China y el VIH/SIDA: el contagio de la razón

El pasado 27 de abril el gobierno chino anunció que derogaría la normativa por la que se impedía la entrada al país de extranjeros con VIH/SIDA, enfermedades de transmisión sexual y lepra, vigente desde hace 20 años.
                        
La medida fue elogiada por muchos.  La secretaria de Estado de EEUU, Hillary R. Clinton, afirmaba que dicha acción ayudará a reducir el “estigma y la discriminación alrededor del VIH/SIDA”. Además, el secretario general de Organización de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, y desde el Programa Conjunto de las Naciones Unidas contra el VIH/SIDA (UNAIDS) el director ejecutivo de UNAIDS, Michel Sidibe, afirmaban que la medida era otro ejemplo del liderazgo de China en cuanto a la respuesta contra el SIDA.

La respuesta ha sido clara. China promueve pequeños avances en el terreno de los derechos humanos a pesar de los profundos cambios que aún son necesarios para la mejora de la calidad de vida de los ciudadanos chinos. Sin embargo, la noticia puede tener otra lectura. El anuncio de tal medida llegó días antes de iniciarse en Beijing el Diálogo sobre Derechos Humanos entre China y Estados Unidos. La inauguración de la Exposición Internacional de Shanghai también estaba a las puertas.

Igualmente existe una tendencia global positiva al levantamiento de las restricciones para viajar basadas en el estado serológico del VIH. Así, Estados Unidos, por ejemplo, contó con este tipo de restricciones hasta finales de 2009 cuando Barack Obama levantó la prohibición impuesta hacía 22 años. Corea del Sur también eliminó la restricción. Un cambio de actitud de la élite política china y unas circunstancias favorables permitieron un cambio en positivo.

Sin embargo, según informes de la ONU, actualmente 51 países, territorios y áreas imponen algún tipo de restricción de viaje para la entrada, estancia y residencia de personas seropositivas. Cinco países negaron visas a personas que viven con VIH incluso por estancias cortas, mientras que 23 países deportaron a individuos una vez se descubrió su estatus de VIH positivo.

Este tipo de restricciones son negativas en todos los sentidos. Destacan tres razones muy importantes. Primero, el sanitario. Este tipo de vetos fueron aprobados cuando la información de la que se disponía sobre la enfermedad era escasa e imprecisa. Considerando que entre las vías de contagio por las que se propaga el virus la presencia de una persona o el contacto casual no es ninguna de ellas, impedir la entrada de portadores del VIH no evita su propagación. Segundo, impedir la estigmatización de los afectados ayuda a romper las barreras sociales de la discriminación. La estigmatización es totalmente inaceptable y la discriminación no es una manera de prevenir la transmisión del virus de la inmunodeficiencia humana. Por el contrario, la estigmatización impide que muchos afectados soliciten la asistencia sanitaria necesaria o que personas entre los grupos de riesgo realicen  las pruebas pertinentes debido a la presión social que existe sobre ellos. Por ello, la continuidad de los programas de divulgación de información sobre el VIH son muy importantes. Tercero, impedir la libertad de movimientos en un mundo globalizado carece de sentido.  Actualmente, el flujo de personas de un país a otro es constante. Ya sea por razones turísticas, viajes de negocio o visitas a familiares en el extranjero coartar dicha libertad de movimientos no solo impide la realización plena de los derechos del afectado sino que limita también el intercambio económico que se deriva de dichos desplazamientos. El estigma y la discriminación son obstáculos para una efectiva intervención en China y en el mundo.

En China continúa existiendo un importante grado de intolerancia y la medida, de puertas adentro, no mostró tal nivel de satisfacción. Según una encuesta realizada por el periódico China Daily y el portal chino Sohu.com entre casi 3.500 personas,  el 84 por ciento de los participantes se mostró partidario de la contonuidad de la antigua normativa. De acuerdo con el Ministerio de Salud Pública, el número estimado de portadores de VIH en China había alcanzado las 740.000 en octubre de 2009 existiendo casos de VIH/sida en todas las provincias.

Muchos países más, incluyendo a Namibia y Ucrania, prometieron recientemente que eliminarán tales restricciones.  Veremos si cunde el ejemplo de Estados Unidos, Corea del Sur y China y todos se contagian de razón.