20060928 taipei su tseng chang

Taiwán: Compás de espera

 Su Tseng-chang, clic para aumentar
Aunque bloqueado en los asuntos esenciales, el devenir político establece una prolífica agenda para cada uno de los actores. En torno a Chen Shui-bian y el PDP parecen crecer las disputas internas, ahora animadas por las presuntas diferencias entre Chen y el primer ministro, Su Tseng-chang (en la foto), quien desearía afirmar su autonomía de acción en relación a la Presidencia, quizás más consciente de que la estabilidad anhelada exige un claro sacrificio de Chen antes de la finalización de su mandato (2008).
 

Las celebraciones del Doble Diez, la Fiesta Nacional, parecen haber marcado un punto de inflexión en la política taiwanesa, abriendo un compás de espera hasta las elecciones municipales que tendrán lugar en las dos principales ciudades de la isla, Taipei y Kaoshiung, a celebrar el próximo 9 de diciembre.

Aunque bloqueado en los asuntos esenciales, el devenir político establece una prolífica agenda para cada uno de los actores. En torno a Chen Shui-bian y el PDP parecen crecer las disputas internas, ahora animadas por las presuntas diferencias entre Chen y el primer ministro, Su Tseng-chang, quien desearía afirmar su autonomía de acción en relación a la Presidencia, quizás más consciente de que la estabilidad anhelada exige un claro sacrificio de Chen antes de la finalización de su mandato (2008). Su plan de “Gran Cordialidad” para asegurar una mayor cohesión social y reducir las diferencias entre ricos y pobres, con medidas de apoyo a desempleados, mujeres, etc, va en esa línea, tratando de atraer a las capas más humildes de la sociedad taiwanesa. Pero a Chen no le inquieta el acento social de la gestión gubernamental, sino sus contactos recientes con figuras influyentes del PDP, algunas de ellas críticas con la gestión presidencial, sin advertirle previamente, y que han disparado las especulaciones. En sus filas, crece el temor a que los escándalos de corrupción en torno a Chen y su obstinación en permanecer en el cargo, acaben por hundir al propio PDP. En un encuentro partidario celebrado recientemente en Taipei, los más jóvenes ya se atreven a hablar de la era “post-Bian”.

En esa estrategia también pudiera estar implicado el propio KMT, quien se ha desmarcado recientemente de la propuesta del PPP de presentar una moción de censura contra el gabinete de Su. El KMT prefiere la continuidad de Su, ante el temor de que un triunfo de la censura pueda conducir a una disolución anticipada del Yuan y a la convocatoria de nuevas elecciones legislativas, antes de aprobarse las enmiendas constitucionales que prevén la reducción a la mitad del número de escaños en la próxima legislatura, posibilidad que podría animar a muchos diputados díscolos de todas las formaciones a votar en favor de la moción, para garantizar más posibilidades de continuidad personal en el futuro Yuan.

En su campana de cristal y aparentando indiferencia ante cuanto ocurre a su alrededor, Chen parece dispuesto a seguir adelante con su programa político. Recientemente, ha evocado la idea de fundar la “Segunda República” a través de un paquete de reformas constitucionales que, en opinión de muchos, supondría una alteración del statu quo, al modificar aspectos sustanciales como el nombre de la isla (rompiendo su promesa de no hacerlo cuando tomó posesión en el año 2000) o el ámbito territorial (ya que el texto actual aún recoge, por ejemplo, que tanto la Mongolia interior como la exterior forman parte de la República de China). La idea de fundar una Segunda República fue evocada por Lee Teng-hui en 2000, en una obra titulada “La estrategia de Asia”, para enfatizar su proyecto de hacer de Taiwán una nación soberana y dejar de ser una provincia china.

No obstante, de todos es sabido que sus iniciativas solo pueden tener un efecto: el bloqueo en el Yuan legislativo, al igual que ocurre ya ahora mismo con los presupuestos para la compra de armamento, el nombramiento del procurador general y de los miembros del Yuan de Control, el texto sobre la devolución de los bienes adquiridos por los partidos políticos de forma irregular, etc.

Se trata, pues, de una estrategia de desgaste mutuo. La oposición promueve una moción de censura, la segunda después del fracaso de la presentada en junio, que ha sido nuevamente rechazada, tal y como estaba previsto. La presidencia propone reformas que sabe que no pueden aprobarse al no contar con apoyo suficiente en el Yuan. Y el bloqueo persiste sin que los llamamientos a la serenidad cuajen en parte alguna.

Por su parte, la sentada permanente del movimiento inspirado por Shih Ming-teh e iniciado el pasado 9 de septiembre ha iniciado un cambio de estrategia. Al reducir su presencia en la calle, pretende conservar mejor sus energías en una contienda que parece ir para largo, en tanto quedan a la espera de nuevos pronunciamientos judiciales que pueden afectar al propio Chen, relacionados ahora con la presunta utilización fraudulenta de una cuenta especial de la partida consignada para gastos del presidente. Después de los incidentes registrados durante las celebraciones del Doble Diez, que contaron con la participación estimada de unas 120.000 personas (la oposición esperaba muchas más), sus acciones de protesta se han trasladado de la Avenida Ketagalan a la estación central de Taipei.

Mientras el PDP y el movimiento cívico de Shih Ming-teh se enzarzan en la disputa por la dimisión anticipada de Chen, el KMT intenta transmitir a la opinión pública la idea de que la suya es la única formación capaz de desarrollar una política seria y constructiva. El diálogo con el PCCh proporciona cada vez más frutos. El pasado 17 de octubre se celebró en Bo·ao un Foro de Cooperación Agrícola organizado por ambos partidos con el objeto de fomentar los intercambios bilaterales. Al encuentro asistieron Chen Yunlin, director de la Oficina para los Asuntos de Taiwán, y el presidente honorario del KMT, Lien Chan, además de Jia Qinglin, presidente de la CCPPCh (Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino) y miembro del Comité Permanente del Buró Político.

La apuesta por el intercambio agrícola se suma al Foro de Cooperación Económica que se celebra desde 2003 y en el que también participan líderes de otros partidos y empresariales. Obviamente, no solo se habla de economía, sino también de política. Con estas iniciativas, el PCCh está disipando temores en grupos influyentes de la isla, lo que, a la postre, puede depararle grandes beneficios. La importancia concedida al sector agrícola es inseparable, por ejemplo, de la significativa presencia de la agricultura en el sur de la isla, donde Chen tiene su principal granero de votos, como se ha podido constatar a primeros de octubre, durante la conmemoración en Kaoshiung del 20 aniversario del PDP, que contó la presencia de Chen, quien pudo darse un ligero baño de multitudes, eludiendo el acoso de los “rojos” que no le dan un respiro en la capital.

De espaldas a la crisis política taiwanesa, en los siete primeros meses del año, el intercambio comercial entre los dos lados del Estrecho ha aumentado un 15,7%. Las importaciones del continente siguen creciendo también (21,2%), si bien el balance global es favorable a Taiwán (21,35 mil millones de dólares estadounidenses en el mismo período, con un incremento del 9,3%).

El desconcierto existente en Taiwán es aprovechado por China en otra dirección. El pasado día 20, una delegación de Dominica era recibida en Beijing, y en Naciones Unidas, el presidente de Costa Rica, Oscar Arias, se reunía con Li Zhaoxing, ministro chino de exteriores. Ambos países son aliados diplomáticos de Taiwán. Por el momento, habría que decir en ambos casos.