20051124harbin cola auga

Harbin y la crisis medioambiental en China

 Cola para el agua en Harbin, clic para aumentar
El rápido crecimiento económico, de la industrialización y la urbanización de China, acompañado de una inversión en infraestructuras y capacidad de gestión inadecuadas, han contribuido en su conjunto al problema generalizado de la escasez y contaminación del agua. De las 640 mayores ciudades de China, más de 300 se enfrentan a la escasez de agua, con 100 de ellas sufriendo severas restricciones. (Foto: Harbin, 24/11/2005. Bomberos reparten agua a los residentes).
 

Una inmensa mancha de productos químicos tóxicos ha atravesado la ciudad de Harbin, en el noreste de China, arrastrada por la corriente del río Songhua, la principal fuente de agua potable de la localidad. Las aguas del río se contaminaron con benceno tras la explosión a mediados de noviembre último de una planta petroquímica en la vecina provincia de Jilin, que provocó una mancha tóxica de 80 kilómetros de largo. Según el periódico China Daily, tras la explosión, unas 100 toneladas de benceno fueron vertidas en el río Songhua, afluente del Amur, en la frontera natural chino-rusa, por lo que Moscú solicitó información a las autoridades chinas sobre la magnitud de la catástrofe para poder proteger a las comunidades rusas que residen en las proximidades.

Los cerca de cuatro millones de habitantes de Harbin han debido tomar medidas para alejarse de la contaminación, considerada altamente cancerígena. Las escuelas fueron cerradas y el consumo de agua y de los peces del río fue prohibido. Numerosos negocios hubieron de cerrar sus puertas, mientras las líneas aéreas ponían el cartel de “no hay billetes” para todos los vuelos con salida de Harbin. Botellas y contenedores de agua mineral se agotaron en los supermercados de la ciudad, mientras el Ejército hacía acto de presencia con varias toneladas de agua potable.

La Administración Estatal china de Protección Ambiental detalló que el agua contaminada del río incorpora niveles casi 30 veces más altos de lo normal de ingredientes químicos, y que se necesitarán unas 1.400 toneladas de carbón activo para absorber todo el benceno que contamina el río. El accidente y sus consecuencias han llamado la atención sobre el problema global del agua en el contexto chino, en especial, las dificultades para el suministro de agua limpia o el problema de la escasez de agua tanto para uso industrial como doméstico, en un número creciente de casos en la zona urbana de China septentrional.

De las cinco mayores cuencas fluviales de China, donde viven 900 millones de los 1.300 millones de habitantes del país, sólo la del Yangtsé posee en la actualidad un suministro abundante de agua. Las cuatro cuencas septentrionales ““ríos Amarillo, Hai, Huai y Liao-, por su parte, se caracterizan por una grave escasez de agua y el aumento del trasvase de agua hacia usos no agrarios. La cuenca del río Hai, donde se encuentran Beijing y Tianjin, cuenta con 92 millones de habitantes y actualmente sufre un déficit crónico.

El rápido crecimiento económico, de la industrialización y la urbanización de China, acompañado de una inversión en infraestructuras y capacidad de gestión inadecuadas, han contribuido en su conjunto al problema generalizado de la escasez y contaminación del agua. De las 640 mayores ciudades de China, más de 300 se enfrentan a la escasez de agua, con 100 de ellas sufriendo severas restricciones. Expertos de la Academia China de Ciencias Sociales advirtieron ya en 1998 que el problema en el campo era incluso más grave. Más de la mitad de los campesinos del país carecía de agua potable para beber, con 50 millones de agricultores y, al menos, 30 millones de animales en granjas sufriendo una grave escasez de agua. Según algunas estimaciones científicas, la grave escasez de agua se agravará en torno a 2030, cuando los recursos hídricos per capita bajen hasta un 20% dado el inevitable crecimiento de la población.

A mediados de siglo, el PIB de China se espera que se multiplique por diez, lo que requerirá más agua en las zonas urbanas y para las industrias. Al mismo tiempo, sus recursos hídricos tendrán que cubrir las necesidades de una demanda de 140 millones de toneladas de cereales y a una tasa de urbanización del 70%, frente al 30% actual. Cada año más de 26 millones de Ha de tierra de cultivo, aproximadamente un quinto del total de China, son acosadas por la sequía.

Por otra parte, conforme el vertido de aguas residuales domésticos e industriales aumenta, el agua limpia es cada vez más escasa. De acuerdo con los expertos de la Academia, a las ciudades costeras como Tianjin y Shangai les resulta cada vez más difícil proporcionar a sus residentes agua limpia para beber. La contaminación del agua del mar es habitual, y empeora debido a las insuficientes medidas adoptadas por las empresas para asegurar el vertido correcto de los residuos. La erosión del suelo en el noroeste también ha causado efectos sobre el suministro de agua potable.

