Las relaciones entre China y Venezuela han experimentado en los últimos años un amplio y rápido desarrollo, tanto en lo económico como en lo político. El establecimiento de una “asociación estratégica” entre ambos países en 2001 ha definido un marco estable de colaboración. China y Venezuela establecieron relaciones diplomáticas en junio de 1974, pero ha sido con el inicio de la presidencia de Hugo Chávez (1998) cuando las relaciones se han intensificado de forma notoria. En ese reconocido y abierto impulso cabe observar, no obstante, algunas reservas importantes.
La cooperación económica
China define como “pragmática” la ambiciosa relación económica que ha construido con Venezuela, abarcando campos como la energía, la agricultura, la alta tecnología o la construcción de infraestructuras, siendo los dos primeros los sectores privilegiados por ambos gobiernos. En total, más de 300 proyectos de colaboración se han implementado o están en curso de ejecución. El marco impulsor de este proceso de acercamiento es el Convenio de Cooperación Económica y Técnica firmado en septiembre de 2000.
En 2008, el volumen de intercambio comercial total entre China y Venezuela ascendió a 9.850 millones de dólares, alcanzando el nivel más alto en la historia con un incremento del 68,2% respecto al monto de 2007. En 1998, el intercambio comercial giraba en torno a los 200 millones de dólares. En 2008, el superávit favorable a Venezuela fue de 3.441 millones de dólares. En lo que va d 2009 se ha rebasado la cifra de los 10.000 millones de dólares. En apenas diez años de gobierno bolivariano, el incremento de la balanza comercial se acerca al 5.000%.
Evolución del intercambio comercial entre China y Venezuela
Año Millones de dólares USA
1974 1,4
1996 188
1998 200
1999 276
2000 351
2001 589
2002 478
2003 742
2004 1.333
2005 2.141
2006 4.319
2007 5.800
2008 9.850
Fuente:
http://ve.china-embassy.org/chn/smwl/qian410/t216003.htm
http://ve.china-embassy.org/chn/smwl/qian410/t216005.htm
En el ámbito de la energía, cabe destacar que Venezuela se ha convertido en el cuarto mayor proveedor de petróleo de China y su quinto socio comercial en América Latina (1). En septiembre de 2009 se dió a conocer un acuerdo entre ambos países para extraer de forma conjunta unos 450.000 barriles diarios del crudo pesado y extrapesado de la Faja Petrolera del Orinoco, principal reserva energética de la región latinoamericana. De esta forma, la inversión china (16.000 millones de dólares) se suma a la de Rusia (20.000 millones de dólares) en dicha zona. China, además, construirá taladros y plataformas petroleras, ferrocarriles y viviendas.
Poco después de la visita del primer ministro Li Peng en 1996 y aun sin Chávez en la presidencia venezolana, en junio de 1997, la Corporación Nacional de Petróleo y Gas Natural de China logró, a través de una licitación internacional, el derecho de extracción en dos viejos yacimientos petrolíferos de Venezuela, por valor de 358 millones de dólares. La producción se inició al año siguiente. Fue entonces el mayor proyecto de inversión china en América Latina. Hasta finales de 1999, el volumen total de la inversión ascendía a cerca de 400 millones de dólares y 11 empresas de capital chino se habían establecido en el país. Entonces Venezuela no había manifestado interés alguno en suministrar petróleo a China con la excusa de que su ubicación geográfica no era favorable por su lejanía.
Los compromisos proyectados indican que en 2010, Venezuela podría exportar a China cerca de 1 millón de barriles diarios –a EEUU exporta actualmente 1,5 millones-. Otros retrasan a 2012 la culminación de esta cifra. Por otra parte, la empresa estatal Petróleos de Venezuela, PDVSA, construirá tres refinerías de petróleo en territorio chino y petroleras chinas participarán en la construcción y explotación de refinerías en la cuencia del Orinoco, con la meta de no solo exportar a China, sino también a terceros países. Asimismo, astilleros chinos construirán para Venezuela tres superpetroleros de doble casco para el transporte del crudo venezolano a China. Venezuela ansía una flota propia de tanqueros para no depender de intermediarios y ahorrar costes.
