Contragiros en Brasil

El inesperado avance del candidato Aécio Neves para disputar la presidencia brasileña con la actual mandataria Dilma Rousseff en una segunda vuelta electoral en Brasil, superando a la ecologista Marina Silva, permite determinar algunas variables que pueden definir el curso de la política latinoamericana dentro del actual ciclo electoral 2014-2017.

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El inesperado avance del candidato Aécio Neves para disputar la presidencia brasileña con la actual mandataria Dilma Rousseff en una segunda vuelta electoral en Brasil, superando a la ecologista Marina Silva, permite determinar algunas variables que pueden definir el curso de la política latinoamericana dentro del actual ciclo electoral 2014-2017.

               Silva aparecía como la favorita para disputarle a Rousseff la presidencia de la principal economía latinoamericana en una segunda vuelta pautada para el próximo 26 de octubre. Aupada por los mercados financieros, esta ecologista disidente del PT defendía la concreción de un “Estado mínimo”, de una mayor autonomía del Banco Central y de un reacomodo de relaciones con EEUU y la UE, claramente polarizadas frente a las propuestas de mayor intervención estatal en programas sociales defendida por Rousseff (con especial énfasis en el control de la estatal PETROBRAS), así como la apuesta por la multipolaridad y la necesidad de consolidar los marcos de integración regional existentes (MERCOSUR, UNASUR, CELAC).


               La sorprendente derrota de Silva abre ahora el paréntesis para un Aécio Neves (del centrista  Partido Social Demócrata), quien muy probablemente aglutinará los votos de Silva y de millones de indecisos de cara a la segunda vuelta, así como las expectativas y apoyos de unos mercados financieros cuya influencia (con visos incluso de intromisión) viene siendo palpable en los contextos electorales regionales.


Este escenario coloca a Rousseff y al PT ante serios dilemas, tomando en cuenta las presumibles expectativas de polarización del voto por parte de los votantes de Silva. Por ello, la segunda vuelta presidencial se presenta como estratégica para el PT, tomando en cuenta las posibilidades cada vez más reales de observar una derrota electoral que remate con su hegemonía presidencial establecida desde 2003.


Este hecho probablemente repercutirá en algunos contextos electorales hemisféricos abiertos hasta el 2017, con especial énfasis en países como Uruguay (presidenciales el 26 de octubre), Argentina (presidenciales 2015), Venezuela (legislativas 2015) y Perú (presidenciales 2017). Bajo este contexto, es notorio observar el ascenso de una nuevas fuerzas reaccionarias, principalmente por parte de partidos centristas, conservadores y liberales, tamizadas en nuevas candidaturas cuya pretensión es arrebatar la hegemonía de las nuevas izquierdas inaugurada en 1998, con la victoria de Chávez en Venezuela. El punto de inflexión de esta hegemonía progresista ha sido precisamente Brasil, con la victoria del PT de Lula en 2003.


En todo caso, e independientemente de los resultados electorales, es posible apreciar un nuevo equilibrio político en América Latina de cara a este contexto electoral. Por eso las presidenciales brasileñas pueden denotar los contragiros de tendencias políticas en la región, donde candidaturas como las de Áecio Neves en Brasil, Lacalle Pau en Uruguay o Sergio Massa y Mauricio Macri en Argentina, pueden definir alternativas de confrontación para la izquierda gobernante. Por ello los comicios brasileños ocupan una atención estratégica y clave a la hora de medir las tendencias y posibles giros políticos hemisféricos a corto y mediano plazo.