El candidato de SYRIZA, Alexis Tsipras, crítico con la política de austeridad de la UE

El Directorio de la “troika”

Una estrategia de miedo y presión parece instalada en los centros de poder global. En el caso europeo u occidental, es evidente esta manifestación en el poder de la “troika” controlada por el Banco Central europeo y el FMI, con epicentro en Berlín. Sus implicaciones van incluso, indirectamente, más allá del ámbito geográficamente europeo, en especial hacia su periferia mediterránea y magrebí.

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Una estrategia de miedo y presión parece instalada en los centros de poder global. En el caso europeo u occidental, es evidente esta manifestación en el poder de la “troika” controlada por el Banco Central europeo y el FMI, con epicentro en Berlín. Sus implicaciones van incluso, indirectamente, más allá del ámbito geográficamente europeo, en especial hacia su periferia mediterránea y magrebí.

El candidato de SYRIZA, Alexis Tsipras, crítico con la política de austeridad de la UELa repetición unilateral de las elecciones legislativas griegas, que se volvieron a realizar el pasado domingo 16, evidencia la institucionalización de la estrategia del miedo y presión por parte de la “troika”. El miedo a la victoria electoral de la izquierda SYRIZA, con sus críticas hacia la austeridad europea y el protectorado alemán, y la consecuente presión económica de la “troika” hacia la depauperada sociedad griega, única víctima de una tragedia que no es sólo típicamente griega sino mundial.

Obviamente, la estrategia de miedo y presión hacia cualquier alternativa política con avance electoral que cuestione el poder de la “troika” viene fundamentada por la eficaz labor de unos medios de comunicación cada vez más políticamente parcializados y económicamente dominado y controlados por grupos de poder. Si ganaba la izquierda radical en Grecia, la salida del Euro y el castigo económico darían paso a un caos social de magnitud incalculable. Pero ganó, pírricamente, una derecha amparada por el miedo electoral de los griegos y alentada por unos mercados financieros que quieren hacer de Grecia un laboratorio de la nueva economía de la pobreza.

Pero no es solo Grecia. Estos días hemos vivido el insólito desenlace de la tensión política y electoral en Egipto, en plena periferia mediterránea y magrebí para Europa, un país clave en el mundo árabe y el equilibrio geopolítico desde el Norte de África hasta Oriente Próximo.

El Tribunal Constitucional egipcio, dominado por las elites del régimen de Mubarak, aliado occidental, anuló las elecciones legislativas que le habían dado mayoría parlamentaria a la islamista Hermandad Musulmana. Anularon estos resultados previo a las elecciones presidenciales del domingo 16, el mismo día que Grecia copaba la atención mundial con sus comicios legislativos. Los primeros resultados egipcios dieron la victoria al candidato islamista Mohammed Mosri, pero las elites del poder y en especial los militares muy probablemente buscarán nuevas alternativas, con el beneplácito de EEUU y Europa, a fin de no ver alterados sus intereses.

Grecia y Egipto, dos casos similares en contextos complejos y diferentes. Pero dos casos igualmente clave para dirimir el poder de las nuevas y viejas hegemonías, recelosas de cambios progresistas que afecten sus intereses. El Directorio de la “troika” es un símil del célebre Directorio que durante la Revolución francesa, entre 1795 y 1799, dirigió los destinos de la Francia republicana bajo el dominio de nuevas elites. El modelo fracasó, curiosamente, con el golpe de Estado bonapartista de 1799.

¿Ocurrirá lo mismo ahora? La miopía del nuevo Directorio y su falta de pluralidad democrática, ¿no terminará alentando, indirectamente, las opciones más radicales y antidemocráticas? Por dar un ejemplo, la extrema derecha xenófoba de Amanecer Dorado subió electoralmente en Grecia con los comicios legislativos. Los mismos que de ganarlo una alternativa de izquierdas como SYRIZA habría sumido al país, según aseguraba la “troika”, en el más absoluto caos.

Ironías del destino, la crisis europea coincide con la Eurocopa de fútbol, cuyas implicaciones políticas no son menores. Precisamente, Grecia se enfrentó en cuartos de final a su odiada Alemania, el centro del poder que establece económica y cada vez más políticamente su protectorado en Atenas. Hay veces que el destino es caprichoso.