En uno de sus, como siempre incisivos, artículos (Maniere de Voir, oct-nov 2004) Ramonet nos decía que la proxima elección presidencial en EEUU sería determinante para el destino del mundo. Ello era consecuencia de que la política exterior del país hegemónico afectaría siempre la gobernabilidad mundial y porque la estrategia seguida desde el "centro", fuera esta uni o plurilateral, basada o no en el vector militar del poder etc. determinaría opciones que a todos nos afectarían. Añadía Ramonet, con cierta ironía, que ya que todos nos veríamos afectados, un mínimo de democracia exigiría que toda la ciudadanía mundial participara en el empeño.
Es evidente que la proxima elección estadounidense se desarrolla en una tensión ideológica muy grande que suscita más interés que la de enfrentamientos anteriores. Los espectadores de lo que ocurre nos vemos cada día asaltados por ambiguas declaraciones, enfrentados informes, suscitados temores, noticias de crímenes, discrepantes valores y valoración personal de los protagonistas, opciones de futuro sobre el destino de pueblos enteros, y cientos de temas que inciden sobre una elección en la que factores materiales, rémoras ideológicas, valores etc, determinarán, en última instancia un incierto futuro. Es evidente que estas reflexiones, muy personales, solo pueden alcanzar ciertos aspectos de este complicado tema y de este modo nos limitaremos a ellas enumerándolas específicamente, en pro de cierta claridad, pero teniendo siempre en cuenta su intima relación.
Aunque las diferencias entre Bush II y Kerry son considerables no conviene caer en una disyuntiva excesiva. Tanto uno como otro atenderán como prioritarios los intereses del Estado estadounidense, no renunciaran a la utilización de la fuerza cuando lo estimen necesario, no iniciaran una reducción drástica de su fuerza militar exterior, etc. La mayor diferencia consistirá en que Kerry buscará el acomodo de un consenso con otros países del centro capitalista para, a través de una política de clase internacional y burguesa, seguir explotando conjuntamente, como Kautsky previera, las riquezas del "Sur" mientras que la política brutal, militarista nacionalista y unilateral de Bush puede conducirnos a un nuevo "fascismo de sistema", es decir una política que gira en torno a un "Centro" fuertemente jerarquizado, insuficientemente aceptado por otras "economías de mercado", una política en la que los países pobres se verían abocados a aceptar un determinado sistema, no por las supuestas y falsas capacidades que este tendría para alcanzar una prosperidad e igualdad económica universal, sino por obra y desgracia de su poder de interferencia militar fuertemente centralizado.
1º. Encuestas
Todos los días recibimos cataratas de datos que nos hablan de la posible credibilidad o popularidad de los candidatos. Estas encuestas o valoraciones de opinión se ven muy afectadas por elementos a corto plazo, como puede ser una Convención partidaria, la amplitud de la transmisión de un determinado informe oficial, las opiniones de funcionarios expertos en una determinada problemática, la difusión alcanzada por filmes, libros y otros elementos de información y propaganda, las cambiantes percepciones por parte de los electores de su riesgo o seguridad, la habilidad retórica y capacidad de cada enfrentado candidato en una entrevista televisiva, etc. Son, muchos de estos elementos desestabilizadores de imagen, de importancia breve, y que no me parecen tener una ponderación considerable a largo plazo. Situándonos desde una perspectiva más amplia todo parece indicar que a largo plazo la popularidad de la criminal acción bélica se ha ido erosionando lentamente, a pesar de la acción belicista de la inmensa mayoría de medios de información de masas. En Marzo del 2003, unos dos tercios de los ciudadanos apoyaban la guerra, hoy menos de la mitad y la mayoría considera un error el haber enviado tropas a Irak, se pone en duda el exhibido optimismo de Bush II sobre Irak y la estabilidad económica del país, y se considera con escepticismo que casi al mismo tiempo la revista Time le concediese un avance a Bush II de once puntos, la empresa Gallup, la CNN y "USA Today" de siete y el "Economist" de Londres y el "American Research Group" de solo un punto. Para regocijo de mis lectores, en un tema tan lúgubre, les recuerdo que el elemento que predice más fiablemente el resultado electoral está constituido por la venta de máscaras para niños con motivo de la fiesta carnavalesca en la víspera del Día de Difuntos (Halloween). Parece ser que hasta ahora la careta de Emperador Bush II es la más popular. ¡Horror!
