Las elecciones presidenciales paraguayas, previstas para el próximo 20 de abril, podrían traducirse en un intenso cambio político hacia la izquierda en la nación sudamericana más pobre junto a Bolivia. La razón obedece a la posibilidad de victoria del candidato antisistema Fernando Lugo Méndez, ex obispo cercano a la Teología de la Liberación y simpatizante del "socialismo bolivariano" de Hugo Chávez, cuyo liderazgo en las encuestas aumenta la percepción popular de este giro hacia la izquierda.
La irrupción de Lugo, quien anunció su candidatura a mediados de 2007, supone el desafío político más importante para el hegemónico y conservador Partido Colorado, verdadero dominador de la escena política paraguaya en las últimas seis décadas, tanto durante la dictadura del general Alfredo Ströessner (1954-1989) como con la posterior transición hacia una democracia representativa que el propio Lugo acusa sin aspavientos como "caduca".
La trascendencia del proceso electoral paraguayo y las posibilidades reales de un cambio político repercuten en el ánimo de participación de los 2,4 millones de paraguayos habilitados para ejercer el voto. Las recientes encuestas afirman que un 74% de esos votantes estarían dispuestos a acudir a las urnas el próximo 20 de abril.
El programa de Lugo
La trayectoria política de Lugo es reciente: en 2006 fue el impulsor de Resistencia Ciudadana, una plataforma de 138 partidos opositores, organizaciones sindicales y movimientos civiles, destinada a luchar contra la crónica corrupción del sistema político. Posteriormente vino su renuncia al sacerdocio a finales de 2006, que le valió una fuerte disputa con el Vaticano.
Lugo proviene de la región de San Pedro, la más pobre del país, donde ejerció el sacerdocio durante más de una década. En septiembre de 2007, cuando las encuestas le daban una intención de voto del 60%, Lugo mostró públicamente su simpatía por el modelo socialista defendido por Chávez en Venezuela, lo cual acerca sus posiciones hacia la plataforma de integración bolivariana del ALBA, en el cual están también incluidos Bolivia, Ecuador, Nicaragua y Cuba.
Con ello, su discurso se centra en una fuerte crítica al sistema político imperante en Paraguay, con especial énfasis en denunciar la arrogancia de los diversos grupos de poder, a quienes no duda en calificar de "mafias", proponiendo una reforma agraria total, tomando en cuenta la enorme desigualdad en la distribución de la tierra: un 2% de la población controla el 80% de las tierras.
Tanto como sus simpatías hacia el modelo chavista, Lugo acerca sus posiciones hacia lo que considera el "viraje político a la izquierda en América del Sur", un proceso que incluye también la diversificación de apoyos exteriores, proponiendo un acercamiento hacia potencias emergentes como China, que permita disminuir la preponderancia de países como EEUU y Brasil en el ámbito político y económico paraguayo.
El complejo rompecabezas electoral
A fin de amortiguar el avance de Lugo, el presidente "colorado" Nicanor Duarte Frutos ha intentado infructuosamente una reforma constitucional para postularse en las próximas elecciones. Finalmente, una elección interna del partido en diciembre pasado y varias negociaciones internas, determinaron en enero de 2008 la oficialización de la candidatura de la ministra de Educación, Blanca Ovelar, considerada el "delfín" de Duarte, como abanderada del partido Colorado, por encima del actual vicepresidente, Luis Castiglioni, y del presidente del Partido Colorado, José Alderete.
El espectro político electoral paraguayo se completa con otras candidaturas, siendo la más notoria la del ex general golpista Lino Oviedo, absuelto a finales de 2007, y quien se postula por el Partido Unión Nacional de Ciudadanos Éticos (UNACE) Muchos consideran que Oviedo y su partido podrían formar una especie de frente común con el oficialista Partido Colorado para frenar el avance de Lugo y su plataforma Alianza Patriótica para el Cambio.
La plataforma de Lugo está conformada por el Movimiento Popular Tekojoja (Unión e Igualdad en idioma aborigen guaraní), el Partido Liberal Radical Auténtico, el País Solidario, Encuentro Nacional Revolucionario Febrerista, el Partido Demócrata Cristiano y el Partido Socialista Paraguayo. El resto de los aspirantes a la presidencia son Pedro Fadul, de Patria Querida; Julio López, del Partido de los Trabajadores; Sergio Martínez, del Partido Humanista y Horacio Galeano, del partido Tetá Pyhahu (País Nuevo).
En este contexto, existen factores de interés en este proceso electoral en Paraguay. Si bien Lugo podría convertirse en el primer obispo de la región en llegar democráticamente a la presidencia, en caso de victoria de Blanca Ovelar sería la tercera mujer en llegar a la presidencia de un país sudamericano en los últimos dos años, junto a los casos de Michelle Bachelet en Chile y Cristina Fernández de Kirchner en Argentina.
Con todas estas variables, en los últimos meses irrumpió en el escenario político una serie de informaciones no confirmadas, en las cuales se intenta relacionar a Lugo y su movimiento con supuestas conexiones con la guerrilla colombiana de las FARC, así como con la súbita irrupción de un presunto Ejército Popular Revolucionario Paraguayo (EPRP), cuyo radio de acción estaría ubicado en la llamada "Triple Frontera" con Brasil y Argentina.
Esta región es conocida por el constante contrabando y proliferación del crimen organizado, así como por las acusaciones de Washington de una presunta presencia de simpatizantes del movimiento islamita libanés Hizbulah, a través de una nutrida colonia árabe. Del mismo modo, desde la tolda política de apoyo a Lugo, se denunció la activación de una "guerra sucia" contra el candidato, y un intento de atentado contra el candidato opositor.
Los intereses de Washington
Precisamente, Washington ha colocado a Paraguay como un peón estratégico de su presencia en Sudamérica, a través de la creación en 2004 de la base militar de Mariscal Estigarribia.
Desde esta base, EEUU planea sus objetivos destinados a servir de corredor estratégico y radar de operaciones que le permita manejar toda serie de recursos y acontecimientos regionales, tales como los recursos acuíferos paraguayos, los hidrocarburos y el gas natural en la vecina Bolivia y la vigilancia de las supuestas actividades ilícitas en la Triple Frontera. Para alcanzar estos objetivos, el gobierno estadounidense ya ha obtenido la inmunidad completa para sus efectivos por parte del gobierno de Duarte Frutos.
Todos estos factores planean en el escenario político paraguayo y en las estrategias a adoptar tanto por el gobernante Partido Colorado como por la alternativa que representa Lugo para el país. Como miembro del MERCOSUR, la economía paraguaya está muy ligada a Brasil y Argentina, pero una victoria de Lugo acercaría la orientación del país hacia la órbita de países como Venezuela, Bolivia y Ecuador, con fuertes implicaciones en sus relaciones exteriores, principalmente con EEUU y Brasil.
Un aspecto relevante en este sentido tiene que ver con el proceso de ingreso venezolano en MERCOSUR, durante meses paralizado por la lentitud en la aprobación final del senado brasileño y paraguayo. El presidente Nicanor Duarte ya ha venido advirtiendo sobre el riesgo de "expansión del chavismo" bajo el manto de la integración regional, argumento refutado constantemente por un Lugo que apoya abiertamente el ingreso venezolano.