Análisis de Oma Yu-Ting Lu y Eduardo Daniel Oviedo

Taiwan tras el “Movimiento Girasol”: Especial del OPCh

El 18 de Marzo, varios centenares de estudiantes ocuparon el Yuan legislativo taiwanés para protestar contra la aprobación del Acuerdo de Comercio y Servicios firmado con China continental en junio de 2013. El 10 de Abril abandonaron la sede parlamentaria tras lograr que el presidente de la Cámara, Wang Jin-pyng, prometiera la tramitación previa de la norma que debe regular la firma de acuerdos a través del Estrecho y la convocatoria por el Ejecutivo de una conferencia nacional sobre el futuro económico de la isla, a celebrarse en junio próximo.

Apartados xeográficos China e o mundo chinês
Idiomas Castelán

El 18 de Marzo, varios centenares de estudiantes ocuparon el Yuan legislativo taiwanés para protestar contra la aprobación del Acuerdo de Comercio y Servicios firmado con China continental en junio de 2013. El 10 de Abril abandonaron la sede parlamentaria tras lograr que el presidente de la Cámara, Wang Jin-pyng, prometiera la tramitación previa de la norma que debe regular la firma de acuerdos a través del Estrecho y la convocatoria por el Ejecutivo de una conferencia nacional sobre el futuro económico de la isla, a celebrarse en junio próximo.

Preguntas:

  1. ¿Cuál es su valoración del “Movimiento Girasol”?
  2.  ¿Cree que esta irrupción del movimiento estudiantil, y en un sentido más amplio de la sociedad civil, abre un nuevo escenario político en la isla?
  3. ¿Afectará lo sucedido a las estrategias políticas de los principales partidos de la isla y de China continental?.

Contamos con la opinión de Oma Yu-Ting Lu, Wenzao Ursuline University of Languages (Taiwan), y de Eduardo Daniel Oviedo, investigador del CONICET, profesor titular de Historia de las Relaciones. Internacionales Contemporáneas en la Universidad Nacional de Rosario (Argentina), miembro del Consejo Directivo de la Red Iberoamericana de Sinología.

RESPUESTAS DE OMA YU-TING LU:

1. ¿Cuál es su valoración del “Movimiento Girasol”?

Desde el punto de vista de desarrollo democrático, la participación de la sociedad en la política real siempre es algo positivo. Es un hecho demostrado que los políticos buscan constantemente un especio de autonomía con respecto a sus votantes. Es bueno que la sociedad civil recuerde a sus gobernantes que las decisiones y los debates deben tomarse con “luz y taquígrafos”.

Por otro lado, es demasiado pronto para valorar la “consistencia”, y por tanto la efectividad, de un movimiento en el que convergen intereses diversos. Me recuerda un poco al movimiento del 15-M en España que tras un pico de incidencia y popularidad  al final ha ido desmenuzándose en otros movimientos con reivindicaciones más concretas: vivienda, anticorrupción, contra la privatización de los servicios públicos, etc…

2. ¿Cree que esta irrupción del movimiento estudiantil, y en un sentido más amplio de la sociedad civil, abre un nuevo escenario político en la isla?

Quedaría muy bien si dijese que sí. Siempre es esperanzador ver cómo movimientos de este tipo abren espacios diferentes de entender la política, dan expectativas renovadas a los movimientos sociales taiwaneses o dan un “toque de atención” a las élites políticas sobre la situación de los grupos más desfavorecidos, por ejemplo. Sin embargo soy escéptica al respecto. Taiwán lleva desde la década de los noventa apostando por un modelo económico basado en abaratar la mano de obra frente, por ejemplo, a la estrategia surcoreana de generar marcas de valor añadido. Esto es importante porque permite elevar los salarios y las inversiones en I+D+i y por tanto, en ser más competitivos internacionalmente. En 1993, Taipei y Seúl representaban el 2,3% de las exportaciones mundiales, y según datos de 2011 la participación taiwanesa se redujo al 1,5% mientras que la coreana ha subido al 3,3%. La crisis económica está desnudando nuestra economía y mostrando que tiene problemas estructurales que ponen en peligro la relativa igualdad social de Taiwan. Para unos, la solución está en un paquete de políticas “thatcheristas”, para otros la solución está en esquivar a China (pero se cuidan de decir cómo). Unos y otros, azules y verdes, se han alternado en el poder y lo seguirán haciendo. Así que, teniendo en cuenta que la situación de hoy es fruto de las políticas de ayer de los mismos que nos seguirán gobernando mañana, no veo, al menos a corto plazo, cambios sustanciales.

