Las ballenas y la relación entre Japón y Australia

El problema de la caza de las ballenas ha abierto una profunda brecha entre Japón y Australia en los últimos años. Japón caza las ballenas con fines de investigación, con arreglo al artículo ocho de la Convención Internacional para la Regulación de la Caza de Ballenas. Sin embargo, una ONG, Sea Shepherd Conservation Society (SSCS), obstruye sistemáticamente la caza de ballenas por parte de Japón recurriendo incluso a la violencia (lanza ballestas a los balleneros japoneses, irradia rayo láser dañino a los ojos, lanza botellas de ácido butírico, etc.). El 6 de enero de 2010 chocaron un barco de SSCS y un buque observador de Japón. Desde entonces, el gobierno japonés insiste en controlar y reglamentar el tránsito de los barcos de la SSCS. El gobierno de Togo privó de nacionalidad a un barco de la SSCS. Japón se dirigió a 84 gobiernos en el mundo para que nieguen el registro de sus barcos e impidan su cambio de bandera. Japón también pidió a Australia, que permite la entrada de los barcos de la SSCS en sus puertos, que impida su atraque. Pero es difícil conseguir un acuerdo con el gobierno de Australia, porque también protesta contra la caza de ballenas por parte de Japón.

El primer ministro de Australia, Kevin Rudd, explicó en una conferencia con el ministro de Asuntos Exteriores de Japón, Katsuya Okada, el 20 de febrero de 2010, que no procede impedir que los barcos de la SSCS entren en el puerto, aunque rechaza el uso de la violencia. El día anterior Rudd dijo estar dispuesto a acudir a los tribunales internacionales si antes de noviembre de 2010  Japón no cesa la caza de ballenas con fines de investigación en el Océano Glacial Antártico. Y en la conferencia del 21 de febrero de 2010 también el ministro de Asuntos Exteriores de Australia, Stephen Smith, dijo a Okada que tiene intención de proponer la abolición de la caza de ballenas por parte de Japón en el Océano Glacial Antártico a la Comisión Ballenera Internacional. En la conferencia celebrada en Australia, Okada discutía sobre la eliminación del arma nuclear y de la negociación para celebrar un convenio en materia de defensa. Sin embargo, lo que más llamó la atención fue el problema de la caza de las ballenas por parte de Japón.

La caza de las ballenas es un tema difícil. Es un tema que afecta no sólo al ecosistema, sino también tiene dimensiones culturales, políticas y religiosas. A mayores, activa una fuerte campaña antijaponesa en Australia. Y, en paralelo, desata un sentimiento próximo al nacionalismo entre los japoneses. El conflicto no ayuda a ninguno de los dos países. Japón es el exportador e importador más importante de Australia. Por eso, en Canberra hay gente que teme un empeoramiento de la relación entre Australia y Japón. Aunque es una pena que los dos países no logren un acuerdo sobre la caza de ballenas a través de la negociación, puede que someterlo a los tribunales ayude a su solución.