Berlusconi, la Cosa Suya y los otros italianos

Repiten: quien ha sido votado por los electores no puede ser procesado. En la práctica quieren la impunidad para los poderosos, la restauración de los legibus saluti de los príncipes. Otros creen que la política, es decir, la historia de la política, no puede ser procesada y condenada, porque la historia no puede ser tan horrible: logias secretas intraestado, mafia potentísima, políticos y empresarios envueltos en asuntos mafiosos, terrorismo de extrema derecha y Brigadas Rojas, servicios de seguridad del Estado que trabajan para intereses privados, sobornos varios, jueces y periodistas asesinados… Para los que creen que no pude ser tan horrible, Berlusconi da explicaciones ("Mussolini solía enviar gente de vacaciones a las fronteras") y para que nada se pueda juzgar, con una treintena de diputados con causas pendientes, estudia la reintroducción de la inmunidad parlamentaria.

El pasado mes de octubre, Giulio Andreotti, senador vitalicio, 7 veces presidente del Gobierno y miembro del mismo durante 45 años, fue absuelto de la condena a 24 años de cárcel por la organización mafiosa del asesinato del periodista Mino Pecorelli en 1979. La sentencia fue acogida con manifiesta satisfacción por la práctica totalidad de la clase política: "honor restablecido de la imagen de la Democracia Cristiana y de Italia", dijo la derecha; "ejemplar comportamiento procesal", manifestó la izquierda. Pocos, sin embargo, han leído la sentencia: "los hechos no pueden interpretarse como una simple manifestación de un comportamiento moralmente incorrecto o de una connivencia penalmente irrelevante, sino que indican una verdadera participación en una asociación mafiosa". La condena, firme, por los delitos de homicidio y asociación para delinquir anteriores a 1982, ha prescrito; sobre la asociación mafiosa posterior a ese año, Andreotti sale indemne por insuficiencia de pruebas.

Si a Andreotti, al que dos tribunales de apelación dicen que hizo asesinar a un periodista y que sus amistades con la Mafia le permitieron controlar un territorio y la corriente más influyente de la vieja Democracia Cristiana (DC), la absolución le llega en vida y así podrá "ir al cielo", tal como acostumbra a repetir, a Bettino Craxi (PSI, Partido Socialista Italiano) la absolución le llegaría en forma de entierro. Exiliado en Hammamet (Túnez) tras los procesos por corrupción política y financiera del 92 (Tangentopoli), en los que fue el principal imputado, el leve gobierno de centro-izquierda de D´Alema lo propone en 2000 para "funerales de Estado", alimentando un clima de revisionismo e indulgencia política que le ha puesto las cosas muy fáciles a Berlusconi.

Berlusconi no puede sino ver con buenos ojos a Andreotti y a Craxi. El primero, decreta una amnistía en 1990 que condona su condena por fraude fiscal. El segundo, aprueba un decreto en 1984 (los "decretos Berlusconi") que valida las emisiones televisivas de su conglomerado empresarial, Fininvest, a toda Italia, cosa que hasta entonces ya hacía ilegalmente.

"Craxi ha muerto, así que todos los ladrones vivos son inocentes". Lo que con tan negro humor relataba la revista LINUS, Berlusconi lo ha tomado al pie de la letra. El empresario más rico de Europa, recordman de la absolución por prescripción o por falta de pruebas o por revisión favorable en 2ª instancia (fraude fiscal; falso testimonio; pago de sobornos a políticos, jueces y Hacienda; balances falsos; asociación mafiosa), una vez presidente del Gobierno, no tendrá ya que defenderse en los juicios. Se defenderá de los juicios, y su prioridad absoluta será frenar el poder de investigación de los jueces para asegurar su propia situación jurídica y la de sus amigos más cercanos, empleados o miembros del Gobierno.