3.¿Afectará lo sucedido a las estrategias políticas de los principales partidos de la isla y de China continental?

Sin duda, el KMT ha sufrido un fuerte desgaste interno y como partido de Gobierno tanto en la dimensión interior como exterior. Quizás, tras lo sucedido, otros Estados quieran esperar a una nueva cita electoral para seguir avanzando en acuerdos comerciales tan necesarios para el programa de Ma. Sin embargo, todo apunta a que en el caso concreto de las relaciones con China continental, el PCCh considera al partido fundado por Sun Yat-sen y Song Jiaoren un aliado estratégico.

En este punto, el principal problema lo tiene el PDP. El papel lo aguanta todo, pero la realidad es que la República Popular China es un agente con quien aquel que aspire a ocupar la Oficina del Presidente debe contar. La agenda económica, política, de seguridad… no puede obviar las relaciones con Beijing y, en definitiva, con el PCCh. El PDP es un crisol de intereses que hasta la fecha han tenido en común el gobierno en el ciclo expansivo de la economía y las políticas identitarias frente al continente. Éstas últimas conectan con sentimientos cómo los expresados en el Movimiento Girasol, pero queda por ver cómo la retórica soberanista del PDP se plasma en políticas viables en caso de que regresen al Gobierno. Entonces, resultará interesante observar cómo escapan de la teoría de la gravedad aplicada al comercio internacional.

RESPUESTAS DE EDUARDO DANIEL OVIEDO:

  1. ¿Cuál es su valoración del “Movimiento Girasol”?

En sociedades como la taiwanesa, con alto nivel de modernización económica y democracia consolidada, el surgimiento de este movimiento es manifestación de la concientización y participación políticas de la ciudadanía y las dificultades de llevar a cabo políticas en la post-modernidad, como sucede en países europeos. A este aspecto general, se suma la situación específica de Taiwan, caracterizada por estar a medio camino entre la unidad con China, bajo el liderazgo del Partido Comunista Chino, y la independencia real como Estado que lo separe definitivamente de sus lazos históricos con el continente. En esta posición ecléctica, su gobierno, conducido por Ma Ying-jeou, lleva a cabo una política de distensión con China continental constante desde 2008.

El “MovimientoEstudiantil Girasol”, nombre traducido del idioma chino donde aparece como Tàiyánghuāxuéyùn (太阳花学运), es la expresión de sectores estudiantiles y de la opinión pública en general, opuestos a la ratificación del Acuerdo de Comercio y Servicios con China, firmado en junio de 2013, pues lo consideran una amenaza a la economía taiwanesa y acrecentaría la dependencia económica de la isla hacia el continente. Es decir, de un tema que en origen parecía ser eminentemente económico, pasó a ser político y social, que hace a la esencia de las relaciones en el estrecho. Si bien se quiere asimilar a la “primavera árabe”, es claro que tiene aspectos peculiares fundamentales que lo hacen distinto, aunque no se puede evitar entender la contemporaneidad de ambos movimientos.

