Japón, dos años después de Fukushima

El accidente nuclear en Fukushima sacudió hace dos años una economía que lleva dos décadas perdidas y una clase política estrechamente ligada a los lobbies económicos y empresariales. El Partido Democrático Liberal (PDL) llegó al poder en 2009 prometiendo reformar el modelo japonés, pero dilapidó pronto todas las esperanzas. Tres primeros ministros en tres años, Yukio Hatoyama, Naoto Kan y Yoshihito Noda, fracasaron estrepitosamente. Volvió el Partido Liberal Democrático (PLD) tras triunfar rotundamente en las elecciones del 16 de diciembre de 2012. Logró la mayoría absoluta en la Dieta o Cámara Baja que controla 325 de los 480 escaños. El PDL fue barrido, pasó de 230 a 57.

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El accidente nuclear en Fukushima sacudió hace dos años una economía que lleva dos décadas perdidas y una clase política estrechamente ligada a los lobbies económicos y empresariales. El Partido Democrático Liberal (PDL) llegó al poder en 2009 prometiendo reformar el modelo japonés, pero dilapidó pronto todas las esperanzas. Tres primeros ministros en tres años, Yukio Hatoyama, Naoto Kan y Yoshihito Noda, fracasaron estrepitosamente. Volvió el Partido Liberal Democrático (PLD) tras triunfar rotundamente en las elecciones del 16 de diciembre de 2012. Logró la mayoría absoluta en la Dieta o Cámara Baja que controla 325 de los 480 escaños. El PDL fue barrido, pasó de 230 a 57.

La vieja guardia conservadora del PLD, con el primer ministro Shinzo Abe al frente, recupera las riendas del poder. Deberá afrontar dos retos prioritarios: recuperar una economía muy frágil y evitar que se tensen aún más las relaciones con sus vecinos, China y Corea del Sur.

Shinzo Abe pretende relanzar una economía que sufría su tercera recesión en cinco años. 2012 terminó con una inflación cero tras años de deflación, un déficit público del 9,9% y una deuda pública del 236% del PIB, la más elevada de los países de la OCDE, si bien el 94% del total está en manos del ahorrador japonés. Japón tuvo su primer déficit comercial desde 1980. Las recetas de Abe: una política monetaria y fiscal más expansiva, inyectar liquidez y un objetivo de inflación hasta el 2%. Busca estimular el consumo interno, más inversión pública y privada, crear más empleo y hacer bajar el yen para favorecer al sector exterior. Abe presionó hasta lograr el apoyo del Banco de Japón a sus medidas y situó como presidente a Haruhiko Koruda, crítico con la espiral deflacionista en que esta sumida la economía desde hace cuatro años. Espera que la economía crezca un 2,5% en el año fiscal abril 2013-marzo 2014.

Pero varios analistas dudan que los nuevos planes de estímulo fiscal, que ya aplicó el PLD en etapas anteriores, sirvan de mucho. Impulsaran la economía a corto plazo pero incrementan aún más la deuda pública y el déficit presupuestario. Un yen bajo favorece a las empresas exportadoras del sector del automóvil y electrónica pero encarece las importaciones energéticas. Japón, como EEUU, deja a lado la austeridad presupuestaria. Pero ya vemos las penurias de Barack Obama para cuadrar sus cuentas.

La vuelta del PLD al gobierno nipón tensiona las relaciones con China cuando la primera y segunda economías asiáticas acusan el impacto de la crisis financiera de EEUU y la UE. Las dos economías son interdependientes. China es el mayor socio comercial de Japón. Este es el cuarto mercado para las exportaciones chinas y el segundo inversor: 23.000 empresas niponas en el continente chino dan empleo a más de 10 millones de chinos. China precisa del capital y la tecnología avanzada japonesa.
Pero la crisis diplomática chino-japonesa fragiliza la economía japonesa. Las presiones comerciales de Pekín se doblaron cuando Tokio nacionalizó las islas Senkaku-Diaoyu, cuya soberanía reclaman Pekín. A su vez, Tokio reclama a Corea del Sur las islas Dokdo-Takeshima.

China es el gran mercado de las marcas japonesas. Las últimas campañas anti-japonesas hicieron caer las ventas de Honda, Toyota, Nissan, Panasonic, Sharp y Sony, etc.. Todas afrontan la competencia de los “chaebol” surcoreanos en el mercado chino. También bajó el turismo chino hacia el archipiélago. Y podrían frenar las negociaciones iniciadas en enero de 2013 para alcanzar un acuerdo comercial trilateral entre Japón, China y Corea del Sur.

Si las relaciones políticas con Pekín no se normalizan, Japón reorientará su sector exterior abriendo su economía mediante la firma de acuerdos comerciales con otros países de Asia-Pacífico. El primer viaje oficial de Shizo Abe al exterior en enero, fue a Vietnam, Tailandia e Indonesia para impulsar los nexos con tres economías emergentes del sudeste asiático. Tokio reforzará la cooperación económica con India, Singapur, Filipinas y Australia. El segundo cita, el 22 de febrero, fue con Barack Obama. Japón podría sumarse al “Transpacific Partnership”, una vasta zona comercial liderada por EEUU. E iniciará pronto las negociaciones para concluir un Acuerdo de Libre Comercio con la UE.

Japón revisará el plan de abandono de la energía nuclear que los gobiernos del PDL aprobaron en 2011 tras la tragedia de Fukushima. Yoshihito Noda cerró las centrales nucleares, paró la construcción de nuevas y fomentó el uso de energías alternativas con vistas a lograr el apagón nuclear en 2040. El PLD relanzará la opción nuclear. Hoy funcionan solo 2 de los 54 reactores pero se reabrirán gradualmente los que se consideren seguros. Tokio argumenta que las importaciones energéticas disparan el déficit comercial. La producción nuclear se sustituyó a corto plazo con gas y carbón importado que incrementaron las emisiones de gases de efecto invernadero. Pero Shinzo Abe será cauto ante una opinión pública reacia a la vía nuclear. No hará nada hasta después de las elecciones que, en julio, renovarán el Senado, la cámara alta donde el PDL tiene aún la mayoría.

Japón está en una encrucijada. El PLD quiere levantar el país. Pero hay escepticismo sobre si la economía japonesa podrá resucitar sin llevar a cabo las reformas estructurales aún pendientes y que son necesarias para afrontar los cambios geopolíticos y económicos que acontecen en Asia. Pero merece confiar en Japón. Es la tercera economía mundial.