Las autoridades estadounidenses afirman tener evidencia suficiente de que el gobierno sirio fue responsable del uso de armas químicas como para plantear la necesidad de una acción punitiva en contra de éste. Si tal es el caso, y como bien lo ha señalado el Presidente Putin, su obligación es hacerla pública y colocarla ante el escrutinio de la comunidad internacional. En su defecto, la vía más directa para aproximarse a la información de la que disponen viene dada por el informe preparado por el Comité Conjunto de Inteligencia británico el 27 de agosto de los corrientes y entregado al Primer Ministro Cameron dos días después. Dicho informe, hecho público en el Reino Unido, fue objeto de un análisis por parte de Gordon Corera, corresponsal en materia de seguridad de la BBC (“UK intelligence assesment on Syria under analysis”, BBC News, 29 agosto, 2013).
Las autoridades estadounidenses afirman tener evidencia suficiente de que el gobierno sirio fue responsable del uso de armas químicas como para plantear la necesidad de una acción punitiva en contra de éste. Si tal es el caso, y como bien lo ha señalado el Presidente Putin, su obligación es hacerla pública y colocarla ante el escrutinio de la comunidad internacional. En su defecto, la vía más directa para aproximarse a la información de la que disponen viene dada por el informe preparado por el Comité Conjunto de Inteligencia británico el 27 de agosto de los corrientes y entregado al Primer Ministro Cameron dos días después. Dicho informe, hecho público en el Reino Unido, fue objeto de un análisis por parte de Gordon Corera, corresponsal en materia de seguridad de la BBC (“UK intelligence assesment on Syria under analysis”, BBC News, 29 agosto, 2013).
De acuerdo al texto del informe: “Existe alguna inteligencia que sugiere la culpabilidad del régimen en el ataque”. En relación a ello Corera señala: “Esta frase vital indica que tan sólo se dispone de ‘alguna’ inteligencia que apunta a la responsabilidad del régimen en el ataque pero nada lo suficientemente concluyente como para eliminar las dudas”. El texto del informe sigue señalando: “Estos factores hacen altamente probable suponer que el régimen sirio fue responsable”. Corera comenta: “Este es el juicio de valor clave del documento. La frase ‘altamente probable’ indica que existe un grado significativo de confianza (sobre la responsabilidad) pero no certeza definitiva”. Más adelante el informe indica: “No existe evidencia creíble de que la oposición haya usado las armas químicas aunque una parte de ésta continua buscando armas químicas…”. Según Corera: “Este planteamiento es interesante porque nos dice que algunos grupos rebeldes han estado tratando de conseguir estas armas. De hecho ha existido mucha preocupación de que algunos opositores al régimen vinculados a Al-Qaeda puedan acceder a tales armas”.
Si la información de la que dispone el gobierno estadounidense es tan “sólida” como la del gobierno británico -y nada hace suponer lo contrario- estaríamos ante una reedición de las bases sobre las cuales se decidió invadir a Irak. Esto es, evidencia insuficiente y confusa. ¿Cómo sobre estos cimientos se pretende actuar al margen de la legalidad internacional representada por un mandato del Consejo de Seguridad de la ONU?
Quizá la ocasión sea adecuada para recordar aquella célebre frase jurídica de Cicerón, transformada en principio del derecho romano: Cui Bono. Es decir, ¿Quién se beneficia? Para el derecho romano, siempre sustentado en el valor del sentido común, la responsabilidad de toda acción debía buscarse en quien más podía beneficiarse de ella. ¿Qué sentido tenía para el régimen sirio, bajo esta premisa, un ataque espectacular en el momento en que una comisión investigadora en armas químicas de la ONU visitaba el país y cuando lo único que puede revertir su control militar en ascenso es la intervención estadounidense?
¿Puede el Presidente Obama bombardear a Siria, y asumir los costos y riesgos que ello implica, con evidencia insuficiente, contraviniendo la legalidad internacional y desafiando al sentido común? Si así lo hiciere su obligación moral sería devolver el Premio Nobel de la Paz que se le otorgó en 2009.