20050418james soong

China-Taiwán, fuera de juego

 James Soong, clic para aumentar
La victoria del KMT y sus aliados, en especial, el Partido del Pueblo Primero, de James Soong, quien también ha aceptado la invitación para visitar el continente, cercena las posibilidades de implementación de la agenda política, de corte soberanista, prevista por el gobernante Partido Democrático Progresista, PDP.
 

Más allá de su incuestionable significado histórico, la visita a China continental del presidente del Kuomintang (KMT), Lien Chan, evidencia un giro sustancial en las delicadas relaciones entre Pekín y Taipei. La propuesta de celebración de este tipo de encuentros al más alto nivel fue planteada en 1995 por Jiang Zemin, el antecesor del actual presidente, Hu Jintao. La visita a EEUU del entonces presidente de Taiwán, Lee Teng-hui, arruinó el plan de Jiang e inició una escalada de tensión en las relaciones bilaterales que, en realidad, ha culminado con la reciente aprobación de la Ley Antisecesión el pasado 14 de marzo por el macroparlamento chino.

Hu Jintao recupera aquella idea y la pone en práctica después de constatar la derrota del presidente Chen en las elecciones legislativas del pasado diciembre. La victoria del KMT y sus aliados, en especial, el Partido del Pueblo Primero, de James Soong, quien también ha aceptado la invitación para visitar el continente, cercena las posibilidades de implementación de la agenda política, de corte soberanista, prevista por el gobernante Partido Democrático Progresista, PDP.

Al respecto, podrían hacerse tres observaciones. Primera, a destacar la continuidad y coherencia de la política continental en relación a Taiwán, pero también el abandono táctico de una política de fuerza que había servido únicamente para robustecer las antipatías hacia Pekín en buena parte de la población taiwanesa. Segunda, la profunda división política existente en la isla, con Pekín partiendo las aguas entre “azules” y “verdes”. La victoria presidencial de marzo de 2004 no ha sentado nada bien en un KMT que sigue acusando a Chen Shuibian de tramposo por amañar un atentado que le permitió arañar el puñado de votos necesarios para ganar. Esa división se acentuará ahora con este diálogo al máximo nivel que deja fuera de juego a Chen, con quien las autoridades del continente no piensan dialogar en tanto no reconozca el principio de “una China”, cosa poco probable. De poco le han valido al presidente las advertencias y acusaciones de traición, por haber aceptado esta invitación. El incipiente patriotismo taiwanés se resquebraja así, de forma contundente, ante la primera crisis provocada por la llamada del patriotismo panchino. Tercera, el acuerdo logrado para hacer posible los vuelos directos entre China y Taiwán con motivo de la Fiesta de la Primavera evidencia que puede haber mejoras en las relaciones bilaterales, sin que Chen, a pesar de su autoridad, pueda impedirlas. ¿Resistirá los cuatro años a contracorriente? En cualquier caso, perderá la capacidad de iniciativa de que ha disfrutado en su primer mandato.