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Sociedad y valores en Corea del Sur

 Vista del río Han desde el World Trade Center; clic para aumentar
En sólo unas décadas, Corea del Sur pasó de ser una sociedad agraria y empobrecida a convertirse, desde la década de los noventa, en una sociedad post-industrial abierta a la revolución de las tecnologías de la información. A su vez se ha convertido en una sociedad democrática con elecciones libres que aseguran el pluralismo político y con una activa participación social y ciudadana a través de una creciente y vibrante Sociedad Civil. [Foto: Vista del río Han desde el World Trade Center de Seúl].
 

Escribir sobre la sociedad y los valores de un país de Asia oriental, como es el caso de Corea, entraña grandes dificultades para un occidental. Para ser un buen experto en un país oriental hay que haber "vivido" en él. No es este mi caso. Me considero solo un buen conocedor e interesado en un país que he visitado muchísimas veces desde mi primer viaje en 1997. Fruto de la continuada relación profesional y de amistad con los coreanos aprendí que no se puede estudiar y entender Corea desde esquemas preconcebidos que provienen de nuestra civilización y nuestra concepción occidental sobre el individuo y la sociedad. Hay que partir de la base que Corea es un país que se ha modernizado pero no se ha occidentalizado. Se ha abierto al mundo pero su identidad nacional y sus raíces geográficas y culturales están en Oriente. La percepción que se tiene sobre un país asiático visto desde Europa suele estar distorsionada. Solamente una percepción directa y personal del país, "in situ", te abre los ojos y te acerca un poco más a la realidad de cómo son y sienten los coreanos. En 2008, disfruté de una estancia de tres meses gracias a una beca de la Korea Foundation que constituyó una excelente oportunidad para conocer más y mejor un país que me fascina. Este artículo es fruto de mi estancia en Seúl. Una última consideración, Corea del Sur es un país culturalmente distinto pero en el marco de globalización económica y, en especial en la actual situación de crisis financiera global, compartimos situaciones y problemas económicos y sociales parecidos.

Corea del Sur es uno de los países del mundo que ha realizado unos cambios políticos y sociales más profundos en un más breve período de tiempo: El llamado "reino ermitaño" bajo la dinastía Joseon inició hace un siglo una incipiente modernización pero el país perdió su soberanía territorial con la ocupación japonesa (1910-1945), seguida de una partición y una guerra civil (1950-1953) que dejó el país totalmente devastado. Pero en sólo unas décadas, Corea del Sur pasó de ser una sociedad agraria y empobrecida a convertirse, desde la década de los noventa, en una sociedad post-industrial abierta a la revolución de las tecnologías de la información. A su vez se ha convertido en una sociedad democrática con elecciones libres que aseguran el pluralismo político y con una activa participación social y ciudadana a través de una creciente y vibrante Sociedad Civil.

En los apartados siguientes, explicaremos algunos aspectos de estos cambios sociales, desde los demográficos a los que afectan a la estructura y a los valores tradicionales de la sociedad. Esta se ha convertido en una sociedad urbana. Son en las ciudades donde viven el 80% de los habitantes y el mundo rural está plenamente influenciado por la predominante cultura urbana. Esta rápida urbanización está produciendo grandes cambios en la estructura familiar que se manifiestan en la participación creciente de la mujer en la vida social, en la bajísima tasa de fertilidad y en el rápido envejecimiento de la población coreana. Otro delicado problema es la aparición, desde la crisis económica asiática de 1997, de unas desigualdades territoriales y sociales que pueden afectar a la armonía social del país. A pesar de esta rápida transformación social perviven muchos de los valores tradicionales que han conformado la historia del país. La sociedad coreana es hoy mucho más plural y tolerante. Se adecua a los retos de la globalización mundial pero desea mantener algunos de los rasgos básicos que definen su identidad nacional.

Estas transformaciones sociales se han visto favorecidas por factores internacionales. El principal ha sido la fuerte influencia política y económica de los EEUU desde 1945, pero también el modelo económico japonés fue tenido en consideración a partir de los años sesenta para impulsar el desarrollo económico surcoreano. Pero hay otros factores internos también determinantes para la transformación económica y social de un país con una fuerte influencia confuciana: la firme voluntad coreana para superar las dificultades y renacer como pueblo, la importancia que se da a la educación, la facilidad de motivación y movilización social cuando se trata de defender los intereses generales del país, el fuerte impacto y la enorme adaptación de los ciudadanos a las nuevas tecnologías(1).

1. Demografía e inmigración extranjera

Corea del Sur tiene una extensión de casi 100.000 km cuadrados. Su población alcanzó, en 2007, los 50,1 millones de habitantes lo que le convierte en el 24º país del mundo en población. Esta cifra subiría a los 74 millones si sumamos los casi 24 millones de norcoreanos que viven en la otra mitad del territorio del Norte con 121.000 km. cuadrados. Una Corea unificada pasaría a ser el 18º país más poblado del mundo. Esto significa que cerca del 1,1% de la población mundial (estimada en 6.600 millones), vive en la península coreana(2).

Sin embargo hay dos problemas que amenazan el crecimiento de la población de Corea del Sur: la actual baja de natalidad acompañada de un rápido envejecimiento de la población, aspectos que van ligados al extraordinario y también rápido crecimiento económico. Tras la cruenta guerra civil (1950-1953) la población creció rápidamente. En 1960, el índice de fertilidad llegó a los 6 niños por mujer y en 1970 aún era de 4,53. Empezó a descender a 2,87 en 1980, a 1,59 en 1990, a 1,47 en 2000 hasta llegar a 1,08 en 2005, el más bajo entre los países desarrollados del mundo, incluso por debajo de Japón, EEUU y otros países europeos como Francia, Alemania, Gran Bretaña o Italia. Solo en 2007, parece haberse frenado la caída e iniciado un aumento del índice de fertilidad a 1,25, gracias a la inmigración extranjera y a los matrimonios mixtos. Hay factores sociales que explican la nueva situación. En primer lugar, el retraso de la edad del matrimonio por parte de las parejas jóvenes y la creciente incorporación de la mujer coreana al mundo laboral. Las parejas se casan cada vez más tarde. El acceso mayoritario de los jóvenes a los estudios universitarios retrasa su incorporación al mundo laboral y a su independencia económica. Los estudiantes coreanos suelen iniciar su vida laboral a los 25 años, más tarde que en otros países desarrollados, hecho que se explica en parte por el cumplimiento del servicio militar obligatorio. Además, los jóvenes afrontan mayores dificultades para acceder al mercado laboral y a un trabajo permanente y bien remunerado.