2º. El ser y la conciencia de los actores, intervinientes pasivos de la elección
Decía Marx que el ser, la realidad social y vital de las personas, determina su conciencia, su percepción de la realidad, su ideología. Por desgracia eso sucede a largo plazo, en lo inmediato los valores vehiculados por la educación y el ambiente social, la labor de persuasiva propaganda de los medios de difusión de masas, la encarnación o no de ciertos valores en instituciones permanentes, como pueden ser las iglesias, permanentes sustentadoras de determinadas ideologías, etc. pesan como una lenta y pesada rémora en eso que podemos llamar la conciencia de un pueblo o comunidad. La conciencia real o figurada forma parte del "ser". No vamos a aburrir a nuestros sufridos lectores con las diferentes teorizaciones que tratan de explicar la relación que existe entre lo que es real o lo soñado, inducido o figurado. Solo vamos, pues a hacer un breve apunte sobre la realidad del "ser" del pueblo estadounidense y de ciertos rasgos de su "conciencia".
La realidad de la mayoría del pueblo dista mucho de ser brillante, sobre todo desde un punto de vista económico. Los desastres sociales de la obstinada política neoliberal de los EEUU han sido descritos por muchos autores. Nosotros solo deseamos aquí mencionar la obra de Isabelle Richet: "Les degats du liberalisme" (Textuel 2002) que hace una amplia catalogación del deterioro social de EEUU en los campos económicos, sociales, destructivos de la seguridad social, etc. en cuya excelente obra no queremos entrar. Bástenos dar, sin embargo algunas recientes pinceladas que corroboran la negativa apreciación de Richet. Helas aquí, de modo un tanto desordenado: La última versión del recurrente estudio "The state of working America" señala que el ingreso medio familiar en dólares constantes ha descendido en el periodo 2000 a 2003 en 1500 dólares y ello a pesar de que la productividad laboral aumentó en un 12 por ciento. Esto denota más la intensificación de los ritmos del trabajo que la de un moderado auge inversor. Hoy día más de 4,7 millones de estadounidenses viven, según estadísticas oficiales, por debajo del umbral de la pobreza, y según un reciente libro de Shipler ya se supera una cifra de más de 35 millones de pobres en el país; la conservadora estimación de la Oficina de Presupuestos del Congreso cifra el déficit, para 10 años a venir, en la insostenible cantidad de 1,4 trillones (sajones, o sea miles de miles de millones) de dólares; se han perdido en tres años 2,3 millones de puestos de trabajo (según Krugman) y finalmente mencionemos que la política de Estado en EEUU ha llevado a que el 10 por ciento más próspero de la población haya absorbido en los últimos treinta años cuatro quintas partes de la nueva riqueza producida. Según dice K. Philips los más beneficiados dentro de los ricos han sido los que pertenecen a la elite del 1% cuyos ingresos reales del 1977 al 1999 se incrementaron en casi el doble, antes de pagar impuestos, (en un 96%) y gracias a las rebajas fiscales neoliberales en más del doble (115%). Entretanto el salario real mínimo de situaba al mismo nivel de 1955, y el costo de las guerras ya se eleva a uno 200 billones (sajones) por año.
Lo que nos puede extrañar más a los europeos es que la política socialmente regresiva de Bush II y sus neoliberales y neo-conservadores podría seguir siendo empecinadamente seguida en años a venir si los republicanos ganan la elección. Según consta en el reciente libro de Daniel Altman: "Neoeconomics" se prepara una nueva reforma fiscal con la introducción de una gran batería de regresivos impuestos al consumo y una privatización de diversas formas de seguridad social. Estas son las medidas más fáciles de comprender de los muy cacareados "conservadurismo compasivo" y "sociedad de propietarios" que habilitaría a los ciudadanos a hipotecar, o invertir "sabiamente" sus futuras pensiones que de este modo no estarían fiscalizadas y garantizadas por alguna forma de heterónomo control.
Aparte de los ricos, el programa "Medicare", para que la población más añosa pueda adquirir algunas medicinas más baratas, ha sido el único con cierta proyección social para los desfavorecidos pero, incluso en este caso, el elemento más beneficiado ha sido el sector de las grandes compañías farmacéuticas, enormes contribuidores a la propaganda electoral de Bush.
