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China y América Latina: ¿una relación sin doctrinas?

 Wu Bangguo e Lula da Silva, clic para aumentar
En otro alarde de imaginación, a EEUU le preocupa también el incremento de la cooperación militar con China. Ese asunto ha sido planteado recientemente en Brasil, durante la visita de Wu Bangguo. Venezuela, por otra parte, fortalece sus vínculos con Rusia, pero también ha enviado personal a China para formarse en el manejo de satélites de comunicación, susceptibles de uso militar. Los expertos estadounidenses temen que los militares venezolanos informen ahora a los chinos de las técnicas y tácticas que sus tropas enseñaron en Venezuela antes del empeoramiento de sus relaciones. (Foto: Wu Bangguo e Lula da Silva en Brasilia o 30 de agosto de 2006. ©Wilson Dias/ABr).
 

La reciente visita de Hugo Chávez a China y la gira que estos días realiza el presidente del macro Parlamento chino, Wu Bangguo, por varios países de América Latina (Brasil, Uruguay y Chile), ponen de manifiesto, una vez más, el progresivo estrechamiento de vínculos de China con esta región del mundo, acercamiento favorecido por el dinamismo de su economía y una mayor sintonía con las formaciones políticas que han accedido al gobierno en algunos de estos países.

El éxito del modelo de desarrollo chino ofrece un poderoso atractivo para numerosos estados de esta región, no solo por la pujanza de su economía, sino por la posibilidad que ofrece de diversificar sus relaciones con el exterior, admitiéndose incluso que, en pocos años, China pueda sustituir a Europa en importancia económica para la región. Recientemente, por otra parte, incluso la UNCTAD (Conferencia de la Organización de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo) se ha mostrado favorable, en un polémico informe, a que los países en desarrollo (citando expresamente a Brasil o Argentina), puedan seguir el modelo de política macroeconómica practicado por los chinos, especialmente en lo que se refiere al mantenimiento de la tasa de inflación en un nivel bajo mediante la intervención gubernamental en el proceso de determinación de los precios y en la política de rentas.

Hace tiempo que China formuló su gran apuesta por Brasil, como país clave en su estrategia de aproximación a América Latina. Brasil es su mayor socio en la región y China es ya el mayor socio comercial de Brasil en Asia, superando a Japón, y el tercero en el mundo, después de EEUU y Argentina. A pesar de algunas diferencias (ya se hable del hierro o del reconocimiento de China como economía de mercado), el comercio bilateral sigue aumentando (un 51,2% en el primer semestre de 2006), al igual que las inversiones reciprocas. Brasil representa la tercera parte del volumen comercial global de China con la región. La sintonía en los asuntos internacionales también es importante, especialmente a partir de 2004, cuando ambos países sellaron su alianza estratégica, al igual que en el dominio científico, en especial, en la cooperación espacial.

A la sombra de Brasil, dos nuevos países destacan en la región. De una parte, Chile, primer país de la zona que estableció relaciones diplomáticas con China, y con quien ha firmado un Tratado de Libre Comercio que entrará en vigor el 1 de octubre próximo, planteando por ambas partes, un salto importante en el intercambio bilateral y también en relación a terceros mercados. En Chile, China no ha encontrado dificultades insalvables para convertir este país en una plataforma desde la que proyectarse en otros ámbitos como EEUU, Canadá, México o la UE, con quienes Santiago ya ha firmado tratados de libre comercio. China es el segundo socio comercial de Chile en el mundo. El Banco de Chile será el primero de la región en abrir una sucursal en la capital china.

Respecto a la visita de Chávez a China, la cuarta desde que accedió al Palacio de Miraflores, no ha tenido mucho eco mediático en China, lo cual no quiere decir que no haya sido provechosa. La cooperación se ha concretado en el ámbito energético, en primer lugar. Venezuela aumentará sus exportaciones de crudo a China hasta triplicarlas en los próximos años, y la implicará en la explotación de nuevos yacimientos y en el desarrollo de otros recursos energéticos, además de encargar a Beijing varios barcos petroleros por valor de 1.300 millones de dólares. Pero también concretó acuerdos en otras áreas, ya sea agrícola, en infraestructuras o en ciencia y tecnología. En lo político, Chávez parece haber logrado garantías de apoyo de Hu Jintao a su pretensión de acceder al Consejo de Seguridad (frente a la opción de Guatemala, que promueve EEUU).

En el 2010, Venezuela podría exportar a China un millón de barriles diarios (a EEUU exporta actualmente 1..000 barriles por día). China y Venezuela comparten el interés por la diversificación de sus mercados. Pero mientras Caracas trata de eludir, por esta vía, su dependencia del mercado estadounidense, a China le preocupa la lectura que pueda hacerse desde Washington del incremento de sus relaciones bilaterales, si bien, habida cuenta de lo delicado de la situación en Oriente Medio, de donde provienen buena parte de sus importaciones de crudo (el 47% del crudo exportado por Irán), no parecen quedarle muchas opciones.

En el diario Renmin Ribao, se han multiplicado los comentarios para justificar este acercamiento a Venezuela, legítimo desde cualquier punto de vista, ya sea comercial o desde la óptica de las relaciones internacionales. Aunque se expresen de muy diferente forma, ambos países comparten similares concepciones ya se hable de soberanía, del beneficio mutuo, o del multilateralismo, calificando de “perturbación ilógica” los intentos de aquellos que siguen interfiriendo en América Latina en clave de patio trasero y que no pueden soportar ni admitir la presencia de ningún competidor “extraño”. Algunos anuncian ya el jubiloso fin de aquella doctrina Monroe, que sentó las bases del dominio estadounidense de la región, en detrimento de Europa. Chávez, que aún vende hoy el 60% de su petróleo a EEUU, parece ser mucho más eficiente que Cuba a la hora de minar la influencia de EEUU en la región.

Pero lo cierto es que, por el momento e intenciones aparte, la realidad del intercambio de China con América Latina es bastante floja. En 2005 solo representó el 4% de la totalidad del comercio exterior de China y su volumen es diez veces inferior al que registran con EEUU. Las inversiones en toda la región suponen 4.000 millones de dólares, frente a los 300.000 millones de EEUU. No obstante, cabe esperar que en los próximos años esas cifras aumenten, favorecidas igualmente por una progresiva normalización de su presencia diplomática en la zona (China es reconocida por 21 de los 33 países de la región).

En otro alarde de imaginación, a EEUU le preocupa también el incremento de la cooperación militar con China. Ese asunto ha sido planteado recientemente en Brasil, durante la visita de Wu Bangguo. Venezuela, por otra parte, fortalece sus vínculos con Rusia, pero también ha enviado personal a China para formarse en el manejo de satélites de comunicación, susceptibles de uso militar. Los expertos estadounidenses temen que los militares venezolanos informen ahora a los chinos de las técnicas y tácticas que sus tropas enseñaron en Venezuela antes del empeoramiento de sus relaciones.

En abril último, EEUU y China iniciaron un diálogo estratégico sobre América Latina. Sería recomendable evitar que dichas conversaciones puedan desarrollarse de espaldas a los pueblos de dicha región, auténticos protagonistas de sus propios destinos. No sea que, por unas o por otras, todo se resuma en lamentables debates “doctrinales”.