La “ranchera” de Fox y Chávez

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La fuerte confrontación retórica entre Vicente Fox y Hugo Chávez puede ser un símbolo inequívoco de la división de las Américas, consecuencia de la reciente cumbre de Mar del Plata. Aunque la crisis también camine por otros senderos no tan conocidos. (Foto: Hugo Chávez y Vicente Fox en la reciente Cumbre de las Américas el 4 de noviembre de 2005).
 

Crisis diplomática entre México y Venezuela, los dos mayores productores petroleros del hemisferio occidental. O, como prefieren otros, entre el principal propulsor latinoamericano del ALCA y el abanderado hemisférico del ALBA. La fuerte confrontación retórica entre Vicente Fox y Hugo Chávez puede ser un símbolo inequívoco de la división de las Américas, consecuencia de la reciente cumbre de Mar del Plata. Aunque la crisis también camine por otros senderos no tan conocidos.

En principio, todo parece un problema de dialéctica. Si llamar "cachorro del Imperio" a Fox es un insulto inaceptable en círculos políticos y diplomáticos, (ampliado aún más ante la negativa de Chávez a pedir disculpas por sus calificativos e, incluso, adoptando una posición desafiante ante Fox), la gerencia mexicana de la crisis diplomática tampoco arroja señales de concordia.

En pocas palabras, el incidente parece ser un escenario provocado, probablemente con fines electoralistas, tanto en México DF como en Caracas. O, quizás, el conflicto también podría ubicarse en los complicados pasillos de la geopolítica petrolera, cuyo principal mercado sigue siendo el gran consumidor estadounidense.

Es de sobra conocida la imprudencia verbal del mandatario venezolano, dado a la espectacularidad retórica. Mismo tratamiento se puede esgrimir de la salida del embajador venezolano en México, Vladimir Villegas, arropado por decenas de simpatizantes. Las autoridades mexicanas consideran que Villegas realizaba en territorio azteca proselitismo político a favor de la revolución bolivariana y del candidato del PRD, Manuel López Obrador. También lo implican en un supuesto financiamiento y apoyo logístico a un grupo insurgente en el estado de Guerrero. El gobierno de Fox ya anunció que retiraba la acreditación de embajador a Villegas, colocándolo en el centro de la crisis una vez ambos embajadores fueran llamados por sus respectivos gobiernos.

La crisis Fox-Chávez tuvo su momento "cumbre" en Mar del Plata. La exagerada y poco prudente defensa del ALCA realizada por el mandatario mexicano tuvo su colofón al acusar a Chávez de ser el "culpable del fracaso de la Cumbre". En ese sentido, la reacción de Chávez hacia Fox fue tan virulenta como lógica: "cachorro del Imperio", "lacayo del imperialismo". Era evidente que, uno y otro, se posicionaban como los "abanderados" regionales del ALCA y el ALBA.

Sin embargo, la crisis tiene también otros matices, con fuerte presencia del factor petrolero. Venezuela destina el 55,6% de sus exportaciones petroleras al mercado estadounidense, el principal rival hemisférico para los planes continentales de Hugo Chávez. Por su parte, México destina un 87,5% de sus exportaciones al mismo país.

La empresas petroleras estatales de ambos países, la venezolana PDVSA y la mexicana PEMEX, están rivalizando por abrir nuevos mercados, no sólo en el hemisferio occidental. De este modo, resulta obvio que tanto en México DF como en Caracas, se manifiesta una pugna por cotizar más alto no sólo en el mercado norteamericano, sino en el caribeño. La crisis diplomática es una consecuencia de esa disputa.

El mismo cálculo se realiza desde EEUU. Multinacionales petroleras como Chevron Texaco y Exxon Mobil, atan frenéticamente acuerdos de explotación en el subsuelo mexicano y venezolano. En el caso venezolano, incluso cuentan con una situación ventajosa, a la cual también se le une la española Repsol YPF. Por lo tanto, para Washington, observar un enfrentamiento diplomático (y quizás económico) entre Fox y Chávez, le resulta un curioso duelo entre caballeros por una misma dama.

Obviamente, la crisis se traduce también a otros escenarios. El presidente estadounidense Bush intenta persuadir a su íntimo aliado Fox para convencer a Brasil y Argentina (el núcleo de MERCOSUR) en aceptar el ALCA, incluso modificándolo a grandes rasgos, coincidiendo con las demandas brasileñas y argentinas. La frontal reacción venezolana, principal impulsora del ALBA junto con Cuba, se hará sentir en la próxima cumbre del MERCOSUR, a principios de diciembre.

De este modo, Washington intenta colocar de su lado a las principales economías regionales (México, Brasil y Argentina), aún a costa de ver disminuida su influencia en el país con las mayores reservas hemisféricas de petróleo y gas natural (Venezuela), cuyo líder renueva la ilusión revolucionaria en las masas latinoamericanas.

Queda por esperar qué pasará en las elecciones generales de Bolivia, el próximo 18 de diciembre. Si la opción de Evo Morales triunfa, el ALBA de Chávez obtendrá otro firme aliado, proveniente de un país con grandes reservas gasíferas e hidráulicas. Caso contrario, Chávez podría encontrarse ante un incómodo aislamiento político. De ahí su apuesta por la "cumbre de los pueblos" en Mar del Plata, dando a entender que sus estrategias revolucionarias sobrepasan ya la presencia y continuidad de los actuales gobiernos latinoamericanos.