El acuerdo para la explotación en Junín 8 (también en la Faja Petrolifera del Orinoco) es de alta importancia pues cuenta, aproximadamente, con 40 mil millones de barriles en reserva, el doble de las que posee EEUU en su territorio, petróleo suficiente para abastecer a China durante todo el presente siglo. La inversión china prevista en esta operacióna, como se ha señalado ya, asciende a 16.000 millones de dólares en los próximos tres años.
Conviene tener presente que las reservas de esta Faja, calculadas inicialmente en 234.000 millones de barriles de petróleos pesados y extrapesados, sumadas a las ya confirmadas de 80.000 millones de barriles en otras zonas de Venezuela, sitúan al país suramericano como la mayor reserva petrolera del planeta.
Pero no todo es petróleo. China produce cada año 500 millones de toneladas de cereales. Es el primer país del mundo en producción de cereales. Beijing tiene una gran experiencia agricola y puede ayudar a Venezuela en la promoción de la agricultura. Además de facilitar maquinaria, algunas empresas chinas participan ya en varios proyectos relacionados con sistemas de riego. De hecho, China participó activamente en la rehabilitación del sistema de riego Tiznados, que inauguró Chávez en 2008 en el estado de Guárico. Los sistemas de riego son herramientas esenciales para la producción de alimentos y, por lo tanto, para garantizar la soberanía alimentaria, uno de los objetivos enunciados por el gobierno bolivariano.
Chávez también anunció que China instalará en Venezuela fábricas de rieles, durmientes, vagones y locomotoras que se producirán con hierro y acero del país andino, con el objeto de alentar la recuperación del sistema nacional ferroviario. China financia la construcción de unos 500 km de esta red en Venezuela. Por otra parte, la formulación de estos proyectos ha propiciado la formación de diferentes empresas mixtas sino-venezolanas.
En el orden de las infraestructuras, las prioridades, además de los ferrocarriles, se centran en las telecomunicaciones. La cooperación técnica abarca desde la fibra óptica a la fabricación de teléfonos móviles en Venezuela, pero el hecho más destacado ha sido la fabricación, construcción y lanzamiento del primer satélite artificial venezolano, el Venesat I o Simón Bolívar, en virtud de un acuerdo entre ambos gobiernos suscrito en 2005. El satélite fue lanzado al espacio el 29 de octubre de 2008 desde el centro de Xichang, en el sureste de China. Desde enero de 2009, Venezuela controla el satélite. Está previsto que un segundo satélite sea lanzado en 2013, esta vez construido con mano de obra venezolana y asistencia técnica china. Beijing acompaña el desarrollo de un parque tecnológico que permitirá a Venezuela la construcción de pequeños satélites y llevar Internet, la telefonía móvil y el cable a la práctica totalidad de los hogares a módicos precios. Técnicos venezolanos se forman en esta área en China. Por otra parte, Vetelca, la empresa estatal de comunicaciones, en cooperación con la empresa de telecomunicaciones china ZTE, fabrica los celulares C366, a un precio aproximado de 14 dólares. Los ingenieros del proyecto recibieron formación y capacitación de personal chino.
Ambos países decidieron crear, a comienzos de esta década, un fondo de financiación conjunta para financiar proyectos en Venezuela con 4.000 millones de dólares USA proporcionados por China y 2.000 millones de Venezuela. En febrero de 2009, durante la visita del vicepresidente Xi Jinping a Venezuela, se amplió el fondo en otros 6 mil millones de dólares adicionales, lo que, según Caracas, permitirá contar con financiación segura para acometer proyectos de desarrollo y mantener la economía en crecimiento pese a la crisis financiera mundial (2). El fondo está gestionado por el Banco de Desarrollo Económico y Social de Venezuela (Bandes), una institución estatal comprometida con la construcción de una plataforma de desarrollo socioproductivo bilateral.
En el pasado mes de junio se celebró en Caracas la primera exposición industrial China-Venezuela, tendente a ampliar el conocimiento mutuo y fortalecer las bases de una cooperación que ansía ampliarse a otros colectivos y sectores.
En el orden económico, pues, todo parece sonreír a la cooperación sino-venezolana, con una progresiva diversificación de sus contenidos y actores, si bien manteniendo el corpus energético como la columna vertebral del compartido interés en su intensificación y desarrollo.