Un elemento al que se ha atribuido una gran importancia es la degradación de las libertades públicas con medidas de tipo legislativo, como las "leyes patrióticas 1 y 2". Mi impresión es la de que los exorbitantes poderes concedidos al Estado por un extenso conjunto de medidas, que recordemos Bush II se propone prolongar si es reelegido, han tenido escasa repercusión sobre el conjunto de la población, que se siente amenazada y las considera necesarias. Ni la vida cotidiana ni la conciencia política de la gran mayoría se ha visto afectada por el que se puedan inspeccionar las fichas de los usuarios de bibliotecas, que se puedan realizar registros domiciliarios sin permiso judicial, que se permita con facilidad la intervención de comunicaciones telefónicas o informáticas, datos médicos, etc. Todo esto ha suscitado un agudo rechazo por parte de una elite intelectual y liberal hacia la que el "buen pueblo" ha sido condicionado en una actitud de odio despectivo por la masiva intervención de un sistema educativo y unos "media" proclives a una supina, demagógica, populista y eficaz propaganda. Mas ambigua es la acogida popular de acciones políticas que se apoya en viejas ideas, en muchos casos religiosas, de instituciones institucionalmente organizadas e ideologías de adscripción múltiple y difusa (como "Pro Vida") que acusa a los que quieren despenalizar la interrupción voluntaria de embarazos de "asesinos de fetos" pero que cuentan, según algunas encuestas con un seguimiento inferior al 50% o de los que se oponen, por motivaciones inconscientes o religiosas al matrimonio homosexual. Interesante también ha sido el movimiento de oposición a la experimentación con células madre que ha provocado un amplio rechazo incluso en gentes conservadoras, como la viuda de Reagan, que ven en esta actividad una esperanza para los aquejados de alzheimer o diabetes. Estos elementos deben de ser considerados, y si bien la frontera entre el ser real o discurrir vital de las grandes mayorías y la conciencia es de difícil definición el jugo electoral los tiene muy en cuenta.
3º. La conciencia de los ciudadanos
El interés que despierta entre los sociólogos, y los pedantemente llamados politólogos, el comportamiento social de diferentes individuos, grupos sociales y clases en un determinado momento de enfrentamiento, violento o electoral, o de integración sistémica, así como el de las fuerzas, objetivas o subjetivas que a ello contribuyen ha sido desde la antigüedad clásica objeto de meditación y controversia. Filósofos, sociólogos, psicólogos historiadores y pensadores de toda índole se han manifestado discrepantemente sobre el tema que abarca una concepción de la sociedad, del individuo, del grupo o clase, y de las motivaciones reales o fantasmagóricas que les han conducido a un determinado modo de manifestarse o actuar. Desde Platón y Aristóteles a Vico, Marx, Le Bon, Ortega y Gaset, Freud, Pareto, Mosca, Mann, y un largo etc, se ha reflexionado sobre el tema, y por lo menos desde Maquiavelo, y quizás antes, sabemos que un poder social no puede asentarse únicamente sobre la violencia o la desnuda fuerza y que un cierto grado de consentimiento es necesario para asentar o prolongar sin trauma o ruptura un determinado sistema. Los temas que plantea la situación actual y las opciones que se abren en la política de EEUU exceden en cierta medida el puro juego electoral y abarcan, más allá de la más que probable persistencia de un sistema capitalista o de mercado, la continuidad de una forma política que podría desembocar en un régimen autoritario o fascistoide (reelección de Bush) o de un nuevo sistema múltiple y multilateral que se enfrentaría con problemas internos de distribución económica y externamente de concertación con sistemas y países afines para redefinir (incluso desde la conservación de ciertas posiciones hegemónicas) nuevas acciones e instituciones de gobernanza mundial (Kerry y su partido).
