guerrilleiros das farc

La geopolítica y la crisis andina

 Guerrilleros de las FARC; clic para aumentar
El problema se presenta ante la probable persistencia de las opciones militares en Quito, Bogotá y Caracas, que cuestionen las iniciativas diplomáticas y confirmen el análisis realizado en el 2004 por el think tank estadounidense Council of Foreign Relations, de catalogar a los Andes como la "región hemisférica más caliente", oteando un posible escenario bélico para los próximos años. Este análisis también señalaba la posible aparición de "Estados fracasados", con claras perspectivas de inestabilidad sociopolítica para la región andina. (Foto: Efectivos guerrilleros de las FARC durante un entrenamiento militar).
 

La más grave crisis diplomática y política entre Colombia, Ecuador y Venezuela tras la muerte del líder guerrillero de las FARC, Raúl Reyes en territorio ecuatoriano, durante una operación del ejército colombiano, coloca en el ambiente diversos escenarios geopolíticos que amenazan con fracturar el de por sí inestable equilibrio regional.

En principio, la operación militar colombiana confirma diversos síntomas de confrontación. El presidente venezolano Hugo Chávez ordenó la movilización "preventiva" de 8.000 soldados a la frontera con Colombia, previo retiro del personal diplomático en Caracas y Bogotá. Por su parte, el mandatario ecuatoriano Rafael Correa anunció la ruptura de relaciones con el gobierno colombiano de Álvaro Uribe Vélez, iniciativa que contó con el apoyo de su homólogo nicaragüense Daniel Ortega.

A estos movimientos se suceden duras declaraciones oficiales entre los gobiernos de los tres países. A fin de justificar la acción militar y utilizando la información de un portátil personal de Raúl Reyes, altos oficiales policiales y militares colombianos revelaron presuntas pruebas que involucran directamente a Chávez y Correa en el financiamiento y apoyo logístico de las FARC, así como de las operaciones que la guerrilla llevaba a cabo en territorio ecuatoriano.

Estas revelaciones no son nuevas, ya que resulta evidente para muchos en Bogotá y Caracas que el actual ministro de Relaciones Interiores venezolano, Ramón Rodríguez Chacín, fungía desde 1998 como el enlace de Chávez con las FARC. Esta presunción parecía evidente ante el marcado protagonismo de Rodríguez Chacín en las recientes liberaciones de secuestrados.

No obstante, Bogotá ha medido con cautela sus movimientos, evitando militarizar sus fronteras con Ecuador y Venezuela, a fin de "enfriar" la crisis y no otorgar mayores argumentos acusativos en su contra.

Se definen los ejes

Por su parte, Chávez acusó a Uribe de "propiciar una posible guerra en América del Sur", identificando a su gobierno como "el Israel americano", anunciando su apoyo "bajo cualquier circunstancia" al gobierno de Correa y declarando su inasistencia a la próxima cumbre de la Unión de Naciones del Sur (UNASUR), a celebrarse a finales de marzo en la ciudad colombiana de Cartagena de Indias.

Así, la reciente reunión en Caracas entre Chávez y Correa, unida a la visita de Ortega a Quito, clarificó cuál es el eje regional dispuesto a confrontarse con Uribe. Países como Argentina, Chile, Cuba, Francia, Brasil y México criticaron la operación militar colombiana como una "violación de la soberanía territorial ecuatoriana".

Con ello, la operación militar colombiana en territorio ecuatoriano deja dos escenarios a la vista, que confirman la evidente internacionalización regional del conflicto colombiano.

En primer lugar, si bien Ecuador tiene plenos derechos legítimos en acusar a Colombia de "violación de su soberanía", también resulta claro que la presencia de Raúl Reyes en territorio ecuatoriano confirma cómo las FARC poseen en ese país diversos teatros de operaciones, con un probable comando central, destinado a fortalecer posiciones de resguardo y ataque hacia el sur de Colombia.

La razón más probable de este repliegue de las FARC tiene que ver con los recientes éxitos militares del ejército colombiano en aislar y expulsar a la guerrilla. Estos éxitos militares son latentes en el sur de Colombia, donde funciona la estratégica base militar de Putumayo, pieza clave del Plan Colombia instaurado en el 2000, que cuenta con pleno apoyo estadounidense.

La efectividad de esta cooperación militar entre Bogotá y Washington se manifiesta ante la exactitud "quirúrgica" logística e informativa de la aviación colombiana a la hora de atacar los supuestos campamentos guerrilleros de las FARC en territorio ecuatoriano.

Un segundo factor se enfoca en el protagonismo alcanzado por Chávez en las recientes crisis. Para el presidente venezolano, cuya estrategia de propiciar liberaciones de secuestrados de las FARC parecían incomodar a Uribe, la iniciativa militar tomada por el gobierno colombiano trastoca un equilibrio estratégico regional que, muy probablemente, lograría persuadirle a responder una acción militar disuasiva, como la militarización de la frontera colombo-venezolana.

En este sentido, la gravedad del conflicto se resumiría en una posible confrontación militar entre Colombia y Venezuela. El ejército colombiano se ha reforzado en gran medida gracias a la asistencia militar estadounidense a través del Plan Colombia. Mientras, Chávez ha iniciado desde el 2005 un ambicioso plan de reforzamiento de la Fuerza Armada venezolana, con compras de aviones, armamento y barcos a países como Rusia, Irán, Bielorrusia y China.