El segundo problema es también grave cuando se suma al primero; el envejecimiento de la población coreana. En 2005, el 9,1 % tenía 65 años o más años. La esperanza de vida en 2005 era de 75,1 años para los hombres y 82 para las mujeres y seguirá creciendo en el futuro. Este doble problema, baja fertilidad y envejecimiento, tiene un gran impacto económico y social. Afecta al consumo, a la necesaria mano de obra para la economía y a la financiación de las cargas sociales de un presupuesto estatal de por si ya insuficiente y deficitario.

Corea del Sur ha sido históricamente un país emisor de emigrantes y existen por diferentes circunstancias históricas, unas importantes comunidades de coreanos o de ascendencia coreana en otros países del mundo. En cambio, no ha sido tradicionalmente un país receptor de inmigrantes. Esta situación está cambiando en la última década con la creciente llegada de ciudadanos de otros países. Corea es una nación con una población étnica y culturalmente muy homogénea. Pero, últimamente se está debatiendo la cuestión de si y cómo el país puede convertirse progresivamente en una sociedad más heterogénea(3). Los datos objetivos atestiguan un cambio en este sentido. En 2007, el número de extranjeros en Corea del Sur superó, por primera vez, la cifra de un millón, lo que representaba más del 15% del total de la población. Se ha triplicado en solo 10 años desde los 330.000 que había en 1997 y su número podría incrementarse hasta los tres millones en 2017.

La cifra total de 50,1 millones de la población incluye los 49,1 millones de coreanos registrados como residentes (24,6 m. de mujeres y 24,5 m. de hombres), 725.000 extranjeros con residencia y 270.000 sin ella. Entre los extranjeros residentes, el 44% son chinos seguidos de los estadounidenses (el 12%), los vietnamitas (6%), los filipinos (5%), los tailandeses (4%), Estas cinco nacionalidades suman el 70% de la población extranjera. El 80% viene por motivos laborales y el 7% son consecuencia de los matrimonios mixtos, cada vez más numerosos. El 90% de los matrimonios mixtos tienen lugar entre un varón coreano con una mujer extranjera, preferentemente chinas (80%), seguidas de las vietnamitas (14%), las japonesas (9%) y las de otros países como Filipinas, Tailandia y Mongolia. Basta viajar en metro por el área metropolitana de Seúl para ver como la presencia extranjera está creciendo. Por ejemplo, existe una importante concentración de residentes chinos en Inchion. Esta inmigración es proporcionalmente aún más grande en algunas zonas rurales, donde se celebran numerosos matrimonios mixtos entre varones coreanos con mujeres extranjeras. Su número, según datos del Ministerio de Justicia, se incrementa anualmente: 75.011 en 2005, 93.786 en 2006 y 109.564 en 2007.

Hay varios factores que explican estos cambios demográficos y sus consecuencias. En primer lugar, la globalización provoca mucho más que los movimientos de bienes y capitales. También las personas se mueven en busca de mejores oportunidades económicas y van allí donde las encuentran o se las ofrecen. En Corea del Sur como ocurre en todos los países desarrollados, el envejecimiento de la población y la baja natalidad comporta la necesidad de aceptar la inmigración extranjera como una oportunidad ineludible para dar continuidad e incluso mejorar el sistema económico y social del país. Esto no es fácil para países como Corea donde se tiene un fuerte sentimiento de identidad nacional y donde ha predominado el derecho de sangre.

Los gobiernos coreanos desean "conducir" esta cuestión inmigratoria con políticas sociales sobre inmigración estableciendo un marco legal que promueva la integración de los recién llegados en la sociedad coreana. En mayo 2007, la Asamblea Nacional aprobó la Basic Act on the Treatement of Foreigners, que ya dictó medidas para la seguridad de los trabajadores extranjeros, la educación de sus hijos y otras referentes a los trabajadores ilegales. Se estima que hay unos 200.000 ilegales en el país y su número puede incrementarse(4). Otras medidas pretenden facilitar la inmigración de los descendientes de coreanos que tienen nacionalidad extranjera. Este es el caso de los miembros de la diáspora coreana presente en China y en algunos países que pertenecieron a la URSS, como Kazajstán. Finalmente, el anterior presidente Roh anunció, en octubre 2007, que se estudiaría la posibilidad de conceder, en determinados casos, la doble nacionalidad surcoreana. Se está produciendo, en los últimos años, una fuga de cerebros, muchos de ellos profesionales coreanos que han estudiado en universidades extranjeras, principalmente en EEUU. Entre 1997 y 2007, 170.000 coreanos renunciaron a su nacionalidad(5). En el mismo período, solo 50.000 extranjeros adquirieron la nacionalidad coreana. Según el derecho vigente quienes tienen una doble nacionalidad deben renunciar a una de ellas antes de cumplir los 22 años. Con las nuevas medidas se permitiría la doble nacionalidad a los coreanos que ya hubiesen cumplido su servicio militar y a aquellos extranjeros que tuvieran unas importantes capacidades y conocimientos en determinados ámbitos. Roh, también tomó medidas para promover y proteger los derechos de los extranjeros residentes en el país. Estas medidas solo consiguieron efectos limitados. No es un tema fácil y de rápida solución solo mediante medidas legislativas o administrativas porque depende también de "las actitudes" de los ciudadanos ante el fenómeno inmigratorio. Los países europeos tampoco han conseguido encauzar bien este reto, uno de los más preocupantes de la actual realidad internacional.

El nuevo presidente Lee Myung-bak anunció que se van a mejorar las políticas de inmigración desarrolladas por la anterior administración Roh. Van a ser más selectivas con el objetivo de promover la entrada de profesionales, técnicos y trabajadores extranjeros más cualificados y que aporten más capacidades y más competitividad al mercado laboral y a la economía coreana en general. Con estos criterios se pretende agilizar el sistema de concesión de los visados de entrada al país, que actualmente es muy rígido incluso para los profesionales cualificados(6).

En resumen, la cuestión de la inmigración extranjera es un tema muy delicado que afecta el núcleo de la nación coreana. Por un lado, se requiere información, sensibilización y, sobre todo, educación ciudadana para que los coreanos sean receptivos y acepten a los extranjeros como parte de su sociedad. Por otro lado, el Gobierno debe crear mejores condiciones sociales para que los recién llegados acepten integrarse social y culturalmente en la sociedad que los acoge. Cabe insistir en la educación y principalmente en la enseñanza de la lengua coreana como la llave maestra que facilita la integración social de los inmigrantes.

Que una sociedad sea más diversa y heterogénea por la llegada de una corriente inmigratoria no debe significar que deban coexistir en el país varias culturas. No hay que oponer el término multiculturalismo al de homogeneidad como hacen algunos estudiosos coreanos que observan otros casos como el de los Estados Unidos. Pienso, como observador europeo, que existe y debería continuar existiendo "una cultura coreana" que puede y debe enriquecerse con el conocimiento y el contacto con otras culturas foráneas. Es importante tener en cuenta que el caso de Corea es distinto al de los Estados Unidos, considerado como el "modelo" de multiculturalismo. Los Estados Unidos ya nacieron como un país construido por los inmigrantes llegados de otros lugares del mundo. Este no es el caso de Corea. Opino que la nación coreana debe afrontar un gran reto: asegurar "la armonía social" del país, pero también debe preservar, con total convicción, "la identidad coreana". Esta no debe quedar diluida en un difuso multiculturalismo. Corea aún esta a tiempo de enfocar seriamente este importante reto.