Digamos de entrada que la conciencia de una sociedad naturalmente no es uniforme y depende, en gran medida, del grupo o clase en la que un individuo vive y la perciba. Sus variaciones son menos detectables en grandes temas, que afectan a la esencia y estructura del sistema social en que se vive, que las que conciernen a la eficacia, capacidad de imagen de un grupo dirigente, e ideología explícita o secreta de ese grupo. Es evidente que una situación, como la experimentada en los años de la gran crisis económica de los años treinta del siglo pasado, que subvierten los cimientos del orden social, suscitan reacciones políticas, como las del llamado "New Deal" que intentan modificaciones sustantivas del orden social y político establecido. El horizonte de interés político y capacidad de movilización del ciudadano medio de EEUU es múltiple y más intenso en problemas de su municipio o de su estado federado que en los de la nación en su conjunto. Aunque el sistema capitalista, con sus decrecientes tasas de expansión arrastra una larvada crisis desde los años setenta su carácter parece, excepto para los más desfavorecidos económicamente, poco dramático y no pensamos que pueda tener mucha repercusión en esta elección, o incluso a medio plazo. No sucede así con los avatares de la acción política exterior del Estado Federal y de su imagen proyectada desde el poder, que han experimentado, como Massing señala, un largo y lento deterioro que no ha podido ser ocultado totalmente por la vinculación del poder político y los medios de difusión de masas, evitar la realización de encuestas oficiales ni la difusión de opiniones individuales criticas (en conocidos filmes y libros) de autorizados expertos. Estos estratos menos profundos de la conciencia ciudadana son más susceptibles de jugar un papel de importancia en la elección venidera. No obstante lo anterior conviene brevemente evocar ciertos rasgos de esa "conciencia profunda" del ciudadano estadounidense, inducidas en la mayoría de los casos desde las clases dominantes por medio unas aceptados ideales o propuestas de individualismo, posibilidad de éxito social, recompensa del esfuerzo personal, fomento de ciertos mecanismos de autoestima o rechazo de una exclusión personal o grupal (ante la persistencia de ciertos valores aceptados o rechazados), de competitividad (genera etc, así como de ciertas corrientes, recientes muy determinantes y poco mencionadas, que afectan a cimientos sociales e ideológicos, como ocurre en el caso de los ciudadanos sindicados.
Si la crítica sistémica ha sufrido, sobre todo es EEUU cierto eclipse parcial por la implosión del sistema de "socialismo real" no ha sucedido lo mismo con el académico análisis social de los mecanismos psicológicos que juegan un papel determinante en la operación, integración o disrupción de la sociedad. Los trabajos de Jost, Sidanius, Burgess, Mosso y otros, que espero poder reseñar brevemente, son la base de estas esquemáticas observaciones que sirven de cimiento básico de lo que ocurre a corto plazo y que frena o condiciona lo que sucede en las percepciones.
El primer punto lo referiremos a la educación que como señala Said (en su comentario del último libro de Schlesinger sobre la sociedad estadounidense) es la "vía regia" para lograr la definición identitaria de una sociedad. La totalidad virtual de las instituciones de educación dan una visión de la sociedad estadounidense heroica, excepcional, misionera del bien, pacifista, justa etc. Cuando el general W. Boykin dice que "hemos sido creados para ser el ejercito de Dios e imponer el Reino de Dios" o cuando la gran gurú de los "media" Ann Coulter nos dice (en EEUU) que estamos luchando contra "enemigos salvajes" no hace otra cosa mas que repetir lo enseñado en un sistema educativo acrítico y casi unánime. El expansionismo del EEUU siempre se ha presentado como defensivo o movido por un "destino manifiesto" de intencionalidad divina, generalmente judeo-cristiana. El exterminio de los aborígenes, la guerra contra México, la determinante intervención de los soviéticos contra la Alemania nazi etc. se ocultan o minimizan para acentuar el carácter mesiánico y altruista de la acción de EEUU. Otro elemento de gran importancia es que, como dice Jost: "varias décadas de investigación acerca de la percepción psicológica de la justicia nos llevan a la aplastante conclusión de que la gente prefiere creer que el sistema social en el que viven es ecuánime, legitimo y digno de ser justificado, antes que caprichoso, injusto o ilegítimo". El elemento de extremo individualismo o autoestima viene dado por "la incapacidad de percibir cualquier ilegitimidad cristalizada institucionalmente, lo que conlleva dentro de los grupos estigmatizados, a atribuir cualquier consecuencia, o resultado negativo o desfavorable a sus propias carencias o falta de capacitación". Esta última característica se ve reforzada por el hacho de que basta un mínimo de movilidad social intergrupal para que, al no ser completamente herméticas las fronteras entre los favorecido y desfavorecidos, esta permeabilidad baste para evitar una convulsión revolucionaria. Como consecuencia de todo esto aquellos que, en EEUU, atacan al "status quo" o a cualquier forma de poder establecido son susceptibles de ser socialmente deslegitimados, lo contrario de lo que sucede con aquellos que lo defienden. Las políticas de la "tercera vía" de habilitación y esfuerzo individualista tienen un asiento adecuado en estas percepciones, en esta, para hablar en términos marxistas "falsa conciencia". Contrariamente a esto comprendemos el regocijo de David Brooks cuando afirmaba (en su libro: "Bobos- esto es burgueses bohemios- in paradise") que los estadounidenses "no tenían en la cabeza categorías marxistas" lo que según este poco respetable autor quedaba demostrado por una encuesta que subrayaba que un 19% de sus ciudadanos decía estar comprendido en el 1% más rico y, lo que es aun peor, otro 20% esperaba pertenecer algún día a esta privilegiada categoría.