Con ello, los ejes geopolíticos clarificados con esta crisis, momentáneamente diplomática, se manifiestan con una especie de "foco de contención" a Uribe propiciado por el eje Chávez-Correa-Ortega, dejando al presidente colombiano prácticamente supeditado a su alianza estratégica con EEUU. En Bogotá se especula con que Chávez y Correa buscan aislar a Colombia y desestabilizar políticamente al gobierno de Uribe.

Desde Washington, las percepciones no escapan al análisis estratégico militar, que pareciera contenerse en medir las consecuencias de una supuesta confrontación entre el Plan Colombia y el expansionismo del "socialismo bolivariano" de Chávez, dentro de un escenario en el que se incluyen Ecuador, Bolivia, Nicaragua y las FARC.

Las reclamaciones territoriales

El grado conflictivo aumenta tomando en cuenta que Nicaragua y Venezuela poseen diferendos limítrofes marítimos y terrestres con Colombia. La ruptura de relaciones de Managua con Bogotá pueden acelerar las reclamaciones nicaragüenses por la soberanía de las islas de San Andrés, mientras la confrontación Chávez-Uribe reavivaría las tensiones limítrofes en torno a la delimitación territorial del Golfo de Venezuela.

El presidente venezolano instó a las naciones latinoamericanas a "aislar a Colombia", lo que presuma una dura batalla diplomática en el seno de la Organización de Estados Americanos (OEA) Por el momento, la asamblea general de la OEA condenó oficialmente la operación militar colombiana en territorio ecuatoriano.

Por su parte, aumentan las especulaciones de que Uribe intenta adelantar una enmienda constitucional que le permita postularse para un tercer período en el 2010. De darse este caso, es muy probable que Bogotá y Washington reacomoden el Plan Colombia hacia una perspectiva cada vez más andina, destinada a la lucha contra el narcotráfico y a contener focos de conflicto como son Venezuela, Bolivia y Ecuador, abiertos detractores de este plan.

En el plano interno, la crisis andina también supone un delicado cálculo político para el presidente Chávez destinado a fortalecer posiciones políticas enfocadas en la "unidad nacional", tomando en cuenta las cada vez mayores complicaciones en la conformación del Partido Socialista Unificado de Venezuela (PUSV) y las protestas y demandas de la población ante el desabastecimiento de productos básicos, el auge indiscriminado de la inseguridad ciudadana y la ineficiencia gubernamental en garantizar determinados servicios básicos.

Aún con este escenario conflictivo, la actual crisis andina podría ampliar la capacidad diplomática negociadora del gobierno brasileño de Lula da Silva, que ha logrado cosechar recientes éxitos en situaciones conflictivas dentro de Venezuela, Bolivia y Ecuador en los últimos años.

Para Brasil, la estabilidad andina es primordial, especialmente en materia de lucha antinarcóticos y cooperación política y comercial. Con las cartas militares en la mesa, Uribe parece observar en Lula un estratégico actor diplomático que preserve estos mecanismos de negociación, ya desde una perspectiva más regional.

La reciente reunión en Santo Domingo entre Uribe, Lula y el mandatario mexicano Felipe Calderón parece también confirmar la activación de una válvula de escape para Bogotá, que contenga la presión del eje Chávez-Correa-Ortega.

¿Habrá espacio para la paz?

El impacto de la muerte de Raúl Reyes y el agravamiento de las tensiones entre Colombia, Venezuela y Ecuador complica el proceso de liberación de rehenes secuestrados por las FARC y el proceso de paz en Colombia. No obstante, las FARC entregaron tres secuestrados a la Cruz Roja durante la conformación de la actual crisis andina.

El obvio golpe militar y político sufrido por la guerrilla colombiana aumenta también las especulaciones sobre posibles luchas intestinas de poder por el control político y militar de esta organización. Si bien el comando central de las FARC nombró un sucesor para Reyes, es muy posible que se esté generando una fuerte controversia entre los mandos políticos y militares de la guerrilla colombiana.

Dentro del ala política, pueden cobrar fuerza negociadores como Antonio Cano e Iván Márquez, cuya posición parece más conciliadora a buscar mecanismos de negociación con Bogotá vía Chávez. En el ala militar, la poderosa figura de Jorge Briceño Suárez, alias "Mono Jojoy", puede imponerse como opción radical para avanzar en la solución militar del conflicto. Estas opciones deberán medirse a corto plazo, lo que obligará a prestar una urgente atención a la evolución de las FARC.

Con este escenario, Uribe afianzó su opción de propiciar una "solución militar" inmediata, destinada a descabezar a las FARC y retomar la iniciativa política ante el excesivo protagonismo reciente de Chávez, con el probable cálculo de debilitar militar y logísticamente a las FARC, a fin de persuadirla a iniciar un proceso de paz complejo y delicado, tomando en cuenta los actores internacionales involucrados.

El problema se presenta ante la probable persistencia de las opciones militares en Quito, Bogotá y Caracas, que cuestionen las iniciativas diplomáticas y confirmen el análisis realizado en el 2004 por el think tank estadounidense Council of Foreign Relations, de catalogar a los Andes como la "región hemisférica más caliente", oteando un posible escenario bélico para los próximos años. Este análisis también señalaba la posible aparición de "Estados fracasados", con claras perspectivas de inestabilidad sociopolítica para la región andina.