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La antorcha olímpica china visita Corea dos veces

La antorcha olímpica china ha viajado dos veces a Corea y se ha encontrado con dos realidades políticas distintas. Su llegada a Seúl, el día 27 de abril, no despertó un interés especial entre los coreanos. Sin embargo, no se libró esta vez de las experiencias vividas en anteriores visitas a otras capitales del mundo: hacer un recorrido por las calles de la ciudad protegida por un espectacular despliegue policial, en este caso, de más de 8.000 agentes de seguridad.

 Paso antorcha olímpica por la Vía de la Paz en Seúl; clic para aumentar
La antorcha olímpica china no se libró esta vez de las experiencias vividas en anteriores visitas a otras capitales del mundo: hacer un recorrido por las calles de Seúl protegida por un espectacular despliegue policial, en este caso, de más de 8.000 agentes de seguridad.
Liberar a los refugiados norcoreanos; clic para aumentar
En Seúl, a los manifestantes a favor del respeto de los derechos humanos en el Tibet se les sumaron otros más numerosos que protestaban por la grave situación de los refugiados norcoreanos en China. Pekín rechaza considerarlos como refugiados y los trata como inmigrantes económicos ilegales.
Yo quiero a China; clic para aumentar
Los grandes protagonistas que focalizaron toda la atención fueron los miles de chinos residentes en Corea, muchos de ellos estudiantes universitarios, que se movilizaron para apoyar calurosamente el paso de la antorcha olímpica por las calles de la capital, con pancartas y gritando slogans pro-Pekín y ondeando miles de banderas chinas.
 

Es sabido que los recorridos de la antorcha olímpica fue una idea que Hitler utilizó por primera vez como un instrumento de propaganda nazi con ocasión de las Olimpíadas de Berlín de 1936. Ahora se ha convertido, en una sociedad global y abierta a los medios de comunicación, en un instrumento de doble filo que también es utilizado como pantalla y altavoz por organizaciones civiles y activistas a favor o en contra de diversas y distintas posiciones y opiniones políticas o sociales.

En Seúl, a los manifestantes a favor del respeto de los derechos humanos en el Tibet se les sumaron otros más numerosos que protestaban por la grave situación de los refugiados norcoreanos en China. Pekín rechaza considerarlos como refugiados y los trata como inmigrantes económicos ilegales. Estos no sólo no ven sus derechos humanos protegidos en suelo chino sino que pueden y son periódicamente deportados a Corea del Norte donde son inmediatamente condenados a elevadas y duras penas de prisión. Se estima en 40.000 los norcoreanos refugiados en China y el sudeste asiático, la mayoría en China viviendo con el temor de ser arrestados y repatriados.

Sin embargo, los grandes protagonistas que focalizaron toda la atención fueron los miles de chinos residentes en Corea, muchos de ellos estudiantes universitarios, que se movilizaron para apoyar calurosamente el paso de la antorcha olímpica por las calles de la capital, con pancartas y gritando slogans pro-Pekín y ondeando miles de banderas chinas. El recorrido de la antorcha no fue interrumpido pero sí se produjeron incidentes cuando algunos activistas chinos se enfrentaron violentamente contra otros manifestantes anti-chinos, pero también contra la policía que intentaba evitar los desordenes. Estos hechos provocaron una queja expresa del Gobierno coreano al embajador chino en Seúl y no descarta que se tomen medidas judiciales, incluso deportaciones, contra los que actuaron violentamente.

Lo ocurrido en las calles de Seúl ha molestado al Gobierno y a la opinión pública coreana, tal como reflejaban los editoriales del Korea Herald y el Korea Times. El primer ministro surcoreano Han Seung-soo dijo que las imágenes de los jóvenes chinos atacando a los manifestantes coreanos constituía “un incidente que ha herido el orgullo nacional”. No ha gustado que un acto de celebración festiva ante un acontecimiento olímpico se convirtiese también en un acto de movilización y de manifestación nacionalista china protagonizada por extranjeros residentes en el país, ondeando miles de banderas chinas.

 La antorcha olímpica en Corea del Norte; clic para aumentar
El 28 de abril, la antorcha voló a Pyongyang donde fue recibida oficial y solemnemente por el régimen comunista norcoreano. Era la primera vez que la llama olímpica saltaba el muro de este país tan aislado del resto del mundo.
La antorcha olímpica recorre las calles de Pyongyang; clic para aumentar
Como cabía esperar fue recibida y se paseó triunfalmente por las calles de la capital entre decenas de miles de norcoreanos vitoreándola con música y danzas.
 

Nadie duda que Pekín va a celebrar los Juegos Olímpicos más impresionantes de la historia a la par con la irrupción económica de China en el ámbito internacional. Se trata de una gran oportunidad para consagrarse como un importante actor mundial. También Corea del Sur aprovechó los Juegos Olímpicos de Seúl 1988 como escaparate de su crecimiento y desarrollo económico. Pero estos juegos también constituyeron, en su momento, un factor decisivo para impulsar la democratización del país. Cuando el Comité Olímpico Internacional escogió, en 1982, a Seúl como la sede de las 25ª olimpíadas, Corea del Sur estaba bajo dictadura militar. Pero tan sólo un año antes de la inauguración de los Juegos, el país aprobó, en octubre de 1987, una nueva Constitución democrática que abrió las puertas a unas elecciones presidenciales por sufragio libre, universal y directo. Desde entonces y dejando atrás una anterior etapa de regímenes de carácter autoritario, el país ha ido consolidando hasta hoy una democracia representativa con un largo e ininterrumpido proceso de elecciones democráticas y reformas legales.

Es evidente que China va a seguir su camino y ritmo de reformas en función de sus intereses y sus prioridades. Aquellos que esperaban que los Juegos Olímpicos de Pekín podían impulsar también la democratización china pueden quedar, por ahora, decepcionados. Pero, lo que sí preocupa a los vecinos de China, como Corea del Sur, es que los Juegos puedan ser utilizados básicamente para impulsar el nacionalismo chino.

Al día siguiente, el 28 de abril, la antorcha voló a Pyongyang donde fue recibida oficial y solemnemente por el régimen comunista norcoreano. Era la primera vez que la llama olímpica saltaba el muro de este país tan aislado del resto del mundo. Como cabía esperar fue recibida y se paseó triunfalmente por las calles de la capital entre decenas de miles de norcoreanos vitoreándola con música y danzas. La antorcha olímpica china estaba en Corea, pero en el Norte del paralelo 38.