2. Religión, valores y cambios sociales en la sociedad coreana

Las cambios políticos, económicos y sociales del país están afectando a los valores tradicionales coreanos en la medida que se estos entran en contacto y, a veces, se confrontan con nuevos valores e influencias exteriores. Este proceso se inicio en la década de los cincuenta y se aceleró con la globalización económica, los avances de las tecnologías y de los medios de transporte que facilitan el contacto, la información y el conocimiento de nuevas realidades sociales. Vamos a analizar algunas de los ámbitos sociales en donde se manifiestan estas transformaciones como son los de la familia, la mujer y la educación.

El legado confuciano está aún muy presente en la sociedad coreana. El Confucionismo fue introducido desde China y dominó el sistema de valores y el sistema político coreano durante siglos bajo la dinastía Joseon (1392-1910) y es comprensible que dejase un gran impacto en Corea. Se afirma que Corea es el país más confuciano de Asia, incluso más que China(7). Aunque la impronta confuciana disminuyó en las últimas décadas, sus principios e imperativos éticos como la jerarquía y la lealtad a la familia o a un grupo social, la importancia de la educación y al respeto a los demás, aún informan o influyen en el sistema de valores y de relaciones sociales y personales. El confucionismo, que no es propiamente una religión sino una ética social, ha sido históricamente predominante en Corea sobre el Budismo, el taoísmo o el shamanismo también tradicionalmente presentes en la sociedad coreana. Continúa viva en la psique del coreano y se manifiesta en la importancia que se concede al status social.

El Budismo coreano pertenece a la escuela Mahayana, fue introducido en la península coreana a partir del Siglo IV d.C. y llegó a ser la religión oficial durante la dinastía Koryo (918-1392) hasta ser desplazado y perseguido con el acceso de la dinastía Joseon que, en 1392, dio paso al confucionismo como nueva ética dominante. Sin embargo, el budismo no solo ha sobrevivido sino que su peso religioso y social esta aumentando en las últimas décadas. Su adaptabilidad se demuestra que en la presencia en muchos templos budistas de elementos religiosos del Shamanismo.

El Cristianismo llegó desde occidente con la primera ola de modernización a finales del siglo XIX y se reforzó con la influencia americana a partir de 1945. Ha tenido un importante protagonismo en la modernización del país, especialmente a través de la creación de una eficaz red de instituciones educativas y médicas que aliviaron las necesidades básicas de los ciudadanos. Merece destacar el prestigio ganado gracias al compromiso de muchos cristianos, y también de los budistas, con los movimientos políticos y sociales que, en las décadas de los setenta y ochenta, lucharon a favor del establecimiento de un régimen democrático en el país. Su presencia no ha cesado de crecer en las últimas cinco décadas, pero el sistema de valores cristianos no han borrado a los valores tradicionales confucianos sino que se puede decir que se han conexionado en algunos aspectos.

En realidad, aunque en 2005 solo algo más de la mitad de los coreanos afirmaba tener una religión, se puede constatar que la práctica religiosa no cesa de crecer en el país. Las dos religiones principales son el Budismo (23%) y el Cristianismo (30%). Entre los cristianos, repartidos entre los grupos protestantes y los católicos, son estos segundos los que últimamente han crecido más su número en Corea. También crecen los budistas. Aunque hemos dicho que casi la mitad de la población no reconoce tener una afiliación religiosa, aumentan el número de templos e instituciones religiosas en el país y la consiguiente práctica religiosa. Merece destacar que existe una buena coexistencia entre las diversas religiones y el principio de la libertad religiosa y el de la separación entre Iglesia y Estado esta reconocida constitucionalmente. Esta buena coexistencia se manifiesta incluso en el hecho de que no es excepcional encontrar un "sincretismo" en los ritos y las prácticas religiosas de los coreanos. Incluso existe una religión llamada Chondogyo creada en 1860 por Cheoe Suun que contiene a la vez principios, normas y ritos budistas, confucianos y cristianos.

El llegada de la democracia en 1987 significa el inicio de cambios importantes en los valores y las actitudes de la sociedad coreana. El gran crecimiento y desarrollo económico del país en las décadas precedentes impulsó el surgimiento de nuevas clases medias y de una sociedad civil ávida de conseguir también un nuevo marco constitucional y de libertades públicas que reconociese el pluralismo político, social y cultural de los coreanos. En 1992, es elegido por primera vez a un ciudadano civil, Kim Young-sam, como nuevo presidente de la República, dando así por finalizada un largo período de regímenes militares que, si bien lograron hacer crecer rápidamente la economía, habían gobernado el país a través de métodos autoritarios. Desde entonces Corea del Sur asumió los nuevos retos de la globalización e internacionalización de su economía, lo que también afectaría a la estructura de su sociedad.

Corea del Sur se incorpora a la Organización Mundial de Comercio (OMC) en 1995, lo que provocó una mayor y creciente apertura económica al exterior y en 1996, entra en la Organización para el Desarrollo y la Cooperación Económica (OCDE), obteniendo el reconocimiento internacional como nuevo país desarrollado. Sin embargo, en 1997 el país es golpeado duramente por la crisis económica asiática que puso en evidencia las fragilidades del modelo económico y social coreano. Los compromisos asumidos ante el Fondo Monetario Internacional (FMI) obligaron a fuertes reformas estructurales en los grandes conglomerados empresariales, los "chaebols", que habían liderado, hasta entonces, el llamado milagro económico coreano. La reestructuración afectó a los principios y los valores básicos de la sociedad coreana como el compromiso y la lealtad del trabajador con la empresa a cambio deaque esta le asegurarle el trabajo por vida. Desde entonces, se van incorporando nuevos principios como la eficiencia, la competitividad y la meritocrácia. Veremos como los cambios afectarán también a la relaciones familiares y sociales y muy directamente a las nuevas y jóvenes generaciones. Sin embargo, la presencia en muchos coreanos de un legado confuciano que valora el gradualismo, el orden y la armonía social explican que exista hoy en la sociedad coreana y en plena aceptación de los retos de la globalización, un claro choque, una cierta confusión y a veces una forzada coexistencia entre los valores tradicionales y los nuevos valores.

a) Un primer choque se produce entre el colectivismo como un valor tradicional de la sociedad coreana y el individualismo(8). Es verdad que el individualismo crece entre los coreanos y se manifiesta de forma creciente en las jóvenes generaciones. Estos son más independientes y fuertemente influenciados por la cultura occidental, cada vez más presente en sus vidas debido a la revolución de las telecomunicaciones y de los medios de comunicación internacionales. Los jóvenes se comunican más libremente y el uso masivo e omnipresente del teléfono móvil facilita aún más las relaciones entre los individuos.