Para ello, contará con la ayuda inestimable del Presidente de la República, Carlo Azeglio Ciampi, ya que "se debe salvar a Italia de más humillaciones". Tal es la docilidad del Jefe de Estado, que Berlusconi se ha jactado en varias ocasiones de que la ley de Inmunidad del pasado junio (que le otorga inmunidad ante juicios mientras esté en el cargo y suspende su procesamiento por corrupción) ha sido "querida" por el Presidente de la República, cargo al que Berlusconi pretende presentarse al término de la legislatura tras una reforma electoral que contemple la elección directa y la atribución de poderes ejecutivos.

La empresa Italia: ¿es el liberal populismo un facilismo?

El "romance Berlusconi" cuenta la gran aventura humana del hombre que funda un imperio sin que nadie le regale nada (se l´è cavata), que está a punto de perderlo, que entra en política (scesa in campo) para defenderlo, cae, y prepara el gran retorno. A partir de ahí, el gran comunicador tendrá demasiada posesión del balón (posseso palla).

Hace 5 años, Il Cavaliere debía ganar las elecciones para convencer a los bancos de que aún era un buen negocio prestarle dinero, y veía acercarse peligrosamente el día en que algún gobierno tendría que resolver su enorme conflicto de intereses con una ley antimonopolio. Pero en las elecciones de 1996 ganó el centroizquierda del Olivo. "Esta vez, si ganamos, no haremos prisioneros", decían desde Forza Italia la víspera de las elecciones. No hizo falta. El Olivo fue tirando poco a poco su programa para aplicar letra a letra el de Forza Italia, en especial, aquella parte denominada "Un programa por la justicia", que proponía un largo uso de las despenalizaciones y las sanciones alternativas, y que resultó en la ralentización (hasta la prescripción) o la anulación de los procesos Berlusconi-Fininvest y de los procesos anti-Mafia. Especialmente apreciada por la Cosa Nostra, Andreotti, Craxi y Berlusconi, será la Comisión de Investigación sobre Tangentopoli, que termina más o menos con la conclusión de que todas las acusaciones por corrupción, soborno y relaciones con la Mafia contra la DC y el PSI eran "inventos de los jueces".

Como en 2001, en 1994 la derecha también había abonado el camino. Entonces, la victoria de Berlusconi reflejó un profundo cambio socioeconómico que aún no tenía forma política o, si se prefiere, la forma de un partido electoral: la sustitución de las jerarquías del poder industrial "comunicación en vez de fabricación-. Los mitos sociales habían cambiado también: lo viejo se fue al Senado (Agnelli) y lo nuevo (Berlusconi) a la Presidencia del Gobierno, a la que llevaba toda la cultura neoliberal del jefe de empresa.

Forza Italia (FI) es el primer partido político italiano realizado sobre la base del modelo de empresa, de sus técnicas, mecanismos y recursos. De hecho, como conglomerado de la comunicación, la Fininvest de Berlusconi crece a través de las fusiones de empresas de diferentes tipos de medios y así, Forza Italia es también una parte de Fininvest. Como tal, los escaños de FI en el Parlamento están ocupados por empleados de diversas áreas del imperio empresarial y por los abogados que lo han defendido en múltiples ocasiones. Como tal, Berlusconi no gobierna desde la sede oficial, el Palacio Chigi, sino desde su despacho en la sede romana de Forza Italia. Como tal, regala los apartamentos confiscados al crimen organizado a sus ministros, porque Berlusconi es un dueño, el de la empresa Italia, del que todos "los italianos- son sus empleados.

Berlusconi es el mejor producto de la marca Forza Italia. Aúna la identificación descendente ("soy uno de vosotros") con la ascendente (arrivismo social). Con todo ese dinero ¿por qué tendría que robar?, dice la gente, imbuída de la mayor de las sospechas neoliberales: quien no tiene dinero es un ladrón en potencia. Ser berlusconiano significa tener un modo de razonar berlusconiano. ¿Cuál es el régimen liberal europeo que no flirtea con la plebe metropolitana pretendiendo organizarla sobre bases nacional-populistas?, pregunta Negri. La práctica totalidad de los trabajadores del norte (ocupados, desocupados, semiocupados, parados) ha votado Berlusconi.