Recientemente estas opiniones han sido corroboradas por los trabajos de APSA (Asociación Americana de Ciencia Política) que, entre otros hallazgos nos revela que: "los estadounidenses consideran la desigualdad como reflejo de la diferencia entre los individuos, antes que como defecto del sistema". Otra opinión de APSA digna de nota es la de que las disparidades económicas se incrementan en EEUU más rápidamente que en otros países. Las consecuencias de esto son particularmente descorazonadoras para quienes sustenten una opinión legitimadora de la democracia formal representativa ya que, por una parte la sociedad se encamina a formas plutocráticas cercanas a la de una democracia censitária el la que los privilegiados "participan más directamente y están cada vez mejor organizados para platear sus intereses y solicitudes ante los gobiernos", dominan la máquina electoral a través de donaciones y contribuciones políticas que determinan la elección de sus candidatos, y logran una atención legislativa preferente para sus reivindicaciones, haciendo verdad el adagio de que: "el dinero compra la atención". La consecuencia de todo esto es que el activismo político se circunscribe mayoritariamente a los ricos con lo que la gran proporción de abstencionistas (dos tercios de los electores para el Congreso y alrededor de una mitad para las elecciones a Presidente) no pueden extrañarnos. Lo más lamentable es que parece ser que existe una correlación positiva entre el aumento de la desigualdad y la influencia de los conservadores (o los neoconservadores) con lo que la serpiente cerraría un círculo vicioso en el que la pervivencia del sistema se alimentaría de su propia injusticia. No obstante estimamos que existen límites para esta política, no el menor de entre ellos la creciente desafección de un electorado cuyas tres cuartas partes comparte la opinión de que: "el gobierno está regido por solo unos pocos intereses dominantes que operan en su propio beneficio", una proporción esta que (la conciencia es lente) duplica la de hace 30 años. Esto parece confirmar los ya viejos temores de Huntington y de la Trilateral.
Aunque un somero análisis sectorial de los múltiples elementos sociales que participan en esa sociedad que el neoconservador Kristol ha llamado " formada de retazos" está fuera de nuestro propósito; si queremos hacer notar que muchos observadores de la realidad estadounidense como lo ha hecho en ocasiones Theda Skocpol, y otros sociólogos (¡como también el que esto escribe!) se deslizan a fáciles cuantitativismos, olvidando ciertos cambios profundo de signo cualitativo. Me refiero a un artículo de R. Barber en el último número de la revista francesa "Alternatives Internationales" en el que señala como las viejas y corruptas estructuras de las organizaciones sindicales (AFL-CIO), que tenían concomitancias con muchas mafias tuvieron que elegir, desde el extranjero, una nueva dirección. No me resisto a transcribir, referidas a las próximas elecciones las palabras de su nuevo presidente, presidente de una menor pero más combativa representación sindical: "Los electores americanos se enfrentan a una opción clara. De un lado la presente Administración que ha presidido la destrucción de millones de empleos bien remunerados, que sustenta una política económica favorable a los ricos y a las grandes empresas; de otra parte a un candidato que quiere que los americanos puedan emplearse y disfrutar de trabajos dignos, y resolver la crisis del sistema sanitario. Este sindicato apoya a Kerry, este es un sindicato opuesto a la formas perversas de deslocalización, particularmente de aquellas que se sustentan en la evasión de impuestos, opuesto a las empresas cuya producción beneficia solamente las grandes empresas multinacionales y multi-ubicadas mediante el juego de una contabilidad creativa". Recordemos que, dentro de la Unión Europea el representante de un gobierno derechista francés fustigó el juego manipulador de los "precios de transferencia" y de su repercusión sobre fiscalidades sesgadas y de que Chusudovski denunció hace muchos años el mecanismo de la transferencia internacional entre valores útiles y de mercado.
4º. La conciencia social más cercana
Proyección y mentiras desde el Estado; aprovechamiento de un ambiente de inseguridad y miedo. Rambo, que no rumbo, de un camino hacia la "libertad", naturalmente de un comercio globalizado. Dualismo ético autocéntrico de una política identitaria esencialista y elemental. Prestigio externo de EEUU; el abrumador caso de las torturas. Las dos cartas escondidas de Bush II.