Pero Corea sigue siendo una sociedad en que el grupo y la pertenencia a un grupo sigue teniendo una gran importancia y se manifiesta en todo tipo de relaciones sociales, desde las familiares a las políticas o comerciales. Al individuo se le reconoce una posición o status social y es respetado en función de la familia " entendida en un sentido amplio- o el grupo al cual pertenece o está integrado. La familia sigue siendo el núcleo básico de la sociedad coreana y los nexos entre sus miembros son más fuertes y estrechos que los existentes en las sociedades occidentales, lo que constituye un ejemplo más del legado confuciano presente en el país.

También en Corea existe el denominado "Yonjul"(9) que es un concepto parecido al "guanxi" chino. Significa tener conexiones o contactos personales. Cuando más Yonjul se tiene, más influencia y valoración se reconoce a su poseedor. A parte de la familia, existen otras vías de conexión como la procedencia territorial, la escuela o la universidad o las relaciones personales o de amistad adquiridas con el paso del tiempo. Muchas veces las elites políticas y la burocracia pueden ser directa o indirectamente reclutadas simplemente en función de la pertenencia a una región coreana o haberse graduado en una universidad concreta. Y en el mundo de los negocios el Yonjul puede jugar aún más un papel determinante para llegar a concluir positivamente una transacción económica.

Es evidente que tal situación es criticable porque es consecuencia pero también sigue alimentando la falta de transparencia y de confianza de los ciudadanos en los poderes públicos. Y a pesar de los avances en la democratización y la modernización del país, el "Yongul" está muy lejos de desparecer como una práctica "socialmente" aceptada y muy extendida en la sociedad coreana. Algunos organismos internacionales como la OCDE ya han dirigido, en la última década, varias y repetidas advertencias y recomendaciones a los Gobiernos coreanos pidiendo mas "gobernance" y transparencia en la actuación de los Poderes Públicos y de algunas corporaciones empresariales(10).

b) Otro choque entre los valores tradicionales y los valores emergentes se manifiesta en la evolución de la institución familiar(11). El rápido desarrollo económico y el cambio de una sociedad agraria a una sociedad urbana han provocado nuevos estilos de vida familiar y social. En muchas ciudades los barrios tradicionales han sido sustituidos por grandes bloques de pisos construidos con un corte parecido por toda la geografía del país. Como en otros países desarrollados, el número y la edad media de los matrimonios ha descendido y, en cambio han aumentado el número de divorcios y segundos matrimonios. El modelo de la familia tradicional coreana esta cambiando con la creciente participación de la mujer en el mercado laboral y en otras actividades sociales. Y estos cambios se aceleran con las nuevas generaciones de jóvenes que son más propensas al individualismo y al igualitarismo, aspecto este último que interesa especialmente a las mujeres. También crece una cultura más materialista por la creciente influencia del consumismo alimentado por la influencia occidental que se abre paso con la globalización económica y cultural. Internet y el más de centenar de canales de TV que entran en los hogares constituyen una ventana abierta a la recepción y el contacto con otras culturas y valores.

Sin embargo, la institución familiar continúa teniendo un peso central en la sociedad. A la tradición confuciana se le suma la influencia cristiana a favor de la especial relación padres-hijos. Es esta la base de las otras relaciones sociales, conexiones o redes más amplias y sobre todo la que debe garantizar le educación de los hijos. De todos modos, el conflicto entre los valores y principios tradicionales y los emergentes, entre los valores colectivos y los individuales, y el "gap" generacional aumenta con cada nueva generación joven. Tras la crisis asiática del 1997, ha aumentado la tendencia a la competitividad y el individualismo entre los jóvenes coreanos. Estas actitudes empiezan desde el nivel escolar secundario hasta la universidad y al graduarse la aspiración prioritaria entre los jóvenes es poder conseguir un buen puesto en la vida laboral. Esta tendencia se confirma porque aumentan los jóvenes que retrasan o incluso no se plantean formar una familia porque dan prioridad a los objetivos profesionales sobre los familiares.

c) Los cambios de valores se manifiestan especialmente en la nueva situación de la mujer en la sociedad coreana. Esta ha sido tradicionalmente una sociedad agraria en la cual hombre y mujer cumplían roles distintos. El hombre trabajaba fuera y la mujer permanecía en casa cuidándose de los hijos y otras tareas del hogar. Además el legado confuciano defendía esta clara división de roles del hombre y la mujer dentro de la familia y la sociedad. Es a partir de los años sesenta con el desarrollo de una sociedad industrial y urbana, cuando el marco político, jurídico y social evoluciona rápidamente a favor de la igualdad de género y de una participación activa de la mujer dentro de la sociedad.

Hoy, la mujer ha ganado nuevos espacios de participación social con el acceso pleno a la enseñanza superior y al mundo laboral tanto en el sector público como en el privado. El índice de participación de la mujer en el mercado laboral era, en 2006, del 50,3% frente el 74,8% de los hombres, cifras que son relativas dada el importante peso de la economía sumergida en el país. El sueldo mensual de las mujeres es aún un 60% del que cobra el hombre con una presencia mayoritaria en el sector servicios, la mayoría de ellas con contratos de carácter temporal o a tiempo parcial. Por lo tanto, su protagonismo en los puestos más altos y mejor remunerados de la administración pública y de las grandes empresas es aún muy escaso, salvo en el sector médico. De todos modos, crece su participación en el sector público al estar muy preparadas para ganar las oposiciones para ocupar determinadas plazas de alta responsabilidad administrativa, entre ellas en el poder judicial. Mucho más difícil lo tienen en el campo político. En 2004, una cuota para favorecer la participación de la mujer fue aprobada para reservarle el 30% de las candidaturas en las circunscripciones electorales para las elecciones locales. Pero, en las elecciones legislativas del 9 de abril de 2008, 41 mujeres fueron elegidas entre los 299 escaños de la Asamblea Nacional.

Merece destacar que durante las dos anteriores presidencias de Kim Dae-jung y de Roo Moo-hyun se promulgaron desde 1987, un gran número de Leyes que han creado un nuevo marco legislativo favorable al ejercicio y la protección de los derechos de la mujer, especialmente en materia de igualdad de género. Entre ellas cabe destacar: La ley de igualdad en el empleo (1987); la ley de Familia (19989); la ley de defensa y protección de la infancia (1991); la ley contra la violencia sexual (1993); La ley contra la violencia familiar (1997); La ley contra la discriminación de género (1999). Otro paso importante lo constituyó la creación, en 2001) de un Ministerio para la Igualdad de Género y en 2005, el Ministerio de Igualdad de Genero y Familia(12).

