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Cambios en Washington, cambios para el mundo

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Desde la declaración de la "doctrina Bush" de la guerra preventiva en junio de 2002 y su llegada a la cubierta del portaviones Lincoln once meses después "cuando Bush declaró en fin de la guerra al régimen de Sadam" el comandante-en-jefe nunca ha dudado de la utilidad de la invasión, a pesar de los miles de muertos de soldados de la "coalición" y cientos de miles de muertos iraquíes. (Foto: La ‘Misión está cumplida’. Bush anuncia el 1 de mayo de 2003 desde el portaaviones USS Abraham Lincoln que las principales operaciones de combate en Irak habían concluido).
 

El presidente Bush habló el pasado 20 de diciembre en su última rueda de prensa de 2006. Comparada con la de finales del año 2005, se notaron grandes cambios en su manera de expresarse. Este cambio retórico, a un tono infinitamente más dispuesto al diálogo y mucho menos agresivo que el empleado desde hace seis años, indica que 2006 no ha sido un buen año para el presidente, su partido y su política. Eso se debe en gran medida a dos causas: la guerra de Irak y las elecciones parlamentarias del pasado noviembre.

No cabe duda que 2006 fue el principio del fin del poder onmipotente de Bush. Ante la prensa, hace casi justo un año, Bush defendía sus programas de espionaje interno, justificaba la invasión de Irak y, por encima, pasaba por alto cualquier aserción que hubiera habido un abuso de poder por su parte. A pesar de que en aquel momento había mucho debate sobre esos temas "ninguno de ellos era muy popular según la opinión pública" se le concedía a Bush el beneficio de la duda. Pero a lo largo de 2006, al ver que la situación en Irak no ha mejorado, Irán ha podido aumentar su influencia en la región "en gran parte gracias a la política fracasada de Washington" y que Corea del Norte también pudo demostrar su creciente poder nuclear ante la impotencia de EEUU, cada vez más Bush perdía un poco de la carta blanca que había exigido en el ámbito de la política exterior. Ahora, después de casi seis años de agresión y sin cuestionarse, Bush se encuentra entre la espada y la pared, como víctima de su propia retórica.

Desde la declaración de la "doctrina Bush" de la guerra preventiva en junio de 2002 y su llegada a la cubierta del portaviones Lincoln once meses después "cuando Bush declaró en fin de la guerra al régimen de Sadam" el comandante-en-jefe nunca ha dudado de la utilidad de la invasión, a pesar de los miles de muertos de soldados de la "coalición" y cientos de miles de muertos iraquíes. Desde 2003, siempre ha proclamado que EEUU ganaba la guerra ante los supuestos "terroristas y sadamistas" en Irak. Pero el mismo pasado 20 de diciembre, en una entrevista publicada por el diario The Washington Post, Bush dijo, citando al general Peter Pace, que "no estamos ganando, no estamos perdiendo". En la rueda de prensa ese día, hablaba de la necesidad de que la administración colabore "con los republicanos y los demócratas para que tengamos éxito en Irak". Los dos comentarios habrían sido inimaginables hace un año.

Como implican los resultados de las últimas elecciones, mucha gente ha perdido la confianza en el presidente que, debido a la manera, tan rígida, de presentar su opinión sobre la realidad al electorado, se ha demostrado completamente errado en muchas de sus decisiones entorno a la política exterior. Esta pérdida de confianza tiene muchas implicaciones no sólo para la política exterior estadounidense para los próximos dos años, sino quizás para un futuro indeterminado, quien quiera que sea el elegido en 2008 como próximo presidente de la república. Es decir, mientras hay mucho debate en Washington, en vísperas del nuevo año, sobre la necesidad de mandar más tropas para "pacificar Bagdad", la ciudadanía toma conciencia de la inutilidad de la guerra preventiva. Y si 2002 fue el año del nacimiento de dicha estrategia como herramienta de la política exterior estadounidense, 2006 ha sido el de su fallecimiento.

La plena victoria parlamentaria del partido demócrata ha sido la manifestación clave de este revés del Weltanshuung político en EEUU. A pesar de que la victoria no podrá frenar completamente la voluntad de Bush en la política exterior "debido a la concentración de poder de que disfruta el ejecutivo bajo la Constitución y a la jurisprudencia acerca de la elaboración de la política exterior de EEUU que favorece al presidente" sí será mucho más limitada en cuanto a nuevas aventuras militares en otras partes del mundo. Además, como es el partido que controla cada cámara quien controla todos los comités dentro de ella, y los comités tienen el derecho de investigar cualquier asunto bajo su área de interés, esperemos que salgan a la luz pública (y, más importante, la judicial) las pruebas de los hechos que han facilitado la iniciación de la guerra preventiva, sobre todo, la manipulación de los servicios de inteligencia para justificarla después del 11-S. A la vez, frente a un nuevo ataque terrorista a EEUU, es difícil saber cual sería la reacción, tanto la pública como la oficial (militar). Lo bueno es que tanto los demócratas que autorizaron la invasión de Irak como el electorado, saben que la misma invasión era el motivo en si mismo, a pesar de la ignorancia del pueblo estadounidense y la facilidad que existe para engañarle. La retórica maniqueísta de los buenos y los malos, el comodín de Bush para justificar la guerra preventiva, ya no funcionará "y hasta Bush lo sabe.

Los últimos cinco años, desde el 11-S y las elecciones parlamentarias de 2002 cuando los republicanos consolidaron su monopolio del poder en Washington ante el miedo y la incertidumbre expresados por el electorado, han sido una anomalía. Por lo menos, el pueblo ya reconoce las carencias que surgen al permitir que haya tanto control en manos de uno de los dos partidos. Tanto poder facilita su abuso y en 2006 ha sonado la alarma para la opinión pública.

En fin, no es nada fácil pronosticar qué sucederá en 2007. Pero un factor importante de la incertidumbre política del año que viene serán las elecciones de 2008, tanto las parlamentarias como las presidenciales. Las campañas primarias para determinar quiénes serán los candidatos empezarán en 2007 "y la campaña informal ya está en plena carrera. Puesto que los demócratas han ganado este año por unos márgenes muy estrechos, ante otro ataque terrorista, desde la perspectiva pesimista, un nuevo debate sobre la guerra preventiva podrá tener lugar otra vez, especialmente si ganan los republicanos. Lo bueno, si lo hay, es que la última guerra hará que cualquier debate sea verdadero y productivo. Y si somos optimistas, tal debate "con el ejemplo de las políticas fracasadas de Bush a plena luz y su retórica completamente fuera de lugar" nos llevará a otra conclusión.