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La otra gira de Hu Jintao

 Edificio CNOOC en Beijing, clic para aumentar
Se calcula que el consumo chino de petróleo alcance este año los 6,95 millones de barriles diarios y, después de EEUU, es ya el segundo consumidor mundial, pudiendo doblar estas cantidades de aquí a 2025. La importancia de África en la estrategia energética china ha quedado de manifiesto en la compra del 45% de una concesión petrolera en Nigeria por parte de la CNOOC. La operación ha ascendido a 2,2 millones de euros. (Foto: Edificio de la China National Offshore Oil Corporation (CNOOC) en Beijing).
 

Además de EEUU, el presidente chino, Hu Jintao, ha visitado Arabia Saudita, Marruecos, Nigeria y Kenia. El hilo conductor de la segunda fase de su gira mundial ha sido la obtención de un mayor aprovisionamiento de petróleo y de otros recursos energéticos o materias primas. Riad es su primer abastecedor de petróleo (22,2 millones de toneladas en 2005) y, en este viaje, el gigante chino Sinopec ha ampliado sus vínculos con la saudita ARAMCO. Pero no se queda ahí: China desea lograr una mayor integración bilateral y atraer más inversiones de Arabia Saudita.

La actual aproximación al continente africano no tiene nada que ver con el idealismo revolucionario de la década de los sesenta, ni con el antisovietismo de la década siguiente. En enero de este año, China ha publicado su primer documento oficial relativo a la política africana, proponiendo una fórmula de relación basada en la asociación para el desarrollo y excluyendo la ingerencia en los asuntos internos. Esa política es bien recibida en una región que no soporta bien las contradictorias lecciones de integridad occidental. La proximidad se completa con inversiones en infraestructuras básicas, préstamos y otras ventajas financieras. Todo ello explica que este continente dirija cada vez más su mirada hacia Oriente.

Esta es su segunda gira africana en dos años. A principios de 2004, Hu visitó Egipto, Gabón y Argelia. China quiere asegurarse un aprovisionamiento regular de los países productores africanos y diversificar sus riesgos. Se calcula que el consumo chino de petróleo alcance este año los 6,95 millones de barriles diarios y, después de EEUU, es ya el segundo consumidor mundial, pudiendo doblar estas cantidades de aquí a 2025. La importancia de África en la estrategia energética china ha quedado de manifiesto en la compra del 45% de una concesión petrolera en Nigeria por parte de la CNOOC. La operación ha ascendido a 2,2 millones de euros.

China está presente en Sudán y en Libia, en Angola o en Guinea ecuatorial, Congo, Santo Tomé y Príncipe o Gabón. Es el tercer comprador de petróleo gabonés y adquiere la cuarta parte del petróleo angoleño. En Marruecos, el interés principal se centra en los fosfatos, pero Hu aspira a reforzar su presencia en el Magreb. En poco tiempo veremos fabricar aquí productos chinos con mano de obra y materias primas marroquíes que luego serán comercializadas en Europa y en África. A cambio, Rabat espera el apoyo de Beijing en Naciones Unidas al plan de autonomía del Sahara. En Kenia, Hu Jintao también ha establecido un acuerdo para la prospección petrolera. Todos los gastos de prospección son por cuenta de China.

Por otra parte, en el ámbito comercial, las sociedades chinas invierten en sectores habitualmente descuidados por los inversores occidentales y que contribuyen al desarrollo de estos países (desde las telecomunicaciones a la construcción, pero también la asistencia en la agricultura, la mejora de las infraestructuras rurales, etc), alentando una imagen de mayor beneficio para las colectividades locales. Y la colaboración en materia de defensa también va en aumento.

Esta política en relación a África está transmitiendo una imagen de progresivo liderazgo de China en el continente, no tanto por las cuestiones ideológicas tan del gusto en su día del presidente Mao, sino por la activación de intereses económicos comunes y por compartir un mismo discurso de no ingerencia en lo político, del que ambos se benefician a nivel internacional. No sólo trata de satisfacer sus necesidades de petróleo, sino de utilizar la energía como medio para ampliar su influencia en la región.