A la conciencia social mas lenta, estructurante e integrante o corrosiva para un determinado sistema social debemos de contraponer la percepción de acontecimientos cercanos que pueden irse filtrando en la primera y que pueden condicionar acontecimientos recientes. Como la prensa, nacional e internacional, ha repetido hasta la saciedad las exhibidas motivaciones de una nueva guerra se han ido viniendo abajo estrepitosamente con el transcurrir del tiempo. A la existencia de ADM sucedió posteriormente, según dijo Wolfovitz el, según él, menos burocrático pretexto del "nation building" es decir de cambiar el carácter y la dinámica exterior de un Estado para hacerlo concorde con unos determinados intereses imperiales. Hoy ya nadie evoca las falsedades difundidas ante la ONU por Collin Powell entusiásticamente jaleadas por Ana Palacio. Estas falsedades van desde la tenencia de ADM a la imposible utilización de ciertos tubos de aluminio para fabricar material fisible, laboratorios móviles de fabricación de armas biológicas, compras fantasma de uranio, y miles más. Tres informes han sido importantes para desvelar estas patrañas. El primero el parcialmente publicado del Comité del Senado sobre Información o Espionaje (que algunos se obstinan en llamar inteligencia). Este Comité como otros trata al Presidente actual con guante blanco, revelando así el carácter sacro del personaje, y no publicará sus conclusiones finales hasta entrado el 2005, o sea mucho después de las elecciones. El Comité que podríamos numerar dos el Informe de la Comisión sobre el 9/11, promovido por los familiares de las víctimas del crimen de las torres gemelas y que, a pesar de desvelar múltiples mentiras y deficiencias, se muestra como el anterior muy circunspecto con los principales actores de la Administración. El último informe de esta tragicomedia se conoce por el nombre de su autor Charles A. Duelfer que la prensa ha conocido el 6 de Octubre. Duelfer, el jefe del equipo estadounidense de inspección, dirigió durante 15 meses un trabajo en el Irak invadido de 1200 personas, y entre sus conclusiones principales figura la de que Irak no había poseído en el transcurso de doce años (desde el fin de la primera guerra) depósitos de armas prohibidas y de que no estaba de modo activo tratando de producirlas.
Las falsas y urgentes admoniciones provenientes de la Casa Blanca sobre el peligro de una nube en forma de hongo, la inexistencia de gases letales (que Rumsfeld le había facilitado a Saddam en su guerra contra Irak), del mismo modo que la ausencia de armas biológicas, excepto en ínfimas cantidades destinadas a practicar asesinatos individuales y selectivos, dejaron a los principales miembros de la Administración en una posición muy desairada. Esta moral e intelectualmente ridícula situación solamente suscitó cínicas respuestas desde la Casa Blanca para reiterar un posible e hipotético proceso de intención o como anteriormente había dicho Rumsfeld reafirmar que: " la falta de evidencia no es lo mismo que afirmar que evidentemente algo falta". La ya mencionada obra de Massing y la nueva de James Bamford, expresivamente titulada: "A pretext for war" así como las viejas afirmaciones de O’Neil sobre el expreso deseo de Bush II de iniciar, despreciando cualquier evidencia, una guerra contra Irak confirman lo bien fundado de la preocupación públicamente expresada por el Senador Pat Roberts de la presión ejercida desde la Casa Blanca sobre funcionarios anónimos para que estos desenterraran cualquier evidencia concorde con el capricho del poder de Estado nos confirman en esta opinión. Corroborando esta Powers revela que en Enero de 2002 se convocó una reunión de WINPAC (Centro de Control de Armas, No- Proliferación e Información sobre Armas del Senado) y de que ante aproximadamente 50 funcionarios el que dirigía la reunión afirmó: "Ya sabéis si Bush quiere hacer una guerra, vuestra misión consiste en darle razones para hacerlo". En todas las ocasiones al verse descubierto Bush se ha pretendido escudar tras defectos de los sistemas de información o espionaje a fin de eludir su responsabilidad, o ha pretendido, frente a la evidencia del caos por todos contemplado, que el mundo está mejor sin Saddam y que las libertades ganan día a día posiciones en Irak. Es evidente que Bush II confunde el rumbo hacia la libertad con una especie de agresivo "Rambo" confirmando el titulo de un reciente libro de Chomsky: "La fuerza como política exterior de EEUU".
