20060227 taipei james huang

Taiwán: Golpe de efecto de Chen

 James Huang, clic para aumentar
Por otra parte, la mención al ingreso en la ONU bajo la denominación de Taiwán ha sido interpretada como un cambio unilateral del statu quo, incluso por EEUU, lo que ha suscitado diferencias de interpretación severas con Washington, aunque calificadas de “mínimas” por James Huang (en la foto).
 

Chen Shui-bian, presidente de Taiwán, ha decidido suprimir el Consejo para la Unificación Nacional, un organismo llamado a facilitar la reunificación con el continente. A pesar de que prácticamente no funcionaba en los últimos años, el gesto se interpreta como una expresión más del distanciamiento de Pekín, que ha reaccionado con virulencia ante el anuncio del “congelamiento” de este organismo.

En su discurso de Año Nuevo Chino, el 29 de enero, el presidente Chen realizó tres anuncios: la supresión del Consejo para la Unificación Nacional (CUN) y las Directrices correspondientes; un nuevo impulso a la campaña por la entrada de Taiwán, con esta denominación, en la ONU; y la aprobación mediante referéndum de la nueva Constitución, en fase de redacción. Según James Huang, ministro de Asuntos exteriores, y Joseph Wu, ministro de Asuntos continentales, todo esto no significaba ningún cambio de la política china de Taipei; solo traducía la inquietud del presidente ante las presiones constantes de China, que agravan los desequilibrios políticos, económicos y militares en favor del continente.

La abolición del CUN, según Joseph Wu, se inscribe, además, en la lógica de la resolución adoptada el pasado 12 de enero por el Yuan legislativo y que prevé la supresión de varias agencias situadas bajo tutela del presidente. Se trataría, pues, de una represalia por la actitud de los diputados que han recortado su presupuesto anual a un millón de dólares taiwaneses, lo que le impediría funcionar de forma operativa. Pero, en realidad, ya no funcionaba.

El CUN fue creado en octubre de 1990 por Lee Teng-hui, entonces al frente del KMT y de Taiwán, hoy aliado de Chen, y su política ha servido de guía para plasmar una visión de la unificación con el continente a largo plazo. Se trata de un órgano consultivo y como tal ha celebrado, en toda su existencia, un total de 14 reuniones, ninguna de ellas después de la elección de Chen en 2000. De ese Consejo han emanado las Directrices para la Unificación Nacional, aprobadas en 1991, que fija las fases y contenidos esenciales para lograr un objetivo que Chen ha rechazado hasta la saciedad. En los seis años que lleva al frente de Taiwán, dice Chen, China solo ha actuado en una dirección, la de anexionar a Taiwán, y en esas condiciones, pensar en seguir aproximándose al continente es suicida.

Por otra parte, la mención al ingreso en la ONU bajo la denominación de Taiwán ha sido interpretada como un cambio unilateral del statu quo, incluso por EEUU, lo que ha suscitado diferencias de interpretación severas con Washington, aunque calificadas de “mínimas” por James Huang.

A Chen siempre le ha dado resultado agitar las aguas en relación al continente cuando su popularidad necesita un empuje. En estos momentos, apenas un 10% de los taiwaneses se muestran satisfechos de la gestión gubernamental. Después de la derrota registrada en las elecciones locales de diciembre y el nombramiento de un nuevo gobierno, pocas cosas parecen haber cambiado. Esa motivación es la clave de esta polémica decisión que obligará a la Asamblea Popular China que inicia sus sesiones el próximo domingo, a pronunciarse de forma solemne en contra de los intentos de Chen de avanzar hacia una separación más intensa respecto al continente. Con esta medida, Chen trata de contener la popularidad del KMT y tomar de nuevo la iniciativa mostrando su intención de dar pasos hacia la independencia real.

Para China se trata de una provocación más. Pero le preocupa sobre todo la actitud de Washington, que ha llamado a la clama y aceptado la versión de la “congelación” ““y no supresión- del organismo. En Beijing crece el miedo a que se envíen señales “erróneas” a Chen que le animen a dar nuevos pasos en la misma dirección y que pongan en peligro la difícil estabilidad en el estrecho de Taiwán. La potencialidad desestabilizadora es inmensa. China ha reiterado que no aceptará de ningún modo que Taiwán adopte medidas unilaterales que le alejen del continente.

En la oposición, el KMT ha rechazado la decisión de Chen y algunos diputados han puesto en marcha una propuesta de revocación parlamentaria del presidente que tiene pocas probabilidades de éxito. Pero la tensión política subirá unos grados, los suficientes para que el debate gire de nuevo en torno a lo que hace y no hace Chen. ¿Será suficiente para frenar su declive o será causa de nuevas divisiones en su propio Partido? Pronto lo sabremos.