XVIII Congreso del PCCh: expectativas sobre Taiwán

 “Los temas políticos habrá que enfrentarlos tarde o temprano”, se dijo en el XVIII Congreso del PCCh. Crear las condiciones y acumular consenso son las exigencias mínimas para que los “importantes logros” alcanzados a partir de 2005 confirmen la “histórica transformación” experimentada en las relaciones a través del Estrecho y de las que dan cuenta un total de 18 acuerdos firmados en los últimos años, incluyendo el Acuerdo Marco de Cooperación Económica (ECFA, siglas en inglés).

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 “Los temas políticos habrá que enfrentarlos tarde o temprano”, se dijo en el XVIII Congreso del PCCh. Crear las condiciones y acumular consenso son las exigencias mínimas para que los “importantes logros” alcanzados a partir de 2005 confirmen la “histórica transformación” experimentada en las relaciones a través del Estrecho y de las que dan cuenta un total de 18 acuerdos firmados en los últimos años, incluyendo el Acuerdo Marco de Cooperación Económica (ECFA, siglas en inglés).

El PCCh quiere avanzar ahora en el establecimiento de un entendimiento común de mayor alcance y profundidad. En su discurso de apertura del congreso, Hu Jintao sugirió la exploración conjunta de las relaciones políticas formulando planes razonables bajo la perspectiva de la reunificación, además de abrir paso a un acuerdo de paz. El centenario del PCCh (2021) sugiere un horizonte temporal concreto para confirmar nuevos avances cualitativos.

La actual cooperación entre ambas partes se centra en la mejora de la protección de la propiedad intelectual, el desarrollo del ECFA y el establecimiento recíproco de oficinas comerciales. Si la cooperación económica seguirá ocupando “por el momento” la primacía en el desarrollo de las relaciones bilaterales, seguida de los asuntos culturales y educativos, los llamamientos a reforzar la cooperación entre PCCh y el KMT sugieren los prolegómenos de una nueva etapa. El 25 de noviembre finalizó la visita a China de Wu Po-hsiung, presidente honorario del KMT, iniciada una semana antes, al poco de concluir el XVIII Congreso del PCCh. Lin Join-sane, presidente de la SEF, visitará China en diciembre, la segunda tras la de octubre último.

La base de un nuevo impulso al acercamiento es el Consenso de 1992, principio ratificado en Taipéi por Ma Ying-jeou, calificándolo de una “realidad histórica” innegable, base de la confianza mutua y, por lo tanto, “crucial” para el desarrollo pacífico de las relaciones entre ambos lados del Estrecho. Pero el objetivo prioritario radica en el alargamiento de la base sociopolítica que avala la actual estrategia.
Xi Jinping ha tenido mucho contacto con los empresarios taiwaneses con presencia en China cuando estaba al frente de Fujian. En esta provincia, en 2000 se reunió por primera vez con Wu Poh-hsiung. Hay esperanzas sobre su actitud, aunque el signo de su mandato en este aspecto puede venir determinado por el salto a la dimensión política.

Si la continuidad puede caracterizar la actitud general de China continental en relación a Taiwán, las garantías desde el otro lado son más precarias. Sin avances en las reformas en el continente, el diálogo incluso podría llegar a estancarse. No pueden esperarse cambios bruscos pero si matices paulatinos, especialmente apreciables en el segundo mandato de Xi Jinping. Los retos principales que deberá enfrentar podemos resumirlos en tres: la demanda de una mayor visibilidad internacional de Taiwán, las ventas de armas de EEUU a la isla, y la normalización de las relaciones con la oposición soberanista. El PCCh rechaza la apertura de relaciones con la oposición en tanto no renuncie a la independencia. Su Tseng-chang ha asumido la presidencia de la comisión de asuntos continentales del PDP, cuando todos esperaban a Frank Hsieh tras su visita a China. Las tensiones internas por el aggiornamento de la actitud del PDP en relación al continente podrían ir en aumento.

La definición del rumbo de la política continental hacia Taiwán en los próximos años puede verse alterada por la política de EEUU hacia Asia, en particular hacia China, la evolución de la situación interna del país y los resultados de las elecciones locales de Taiwán que se llevarán a cabo en 2014, así como de las presidenciales y legislativas de 2016. El temor a que el KMT sea desbancado por el PDP obliga a gestionar acercamientos que aseguren la irreversibilidad de los avances alcanzados.

Desde Taipéi se enfatizan tres condiciones para establecer un acuerdo de paz con China continental: debe satisfacer las necesidades de Taiwán, contar con apoyo popular y ser supervisado por el Yuan legislativo. Para el KMT, la prioridad debe seguir centrada en los asuntos urgentes y fáciles, para dar paso a los más difíciles; priorizar los asuntos económicos y luego los políticos. Antes de la firma de un acuerdo de paz, debería celebrarse un referéndum al respecto. No hay calendario previo, pero las presiones para una definición más precisa de la agenda podrían ir en aumento. La clave, sumar el PDP, una tarea ambiciosa y nada fácil.