Pero esta batalla por la plena igualdad de oportunidades, no solo de "iure" sino "de facto" no esta plenamente ganada(13). Un cierto gap entre el rol a desempeñar por ambos sexos existe, no en las leyes pero si en las actitudes de una sociedad que aún es muy conservadora en este aspecto. La incorporación plena de la mujer a la vida laboral no significa que el hombre comparta plenamente con ella las responsabilidades familiares dentro del hogar y en el cuidado de los hijos. Las normas "sociales" mantienen un papel predominante del hombre y una cierta subordinación de la mujer dentro de la estructura familiar. Las mujer debe generalmente asumir, ahora, dos roles a la vez, el trabajo fuera y dentro del hogar. Esta situación explica que el índice de fertilidad de la mujer coreana sea el más bajo entre el de los países desarrollados pertenecientes a la OCDE. También en los últimos años están aumentando el número de divorcios en el país.

Cabe decir que la familia coreana sigue teniendo una fuerte base conservadora, a pesar de los cambios protagonizados por las jóvenes generaciones. El fuerte legado confuciano y la militancia cristiana explican y favorecen la situación actual. La institución del matrimonio se considera, legal y socialmente, el camino para formar una familia y tener hijos. La legislación coreana no considera aún como legítimos a los hijos tenidos fuera de matrimonio. Por esto las parejas no se plantean vivir juntos y menos el tener hijos sin estar previamente casados. Se puede concluir afirmando que, aunque los valores tradicionales van cambiando y las jóvenes generaciones son motor de transformación social, la sociedad coreana actual sigue siendo muy conservadora y tradicional, especialmente en el ámbito familiar, si la comparamos con otros países desarrollados o de igual nivel de renta por cápita.

3. La importancia de la educación en Corea

Es comúnmente reconocido que los niveles alcanzados por la educación primaria y secundaria coreana son muy elevados. En estos buenos resultados puede tener su influencia el firme compromiso de los padres coreanos en ser los primeros educadores de sus hijos y en el alto reconocimiento de la formación dentro de la sociedad coreana. En la tradición coreana se ha valorado la disciplina, la jerarquía y el esfuerzo personal en el estudio y en el trabajo, que son valores confucianos. También han influido las políticas públicas educativas desarrollas por los gobiernos coreanos en las últimas décadas, si bien se tarta de un sistema muy regulado y centralizado. El sistema educativo coreano alcanzó unos resultados rápidos e impresionantes que han convertido Corea del Sur en uno de los países con más alto nivel de educación del mundo. En 1950, el 70% de la población era analfabeta, pero en solo dos décadas la enseñanza primera y secundaria era prácticamente total.

Sin embargo, la mayoría de los coreanos están hoy descontentos con el actual sistema educativo público. Las familias y los jóvenes invierten una substancial cantidad de dinero y tiempo en la educación, el más alto entre los países de la OCDE. El sistema esta condicionado por "la cultura del examen". Existe una enorme obsesión y una dramática competición, desde los primeros niveles educativos, para lograr entrar en las mejores escuelas primarias y secundarias y lograr las mejores notas escolares para así poder acceder luego a las mejores universidades del país, preferentemente privadas. Estas, a su vez, son la llave que también abre las puertas para conseguir los mejores puestos de trabajo en los sectores público y privado. Esta tremenda competición por entrar en las universidades de elite conlleva una enorme cantidad de horas de estudio para los adolescentes y también grandes sacrificios personales y económicos para las familias coreanas. Se estima que el 80% de los niños refuerzan sus estudios con clases y tutorías particulares que se suman al horario lectivo ordinario. Ello provoca una desigualdad de oportunidades entre los hijos de familias con recursos para costear estas clases particulares y las que no disfrutan del nivel económico para pagarlas. Por otro lado, el alto coste de la educación puede influir en que muchas parejas decidan no tener más de uno o dos hijos(14).

En consecuencia, se critica que las actividades docentes están excesivamente focalizadas en los exámenes, principalmente el del acceso a la universidad. Se dice que los alumnos memorizan mas que comprenden las materias de estudio. El esfuerzo y exigencia del sistema a los adolescentes es enorme en los niveles primarios y secundarios pero, una vez conseguida la entrada en una universidad, aquel nivel de esfuerzo se relaja en demasía.

Esta fiebre educacional de los coreanos existe porque se considera la mejor vía para asegurarse la movilidad económica y social. Además, desde la crisis asiática de 1997, tener un simple título universitario ya no garantiza conseguir un trabajo bien remunerado. En este contexto, enviar a los hijos, incluso muy jóvenes, a estudiar al extranjero es otra presión muy presente en una sociedad obsesionada en conseguir hablar un excelente inglés, el idioma de la globalización. Solo en las universidades de Estados Unidos hay 60.000 estudiantes coreanos, el tercer grupo más numeroso tras los chinos y los indios.

En el último Informe Pisa 2006, que salió a la luz en noviembre 2007, se hizo un estudio comparativo entre 400.000 estudiantes de 15 años en 57 países incluidos los de la OCDE. En relación con el anterior informe PISA 2005, se destaca que los alumnos coreanos han superado a Finlandia, pasando a ser los primeros en comprensión de la lectura. Pero han descendido del segundo al cuarto lugar en matemáticas y del tercer al 11º lugar en cultura científica. Estos dos últimos retrocesos son preocupantes, ya que la competitividad internacional de Corea del Sur depende de que cuente con unos recursos humanos con un alto nivel de conocimientos en ciencias y tecnología.

También otro informe de la OCDE(15) advertía, en 2007 que existen aún insuficiencias en la educación universitaria de Corea, que es también clave para fortalecer el capital humano y las capacidades necesarias para competir en una economía global. Solo dos centros universitarios se incluyen entre las 200 mejores universidades del mundo conforme a la lista elaborada por The Times Higher Educational Supplement (THES). Son la Seoul Nacional University (SNU), situada en el lugar 51 y el Institute of Science and Technology (KAIST), situado en el lugar 132. En cambio, se puede observar como 57 universidades de los Estados Unidos y 32 británicas dominan la lista que también incluye 11 japonesas, 6 chinas, 3 de Hong-Kong y 2 de Singapur(16).

Corea del Sur representa el 5% de los estudiantes extranjeros en la OCDE, pero acoge pocos estudiantes foráneos. La situación está cambiando últimamente, gracias a que empiezan a abrirse las universidades a los profesores y estudiantes extranjeros. Otro factor importante es la gradual incorporación del inglés en los programas de las universidades coreanas. Estas se dirigen a los miles de estudiantes coreanos que habitualmente van a los Estados Unidos y también a los otros universitarios asiáticos y no asiáticos a los que se les ofrece una atractiva propuesta: "perfect English and strong Asian connections".

