La Iberoamérica dual

Hermanados dentro de las nociones de América Latina y de Iberoamérica y compartiendo un mismo espacio regional, Brasil e Hispanoamérica remontan su parentesco al otro lado del Atlántico y a tiempos antiguos. España y Portugal no sólo conviven dentro de la misma península sino que comparten el patronímico de iberos. Más aún en tiempos del Imperio Romano ambos integraban la provincia de Hispania, de la cual Lusitania formaba parte.

Liñas de investigación Observatorio Galego da Lusofonía
Apartados xeográficos Latinoamérica
Idiomas Castelán

Hermanados dentro de las nociones de América Latina y de Iberoamérica y compartiendo un mismo espacio regional, Brasil e Hispanoamérica remontan su parentesco al otro lado del Atlántico y a tiempos antiguos. España y Portugal no sólo conviven dentro de la misma península sino que comparten el patronímico de iberos. Más aún en tiempos del Imperio Romano ambos integraban la provincia de Hispania, de la cual Lusitania formaba parte.

No en balde, como lo  señalaba el connotado intelectual brasileño Gilberto Freyre, Portugal tiene el mismo derecho a sentirse parte del mundo hispano que Castilla, Extremadura o Asturias, distinguiéndose de ellas por el mero hecho de una existencia estatal independiente. Una historia independiente labrada a partir de dos reyes portugueses de los siglos X y XI: Afonso Henriques y Dinis. Por extensión natural, y era la tesis de Freyre, Brasil es también una nación hispana. Portugal perfectamente hubiese podido evolucionar en una dirección distinta, transformándose en uno más de los distintos reinos peninsulares que fueron amalgamándose durante la edad Media para dar forma al actual territorio español. Por lo demás, durante sesenta años ambos estuvieron bajo la corona común de los Habsburgo.

Portugueses y españoles compartieron por igual la presencia e influencia de celtas, griegos, fenicios, cartagineses, romanos, germanos, moros y judíos. Separados por el idioma, la suya es una separación infinitamente menor que la existente entre la lengua vasca y la castellana que se integran dentro de un mismo Estado. Más aún, las lenguas portuguesa y gallega se encuentran íntimamente emparentadas.  

Españoles y portugueses se aproximaron al Nuevo Mundo a partir de un acto de concertación, definido por el Tratado de Torrecillas. Una vez allí habrían de atravesar por un mismo proceso de mezcla racial y transculturación con las poblaciones indígenas, seguido del común influjo del elemento africano. En definitiva, en ambos casos se produciría la conformación de un nuevo género humano de rasgos singulares y claramente diferenciados del de otras latitudes.

Brasil e Hispanoamérica se asemejan hasta los tuétanos. No obstante, sus respectivos procesos históricos han sido disímiles. En Brasil se ha evidenciado en lo esencial una secuencia moderada, desprovista de grandes sobresaltos. Como bien señalaba el conocido intelectual mexicano Leopoldo Zea, el pueblo brasileño se acostó una noche siendo colonia para despertarse siendo un Imperio independiente y, algún tiempo después, despertarse nuevamente siendo República. Entre tanto la historia de Hispanoamérica ha estado signada por las grandes gestas, la sangre y el recomenzar permanente. Más allá del aporte de nuestras raíces autóctonas, bien pudiese ser que ello reprodujera la dualidad de carácter heredada de allende el Atlántico. Los portugueses evidenciando rasgos más pragmáticos y conciliadores, los españoles más dados a plantar picas en Flandes y a no ceder posiciones.

No podemos hablar, sin embargo, de una Hispanoamérica en singular, como tampoco podemos hacerlo con respecto a Brasil. Este último evidencia, en efecto, una inmensa diversidad regional lo cual resulta natural dados sus ocho millones de kilómetros cuadrados. De hecho, algunos países hispanoamericanos tienen más parecido con regiones específicas de Brasil que entre ellos mismos.

Dada su conformación étnica y la fusión de culturas que ello entraña, Venezuela y Cuba parecieran tener más rasgos en común con el Brasil que va desde Río de Janeiro hacia el Norte que los que pudiesen encontrar con Argentina, Chile o Uruguay. De la misma manera, Argentina o Uruguay pueden identificarse más fácilmente con Río Grande do Sul, Santa Catherina, Sao Paulo o Paraná que con buena parte de la América de habla española.

 Brasil e Hispanoamérica se amalgaman dentro de un contexto que tiene mucho más de síntesis que de sincretismo y en el que poco a poco va surgiendo como elemento natural de comunicación el portuñol, un lenguaje que con el tiempo podría cobrar vida propia. Juntos, como latinoamericanos, como iberoamericanos, brasileños e hispanoamericanos confrontamos grandes retos en este siglo XXI que apenas despunta.