La tradición dice que Berlusconi no es propiamente un populista pero, ¿cuál es el liberalismo económico que no busca apoyo en el populismo político? A través de la xenófoba Liga Norte de Umberto Bossi y la fascista Alianza Nacional de Fini, la derecha de la Casa de la Libertades toma una dimensión muy movimientista. Aúna los votos económico-racistas del norte (Liga) y los del sur, en manos de los caciques de la derecha mafiosa o fascista "Fiamma Tricolore-. Sin embargo, ha sido Forza Italia quien ha creado cierto ambiente golpístico a través de declaraciones como las del diputado Bondi ("la política ya no aguanta más y es necesario reaccionar golpe por golpe contra los magistrados subversivos"), o del propio Berlusconi cuando, a unos días de las elecciones de 2001 insinúa la existencia de un "complot" para asesinarlo, acusación de la que nunca más se ha sabido ni por vía judicial, ni policial, ni televisiva. En este contexto es fácil que la Justicia sea denominada "guerra civil", los jueces "enfermos ideológicos" y 4 millones de manifestantes "4 comunistas".

"¿Berlusconi ha tenido relaciones con la Mafia? Bueno, pero ¿qué espera Vd. de Italia? Allí, de un modo u otro, un político importante de cada dos tiene relaciones con la Mafia y la corrupción política". Así justificó el portavoz del grupo parlamentario cristiano-democrático la entrada de Forza Italia en el Grupo Popular Europeo, que Berlusconi debe a los presidentes Aznar y Kohl.

Aunque, personalmente, la mayoría de los líderes europeos ideológicamente afines, afirmen que no les gusta Berlusconi, miran a Italia como un laboratorio de la Nueva Derecha.

Los no accionistas-electores de la empresa Italia

El 2 de febrero de 2002, un profesor, Francesco Pardi, denunció a los dirigentes del Olivo en un mitín en Roma por sus errores en el gobierno y por su no-oposición. Cuando estos dirigentes prosiguieron con sus discursos como si no hubiesen escuchado nada, el cineasta Nanni Moretti se puso en pie y dijo "con este grupo al mando, no volveremos nunca a ganar unas elecciones".

Donde existen los laboratorios de derecha, generalmente existen los laboratorios de izquierda. La izquierda opositora italiana se ha hecho extraparlamentaria, y ahí reside su fuerza "futura-. Tremendamente desencantada con el Olivo, la Margarita y el resto de flores del centro-sinistra, evidencia, a través de su enorme poder de convocatoria, el vacío ideológico en el que se ha metido la oposición socialdemócrata, cuya respuesta a Berlusconi ha sido intentar reagruparse aunando más flores y copiando su marketing programático.

Según las estimaciones, este movimiento representaría actualmente un 20% del electorado. Su inicio puede datarse en el verano de 2001 (cumbre del G-8 en Génova), con el estreno del gobierno Berlusconi. Bajo un "ahora mandan los nuestros", la policía italiana dio rienda suelta a la violencia que acumulan los cuerpos de seguridad del Estado que no se han adaptado al Estado de Derecho. El movimiento agrupaba desde grupos de extrema izquierda a asociaciones católicas con experiencia en el trabajo social. Es decir, probablemente no representaban siquiera el 5% electoral de Refundación Comunista, el único partido que hace oposición (a todos). Actualmente, el movimiento, liderado por los girotondi, corros sociales organizadores de iniciativas mobilizadoras, se ha diversificado, dando cabida también "a veces- al mayor sindicato, la CGIL, y a varios intelectuales de izquierda que reivindican un papel cívico-educativo presente a lo largo del país en decenas de talleres de participación política.

Formada por distintas tendencias, su evolución es incierta porque, a diferencia del Polo de la derecha, le es difícil ser fácil. No le llega con ser fuerte para afrontar el fascismo en sus formas más ridículas (el propio Berlusconi); necesita ser fortísima para afrontar el fascismo como normalidad, codificación mundana, socialmente elegida, del fondo brutalmente egoísta de la sociedad.