La confianza política mutua
Partiendo de la asumida convicción de que ambos son países en vías de desarrollo, el segundo eje de las relaciones sino-venezolanas asienta sobre el intercambio de visitas de alto nivel y una cooperación estrecha en los asuntos internacionales
Entre las visitas de altos dirigentes chinos a Venezuela durante el mandato de Chávez cabe citar: Li Ruihuan (mayo de 2000), Jiang Zemin (abril de 2001), Zeng Qinghong (enero de 2005), Xi Jinping (en febrero de 2009). La primera visita de un dirigente chino a Venezuela fue protagonizada por el defenestrado Zhao Ziyang, en noviembre de 1985. También Li Peng, siendo primer ministro, visitó Venezuela en noviembre de 1996. Hu Jintao no ha visitado Venezuela, a pesar de visitar la región en 2004 (Brasil, Chile, Argentina y Cuba), 2005 (México) y 2009 (Costa Rica, Cuba y Perú), un gesto que no es inocente.
Por su parte, Hugo Chávez ha visitado China en seis ocasiones (1999, 2001, 2004, 2006, 2008), la última en abril de 2009, reuniéndose con Hu Jintao, Wen Jiabao, Xi Jinping y numerosos altos dirigentes del país, visitando diferentes provincias chinas y haciendo gala de su memoria con las citas de Mao Zedong. (3) El pasado 23 de octubre anunció, por cierto, la creación de un “fondo Mao”, con un capital inicial de 100 millones de bolívares (46,5 millones de dólares), producto de los intereses del fondo económico China-Venezuela. El destino de este fondo se ignora, aunque probablemente esté vinculado a proyectos sociales. (4)
El diálogo político al más alto nivel, reforzado con el intercambio de visitas presidenciales, ministeriales y de delegaciones técnicas ha establecido una tupida red que poco a poco va consolidándose.
La cooperación en asuntos internacionales, por otra parte, asume como hilo conductor la construcción de un mundo multipolar, de paz y equidad, basado en la igualdad de los estados, la defensa de la legalidad internacional y la condena de la intervención en los asuntos internos, compartiendo idénticos objetivos en el ámbito global. China ha apoyado, frente a Guatemala (opción apoyada por EEUU), la candidatura de Caracas para acceder a un puesto no permanente en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (en 2006). Venezuela no secunda las condenas promovidas por algunos países en foros internacionales en relación a la situación de los derechos humanos en China y secunda los planteamientos chinos en contenciosos como el iraní o el norcoreano, entre muchos otros.
Naturalmente, Caracas se ha sumado a las pretensiones chinas de creación de una moneda internacional que ponga fin a la hegemonía del dólar, reclamando la urgencia de hacer cambios en el sistema financiero reinante para hacerlo más justo e inclusivo. Actualmente, se encuentra en fase de estudio el uso de monedas alternativas en el intercambio comercial utilizando las monedas propias.
La propuesta de Chávez de ampliar al ALBA las relaciones que mantiene con China, idea lanzada en su visita a Beijing en septiembre de 2008, ha sido recibida con cautela (5). En ese marco se incluiría el proyecto de instalación de un cable submarino entre Caracas y La Habana, con ramificaciones hacia el resto del Caribe y Centroamérica. La mayor reserva radica en las connotaciones ideológico-políticas del proyecto y su beligerancia, algo que no seduce a la parte china, quien reitera, por activa y por pasiva. que sus relaciones no están basadas en la ideología ni se dirigen contra una tercera parte ni tienen vocación alguna de afectar a otros países. China parece huir de cualquier forma de adhesión política al proyecto que lidera Chávez que pudiera connotar ideológicamente su política exterior.
Las relaciones militares
Estas se remontan a los años ochenta del pasado siglo, cuando ambas partes establecieron las correspondientes agregadurías de defensa. El intercambio de delegaciones militares se produce con cierta regularidad. Caracas ha comprado en China tres radares 3-D JYL para el seguimiento de su espacio aéreo (150 millones de dólares) y es probable que adquiera nuevos módulos a corto plazo. También 24 cazas de instrucción K-8 Karakorum de fabricación nacional para su fuerza aérea. Estos aviones, construidos con tecnología adquirida en Pakistán, pueden afrontar misiones de combate y reconocimiento. Según Chávez, estas adquisiciones pretenden fortalecer la capacidad defensiva de Venezuela ante la negativa de EEUU a venderle piezas de repuesto. No obstante, aunque pueda satisfacer parte de sus necesidades armamentísticas en China, el mercado de armas de Rusia prima sobre el de China y no parece que esta última pretenda destacar en este ámbito. Por otra parte, militares chinos participan en actividades formativas en Venezuela, al igual que en otros países de la región.
