20060816 tapei shih ming teh

Taiwán: la vuelta de Shih Ming-teh

 Shih Ming-teh, clic para aumentar
Shih Ming-teh, disidente veinticinco años preso por el KMT en tiempos de la ley marcial, cabecilla del único movimiento opositor que ha existido en Taiwán durante la dictadura, líder del PDP entre 1993 y 1996, no ha podido guardar silencio por más tiempo. En su carta abierta dirigida a Chen y hecha pública el pasado 10 de agosto, le reclama su dimisión inmediata por los escándalos financieros y políticos en los que se ha visto involucrada su familia y entorno. Para reforzar su petición, ha lanzado un movimiento social “de un millón de personas” para forzar la dimisión de Chen.
 

El cerco se va estrechando cada vez más sobre el presidente Chen Shui-bian. No es la justicia quien le presiona, ni siquiera la oposición, prácticamente resignada a mantener, a lo sumo, el actual nivel de tensión hasta las próximas elecciones municipales de diciembre, aunque sin esperar dimisión alguna, sino sectores cualificados del entorno social del Partido Democrático Progresista (PDP), el partido del propio Chen, quienes mantienen una visión muy crítica del comportamiento presidencial.

Si hace unas semanas era un grupo de universitarios e intelectuales quienes en dos iniciativas consecutivas que fueron desatendidas por Chen y desoídas por el propio PDP, reclamaban su dimisión, ahora, la reciente irrupción de Shih Ming-teh en la polémica ha dado un giro importante a la crisis, agravada por la reciente dimisión de la ministra de transportes y comunicaciones. En su carta al presidente, Shih Ming-teh invoca la reflexión sobre el compromiso con la integridad como referente indispensable de la vida política taiwanesa, especialmente en una formación que había hecho de la exigencia de justicia y del combate a la corrupción, sus principales señas de identidad.

Shih Ming-teh, disidente veinticinco años preso por el KMT en tiempos de la ley marcial, cabecilla del único movimiento opositor que ha existido en Taiwán durante la dictadura, líder del PDP entre 1993 y 1996, no ha podido guardar silencio por más tiempo. En su carta abierta dirigida a Chen y hecha pública el pasado 10 de agosto, le reclama su dimisión inmediata por los escándalos financieros y políticos en los que se ha visto involucrada su familia y entorno. Para reforzar su petición, ha lanzado un movimiento social “de un millón de personas” para forzar la dimisión de Chen. La combinación de la autoridad moral de Shih, todo un icono de la vida política taiwanesa, y esta movilización, de tener éxito, puede afectar seriamente a la permanencia de Chen al frente de la presidencia de la isla.

Un sondeo realizado a instancias del United Daily News reveló que el 51% de los taiwaneses (frente al 37% de finales de mayo) consideran que Chen debe abandonar el poder, y un 61% aceptaría que su vicepresidenta, Annette Lu, asumiera la jefatura del Estado hasta la convocatoria de nuevas elecciones presidenciales. Entre sus votantes, según esta misma encuesta, solo el 15% espera que Chen abandone el poder y el 74% dice apoyarle incondicionalmente.

Cuando Chen creía que el cerrojazo sobre las facciones internas en el PDP, eliminadas en su reciente convención, silenciaría las voces discordantes pasando a autorizarse únicamente las versiones de los órganos oficiales, las discrepancias podrían avivarse si el llamamiento de Shih Ming-teh recibe un sustancial apoyo de las bases, obligando al partido, por el momento controlado por Chen, a exigir su dimisión. A esos militantes defraudados se dirige ahora Shih para evitar que la hipotética dimisión de Chen acabe siendo un penoso mérito de la oposición.