Aunque el citarse a uno mismo supone un pecado lamentable de narcisismo mental no me resisto a mencionar el, por desgracia de actualidad, articulo que aquí apareció con firma del 14 de Febrero del 2003 en el que, citando a Nietzsche, se afirmaba que: "El miedo es la emoción más fundamental y hereditaria del género humano". Es, a todas luces evidente, que esta "política del miedo", que yo allí discutía, sigue prevaleciendo hoy día en EEUU El interesado fomento del sentimiento de inseguridad por parte de Bush II y su patulea tiene dos elementos fundamentales; el primero es negarse a operar un necesario análisis racional sobre sus causas (se oculta que muchos miembros de Al Qaeda, como Brzezinski reconoció- estaban reclutados y financiados por el Gobierno de EEUU; el segundo es la obstinada negativa a reconocer que muchas acciones bélicas, emprendidas bajo falsos presupuestos fácticos y la posterior intencionalidad engañosa de obtener regímenes más morales, ha sembrado el odio y se ha constituido en un abonado terreno para la multiplicación de grupos terroristas.
Como afirmaba el gran filólogo, satírico e iconoclasta estadounidense Mencken, (en 1920): "El objetivo fundamental de la política práctica es el de mantener al populacho alarmado (y que clame, por lo tanto, a ser conducido hacia la seguridad) amenazándolo con una inacabable serie de genios malignos, la mayoría de los cuales son imaginarios". La permanencia de ese belicoso e imperialista objetivo ha sido un leitmotiv recurrente de la política de EEUU como ha quedado demostrado ya hace muchos años por el luminoso libro de James Chace y Caleb Carr: "America Invulnerable". Como ayer en Vietnam hoy la misma lógica le sirve al poder político actual de coartada para una, más que eficazmente dudosa, acción imperialista. Es posible que el politólogo Feuer tenga bastante razón cuando (ya en 1969) elaboraba un esquema (que incorporaba un cierto elemental freudismo) en el que señalaba que las imágenes de autoridad se identificaban subconscientemente con el poderoso símbolo de un "padre" severo pero fiable y eficaz. En el caso actual de EE.UU., la por Bush II tenazmente buscada identificación, resulta muy útil ya que el "hijo rebelde" es exterior, su relación con el Poder ocultada, y se puede lograr una "unión sagrada", interclasista, y nacional sin fisuras. El miedo ante amenazas crecientes, que los medios de difusión de masas tienden a hipervalorar por su carácter repentino y relativamente anónimo (recuérdese el ántrax), erosionan el sentimiento personal de autonomía y seguridad, provocando en la población, una situación en la que las primitivas e irracionales pulsiones de un "id" freudiano se lanzan al asalto del super-ego colectivo a individual y a conducen a provocar y asumir terrores e identificaciones infantiles. Aunque el tema de las ideologías de los neo-conservadores "vulcánicos" de la camarilla Bush II (que combinan sofisticadas teorizaciones académicas con burdas elaboraciones de sus egoísmos) es merecedor de largos ensayos (mencionemos someramente a Shadia Drury, Rodrigo de Zayas, Robert Devigne, y Claes G. Ryn entre muchos). Lo que si nos aparece evidente a los "amateurs" del estudio de sociedad de EEUU es que en su ideología "culta" los neo-conservadores o neo-jacobinos, como algunos les llaman, (discípulos, entre otros de Leo Strauss y Carl Schmitt) tratan de gobernar mediante una forma a la vez eso y exotérica de teología política, de origen elitista hasta la megalomanía, y de corte teológico e irracional al que un pueblo inferior debe de obedecer a través del sabio uso de símbolos eficaces no analizables racionalmente. Es curioso que esta forma de autoritarismo, lejano y esotérico, se combine con cierto sesgo y cuidada proyección de imagen de hombre (perdón feministas) sencillez campechana. Si aquí el Sr. Fraga juega al dominó en su pueblo en EEUU la mayoría del "buen pueblo" (como lo califica con cierta condescendencia Halimi) preferiría compartir con el esperemos saliente presidente el beber una cerveza en el bar. Frente a esta teología política se alza una filosofía política racional y calculadora, dentro claro está de limites burgueses, representada hoy por la candidatura de Kerry. A las críticas de Kerry, que se basa para los iniciados en una lectura parcial, superficial, y pedantesca de Tucídides:"es indeciso y vacilante" dicen (o leemos en Tucídides: "el hombre de espíritu suficientemente abierto para abarcar todos los aspectos de una situación era considerado inepto para la acción") se acompañan los esfuerzos de los neo-jacobinos para presentar la imagen de un Bush II (o III) decidido y eficaz. Pero preguntamos: ¿Qué eficacia puede tener la acción de un hombre (que suponiendo no haya engañado conscientemente) se ha equivocado en los motivos para desatar una guerra y que no sabe concluirla? Esta es la misma eficacia de aquel paranoico que se consideraba superior al que dudaba de si descender a la calle (desde un décimo piso) ya bien por el ascensor o la escalera cuando él sabía que gracias a la ley de la gravedad llegaría a la calle muy rápidamente saltando por la ventana.
