organizacion cooperacion shanghai sco logo

El Tratado de Shanghai

 Logo da OCS, clic para aumentar
En la OCS, a la presencia de Asia Central podría sumarse en los próximos años el Asia meridional, con la integración plena de India, Pakistán e incluso Irán, ya miembros observadores, además de Mongolia. Pero antes de la ampliación, los seis integrantes de la OCS (China, Kazajistán, Kirguizistán, Rusia, Tayikistán y Uzbekistán) han optado por reforzar los mecanismos de integración en materia de seguridad, energética, económica, comercial y financiera. (Foto: Logotipo da la OCS/SCO).
 

No es la versión asiática de la OTAN. Ni mucho menos del Tratado de Varsovia. Pero la Organización de Cooperación de Shanghai, que esta semana se reúne en la metrópoli china para celebrar su primer lustro de existencia, lleva todas las de ganar para afirmarse como una de las estructuras de seguridad e integración de mayor potencialidad en el presente siglo. Probablemente, quizás sólo en eso y por eso pueda compararse al papel desempeñado por la OTAN en el siglo XX. Al menos, esa vocación pesa en el espíritu de sus integrantes. Pero ¿podrá confirmarse esa hipótesis?

El contraste entre el auge económico de la región asiática y la inexistencia de estructuras y mecanismos de diálogo e integración, suficientemente templados, pudiera llevar camino de superarse. En la OCS, a la presencia de Asia Central podría sumarse en los próximos años el Asia meridional, con la integración plena de India, Pakistán e incluso Irán, ya miembros observadores, además de Mongolia. Pero antes de la ampliación, los seis integrantes de la OCS han optado por reforzar los mecanismos de integración en materia de seguridad, energética, económica, comercial y financiera. La heterogeneidad de situaciones de partida en cada uno de los sujetos miembros de la organización complica el logro de una perfecta sintonía. Rusia y China han acercado mucho sus posiciones, estimuladas por la común reticencia a la influencia EEUU en la región. Rusia, además, está dolida por la avanzadilla europea y caucásica de la OTAN. Pero incluso el lenguaje en materia de seguridad no está del todo consensuado y los nuevos países post-soviéticos de Asia Central, aún sumándose a la expulsión estadounidense de la zona, no son particularmente entusiastas de la presencia china, discrepando aún en cuanto a la identificación de las principales amenazas a la estabilidad.

En cualquier caso, Beijing dispone de la voluntad política y de la capacidad económica y financiera para acrecentar su influencia en la región, obteniendo, a cambio, contrapartidas importantes, especialmente en el ámbito energético, pero también en el de las infraestructuras. Ambos elementos pueden acelerar el logro de la cohesión que la OCS precisa. Rusia, Kazajstán y Uzbekistán han dado pasos para garantizar el suministro energético a China, lo que constituye una base muy sólida para la cooperación. China es ya un socio económico importante de todos ellos.

Las “revoluciones de color”, por otra parte, han avisado de lo frágil de la situación interna en Asia Central y de la carencia de mecanismos políticos, sociales y de seguridad para afrontar situaciones de crisis. El islamismo y ciertos nacionalismos son las fuentes acreditadas de inestabilidad pero ni por si solos ni a través de la OCS se ha logrado contener y orientar estos focos de tensión. Para China, temerosa del impacto en sus fronteras, constituye una prioridad y por eso, cabe esperar que la dimensión política regional gane peso también en la actividad de la OCS.

En el ámbito de la seguridad, cabe esperar igualmente un importante reforzamiento. Habrá medidas para aumentar la eficacia militar contra el terrorismo y las fuerzas insurgentes, reforzando los cometidos militares que puedan contribuir a pacificar los peligros del llamado por Alexei Bogaturov, “triángulo de la eterna guerra (Tadjikistán-Afganistán-Pakistán) y para exigir la retirada de la presencia estadounidense en la región. Se bastan solos.

Muy consciente de las rivalidades geopolíticas existentes en el mundo actual, la OCS es una afirmación de dominio, una expresión de fortaleza y contención que surge del propio entorno. Vayámonos acostumbrando a sus siglas.