La cuestión educativa estuvo muy presente en los programas electorales de los candidatos a las últimas elecciones presidenciales. El presidente Lee Myung-bak es favorable a la autonomía universitaria y el fomento del inglés en todo el sistema educativo. En relación al primer aspecto, Lee Myung-bak comunicó a la Korean Council of University Education (KCUE), que agrupa a 201 instituciones universitarias públicas y privadas, su plan de liberalización y de darles más autonomía para que logren un mayor nivel de especialización, competitividad y creatividad. Uno de los posibles cambios afectaría al actual sistema de acceso de los estudiantes a las universidades coreanas, centralizado y controlado, desde hace 30 años, por el Ministerio de Educación. Ya hemos hecho referencia a la importancia del inglés, clave para una economía que depende del sector exportador y que quiere ser líder tecnológico mundial y construir una Sociedad de la Información. Los estudiantes coreanos también están cada vez más interesados en estudiar el mandarín, la lengua oficial del gobierno central de China.

Corea del Sur es un país que está muy condicionado por dos factores. No tiene recursos naturales y está geográficamente situado entre dos grandes potencias económicas como son China y Japón. Para afrontar esta difícil situación debe mejorar y modernizar constantemente sus recursos humanos. En consecuencia, el futuro de Corea del Sur depende de la educación de sus ciudadanos. Si fracasa en su estrategia, el país podría acabar convirtiéndose en contratista de la vecina China que ya es mucho más que la fábrica del mundo y también sufriría la humillación de convertirse en un país dependiente tecnológicamente del otro vecino Japón.

4. Armonía y desigualdades territoriales y sociales

Corea del Sur alcanzó en 2007 los 20.000 dólares de renta por cápita. El país también ha consolidado desde 1987 un sistema político democrático. Pero no todos los ciudadanos pueden disfrutar plenamente de las ventajas de vivir en un país democrático y desarrollado económica y tecnológicamente. Han aumentando, desde la crisis asiática del 1997, las desigualdades territoriales y sociales. Las últimas administraciones se han propuesto corregir la tendencia pero el país sigue sin crecer en lo que se refiere al "capital social". Es una situación que puede mermar la confianza de los ciudadanos sobre todo, los más necesitados, en los poderes públicos y puede acabar afectando negativamente a la necesaria "armonía social" del país. Aunque existan una creciente red de ONG e instituciones religiosas y sociales que llevan a cabo una meritoria función social, es al Estado a quien corresponde el impulso de las políticas sociales destinadas a la mejora de la calidad de vida de los ciudadanos. Hoy, el nivel de gasto público para asegurar el bienestar social de sus ciudadanos es muy bajo pues solo representa, en porcentaje de PIB, una tercera parte del que destinan otros países industrializados.

a) Desigualdades y polarización social

La crisis económica asiática de 1997 modificó substancialmente el mercado laboral coreano. Se abrió una nueva etapa de polarización y de conflictividad social que, aunque se canalizó a través de un mayor dialogo social, cambió drásticamente la situación del marco laboral en relación a la existente antes de 1997. Se acabó la tradicional "política de empleo de por vida" que había sido hasta entonces la regla general. La reestructuración empresarial afectó a la mayoría de las empresas coreanas, especialmente a los "chaebols". Algunas cerraron, otras se redimensionaron o se fusionaron con otras. Se perdieron casi un millón de puestos de trabajos solo en las grandes empresas coreanas(17).

Los más directamente afectados fueron los trabajadores que se quedaron en paro y también sin cobertura social. Aunque el mercado laboral se recuperó en pocos años y se volverían a crear nuevos puestos de trabajo, estos ya no fueron del mismo nivel y calidad de antaño. En cambio, aumentaron progresivamente el porcentaje de contratos laborales temporales que desde el 26,9% en 2001 pasaron a representar el 36,7% en 2007. El 90 % de estos puestos de trabajo temporales se concentraron en las PIMES con menos de 300 trabajadores. Además, los trabajadores temporales cobran, según datos del Ministerio de Trabajo, un 15 % menos por el mismo trabajo que los que tienen un contrato fijo. El resultado ha sido una creciente polarización social provocada por las disparidades entre los trabajadores que mantuvieron o recuperaron su puesto de trabajo o que lograron entrar en las grandes empresas y los demás que no disfrutan de las mismas condiciones en cuanto a la calidad del puesto, la formación laboral y la seguridad legal y social que sí ofrecen las grandes empresas. Y esta dicotomía en cuanto a salarios y demás condiciones laborales sigue aumentando.

El contexto de globalización en que están inmersos los "chaebols" "y mucho en plena crisis financiera mundial" no favorece una corrección del panorama actual. Deben competir en un mercado global con otras empresas multinacionales en una economía como la coreana fuertemente dependiente de su sector exterior. Para mantener su cuota de ventas en los mercados internacionales, han deslocalizado en China y otros países emergentes una parte de la producción. Asimismo, cabe remarcar que el peso del sector industrial en el mercado laboral no cesa de disminuir a favor del sector servicios.

Por otro lado, la capacidad de presión o de maniobra de los sindicatos coreanos también ha quedado debilitada desde la crisis de 1997, a pesar de participar en el dialogo social en el marco de la Comisión Tripartita. Los sindicatos que estuvieron a la cabeza de los movimientos civiles por el advenimiento de la democracia, ven ahora que su papel queda debilitado en el actual contexto de globalización y crisis de los mercados. Pero cabe decir que los anteriores gobiernos surcoreanos, de tendencia socialdemócrata, han mejorado durante estos últimos diez años, el marco legal laboral para asegurar unos standard de derechos a los trabajadores.

Corea del Sur ha crecido econonómicamente, pero crece mal desde el punto de vista de la distribución de los aumentos de renta. No es un problema exclusivo de este país, es mundial. Ocurre en EEUU, en la UE o en China y en otros países en vías de desarrollo. La globalización es por si misma positiva siempre que sea gestionada teniendo en cuenta la salvaguarda de la cohesión social internacional, algo que no ocurre. El Coeficiente Gini que mide la desigualdad en la distribución de riqueza indica un creciente aumento de las desigualdades y del porcentaje de pobres en el país. Y la desigualdades sociales se manifiestan, por ejemplo, en las posibilidades de los padres a ofrecer a sus hijos mejores oportunidades para acceder a una buena educación en una sociedad como la coreana en que, como hemos explicado antes, la educación es la llave maestra para la movilidad y el ascenso social.

b) La seguridad social en Corea del Sur

En las últimas décadas los gobiernos coreanos pusieron un gran énfasis en destinar los recursos en pro del desarrollo económico del país, pero a costa de las también necesarias inversiones en el bienestar social de los ciudadanos. Como en otras sociedades asiáticas, este ámbito se considera más bien una responsabilidad privada a cargo de las empresas o de las familias. Pero con las recientes transformaciones del mercado laboral, en el que es predominan los contratos laborales temporales, los coreanos están cada vez más preocupados por poder asegurar la situación familiar y personal ante posibles contingencias laborales o económicas.