Las mil veces refutadas justificaciones de la actual Administración de EEUU sobre los motivos y evolución de sus guerras alcanzan un limite moralmente repugnante cuando consideramos, con un mínimo de ecuanimidad el horror de las intimidatorias y humillantes torturas realizadas en Guantánamo, Abu Ghraib, y otras prisiones secretas y menos mediáticamente conocidas (Bagran, Kandahar, Afganistan, Katar, Diego García etc.). Las brutales exacciones se han ido conociendo gradual y recientemente, pero el Gabinete de un Gobierno que inicia sus reuniones con oraciones y lecturas bíblicas, parece poco afectado en su cúpula, proyectando una imagen falsa de suceso minoritario, realizado por gentes de escasa jerarquía (manzanas podridas). La responsabilidad de l oposición en difundir lo que sucede, y de lo que existe relativamente escaso análisis es enorme. Los ejemplos favorables a una toma de conciencia que abarque a las instancias más altas del Estado existen pero nos parecen insuficientes. Dignos de mención son los muchos artículos escritos sobre el tema por la "New York Review of Books" y de escasos grandes periódicos, como el que escribió para el "Washington Post" del 27-8-2004 Jackson Diehl y cuyo título afirmaba rotundamente que: "La tortura viene de arriba".
Como dice el Xeque Mohammed Bashir la "libertad" traída por los soldados invasores expresa la "libertad" para la violación, la "libertad" para desnudar, y la "libertad" para humillar. La demora de cuatro meses de la Administración actual en responder a la repugnante evidencia, y la multitud y lentitud de las comisiones de investigación que se ocupan de este horror (una para la Policía Militar, otra para las organizaciones de Información Militar otra que investiga las condiciones de detención etc.) son clara muestra de la intención del gobierno actual de que nada o poco se esclarezca (véase la New York Review de 7-10-2004). No olvidemos que la utilización de las torturas eléctricas, la humillación de la desnudez, la agresión sexual, la privación del sueño (hipócritamente llamada "administración del sueño", que ya fuera usada por el Imperio Romano), la contaminación acústica enloquecedora, el uso de perros para humillar y torturar, la que nosotros llamamos "la bañera" etc. eran, y quizás son, prácticas corrientes. Como es lógico algunos "excesos" resultaron en la muerte de personas que carecían de cualquier derecho.¿ Conocerá el Dios de Bush, "post mortem" a los suyos?
A nuestro modo de ver a Bush II le quedan en su juego de tahur dos cartas posibles. La primera sería una espectacular detención de un enemigo que tenga una importante carga simbólica (Ben Laden) a pocos días de la elección; la segunda la de que algún grupo terrorista pueda perpetrar en EEUU un acto delictivo grave. Las reiteradas advertencias de un peligro atómico, que ya ha denunciado Gore, podrían constituir -si se materializan- un ensangrentado clavo ardiendo al que Bush II intentaría asirse. No olvidemos que antes del 11/9 Bush desoyó las señales de advertencia de ciertos servicios secretos (como nos ha revelado el General Richard Clarke, jefe que fue de la sección contraterrorista del Consejo Nacional de Seguridad). Si algunos viejos y marrulleros políticos descubrieron en el ya lejano pasado la utilidad del "agente provocador" podría caberle a Bush II el contradictorio "honor" de descubrir, mirando oportunamente hacia otro lado, el descubrimiento del "agente provocador pasivo".
Desde Tocqueville a Halimi abundan en Europa los que tienen una triste opinión del pueblo estadounidense. El que esto escribe confía más en la honestidad y capacidad crítica de un pueblo esencialmente mal informado. En una ocasión escribí, desde estas páginas y muy próximas nuestras elecciones que a Rajoy "no le tocaría" en cuatro años; mi esperanza para los EEUU y para el mundo es que esto vuelva a ocurrir en Noviembre. No creo en la doctrina de "cuanto peor mejor".