Otros intercambios
Cabe mencionar la creciente intensificación de los intercambios y visitas en el área de la cultura, la educación o el turismo. Desde el acuerdo para la cooperación cultural de 1981 a hoy día, esas relaciones han evolucionado de forma particularmente intensa.La visita de conjuntos de ópera, acrobacia, artes marciales y de cantos o danzas a Venezuela se complementa con iniciativas similares de la otra parte. El intercambio de estudiantes, o de funcionarios de los respectivos departamentos de Exteriores también se han formalizado. Por otra parte, los intercambios deportivos también se incluyen en el ámbito de sus relaciones con un plan específico de cooperación.
Unas relaciones complejas
Para Venezuela, las relaciones bilaterales con China son un ejemplo de la cooperación Sur-Sur y de sus potencialidades. Así lo manifestó el propio Chávez en uno de sus programas de Aló Presidente (del domingo 17 de agosto de 2008) en el que contó con la presencia del embajador chino en Caracas, Zhang Tuo.
Por otra parte, esa alianza escenificaría la unión de dos grandes regiones en el marco de una estrategia orientada a unir a los polos emergentes del mundo. Para Caracas, la aproximación a China es parte inseparable de una política exterior con referentes en otros países y regiones como Rusia, Bielorrusia, India, África, Medio Oriente y el mundo árabe. Esa articulación ambiciona un mundo multipolar, sin hegemonismos imperiales, y reserva a Venezuela una significación especial como potencia media. En el terreno geopolítico, Chávez se desenvuelve de forma quizás discutible pero siguiendo una lógica coherente y con un balance, por el momento, claramente favorable para Caracas, al menos en asuntos económicos y en proyección internacional.
Pese a los esfuerzos de China por limitar a lo “pragmático” sus relaciones con Venezuela, lo cierto es que estas, al igual que las mantenidas con Cuba (e incluso con Brasil) tienen un importante significado político y estratégico. Venezuela ve en China ese aliado político que le puede servir de contrapeso a Washington, respecto a quien desea reducir dependencias. Chávez ha desarrollado una política manifiestamente proactiva en relación a Beijing. No obstante, en lo político, Beijing se cuida mucho de dejarse enredar en las proclamas antiestadounidenses del presidente venezolano, guardando distancias para no dañar las privilegiadas relaciones que desea mantener con EEUU. En abril de 2009, la última vez que Chávez visitó Beijing, la información oficial de su estancia solo fue distribuida una vez que el ilustre visitante abandonó la capital china, una forma de evitar convertirse en altavoz de sus alegatos antiimperialistas y de reducir la proyección global de su estancia.
Por otra parte, en lo estrictamente económico, las características del petróleo venezolano (pesado y costoso por las dificultades técnicas de su refinación), aconsejan moderación a la parte china, incluso teniendo en cuenta el carácter imprevisible de las decisiones de Chávez, quien si bien hoy se encuentra en línea con Beijing, en otra circunstancia podría dañar seriamente sus intereses. China es consciente de la incertidumbre política que acompaña la vida institucional venezolana. Ello explicaría también la cautela en materia de inversiones ante las dificultades experimentadas por otros países (Japón, España, México o Argentina). Tampoco se debe pasar alto que estas relaciones son un tema que enfrenta a los chavistas con la oposición. Esta las equipara con los artículos baratos chinos: son de mala calidad y no darán buen resultado. Los repentinos cambios a que se expone la política venezolana y la inseguridad que se vive en el mundo empresarial exigen a China extremar el cuidado.
Caracas, no obstante, ambiciona elevar el nivel de la alianza estratégica y ampliar sus contenidos, partiendo de la convicción de que China es un aliado natural de Venezuela, como ha señalado en numerosas ocasiones su embajadora en Beijing, Rocío Maneiro.
Conclusión
La sintonía política, el potencial y la complementariedad son las razones principales que han contribuido a fortalecer las relaciones sino-venezolanas. Hoy, Venezuela figura entre los cinco socios comerciales de China en América Latina con una balanza comercial favorable. Le anteceden Brasil (la principal apuesta de China en la región latinoamericana), México, Chile y Perú.