Esta preocupación está especialmente presente entre las clases medias del país, muy castigadas por la crisis del 1997, hasta el punto que la proporción de ciudadanos que se consideran a si mismos como parte de la clase media han descendido del 41 % en 1996 al 28 % en 2007. El concepto de clase media en Corea es relativamente nuevo en una sociedad que fue exclusivamente agraria hasta principios de los sesenta. En solo tres décadas, la mayor parte de los coreanos se consideraban como parte de una clase media que crecía y que iba mejorando su nivel de vida a la par con el rápido crecimiento de la renta por cápita del país. Pero la crisis del 1997 frenó drásticamente el proceso. Muchos coreanos perdieron su puesto de trabajo y cuando lo recuperaron no era de la misma calidad del que habían disfrutado anteriormente(18).

El sistema de seguridad social es muy reciente. Fue introducido oficialmente en 1977 en el ámbito de salud, en 1988 en el ámbito de pensiones y en 1995 para el desempleo. Pero el sistema público coreano solo cubre una parte de las necesidades sociales, lo cual obliga a muchos afectados a cubrir o complementar aquellas con un seguro privado. Una mayoría de los ancianos no están asistidos por el sistema público de pensiones y también muchos trabajadores de las PIMES, temporales e irregulares, están virtualmente excluidos del sistema público de seguro contra el desempleo(19). Es evidente que la sociedad coreana tiene que afrontar grandes retos sociales como son la muy baja natalidad, el envejecimiento de la población pero también la aparición de las desigualdades sociales y territoriales. Los coreanos deben destinar muchos recursos económicos a la vivienda, la educación de sus hijos y la cobertura social a través del sector privado. Si una persona pierde su trabajo, es toda la unidad familiar la que sufre una grave situación social que crea ansiedad, incluso vergüenza ("perder la cara") por lo que ello significa en un país con una base cultural confuciana. Las políticas de apoyo a las familias son insuficientes. Otro dato revelador es la previsión según la cual en el año 2019 un 14% de la población coreana tendrá 65 años o más años.

c) Desigualdades territoriales y medio ambiente

Otro tipo de desigualdades son las existentes desde el punto de vista territorial entre el área metropolitana de Seúl y el resto del país y entre las ciudades y el mundo rural, situaciones ambas que afectan al medio ambiente.

a’) Hay una enorme concentración de la población del país en el área metropolitana de Seúl, que incluye además de la capital, Incheon y la provincia de Gyonggi. En esta área vive cerca del 60% de los 50 millones de coreanos . El gap demográfico entre aquella área y el resto de las provincias coreanas sigue creciendo desde 1997. También se incrementa el gap económico, ya que además es en el área de Seúl donde, además de los Poderes Públicos tienen su sede los grandes chaebols, como Samsumg y Hunday. La conurbación de Seúl representa el 11% del territorio del país y produce el 55% del PIB coreano. Allí se concentran el sector industrial y de servicios y recibe, en consecuencia, el grueso de la inversión interna y exterior y cuenta con el que ha sido calificado internacionalmente como el mejor aeropuerto del mundo y con todas sus conexiones internacionales con todos los continentes.

También en el área de Seúl se concentran las mejores infraestructuras académicas e culturales. Los estudiantes coreanos encuentran allí las más prestigiosas universidades y centros de formación, los mejores Institutos científicos o de investigación, la mayor parte ligados a los grandes "chaebols" Y en un país en que el "yongul" o las conexiones personales son tan importantes, la atracción de Seúl es imparable(20). Además el propio gobierno alimenta esta situación al anunciar que quiere convertir a Seúl en un gran "hub" de Asia Oriental para competir con Shanghai y Singapur, entre otras capitales asiáticas. Ante esta situación privilegiada, Busan y Taegu, segunda y tercera ciudades coreanas difícilmente pueden competir ante la fuerza atractiva de Seúl. Sus porcentajes en cuanto a la población y su participación en el PIB del país decrecen. La propuesta del anterior presidente Roh Moon-hyun de trasladar la capital administrativa desde Seúl a la provincia de Chungcheong, en el centro geográfico del país, no ha contado con suficiente consenso. El actual presidente Lee Myung-bak, siendo alcalde de Seúl ya se opuso a la pretensión de Roh.

b’) La población rural ha bajado drásticamente de los 14 millones que sumaban en 1960 a los 3,4 millones en 2005. Muchos agricultores abandonaron las labores agrícolas en los años sesenta y setenta para trabajar en el entonces naciente y vibrante sector industrial concentrado principalmente en las grandes ciudades. En ellas encontraron oportunidades no solo laborales sino infraestructuras educativas y culturales para ofrecer una mejor educación a sus hijos. Hoy, el sector agrario solo representa en 3% del PIB coreano, pero siguen dependiendo y trabajan en la agricultura el 8% de los coreanos. Ello explica que aunque, desde la crisis asiática la economía coreana se ha liberalizado mucho, los sucesivos gobiernos han seguido protegiendo, por razones políticas, sociales y medioambientales a los agricultores y ganaderos(21). Es en este contexto que se entiende las dificultades políticas del presidente Lee Myung-bak para lograr la ratificación del Acuerdo de libre comercio con los EEUU debido a que puede perjudicar al sector cárnico coreano. La reacción popular contra el Acuerdo esconde la existencia de un cierto "antiamericanismo" en la sociedad coreana más que una defensa acérrima de una medida proteccionista agraria que puede perjudicar, si el acuerdo quedase estancado, no solo al sector automóvil coreano sino, en general, al sector exterior coreano.

Pero no es con medidas proteccionistas que se frenarán las desigualdades entre las áreas urbanas y rurales. La migración hacia las grandes ciudades seguirá porque los jóvenes, hombres y sobre todo mujeres, encuentran en ellas las mejores oportunidades educativas y expectativas profesionales. Esta migración de jóvenes incrementa el envejecimiento de la población rural hasta el punto que muchos los agricultores no pueden encontrar una mujer para casarse, formar una familia y mantener su vida en las granjas. Esta grave situación social se ha paliado con los matrimonios mixtos entre coreanos e inmigrantes extranjeras procedente de otros países asiáticos, principalmente vietnamitas, chinas, filipinas y camboyanas.

El rápido desarrollo industrial coreano y el crecimiento espectacular de las grandes ciudades también ha afectado al medio ambiente del país, aunque en la última década ha crecido la concienciación y la sensibilización ciudadana sobre de la importancia de aquel para asegurar un crecimiento sostenible y la calidad de vida y al salud de la población. La creación de un Ministerio para el Medio Ambiente ha impulsado el establecimiento de un marco legal de protección medioambiental. Sin embargo, queda mucho por hacer para mejorar la gestión medioambiental del agua y el aire así como incidir más en la investigación e implementación de las energías alternativas y renovables. Es imprescindible más voluntad política para que las autoridades administrativas controlen la aplicación efectiva del las leyes vigentes a las empresas contaminantes. La calidad del aire de Seúl tiene mucho que desear. Y la situación empeora cuando llegan hasta Corea, e incluso a Japón, grandes nubes amarillentas procedentes de China(22).

