Ha causado sorpresa y preocupación en numerosos medios internacionales el reciente lanzamiento por parte de China de un misil balístico cuyo objeto fue la destrucción, exitosa, de un satélite meteorológico. Este ejercicio vendría a demostrar la sostenida mejora de la capacidad e iniciativa tecnológica del Ejército Popular de Liberación (EPL), tanto en orden a la defensa como en el ámbito espacial, aspectos ambos no siempre fáciles de diferenciar.
En Beijing, voces oficiales, sin confirmar ni desmentir el hecho, han intentado quitar hierro a la supuesta prueba y rechazado cualquier atisbo de auspiciar una carrera de armamentos en el espacio, pero la falta de transparencia, justamente cuando todos se las prometían tan felices con el retomado diálogo estratégico con EEUU en materia de defensa, que parecía dejar definitivamente a un lado la crisis del EP-3 (2002) sobre la isla de Hainan, ha echado un jarro de agua fría al proceso y retroalimentado las naturales suspicacias.
El primer ministro japonés, Shinzo Abe, envió una carta al premier chino, Wen Jiabao, transmitiendo un importante mensaje sobre las relaciones bilaterales. La carta, que según algunas fuentes pudiera guardar relación con este incidente, fue entregada al consejero de Estado chino, Tang Jiaxuan, durante el encuentro mantenido este lunes 22 de enero en Bejing con Nikai Toshihiro, legislador del gobernante Partido Liberal Democrático del Japón, quien se encuentra de visita en China.
Fuentes rusas, no obstante, calificaron de “exageradas y abstractas” las informaciones existentes sobre el suceso.
En cualquier caso, en la comunidad internacional, tanta o mayor sorpresa que la prueba china debiera haber producido, incluso con más indignación, la doctrina recientemente bendecida por el presidente George Bush, que postula el veto al libre derecho de cualquier país a la utilización del cosmos, reservándose de antemano para EEUU ““y sin disparar un solo tiro”“ cualquier prerrogativa en cuanto a la gestión y aprovechamiento del espacio interestelar. El texto sobre “Política Nacional en el Espacio Cósmico” confiere plenos poderes al secretario de Defensa (no es ese el indicio más evidente de un propósito de militarización del espacio?) para desarrollar las actuaciones necesarias a fin de garantizar su dominio absoluto del área extraterrestre y frenar similares aspiraciones de otros adversarios. Plantando su bandera en el espacio, en el documento, EEUU desautoriza cualquier intento de limitación de los derechos de su gobierno a través del fomento de una legalidad internacional que regule la actividad en el espacio cósmico en función de los intereses generales de la humanidad. Microsatélites ofensivos, nuevas armas y estrategias se incluyen en la doctrina galáctica de Bush. Y la misma Administración se queja ahora de que China no haya consultado con las instancias internacionales para llevar a cabo su prueba y acusa a China de falta de cooperación… ¿Trata China de poner coto a las ambiciones de Washington? Muy probablemente.
Es evidente que China, por otra parte, no va a proclamar a los cuatro vientos sus avances en el plano defensivo. La realización de esta prueba, de confirmarse, se produce a las pocas semanas de haberse presentado el Jian-10, un caza de fabricación nacional. Los progresos son constantes. Aún así, la estrategia consistirá siempre en reducir su importancia, lo cual no siempre será cierto, para evitar la propagación de la alarma, infundada o no, que tan bien se gestiona desde los medios occidentales. Por otra, el nuevo salto debe contextualizarse en el marco de un gasto en defensa que aún se encuentra a gran distancia de los países desarrollados. En 2005, según cifras oficiales, el presupuesto militar chino, supuso un 6% del estadounidense, un 53% del británico, un 67% del japonés y el 71% del francés. La credibilidad de dichas cifras no es, ni mucho menos, absoluta, pero la proporción real no debe alejarse mucho.
El chino es un proyecto global y no solo económico. En la definición de las cuatro modernizaciones que ha precedido al inicio de la política de reformas destacó siempre, con clara nitidez, la propia defensa nacional. En la mentalidad de los actuales dirigentes, tanto por razones del presente como también del pasado (la erosión y pérdida de soberanía es inseparable de su atraso en el orden defensivo), esta será una variable irrenunciable y muy importante en el futuro. Sin ella no se concibe la defensa de la propia soberanía, indispensable para poner en práctica un proyecto de país autónomo.
En esta línea, recientemente, el EPL anunció que va a fortalecer la educación ideológica y política de sus miembros, de acuerdo con las nuevas directrices educativas aprobadas por la Comisión Militar Central. Estas indicaciones recogidas en diez capítulos, publicadas por el Departamento Político General del EPL, establecen las metas, principios y contenidos de la educación de los soldados y oficiales, así como de los programas de las escuelas militares.
China, en paralelo, va a acelerar la investigación y fabricación de nuevo armamento y proseguirá con la modernización de su ejército. Así que preparémonos, porque cada vez habrá más novedades en este frente.