La energía nuclear se mueve en Asia

Tres años después del desastre de Fukushima, la opción nuclear se reactiva en el mundo. También en Japón. El primer ministro Shinzo Abe impulsó a principios de 2013 un plan de medidas, “Abenomics”, para relanzar una economía estancada desde hacía ya dos décadas. Destaca la depreciación del yen, un 19% desde entonces, para favorecer al sector exterior nipón. Las exportaciones aumentaron pero mucho más las importaciones, resultando en 2013 un déficit comercial record de 82.300 millones de euros que siguió creciendo en el primer trimestre de 2014. La balanza  lleva 22 meses consecutivos siendo deficitaria. Se disparó la factura de las crecientes importaciones energéticas, principalmente de gas licuado, que Tokio debe asumir desde que se cerraron todas las centrales nucleares que antes del accidente de Fukushima aseguraban el 28% del consumo eléctrico del país.

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Tres años después del desastre de Fukushima, la opción nuclear se reactiva en el mundo. También en Japón. El primer ministro Shinzo Abe impulsó a principios de 2013 un plan de medidas, “Abenomics”, para relanzar una economía estancada desde hacía ya dos décadas. Destaca la depreciación del yen, un 19% desde entonces, para favorecer al sector exterior nipón. Las exportaciones aumentaron pero mucho más las importaciones, resultando en 2013 un déficit comercial record de 82.300 millones de euros que siguió creciendo en el primer trimestre de 2014. La balanza  lleva 22 meses consecutivos siendo deficitaria. Se disparó la factura de las crecientes importaciones energéticas, principalmente de gas licuado, que Tokio debe asumir desde que se cerraron todas las centrales nucleares que antes del accidente de Fukushima aseguraban el 28% del consumo eléctrico del país.

La mayoría de los japoneses siguen oponiéndose a un retorno a la opción nuclear. Pero Shinzo Abe, con estrechos nexos con los lobbies empresariales pro-nucleares, confirmó el 11 de abril el nuevo Plan energético que prevé reabrir aquellas centrales que cumplan las normas de seguridad aprobadas en julio de 2013 por la Autoridad reguladora nuclear. En principio se calcula que se podría dar luz verde a la reapertura de 14 reactores que asegurarían el 10% del consumo eléctrico. La nueva política no excluye la construcción de nuevos reactores.

Fukushima abrió en marzo de 2011 un gran debate mundial sobre la seguridad de la energía nuclear. En la UE se encuentra a faltar una política energética común. Alemania decidió en junio de 2011 cerrar todas sus centrales nucleares antes de 2022 y apostar por las energías renovables. Pero la transición energética se presenta altamente costosa y compleja y obliga a las empresas energéticas alemanas como EON y RWE a una dura reestructuración para reorientarse hacia otras energías alternativas. También Italia y Suiza frenaron sus programas. En cambio, París y Londres persisten por la vía nuclear. Francia con 58 reactores, defiende los intereses de su estratégica y avanzada industria nuclear. Gran Bretaña con 16 reactores, decidió en 2013 construir 2 en Sommerset, un proyecto liderado por Electricité de France con tecnología de Areva y con capital chino aportado por China General Nuclear Corp. y de China Nacional Nuclear Corp. Y Polonia aprobó el 28 de enero un plan energético que prevé abrir una central nuclear antes de 2024 y otra para 2035. EEUU decidió en 2012 construir 2 reactores nucleares en Vogtle (Georgia), los primeros en tres décadas y proyecta otros 3 a pesar de sus inversiones para explotar el gas de esquisto o “francking”.

Pero el futuro de la energía nuclear se juega en los países emergentes y en vías de desarrollo. China e India, el 37% de la población mundial, son dos países claves. Sus necesidades energéticas son inmensas. No renunciarán a la energía nuclear que complementarán con las renovables. En China, el primer importador energético mundial, el consumo eléctrico crece un 12% anual. Tiene 21 reactores operativos y 28 en construcción. India cuenta con 21 operativos y 6 en construcción. Y otros países emergentes como Rusia, Brasil, Turquía, Jordania, Tailandia, Indonesia, Malasia, Vietnam y Sudáfrica apuestan por la opción nuclear. También Corea del Sur prosigue la vía nuclear con 23 reactores y 5 en construcción.

Los lobbies pro-nucleares defienden la conveniencia de ir cerrando las centrales con tecnologías obsoletas para substituirlas por otras de última generación. Esgrimen argumentos políticos (reducir la dependencia energética), económicos (la volatilidad de los precios energéticos), sociales (garantizar el acceso a la electricidad a toda la población) y medioambientales (luchar contra el cambio climático). Pero la vía nuclear esconde un componente militar: la línea que separa el uso civil del militar es difusa. Algunos países del Golfo como Irán, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos, muy ricos en recursos energéticos, quieren tener reactores nucleares.

Según un estudio de Rolan Berger Strategy Consultans publicado el 12 de marzo, la capacidad energética mundial podría aumentar un 26% hasta 2030. Actualmente hay 435 reactores nucleares operativos y se construyen otros 72 en 15 países. El accidente de Fukushima retrasó la toma de decisiones para poder revisar los niveles de seguridad y la viabilidad de las centrales en funcionamiento o proyectadas. Tres años después, la energía nuclear se reactiva pero continuará el debate sobre sus potenciales riesgos.