China ha vuelto a comprobar como la mejor política en relación a Taiwán consiste en fomentar el diálogo con las fuerzas que no secundan las pretensiones soberanistas, en vez de presionar con las amenazas al recurso de la fuerza. Cada vez más, la llave de la unificación pacífica parece estar en manos taiwanesas y no en una hipotética entente entre EEUU y China. La influencia de Washington tiene dificultades crecientes para abrirse camino.
Esas y otras conclusiones podrían extraerse del rechazo que la comisión de defensa del Yuan legislativo ha expresado, una vez más, a la propuesta del gobierno de efectuar nuevas compras de armamento a EEUU, con un nivel de movilización y oposición social superior a anteriores ocasiones.
La secretaria de Estado, Condollezza Rice, intervino días atrás directamente en esta cuestión, al asegurar en la Fundación Heritage, que Taiwán debe responsabilizarse de su propia defensa para que EEUU pueda, de ser el caso, prestarle su apoyo. También lo hizo Stephen Young, representante de Washington en Taipei, reuniéndose con personalidades influyentes de la isla y convocando una conferencia de prensa para alertar sobre las consecuencias del rechazo, tanto para la defensa de Taiwán como para las relaciones bilaterales. Young llegó a decir que EEUU observaría “atentamente” como se expresan de forma responsable las diferentes fuerzas políticas, declaraciones que fueron muy mal recibidas en las filas de la oposición, mayoritaria en el Parlamento. Parece que ahora no es China quien amenaza, sino EEUU. La venta, que incluye 12 aparatos de reconocimiento Orion P-3C, 8 submarinos diesel y 6 baterías antimisiles, además de otras adquisiciones, fue autorizada por George Bush en 2001, pero no ha podido materializarse debido a la beligerante actitud de la oposición.
Y es verdad que China, como en otras ocasiones, protestó contra la venta de armas y condenó la abierta intervención en este asunto del representante estadounidense en Taipei. Pero de poco habrían servido esas protestas si las fuerzas de la oposición modificaran el sentido de su voto.
En una nueva huida hacia adelante, Chen Shui-bian, en una videoconferencia con expertos, universitarios y periodistas, realizada a iniciativa de la Universidad de Waseda (Japón), propuso un diálogo trilateral (EEUU-Japón-Taiwán) para preservar la paz en el estrecho, reclamando del nuevo gobierno nipón la aprobación de una legislación semejante a la Taiwán Relations Act estadounidense, a fin de garantizar mejor la intervención de Tokio en caso de agresión a la isla por parte de una potencia “exterior”. No parece lo más aconsejable, cuando Abe ha incluido como asunto prioritario de su agenda exterior la normalización de las relaciones con China.
Desde hace varios años, EEUU intenta asegurar la venta de tres paquetes de armamento a Taiwán, que considera indispensables para asegurar su autodefensa y para acompañar el ritmo de modernización del Ejército continental. El presupuesto inicial planteado por el Ministerio de Defensa que ascendía a 610,8 millones de dólares taiwaneses (cien dólares taiwaneses equivalen a 2,37331 euros) es irreconocible y se ha reducido a un presupuesto “suplementario” de 6,2 millones. Pero aún así, la oposición rechaza la urgencia y la necesidad de su aprobación.
El desplante a las presiones de EEUU y la coincidencia de criterios con China expresada por la oposición es bien indicativo del giro político que se ha operado en la isla. Desde que en marzo de hace dos años, poco después de la aprobación de la Ley Antisecesión por parte del gobierno chino, se inició el diálogo partidario, el aislamiento de Chen y el PDP y el aumento de relaciones bilaterales se consolidan como tendencias clave. Una nueva vuelta de tuerca podría registrarse el próximo nueve de diciembre si los resultados de las elecciones municipales parciales (Taipei y Kaoshiung, las principales ciudades de la isla) no son favorables al PDP.
Mientras, China, dejando a un lado los misiles de otro tiempo, al menos por el momento, sigue ofreciendo oportunidades de negocio a los inversores taiwaneses. La última, la creación de un parque empresarial agrícola en la provincia de Sichuan, con políticas preferenciales para atraer inversiones de Taiwán. Por otra parte, el diálogo interpartidario se ha concretado recientemente en otro foro para el intercambio de conocimientos en materia de salud, realizado poco después del foro comercial y el de cooperación agrícola, organizados recientemente por el PCCh y el KMT.