En lugar de adoptar la clásica estrategia asiática de crecimiento económico sustentada en la trilogía manufactura, mano de obra intensiva y exportación, India ha desarrollado su propio modelo. El mismo privilegia los servicios por sobre la industria y el capital intensivo por sobre la mano de obra intensiva. La pregunta es si este modelo le permitirá generar la suficiente base de empleo como para superar la pobreza e incrementar su demanda agregada.
En lugar de adoptar la clásica estrategia asiática de crecimiento económico sustentada en la trilogía manufactura, mano de obra intensiva y exportación, India ha desarrollado su propio modelo. El mismo privilegia los servicios por sobre la industria y el capital intensivo por sobre la mano de obra intensiva. La pregunta es si este modelo le permitirá generar la suficiente base de empleo como para superar la pobreza e incrementar su demanda agregada.
La fuerza del sector de servicios, que representa más del 50% de su PIB, ha hecho preguntarse a algunos si India puede acceder al desarrollo apoyándose fundamentalmente en este sector. De acuerdo a The Economist ello resulta improbable pues ni siquiera economías asiáticas de alta sofisticación en materia de servicios, como Singapur o Hong Kong, pudieron esquivar una fase manufacturera de mano de obra intensiva (3 junio 2006). Un papel de trabajo del Banco Mundial argumentaba, sin embargo, que la experiencia india ha llevado a los expertos a poner en tela de juicio la noción convencional de que la industrialización es la única vía rápida para alcanzar el desarrollo (Saurabh Mishra, Sussana Lunsdstrom and Anand Anand, “Service Export Sophistication and Economic Growth”, Washington D.C., March, 2011).
De acuerdo a esta segunda versión los servicios se han transformado ya en bienes de exportación y de consumo directo en paridad de condiciones con las manufacturas. En efecto, gracias a los avances revolucionarios en las tecnologías de la información y las comunicaciones, una inmensa cantidad de servicios pueden ser provistos a distancia y exportarse como si fuesen una mercancía cualquiera.
La inmensa ventaja comparativa de India en educación superior, dominio de inglés e infraestructuras informáticas y telecomunicacionales, le permite a ese país posicionarse a la vanguardia de los servicios mercadeables internacionalmente. De hecho, el sector indio de la tecnología de la información es cinco veces mayor al de China (Anil K. Gupta y Haiyan Wang, Getting China and India Right, San Francisco, Jossey-Bass, 2009).
No obstante, a pesar de las altas tasas de crecimiento económico que pueden generar los servicios a distancia su capacidad de empleo sigue siendo reducida. Ello deja sin responder las interrogantes sobre la superación de la pobreza y la incorporación de mayor demanda agregada. Máxime cuando el 27% del PIB que aporta su sector industrial se sustenta en capital intensivo, es decir, en la alta mecanización.
Siendo así hay que buscar respuestas en la agricultura, la cual aporta el 22% remanente del PIB. A diferencia de China, país montañoso y poco apto para la agricultura, India disfruta de extensas tierras cultivables, agua y sol. El problema es que su agricultura se sustenta en el pequeño campesino, lo cual está reñido con la alta productividad. Para propiciar esta última habría que recurrir a la agroindustria pero ello no haría más que aumentar el desempleo.
India se convertirá en la tercera economía mundial en fecha no lejana. Sin embargo, mientras no supere sus altos porcentajes de pobreza y las limitaciones de su demanda agregada no podrá alcanzar el desarrollo ni la estabilidad social.