se estima que el KMT gastó unos 200 millones de dólares, mientras que las cifras del PDP rondarían los 75 millones de dólares. El escenario de 2008 y su evolución En el año 2008, el PDP registró el mayor revés histórico desde su formación en 1986, pasando del 40 por ciento de escaños a menos del 25 por ciento. Mientras el KMT obtenía 81 representantes, el PDP solo 27. El KMT y las demás formaciones azules pasaron a controlar las tres cuartas partes de la Cámara. Pero el KMT llegó a las elecciones de 2012 con una situación ligeramente diferente. Los 81 escaños de inicio de la legislatura se fueron reduciendo hasta sumar 72, mientras que los 27 del PDP se elevaron hasta los 32, ello en virtud de los procesos electorales parciales vividos desde entonces. Dicha evolución da cuenta de una tendencia de claro ascenso del PDP que también se manifestó en los diferentes comicios locales, los últimos desarrollados en noviembre de 2010. En ellos, aunque fue el KMT quien ganó las votaciones en Taipei, Nuevo Taipei y Taichung, el PDP logró la victoria en Tainan y Kaohsiung y en el cómputo global de votos de las cinco ciudades superó al KMT. Dichos datos infundieron grandes esperanzas al PDP. En las elecciones de 2012, el PDP también aprehendió mejor las bondades del sistema electoral introducido en 2008. En las circunscripciones cuyo representante se decidía por el sistema mayoritario, hubo menos competencia entre los candidatos “verdes”. Por ejemplo, en 2008, hasta 13 candidatos de la UST compitieron con los del PDP en el conjunto del país, propiciando su derrota ante la unidad mostrada por los “azules”: solo en una circunscripción compitieron KMT y PPP. El PDP logró rehacerse rápidamente de su descalabro, en buena medida asociado a los pésimos efectos de la gestión de Chen Shui-bian, especialmente en su segundo mandato, condicionado por los graves casos de corrupción que le llevaron a la cárcel. La actitud de Estados Unidos y China Para China esta era una elección “ilegítima” que, por lo tanto, no reconoce. No obstante, resulta evidente su interés por su desarrollo y resultado ya que estaba en juego el éxito o fracaso de la estrategia aplicada por el PCCh y Hu Jintao en los últimos años, una política basada en la potenciación de los vínculos económicos y la interdependencia a todos los niveles para operar, paso a paso, una unificación de hecho. El mensaje de China en estos comicios ha sido mínimo y de contenido netamente económico. El 5 de enero dispuso la entrada en vigor del levantamiento del control sobre las importaciones de alimentos provenientes de la isla, renovando licencias a empresas taiwanesas interesadas en entrar en el mercado continental… (15). Por otra parte, sus preferencias también estaban claras para los 200.000 taiwaneses que tienen negocios en el continente. En los años noventa, los taiwaneses demostraron su falta de temor ante los ejercicios militares del vecino que producían el efecto contrario al deseado, pero otra cosa es jugar con los miles de millones de dólares que nutren el comercio con quien es su primer socio exterior. En cuanto a Washington, las relaciones con Taipei han mejorado de forma ostensible durante el mandato de Ma Ying-jeou. Reflejo de ello ha sido la reanudación de las ventas de armas o la inclusión de Taiwán en la lista de países candidatos para el programa de exención de visados. Taiwán dispone de un poderoso lobby en Washington, pero en algunos medios en Taipei existe la convicción de que la Casa Blanca está embarcada en una estrategia para salir del problema de Taiwán ante la trascendencia de su relación con China. De visita en Taipei, el exjefe de la oficina capitalina del Instituto Americano en Taiwán, Douglas H. Paal, llegó a criticar sin tapujos la “vaguedad” de las propuestas de Tsai en orden a salvaguardar la paz y la estabilidad en el Estrecho, que constituye la preocupación número uno de EEUU (16). Tanto China como EEUU apoyaron al KMT. Washington se debate entre el interés por preservar su influencia en la isla y no incomodar excesivamente a China. No se fía del todo de Ma, a quien consideran partidario de la unificación sin rodeos, lo que podría restarle un valioso aliado en Asia-Pacífico, la región estratégicamente preferencial para la Administración Obama, pero la opción del PDP, más proclive a una alianza con EEUU y Japón capaz de plantar cara a China, entraña riesgos que no parece dispuesto a correr. Los resultados El KMT obtuvo el apoyo de 6.891.139 electores (el 51,6%), es decir, 768.875 votos menos de los obtenidos en 2008, que no alcanzaría siquiera sumando los 369.588 obtenidos por su rival aliado, el PPP. RESULTADOS ELECCIONES PRESIDENCIALES 2012
