Los rumores acerca del inminente reconocimiento de la República Popular China por parte de Paraguay evidencian el creciente nerviosismo existente entre buena parte de los aliados de Taiwán. Fernando Lugo anunció dicho cambio a los dos días de su victoria. No obstante, su materialización quedó relegada posteriormente a la intención de intercambiar oficinas comerciales en Asunción y Shanghai, medida inicialmente prevista para mediados de 2010.
Beijing es hoy el principal proveedor de Paraguay. Las relaciones económicas bilaterales han ganado en importancia. La soja y la carne paraguayas, así como otras materias primas, tienen enormes posibilidades de expansión en el mercado chino. El lobby pro continental, nucleado en torno a la Cámara Cultural Comercial e Industrial Paraguaya-China, insiste en que dicho reconocimiento es esencial para acelerar el desarrollo económico de este país.
El nuevo gobierno paraguayo, por otra parte, anhela distanciarse del régimen anterior y quiere significar nuevos ejes en su política exterior, buscando alternativas diferentes en las relaciones internacionales, y China podría ser una de las claves más visibles.
Asimismo, el miedo al aislamiento (Paraguay, socio del MERCOSUR, es el único país de la región que no mantiene relaciones diplomáticas con China) y el hecho de que la emergencia del gigante oriental le catapulte a las posiciones centrales del sistema internacional generan un notorio desfase en su política exterior.
Tratando de infundar calma, Taipei ha reaccionado multiplicando los contactos (el presidente Ma asistió a la ceremonia de investidura de Lugo) y explicando que su reconocimiento no impide en modo alguno el fortalecimiento de las relaciones con China continental. El pasado 5 de febrero, el presidente Ma recibía las credenciales del nuevo embajador paraguayo en Taipei, y expresaba su deseo que el presidente Lugo visitara Taiwán lo más pronto posible.
No obstante, cuando Taiwán y China se acercan tanto es natural que los aliados de Taipei mediten seriamente el sentido de su apoyo, toda vez que apuestan al caballo perdedor y que las razones económicas, ideológicas o políticas que en el pasado pudieran justificar su reconocimiento, hoy ya no existen.
La pérdida de Asunción supondría un duro revés para Taipei que actualmente cuenta con solo 23 aliados diplomáticos en todo el mundo. Paraguay es el único en América del Sur y figura entre los de mayor significación (desde hace 57 años). De llegar a consumarse, podría tener consecuencias en la región donde, hasta ahora, Taipei pudo resistir bien el abandono de Costa Rica en 2007. De hecho, en Honduras (el ex presidente Manuel Zelaya lo había afirmado con rotundidad), República Dominicana o Panamá crecen los partidarios de acercarse a China, si bien tratan de lograr algún consenso regional al respecto. En Nicaragua, sorpresivamente, no se advirten movimientos en tal sentido.
Ese interés por el consenso y las firmes bases que tiene Taiwán en la región centroamericana (Banco Centroamericano de Integración Económica y Sistema de Integración de Centroamérica) descartan un cambio súbito a favor de China en la zona. Pero, sobre todo, lo desaconseja el entendimiento entre Beijing y Taipei.
Para China tiene más importancia el proceso bilateral con Taiwán y la necesidad consiguiente de no debilitar políticamente a Ma, paralizando, por el momento, cualquier avance en este sentido que hoy podría lograr sin los esfuerzos del pasado habida cuenta que sus interlocutores disponen cada día de menos bazas para negociar. El tiempo juega a su favor.
No parece que el rumor responda a una respuesta alentada por Beijing como reacción, por ejemplo, a los recientes empeños de Taipei en reforzar su defensa, aunque podría ser esta razón suficiente para no expresar demasiado interés en frenarla. Pero en aras del respeto a la tregua diplomática existente con Taiwán, lo más probable es que China simplemente se incline por rechazar y aplazar cualquier oferta paraguaya, primando el acercamiento económico y sentando las bases para doblar la aproximación con el reconocimiento diplomático en el momento de mayor conveniencia.