20061208 taipei mitin frank hsieh

Statu quo en Taiwán: Ni ganó el KMT ni perdió el PDP

 Mitin Frank Hsieh, clic para aumentar
Es verdad que el PDP no ha recuperado Taipei, cuyo control perdió en 2002, pero, contra pronóstico, ha conservado Kaohsiung. Incluso en la capital, su candidato, el ex primer ministro Frank Hsieh y antiguo alcalde de Kaohsiung, obtuvo un 40,9% de los sufragios, superior al 35,9% de 2002. Por el contrario, el candidato del KMT obtuvo diez puntos menos que en 2002 (53,8% frente a 64,1%), ello a pesar de haber ejercido como ministro en un gabinete del PDP, lo que podía haberle granjeado cierta simpatía en ese sector del electorado. (Foto: Frank Hsieh en un mitin, en Taipei el 8 de diciembre de 2006).
 

Los resultados de las elecciones municipales celebradas en Taipei y Kaohsiung el pasado sábado, han dejado en evidencia las serias limitaciones del KMT (Kuomintang) como principal fuerza promotora de un cambio en la isla. Ciertamente, el PDP (Partido Democrático Progresista), puede estar satisfecho de sus resultados. Es verdad que no ha recuperado Taipei, cuyo control perdió en 2002, pero, contra pronóstico, ha conservado Kaohsiung. Incluso en la capital, su candidato, el ex primer ministro Frank Hsieh y antiguo alcalde de Kaohsiung, obtuvo un 40,9% de los sufragios, superior al 35,9% de 2002. Por el contrario, el candidato del KMT obtuvo diez puntos menos que en 2002 (53,8% frente a 64,1%), ello a pesar de haber ejercido como ministro en un gabinete del PDP, lo que podía haberle granjeado cierta simpatía en ese sector del electorado. El descenso del KMT ha beneficiado, sobre todo, a la abstención (seis puntos menos de participación en relación a 2002 en Taipei).

El KMT y toda la oposición, organizada o no, plantearon la convocatoria como una oportunidad para censurar al presidente Chen y el comportamiento cómplice del PDP con las prácticas corruptas que han acompañado su gestión en el último año. No obstante, a la vista de los resultados, o bien el electorado ha pospuesto la sanción a la gestión presidencial de Chen o ese referéndum no lo ha ganado. El PDP ha resistido contra viento y marea, demostrando que dispone de sólidas raíces, especialmente en el sur de la isla, y que ha venido para quedarse en el mapa político taiwanés.

Cierto que la diferencia en Kaohsiung, con una participación inferior en 3,5 puntos a la registrada en 2002, ha sido de apenas 1.114 votos a favor de su candidato. Pero en 2002, la diferencia fue de 4.575 votos, también en su favor. En teoría, habiendo quedado tan cerca uno de otro en mejores tiempos para el PDP, ahora era muy fácil de vencer. Las victorias del PDP en Kaohsiung siempre han sido ajustadas, pero suficientes. Aunque el KMT no reconozca e impugne los resultados, exija un recuento, etc, etc, para el KMT este resultado es un dramático fracaso que demuestra dos cosas: la primera es que no ha logrado capitalizar el descontento social respecto al comportamiento de Chen. La sugerencia de un techo electoral complica sus expectativas. Los desencantados con el PDP no han votado a los “azules” (partidarios de la unificación con el continente), quizás por temor a las consecuencias de su política de aproximación a China. En segundo lugar, es evidente que ha pesado menos la corrupción que el compromiso identitario del PDP y que, a pesar de Chen, existe un electorado consolidado en la isla que desea un PDP fuerte para impedir que el KMT tenga las manos libres para pilotar sin cortapisas un entendimiento con el continente.

Si, por una parte, estas elecciones no han permitido pasar la página del PDP, por otra, la polarización va a persistir igualmente entre “verdes” (contrarios a la unificación) y “azules”, entre Norte y Sur, en una muy larga campaña electoral que ahora se inicia de cara a las elecciones presidenciales previstas para la primavera de 2008. El pobre resultado (4%) del candidato y líder del PPP (Partido el Pueblo Primero) en Taipei, James Soong, y su anuncio de dimisión, complica las cosas al KMT. El PPP, principal víctima de la polarización de la campaña, recogía a un sector del electorado que rechazaba votar al KMT pero que sumaba opciones a su política. Algo similar a la función que la UST desempeña para el PDP, recogiendo el voto del independentismo más radical que se había sentido traicionado por la moderación del PDP. También la UST ha obtenido unos malos resultados, lo que podría iniciar un tránsito hacia la bipolaridad que culminará en 2008. Ese escenario puede beneficiar más al PDP que al KMT.

En las Asambleas Municipales, este ha sido el resultado final:

En Taipei: KMT, 24; PDP, 18; PN (Partido Nuevo), 2; PPP, 2; UST, 2; Independientes, 2. En Kaohsiung: KMT, 17; PDP, 15; PPP, 4; UST, 1; Independientes, 7. A destacar, el incremento de la representación del KMT en Kaohsiung (más cinco puestos), compensada con el crecimiento del PDP (más tres puestos).

La lectura desde el continente no puede ser de júbilo. Las importantes movilizaciones de denuncia de Chen, lideradas por Shih Ming-teh, y las significativas deserciones producidas en su entorno, auguraban otros resultados. China confiaba en que el KMT se hiciera con las dos alcaldías y que el PDP agravara su crisis interna con la debacle electoral. Eso allanaría las expectativas para la batalla más crucial de todas, la de 2008. Pero con estos datos en la mano, nadie puede hacer una previsión fiable, y los próximos meses lo serán todo menos coser y cantar. Chen Shui-bian ha obtenido un resultado que le permite fortalecer su posición en el PDP y resistir hasta el final del mandato. Y el KMT podría llegar a la conclusión de que un excesivo acercamiento a China provoca desconfianza en sectores importantes del electorado, lo que le obligará a repensar su estrategia en este sentido o a explicarla mejor.