¿A qué obedece el acelerado incremento de los precios del crudo? ¿A factores especulativos de los mercados? ¿A crisis en el suministro o perspectivas de agotamiento de los recursos? ¿A factores geopolíticos?
La enorme dependencia energética global obliga a enfocar la atención en la dinámica de los precios. Aquí es donde entran a jugar diversos factores, muchos de ellos también determinados por el hecho de que el mercado petrolero de 2008 es sustancialmente diferente al de los años setenta del siglo pasado, cuando otro dramático incremento determinado por crisis bélicas y políticas en Oriente Medio disparó los precios y las alarmas en los países consumidores.
Probablemente, el factor de mayor peso que incide en que los precios se incrementen de forma exagerada y acelerada es la enorme especulación de los mercados, condicionada a través de consultoras financieras y de diversos "gurús" económicos, muy dados a fomentar matrices de opinión.
Cuando se anuncia incesantemente un aumento del precio del petróleo, la automática presión en los mercados obliga muchas veces a los países productores a incrementar estos precios. Así, un rasgo distintivo del mercado actual es que el precio del petróleo se decide más en las bolsas de valores que en el seno de la OPEP.
Precisamente, esta dinámica de precios deja en evidencia la pérdida de influencia y peso político por parte de la OPEP, considerado el principal cartel de los países productores de crudo. Esta dinámica actual de los precios y el enorme poder de persuasión de los mercados y analistas rebasan absolutamente cualquier decisión que se tome en Viena, sede de la OPEP.
Dejando de lado la especulación de las bolsas, existen diversos factores geopolíticos, no exactamente concebidos en la percepción del agotamiento de las fuentes del petróleo.
Regiones como Oriente Medio, el Mar Caspio y el África occidental concentran la mayor parte de las riquezas petroleras, así como países como Venezuela, Rusia, Indonesia y Nigeria y posibles nuevos productores como Brasil, aumentan no sólo sus arcas financieras sino su poder de influencia en los mercados.
A este escenario puede añadirse el hecho de que los recientes decretos de estatización de las empresas petroleras nacionales en Rusia y Venezuela, por tomar dos ejemplos, y la frecuente utilización del petróleo como arma política, influyen también en la dinámica especulativa de los precios.
La búsqueda de fuentes energéticas alternativas, como el etanol y la soya, potencian también la escalada de precios. Este factor inmediatamente influye en el también dramático ascenso de los precios de los alimentos y la de por sí comprobada carestía, que afecta principalmente a los países del Tercer Mundo, tal y como se comprobaron en los diversos disturbios desde Egipto hasta Haití. La cumbre de la FAO la semana pasada en Roma evidenció también la falta de concreción y compromiso político para solucionar el tema.
El elemento especulativo en los mercados sigue siendo el factor más decisivo a la hora de influir en los precios. Ya se habla abiertamente y sin tapujos de un petróleo a 200 dólares para el 2009, siempre y cuando no ocurran diversos acontecimientos transversales que permitan acelerar el incremento de los precios, tales como una posible guerra contra Irán.
Todos estos factores profundizarán el pulso geopolítico entre los países productores, las multinacionales petroleras y los países consumidores, así como la enorme dependencia mundial hacia el crudo y del gas natural.