5. La mejora de la armonía y la cohesión social del país

Es bien sabido que los grandes objetivos prioritarios de un país evolucionan en función de las diversas fases y circunstancias históricas. Tras la guerra civil (1950-53) el país entro en una primera fase de reconstrucción que le permitió lanzarse a un espectacular desarrollo industrial en las décadas de los sesenta y setenta. A finales de los ochenta, se organizaban unos Juegos Olímpicos y se inició la fase de democratización del país. Tras la crisis económica de 1997, Corea del Sur ha pasado a ser una economía abierta a la Globalización y la Sociedad de la Información, pero al país tal vez le falta asumir un gran objetivo nacional que aglutine las ilusiones de futuro de la sociedad coreana. No esta claro que este objetivo aglutinador pueda ser, de momento, el logro de la reunificación territorial. También otros países desarrollados, como los de la UE viven una situación parecida falta de objetivos y de crisis de modelo de sociedad en un mundo cada vez más global e interdependiente. También los europeos temen no poder seguir disfrutando de sus actuales y altos niveles de renta y de calidad de vida.

El anterior presidente Roh Moo-hyun presentó en agosto 2006, el Plan "Visión 2030" que proponía una estrategia basada en el cambio del viejo paradigma "primero crecimiento económico, bienestar social después" por un nuevo paradigma consistente en el circulo virtuoso entre crecimiento económico y bienestar social. Corea del Sur tendría que invertir más y mejor en el bienestar social de sus ciudadanos a través de políticas sociales (seguridad social, apoyo a las familias, participación activa de la mujer, vivienda, medio ambiente etc.). Para hacer posible este cambio de paradigma, el Plan destacaba la importancia de llevar a cabo "como también recuerda la OCDE" las adecuadas reformas institucionales y estructurales. Roh Moo-hyun también estudió tomar medidas para afrontar la baja natalidad y el envejecimiento de la población. Hay que prevenir una grave disminución de la mano de obra disponible en el país, del todo necesaria para garantizar el crecimiento económico. Sin embargo y a pesar de las buenas palabras y planes de Roh Moo-hyun, éste fracasó en el campo de los resultados concretos.

En las elecciones presidenciales del 2007 los coreanos depositaron su confianza y su voto en el liderazgo de Lee Myung-bak que asentó su discurso político en el logro de un mayor crecimiento económico, aunque también se comprometió a evitar la polarización social. Sin pretender hacer un juicio de valor sobre los grandes objetivos económicos de Lee Myung-bak, si cabe preguntarse cómo y cuando las promesas de un mayor crecimiento económico comportarán también el logro efectivo de un mejor nivel de calidad de vida y de bienestar social para los ciudadanos. La sociedad coreana es hoy más dual y está más envejecida que hace una década(23). Corea del Sur forma parte del selecto número de países desarrollados miembros de la OCDE. Pero la mayoría de los coreanos aún no disfrutan de un nivel de calidad de vida comparable al que sí tienen los ciudadanos de otros países de la OCDE(24). Un dato es totalmente revelador: Corea de Sur que es la 13ª economía mundial pero sólo ocupa el 26º lugar del Índice de Desarrollo Humano en el Informe 2007 del (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Es evidente que el actual contexto de crisis financiera y económica no ayuda a corto o medio plazo. Sin embargo, cabe ser optimista sobre el futuro de Corea del Sur. La evolución política y económica de Corea del Sur ha sido rápida y exitosa. El país no ha contado ni cuenta con recursos naturales pero sí dispone de un recurso importantísimo: su gran capital humano, es decir, el pueblo coreano, siempre motivado y dispuesto a esforzarse para llegar a construir un gran país.


Notas:

(1) Kim Kyong: "The main driving forces behind social charge", en el libro "Social change in Korea", Jimoodang (march 2008), p. 34-41.

(2) Kim Rahn: "Resident population surpasses 50 millions", The Korea Times (18 noviembre 2007).

(3) Korea Policiy Review: "Kloser to becaning a multicultural society" (octubre 2007). Véase también el artículo de Kim Muncho. "Korea moving toward a multicultural society", ob cit p. 108-117.

(4) Kim Tae-jong: "Immigration policymakers seeks social integration with forigners", The Korea Times (19 noviembre 2007).

(5) Mesmer Philippe: "La question du multiculturalisme s’invite dans la campagne présidentielle en Córre du Sud", Le Monde (15 diciembre 2007).

(6) Song Sang-ho: "Korea to welcome more skilled foreign workers", The Korea Herald (11 enero 2008).

(7) Yang Jomg-joe: "Changing values cause ideological confusion". ob. cit. p. 86-98.

(8) Na Eun-yeong: "Collectivism vs. individualism", ob- cit. p. 118-126.

(9) KimYong-hak: "Personal ties still important but patterns changing", ob. cit. p. 136-144.

(10) Yee jae-yeol: "transparency key to improving social orden", ob. cit. p. 211-220.

(11) Eun Ki-soo: "Family values changing, but still conservative", ob. cit. p. 146-156.

(12) Lee On-jook: "More gender equality but women still held back", ob. cit. p.167-174.

(13) Lee Mi-jeong: "Dual earners call for family-friendly society", ob. cit. p. 175-183.

(14) Imn Chon-sun: "The political economy of education reform", ob cit p. 243-253.

(15) Policy Brief OCDE: "Korea, progress in implementing regulatory reform" (marzo 2007).

(16) The Korea Times: "Poor rankings, Universitiesnmust improve international competitiviness", (11 noviembre 2007).

(17) Lee Byoung-hoon: "Labor market polaritation damages social cohesion", ob. cit. p. 221-231.

(18) Shin Kwang-yeong: "The odyssey of the middle class", ob cit. p. 291-298.

(19) Cho Byong-hee: "Koreans worry about insecure lives, uncertain futures", ob. cit. p. 262-271.

(20) Kim June-woo: "Seoul, a magnet for power, wealth and population", ob. cit. p. 52-61.

(21) Kim Chul-kyoo: "Chanching rural communities", ob. cit. p. 62-71.

(22) Choi Yearn-horn: "Korea needs environmental leadership", The Korea herald (8 abril 2008) y Yun Sun-jin: "Climate change test Korea’s adaptability", ob cit, p. 72-83.

(23) Lee Hyo-sik: "Income gap widens to largest ever". The Korea Times (23 mayo 2008).

(24) Lee Hyo-sik: "Nation Quality of life below OCDE average" The Korea Times (8 abril 2008).