El movimiento es claramente comprensible desde América Latina, debido al fracasado antecedente de la propuesta del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), enunciada por el gobierno de George W. Bush a principio de siglo. No obstante, a diferencia del “Movimiento Estudiantil Girasol”, fueron los gobiernos latinoamericanos, y no un movimiento espontáneo como el ocurrido en Taiwan, los que resistieron la propuesta. En el caso de Taiwan, es su gobierno el que promueve dicho tratado y la oposición aparece dentro del sistema político, expresada en el Partido Demócrata Progresista, y fuera del mismo, en la demanda del movimiento estudiantil, cuyos ideales deberán ser canalizados a través de los partidos políticos existentes o nuevos actores políticos y sociales.

  1. ¿Cree que esta irrupción del movimiento estudiantil, y en un sentido más amplio de la sociedad civil, abre un nuevo escenario político en la isla?

Sin lugar a dudas. Este movimiento ha sido espontáneo, cuyo impacto en Taiwan, además de la ocupación de Yuan Legislativo y demorar la ratificación del acuerdo, debilita al Partido Nacional frente a China y lo obliga a maniobrar en un acotado espacio político si persiste en su firma, como parte de la continuidad de su política de distensión hacia el continente. En este sentido, será importante seguir de cerca el proceso para ver cómo las fuerzas se agruparán internamente ya que las acciones del movimiento estudiantil impactarán en las próximas elecciones presidenciales. El mismo, salvando las distancias y las causas, retrotrae al “movimiento del 4 de mayo” de 1919, en contra de la ratificación del tratado de Versalles, pues se debe estar atento a las nuevas ideas y personalidades que surjan del “Movimiento Estudiantil Girasol”, dado que del anterior aparecieron nuevos enfoques e, incluso, es uno de los antecedentes inmediatos de la creación del Partido Comunista en China. No es que se avizore que algo igual sucederá, pero seguramente nuevas ideas enriquecerán la vida política taiwanesa. Si la firma del acuerdo con China generó la resistencia del movimiento estudiantil, éste seguramente será causa de fenómenos sociales y políticos aun no vistos en Taiwan.

  1. ¿Afectará lo sucedido a las estrategias políticas de los principales partidos de la isla y de China continental?

Seguramente. El Partido Nacional deberá hacer frente al costo político de la decisión de aproximarse demasiado a China si no esgrime un cambio en la orientación política. El gobierno de Ma Ying-jeou quedó atenazado entre China continental y el “Movimiento Estudiantil Girasol”, en el contexto de distensión en el estrecho que ha salvado a Taiwan -por el momento- de no quedar más aislada de lo que está, pues varios países que la reconocen parecerían tener interés en normalizar sus relaciones diplomáticas con la República Popular China. El caso de Gambia de noviembre de 2013 es un anuncio de lo que puede pasar si la distensión se rompe.

La oposición, el Partido Demócrata Progresista, seguramente buscará captar la atención del movimiento, con el objeto de convertirse en la fuerza política principal que produzca la tercera alternancia política y consolide aún más el proceso político en Taiwan. Además, es necesario estar atento a los pasos del Frente Juvenil Nacional Isla Negra, asociación líder del movimiento que agrupa a estudiantes de las principales universidades de Taiwan, dado que el poder adquirido debería institucionalizarse en el derecho, si es que pretenden conformar una tercera fuerza y llegar al poder para implementar los objetivos del movimiento, modificando el sistema de partidos.

Enfrente de la isla, el gobierno de China continental está preocupado por la situación, pero difícilmente cambie su política hacia la isla. La publicación de algunos artículos, como el editorial de Huanqiuwang titulado “Estudiantes taiwaneses temen el cambio abierto, radicales o conservadores”, considera que los estudiantes ven en el acuerdo una condición desfavorable para Taiwan; especula que la mano del PDP está detrás del movimiento y que China no tendrá pérdidas económicas si las autoridades de Taiwan rechazan el acuerdo. ¿Podríamos estar llegando al fin de la distensión impresa desde 2008? ¿Qué otra alternativa política existe ante el crecimiento económico y político de China continental? Las autoridades taiwanesas y la oposición saben que tienen un camino difícil de recorrer, recordando que el gobierno chino ha expresado que Taiwan no podrá, sine die, dilatar las conversaciones en torno a la unidad política.