Estados Unidos y la ansiedad de la extinción blanca

El impacto de la “Latinoamericanización” de Estados Unidos va camino transformar a ese país en una sociedad bilingüe. En 2015 habían casi tantos hispano parlantes allí como en España: 41 millones. Más aún, de acuerdo al censo estadounidense para 2050, habrá 138 millones de hispano parlantes en ese país. (Stephen D. King, Grave New World. New Haven, 2017).

Apartados xeográficos Estados Unidos
Palabras chave Galicia internacional
Idiomas Castelán

El impacto de la “Latinoamericanización” de Estados Unidos va camino transformar a ese país en una sociedad bilingüe. En 2015 habían casi tantos hispano parlantes allí como en España: 41 millones. Más aún, de acuerdo al censo estadounidense para 2050, habrá 138 millones de hispano parlantes en ese país. (Stephen D. King, Grave New World. New Haven, 2017).

No en balde en su última obra Samuel P. Huntington alertaba acerca de la posibilidad de que Estados Unidos se transformase en una sociedad bifurcada“ en términos de lenguaje (inglés y español) y de cultura (la anglosajona y la hispana). Porciones sustanciales de Estados Unidos, particularmente la Florida y el Suroeste, terminarán siendo esencialmente hispanos tanto en términos de cultura como de lenguaje. Estados Unidos perderá por tanto su unidad cultural y lingüística para transformarse en una sociedad bilingüe y bicultural tal como Canadá, Suiza o Bélgica.” (¿Quiénes Somos? Los Desafíos de la Identidad Nacional Estadounidense, Barcelona 2004).

Lo que Hungtinton olvidaba mencionar, y muchos de los que actualmente vociferan contra la inmigración proveniente del Sur también lo hacen, es que la mayor parte del crecimiento poblacional hispano en ese país proviene de ciudadanos estadounidenses. Es decir, de hispanos allí nacidos. Lo cierto es que el número de inmigrantes latinoamericanos viene en declive desde hace años y que dos de cada tres hispanos en Estados Unidos son ciudadanos del país. Cada año, uno de cada cuatro bebes nacidos en Estados Unidos lo hace de una madre latina, al tiempo que las tres cuartas partes de los hispanos que radican allí gozan de ciudadanía. (Alfredo Toro Hardy, Understanding Latin America: A Decoding Guide, London, 2017).

Más aún, un importante porcentaje de la comunidad hispana en ese país traza su ascendencia a lugares que fueron incorporados a Estados Unidos por guerra o conquista. Muchas familias hispanas que viven hoy en el Sudeste de Estados Unidos desde hace generaciones, bien podrían decir “nosotros no cruzamos la frontera, la frontera nos cruzó a nosotros”. De hecho, otro tanto podrían decir los habitantes de Puerto Rico.

La medidas extremas, e inhumanas, que adopta la Administración Trump en contra de los inmigrantes ilegales provenientes del Sur, no guarda relación alguna con la magnitud misma de esa inmigración. Nada similar a lo que ocurre hoy en Europa con respecto a los migrantes del Medio Oriente o África, ocurre en Estados Unidos. Por el contrario, el exceso en la reacción estadounidense está ligado a otro factor: las ansiedades resultantes del cambio  de la configuración étnica y racial en ese país.

De acuerdo a un análisis del Instituto Brookings, referido a los excesos del gobierno de Trump frente a la inmigración latinoamericana: “Lo cierto es que Trump está claramente capitalizando lo que el columnista del New York Times” Charles Blow ha denominado como la ‘ansiedad de la extinción blanca’. ‘Por primera vez desde que la Oficina del Censo ha venido publicando sus estadísticas anuales’ escribía William Frey, demógrafo asociado a Brookings, ‘se evidencia un absoluto declive en la población blanca no hispana, acelerando un fenómeno que se estimaba que no llegaría hasta la próxima década’ La reconfiguración racial de Estados Unidos puede cambiar, pero cuando lo que está en la balanza es el poder de los blancos, lo inconcebible se transforma en aceptable” (Andrew M. Perry, “Trump reveals ‘zero tolerance’ for democracy”, June 25, 2018).

En otras palabras, el centro de análisis y reflexión más importante de Estados Unidos, reconoce que un porcentaje muy importante de la población blanca de ese país está dispuesto a aceptar cualquier  extremo, cuando lo que está en juego es su predominio. Trump está así reafirmando su popularidad ante la base Republicana, al apelar a las ansiedades que ésta siente por  la próxima e inevitable pérdida de su condición de mayoría racial en el país.  Bajo esta perspectiva, los inmigrantes hispanos resultan simples chivos expiatorios dentro de un contexto político mucho más amplio y complejo. “La ansiedad de la extinción blanca”, obsesión que no guarda relación alguna con la pérdida del estatus mayoritario de los blancos, está abriendo una peligrosa caja de pandora que Trump se ha dedicado a explotar.

De acuerdo a otro informe del Instituto Brookings, los números de la Oficina del Censo demuestran que por primera vez en la historia de Estados Unidos, las minorías raciales sobrepasan a los blancos por debajo de la edad de diez años. Ello significa que la cuenta regresiva para que los blancos se transformen en minoría avanza inexorablemente. En días pasados se cumplió el primer aniversario de la marcha neonazi de Charlottesville. Ella, y la reacción anti hispana, forman parte de una misma y temible matriz. Bajo estas circunstancias, y cuando el control político de ese país se encuentra en manos de un populismo desatado, habrá que prepararse para los mayores excesos.