20050901istambul khursheed kasuri silvan shalom

Israel, Pakistán y la geopolítica

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 Khurshid Kasuri y Silvan Shalom, clic para aumentar
Si bien la reunión Shalom-Kasuri no significa una puesta en marcha formal y automática de relaciones diplomáticas entre ambos Estados, el suceso reviste de una sutil importancia geopolítica para Oriente Medio, el sureste asiático y la seguridad global. Es aquí donde se puede afirmar que, detrás de esta reunión, se encuentran involucrados, directa e indirectamente, los intereses de EEUU, India, Irán y Turquía y temas como la cuestión palestina y el pulso nuclear. (Foto: Los ministros de Exteriores de Pakistán e Israel, Khurshid Kasuri (a la izquierda) y Silvan Shalom, en Estambul, Turquía, el 1 de septiembre de 2005).
 

Con una doble y ambigua valoración de "histórica" y "controversial" se calificó la reunión mantenida, a comienzos de septiembre, por los cancilleres de Israel y Pakistán, Silvan Shalom y Khurshid Kasuri, en Estambul, Turquía. Es la primera reunión de alto nivel entre ambos países, que no mantienen relaciones diplomáticas formales. Pero el hecho no pasa desapercibido porque encierra dinámicas novedosas en el tablero geopolítico de la zona.

En efecto, durante la "guerra fría", la República Islámica de Pakistán e Israel tan sólo mantuvieron esporádicos encuentros informales. En Islamabad siempre cuidaron las formas de relación con el Estado israelí, con la finalidad de no provocar fricciones dentro del mundo islámico. Por su parte, para los israelíes, los contactos con Pakistán no obedecían a aspectos prioritarios de gran nivel, sino a objetivos circunscritos a temas de seguridad y a abrir nuevos canales dentro de los países islámicos que permitieran un eventual reconocimiento formal.

Si bien la reunión Shalom-Kasuri no significa una puesta en marcha formal y automática de relaciones diplomáticas entre ambos Estados, el suceso reviste de una sutil importancia geopolítica para Oriente Medio, el sureste asiático y la seguridad global. Es aquí donde se puede afirmar que, detrás de esta reunión, se encuentran involucrados, directa e indirectamente, los intereses de EEUU, India, Irán y Turquía y temas como la cuestión palestina y el pulso nuclear.

En primer lugar, Pakistán es el único Estado islámico que posee un arsenal nuclear, misma condición que Israel, todo esto en un escenario en el que aún persiste la pugna entre EEUU, la Unión Europea y la AIEA hacia el programa nuclear iraní, el principal "enemigo directo" de Israel tras la caída del régimen de Saddam Hussein en Irak. Del mismo modo, tanto Pakistán como Israel no han firmado el Tratado de No Proliferación Nuclear.

El caso iraní es significativo, dado el vuelco político electoral favorable a la línea ultraortodoxa del régimen y las implicaciones que esto tiene para Israel y los países occidentales. Como reacción a esta reunión, el gobierno de Teherán anunció la cancelación de la visita a Pakistán del presidente del Consejo de Seguridad de Irán, Alí Larijani. Por su parte, el Ministerio de Relaciones Exteriores iraní "lamentó" la "cordial reunión entre funcionarios pakistaníes y sionistas". Pakistán, que tiene fronteras limítrofes con Irán, también observa con cierto recelo el programa nuclear iraní.

Luego está el tema palestino. Desde su creación en 1947, Pakistán ha mantenido una política oficial en defensa de la creación del Estado palestino. En este sentido, resulta significativo que tanto Pakistán como Israel fueran entidades estatales contemporáneas en su creación (el Estado israelí se creó en mayo de 1948), siendo ambos herederos del sistema imperial británico.

El gobierno del general Pervez Musharraf viene exigiendo la retirada israelí de Gaza e Cisjordania. En este contexto se ubica la reunión con el canciller israelí, una vez el gobierno de Ariel Sharon completara la retirada militar y de colonos de Gaza. La evidencia de que el acercamiento entre ambas naciones está en marcha se manifiesta con la invitación realizada a Musharraf para ser uno de los oradores en la conferencia del Consejo Mundial Judío para este mes en Nueva York.

Otro aspecto tiene que ver con Turquía. El hecho de que Estambul fuera el escenario del encuentro no es menos significativo: en 1949, Turquía fue el primer país del mundo islámico en reconocer a Israel. Desde 1996, Ankara y Tel Aviv han mantenido una estrecha relación diplomática y militar y los sucesivos gobiernos turcos han querido servir como enlace para negociaciones de paz con los palestinos. Propiciando esta reunión, la diplomacia turca espera obtener un mayor espacio de influencia y acción en Oriente Medio.

Otro factor tiene que ver con la India, enemigo histórico de Pakistán y otro de los países que entra en la ecuación nuclear por su considerable arsenal atómico. El vuelco diplomático otorgado por el Estado israelí desde 1992, de implementar relaciones diplomáticas con la India, está obligando a Islamabad a acelerar otros mecanismos. Desde entonces, Israel e India han afianzado sus lazos en materia de cooperación militar: en marzo de 2004 firmaron un acuerdo de sistemas de radares valorado en $1.000 millones.

Del mismo modo, EEUU ha realizado un audaz giro político hacia India, con la reunión del presidente George W. Bush y el primer ministro indio Manhmohan Singh en Washington en julio pasado. Allí se acordaron nuevas vías de alianza energética, militar y antiterrorista. Pakistán, tradicional aliado estadounidense, comenzó a observar un panorama geopolítico más desfavorable. Por ello acentuó una relación más estrecha con China y propició canales de diálogo con Israel, aliado estadounidense e indio, para evitar un eventual aislamiento.

Desde la perspectiva israelí, Pakistán constituye ahora un escenario interesante dentro de la lucha antiterrorista internacional, como aliado de EEUU y Gran Bretaña, y como continuación de la diplomacia de Sharon de acercarse a países islámicos en Asia, el Golfo Pérsico y el Asia septentrional, a fin de propiciar vías de reconocimiento y reconciliación. Desde Washington hasta Islamabad, pareciera que los estudiados cálculos geopolíticos aceleran su vitalidad.