La escasez de agua también puede tener consecuencias sociopolíticas. Un estudio sobre China realizado por el Consejo de Relaciones Exteriores de EEUU sugería que, a largo plazo, la escasez del agua podría hacer que disminuyera significativamente la capacidad del estado para mantener el control. Afirmaba que la escasez de agua, causada bien por la demanda bien por la oferta, ya había provocado importantes conflictos interprovinciales. El continuo crecimiento de la población, así como el incremento de las demandas de la agricultura y de la industria, se combinan con el resultado de fracturas en la cohesión del estado ante el número creciente de reclamaciones interprovinciales sobre estos recursos hídricos.

Otro informe de la Academia China de Ciencias Sociales (1998) predecía que el consumo de agua aumentaría un 60% hasta alcanzar los .000 millones de metros cúbicos a mediados del siglo XXI frente a los .000 millones de promedio a finales de la década de 1990. Esto pondría la demanda anual al 28% de las reservas de agua utilizables, y la experiencia dice que se produce una crisis del agua cuando la demanda supera el 20% de las reservas, señalaba el informe, citado por Geoffrey Murria e Ian G. Cook, en “China verde”.

La agenda medioambiental

China ha experimentado una espectacular industrialización desde las reformas económicas de 1978, además de un aumento del consumo de energía, sobre un fondo de crecimiento de la población y de urbanización sin precedentes. Todavía es uno de los países más pobres del mundo en renta per capita, pero el futuro parece prometedor conforme aumentan los ingresos, disminuye la pobreza y la esperanza de vida se aproxima a los niveles occidentales. Pero si no atiende a los problemas del medio ambiente le será difícil mantener un elevado nivel de crecimiento económico en las próximas décadas. Y, además, dado el peso geográfico, económico y demográfico de China, se trata de un tema crucial para toda la comunidad internacional.

Los problemas clave a los que actualmente se enfrenta China en esta materia podrían resumirse del modo siguiente:

· Alrededor de la mitad de la población carece de acceso a agua potable limpia, y consume agua contaminada por desechos humanos y animales que superan los niveles máximos permisibles.

· La subida del nivel del mar alrededor de China amenaza con destruir los diques construidos en el pasado con una tecnología muy atrasada para los estándares actuales. La excesiva extracción de la capa freática en varias ciudades litorales ha provocado un descenso considerable de los niveles de agua local, provocando el hundimiento del suelo y facilitando la invasión de agua del mar.

· Solo el 5% de las aguas residuales domésticas y el 17% de las industriales reciben algún tipo de tratamiento antes de entrar en los ríos, lagos, balsas y pantanos del sistema de regadío local. Casi la mitad de los ríos del país y el 90% de sus recursos hídricos están contaminados en cierto grado.

· Existen graves problemas de deforestación. En un país donde solamente alrededor del 10% de la tierra es cultivable, una tercera parte de ella se ha perdido desde 1960 debido a la superexplotación, los proyectos para producir energía y los proyectos industriales y de urbanización.

· La contaminación del aire en algunas ciudades es diez veces superior al nivel estándar promedio propuesto por la OMS.

· Si continúan las tendencias actuales de emisión de gases de efecto invernadero, partículas y metales pesados, China se convertirá muy pronto en el mayor productor mundial de lluvia ácida y el mayor emisor de gases de efecto invernadero.

Es verdad que el gobierno central ha emprendido una irreversible tendencia a invertir más en protección medioambiental; pero sus órdenes no siempre resultan de obligado cumplimiento en el ámbito local y la complejidad de los problemas a resolver, unida al inmediatismo que presiden los cálculos de las autoridades regionales, hacen temer por la efectiva superación de estos “descuidos” que evidencian como el medio natural ha sido una de las primeras y grandes víctimas sacrificadas para asegurar un vertiginoso desarrollo basado en el beneficio a corto plazo pero que, a la postre, puede devenir altamente desastroso.

Wang Wei, vicepresidente de la municipalidad de Jilin, máxima autoridad ambiental de la ciudad donde se produjo el derrame químico al rio Songhua, fue hallado muerto el 7 de diciembre, después de que el gobierno central anunciara que los responsables del desastre ambiental serían severamente castigados. La policía investiga las causas del desgraciado suceso que no debería servir para dar carpetazo a un problema que transciende y mucho la dramática exigencia de responsabilidades a título individual.