Fuente: http://www.cec.gov.tw/en/P1/n000000000000000.html Por el contrario, aun perdiendo, la oposición demostró una gran fortaleza. Obtuvo el 45,6% (frente al 41,55% de 2008) y 6.093.578 de sufragios (648.629 más que en 2008), confirmando los pronósticos que le aventuraban un mayor respaldo, si bien insuficiente para alcanzar su objetivo de desbancar al KMT, en parte como consecuencia de fracasar la expectativa de un arrastre de votos nacionalistas a favor del PPP. En el Yuan legislativo se verificaron las mismas tendencias: retroceso del KMT e incremento del PDP en cuantías que no alteran la radiografía esencial del espacio político parlamentario: el KMT logra una mayoría absoluta sobrada con 64 escaños (17 menos que en 2008) frente a los 40 del PDP (13 más que en 2008). La posibilidad de una pérdida de la mayoría absoluta (que mantiene por solo 7 votos) en el transcurso de la legislatura, asoma en el horizonte. Nationwide At-Large Legislator & Overseas Compatriot Legislator Party Votes
Fuente: http://www.cec.gov.tw/en/T4/n000000000000000.html
Los resultados confirmaron la división político-territorial del país, con la preponderancia “verde” en el sur de Taiwán, especialmente en Tainan, Pingtung, Taitung y Chiayi, mientras que en el Norte (Taipei, Nuevo Taipei, Keelung, Taoyuan, Hsinchu y Maoli) mantuvieron su fidelidad al KMT, a excepción del distrito de Yilan. EL PDP obtuvo también una importante victoria en la isla de Penghu y en Kaohsiung, obtuvo siete de los nueve escaños en disputa (en 2008 había obtenido 3). Entre las figuras públicas desautorizadas por los electores cabe señalar a Chiu Yi, diputado del KMT conocido por sus duros ataques al ex presidente Chen Shui-bian; la derrota de Lin Yi-shih en Kaohsiung, destacada figura del KMT; o la del propio hijo de Chen Shui-bian, Chen Chih-chung, cuya candidatura independiente permitió la victoria del KMT en la novena circunscripción de Kaohsiung. El Comité Internacional creado para vigilar el proceso y el escrutinio, constituido en diciembre por parlamentarios, académicos y representantes de la sociedad civil, tanto de Taiwán como de Europa, EEUU y Japón, concluyó que las elecciones fueron “libres en lo esencial pero injustas en parte” (17), destacando la persistencia de prácticas rechazables como la compra de votos o la utilización de medios del Estado con fines electorales. Conclusiones e hipótesis de futuro La reelección de Ma es un triunfo personal en la medida en que rubrica su apuesta por el acercamiento Taipei-Beijing, concretado en los últimos años en la apertura de las comunicaciones directas, la llegada masiva de turistas continentales, los intercambios de estudiantes, el ECFA o el impulso al discurso de la “Gran China”, que hasta entonces dormitaba en el baúl de los recuerdos. Su victoria indica que la mayoría de los taiwaneses desea proseguir esta política. ¿Cómo afectará este resultado a la evolución interna? En el orden económico, no cabe esperar sobresaltos, más allá de las incertidumbres que rodean la crisis global. Las negociaciones con China continental, en buena medida pendientes de una clarificación necesaria que despeja este resultado, proseguirán su curso natural en función de la agenda pactada entre la ARATS y la SEF en la que podrían ir asomando más dificultades que probablemente serán abordadas con el sentido añadido del momento histórico. En lo inmediato, la protección de las inversiones y la cooperación en materia aduanera definirán las prioridades (18) y las negociaciones en curso podrían verse aceleradas (19). Por lo pronto, a finales del primer trimestre del presente año, las organizaciones económicas y comerciales de ambos lados ya podrán establecer sus respectivas oficinas representativas a cada lado (20).
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