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No tan alineados en La Habana

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 Felipe Pérez Roque, clic para aumentar
Ante el hermetismo en torno a la convalecencia de salud de Fidel Castro y las muy contadas apariciones públicas de su hermano Raúl, las primeras imágenes de inauguración de la cumbre mostraron a un activo canciller cubano Felipe Pérez Roque como verdadero maestro de ceremonias, probablemente con la finalidad de asentar su posición política dentro y fuera de Cuba. (Foto: Felipe Pérez Roque realizando un discurso durante un acto de presentación de la Cumbre de los Países No Alineados en La Habana el 11 de septiembre de 2006).
 

Despierta un gran interés el desarrollo de la XIV Cumbre de los Países No Alineados, MNOAL, a inaugurarse el lunes 11 en La Habana. En primer lugar, porque el país anfitrión y presidente del organismo hasta el 2009, presenta un intrigante proceso de sucesión-transición política que pone a prueba de fuego a su actual dirigencia.

En segundo lugar, porque en un mundo en desarrollo que busca alcanzar las necesarias cotas de multipolaridad que limiten la hegemonía unilateral estadounidense, el consenso entre los 118 representantes de la MNOAL no parece completamente garantizado en cuanto a las críticas hacia las políticas de Washington, tal y como se evidenció en los diversos matices del borrador de declaración final.

Desde la perspectiva simbólica, en sus 51 años de historia, la Cumbre de los No Alineados normalmente fue un foro político proclive al pleno desarrollo de líderes carismáticos, dotados de una gran oratoria, cuyo personalismo impregnaban el devenir de este organismo venido a menos tras el final de la guerra fría y que actualmente busca su espacio en el sistema internacional del siglo XXI. Los casos más significativos de carisma político lo han sido Nasser, Mao, Nehru, Mobutu o el propio Fidel Castro.

Es por ello que, en la actual coyuntura cubana, la esperada reaparición pública de Fidel Castro tras su cesión del poder en manos de su hermano Raúl en julio pasado, era el foco que mayor atención reflejaba en esta cumbre. Con Fidel en el escenario se disiparían muchas de las conjeturas en torno a su estado de salud.

Independientemente de ello, ante el hermetismo en torno a la convalecencia de salud de Fidel y las muy contadas apariciones públicas de Raúl, las primeras imágenes de inauguración de la cumbre mostraron a un activo canciller cubano Felipe Pérez Roque como verdadero maestro de ceremonias, probablemente con la finalidad de asentar su posición política dentro y fuera de Cuba.

El otro elemento simbólico de esta cumbre lo constituye el presidente venezolano Hugo Chávez. A sus 52 años, con su peculiar caudal carismático y retórico que relega lo "políticamente correcto", Chávez acude a La Habana con la mira puesta en su posible reelección presidencial el próximo mes de diciembre, en la eventual elección de por vida por medio de un plebiscito para el 2010 y en su estrategia de buscar apoyos para incluir a Venezuela con un puesto en el Consejo de Seguridad de la ONU.

La activa diplomacia que busca asentar internacionalmente al líder de la "revolución bolivariana" como adalid de la antiglobalización y el "imperialismo estadounidense" tendrá en la cumbre de la MNOAL el escenario proclive para relanzar a Chávez como icono global y, posiblemente, constituirse en el verdadero sucesor del enérgico Fidel que brillaba en anteriores cumbres. En este apartado, tendrá seguramente como socio en La Habana al presidente iraní Mahmud Ahmadíneyad.

Aunque no son notorias en su esencia, la presente cumbre de la MNOAL muestra también ciertas fisuras sobre cómo asentar la organización en el mundo multipolar que se busca y, principalmente, en torno a cómo manejar sus relaciones con Washington. Ciertas ausencias públicas pueden dar muestra de las dificultades que existen en el seno del organismo.

Se habla de la persistencia de dos ejes dentro de la MNOAL: el constituido por Venezuela, Cuba, Irán, Siria y Bolivia, principalmente, y que busca radicalizar su posición y enfrentamiento con el gobierno estadounidense. El otro eje, conformado por países tan diversos como Colombia, Pakistán, Afganistán, India o Chile, es aún más difuso pero manifiesta cierta tendencia a moderar (aunque no evitar críticas) a la política estadounidense. Sin embargo, algunos de ellos son estrechos aliados militares y financieros de Washington, con lo cual se cuidan en medir sus posiciones.

La probable ausencia de líderes como el sirio Bashar al Asad, ocupado por el reciente intento de atentado en Damasco, y el presidente boliviano Evo Morales, atenazado por las protestas sociales y la presión política opositora hacia su proyecto constituyente, deslucirán en alguna medida la evolución de esta cumbre.

Para la MNOAL, la cumbre de La Habana supone una necesaria renovación y puesta en marcha de cara a buscar un lugar propio en un mundo más amplio y participativo. En este sentido, las crisis del Líbano y Palestina, la pujanza del Irán "nuclear" y la postura de Washington ante los cambios sociales y políticos en América Latina, podrían constituirse en los temas estrella de esta edición.