Es igualmente cierto que los dos gobiernos conceden gran importancia a esta relación, especialmente por parte venezolana. Ningún otro jefe de gobierno de la región iguala a Chávez en visitas oficiales a China. Por otra parte, Venezuela tiene recursos naturales que China necesita (hoy importa el 50 por ciento del petróleo que consume) y un mercado de casi 30 millones de habitantes con una capacidad adquisitiva relativamente grande que es de sumo interés para el gigante asiático. La falta de competencia en el orden de la producción, alimenta numerosas expectativas para desarrollar proyectos futuros. China puede aportar a Venezuela tecnología, recursos humanos y posibilidades de cooperación.
Si bien en estos intercambios está presente el factor político, especialmente del lado venezolano, la economía es el punto de encuentro principal y la que marca el rumbo y la intensidad de estas relaciones. A mayores, en Venezuela, China no encuentra las objecciones políticas que ha podido apreciar en Canadá (cuando China Minimetals quiso adquirir Noranda) o en EEUU (cuando la CNOOC pudo comprar UNOCAL) y puede desarrollar sus negocios sin generar ningún tipo de temor directo ni cortapisa preventiva.
China, por otra parte, es la pieza clave que puede abrir el mercado energético asiático al petróleo venezolano, que ambiciona reducir su dependencia de otros mercados, en especial el estadounidense. Las amenazas de Chávez sobre el bloqueo de los suministros de crudo a EEUU son conocidos, aunque dificilmente materializables: Venezuela, el mayor exportador de petróleo en la región latinoamericana, vende aún el 60% de su crudo a Washington. No obstante, la diversificación de la cartera de clientes es una imperiosa necesidad estratégica. Y Beijing no ve con malos ojos la diversificacion de sus importaciones petroleras (6).
Chávez asegura que la alianza con China tiene “la solidez de la gran muralla”, aunque la distancia que les separa es un handicap importante para que China pueda convertirse en el principal destino de su petróleo. No obstante, en el Palacio de Miraflores se quiere acelerar el paso, como ha señalado Chávez durante su estadía en China en abril de 2009, aplicando más inversiones, más esfuerzo, y más tecnología.
El multilateralismo y el tercermundismo son elementos centrales en el discurso de la diplomacia china y de los que no parece querer desprenderse pese a su peculiar situación actual, con una ubicación global que es el vivo contraste de su propia situación interna (una de las economías más grandes del mundo pero con fuertes desequilibrios territoriales). China, si bien ahora apuesta por la presencia en todo tipo de foros en virtud de su pragmatismo, constata esa dispersión del poder que caracteriza la sociedad internacional actual y que afirma nuevos referentes mundiales que erosionan el poder unipolar. Esa ubicuidad le permite avanzar la agenda de los países en vías de desarrollo en todo tipo de instancias, liderando de facto las demandas de este grupo de estados.
Cabe pensar que Venezuela, en razón del petróleo, será un socio importante de China en la región. El intercambio económico y comercial seguirá creciendo en los próximos años. Si Chávez dispone del tiempo suficiente, la presencia china en Venezuela puede adquirir una significación muy destacada en el orden productivo. No obstante, Beijing, que piensa a largo plazo, no imagina a este país como una palanca que le permita debilitar la influencia de EEUU como poder regional, autoridad que a fin de cuentas y en cierta medida le reconoce de facto (7). A pesar de ello, las inquietudes en el Departamento de Estado y las rivalidades mutuas por la significación e importancia de esta presencia, no solo en Venezuela sino en toda la región, irán en aumento.
CITAS
- Xinhua, 5 de julio de 2009. Intervención de Li Xaolin, vicepresidenta de la Asociación de Amistad del Pueblo Chino con el Extranjero en la recepción para celebrar el 35 aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas entre China y Venezuela.
- Prensa Latina, 6 de abril de 2009.
- Agencia Bolivariana de Noticias, 8 de abril de 2009.
- Xinhua, 23 de octubre de 2009.
- Prensa Latina, 25 de septiembre de 2008.
- Wenran, Jiang, China Quest for Energy Security, en China Brief vol. 4 nº 20, 14/10/2004.
- Rios, Xulio, China, a la conquista de América Latina, en Le Monde Diplomatique en español, nº 159, enero de 2009.