Pintura basada en La Divina Comedia de Dante Alighieri, representa la escena donde Dante y Virgilio llegan en Barca a las orillas del infierno…
La Barque de Dante, de Eugène Delacroix, 1822. Mutualart.com.

Que lo Dantesco no nos sea indiferente…

Superando a cualquier escena de ciencia ficción, estos días hemos visto circular la imagen de un centenar de refugiados desnudos, corriendo unos detrás de otros en la región del río Evros, frontera entre Turquía y Grecia. La respuesta de ambos Estados fue un ida y vuelta acusatorio dejando al descubierto las vejaciones que se cometen indistintamente a uno y otro lado de la frontera.
Liñas de investigación Observatorio das Diásporas
Apartados xeográficos Europa
Idiomas Castelán

Superando a cualquier escena de ciencia ficción, estos días hemos visto circular la imagen de un centenar de refugiados desnudos, corriendo unos detrás de otros en la región del río Evros, frontera entre Turquía y Grecia. La respuesta de ambos Estados fue un ida y vuelta acusatorio dejando al descubierto las vejaciones que se cometen indistintamente a uno y otro lado de la frontera.

El viernes 14 de Octubre, 92 refugiados fueron encontrados desnudos en la frontera de Grecia con Turquía, tras haber sido forzados a atravesar el río Evros sin ropa y en muchos casos heridos por golpes visibles en sus cuerpos a la intemperie. Esto fue denunciado por el ministro griego de Protección civil, Takis Theodorikakos, quien definió lo ocurrido como una escena inhumana y acusó a Turquía de instrumentalizar la migración para ejercer presión política1.

La respuesta del estado Turco llegó a través del Twitter del Ministro Adjunto del Interior Ismail Catakli quien acusó a Grecia de manipulación y deshonestidad. No obstante, los refugiados rescatados de origen sirio y afgano denunciaron que vehículos turcos los habían llevado hasta allí y obligado a cruzar a Grecia completamente desnudos.

Cabe entonces preguntarse ¿Qué está pasando nuevamente en las fronteras Europeas?, ¿Qué es lo que están mirando quienes tienen que gestionar el sistema migratorio y hacer valer los tratados internacionales sobre Derechos Humanos? ¿O será que sólo podemos activar los protocolos de forma selectiva?

La situación va escalando en gravedad, y las señales no dejan de aparecer, tal cómo en los meses previos a la crisis de refugiados del año 2015 cuando colapsó completamente la capacidad del sistema de asilo para hacer frente a la correcta gestión migratoria dentro de la UE. Las similitudes son muchas, pero las diferencias también.

En aquel momento, los corredores migratorios se encontraban colapsados principalmente por la guerra en Siria y el conflicto en Afganistán e Irak. Hoy tenemos un frente de Guerra entre Ucrania y Rusia en Europa, y una tensión palpable en todos los países del continente por la incertidumbre sobre la escalada de este conflicto a las puertas del que será uno de los más duros inviernos europeos en décadas. Esta situación, va endureciendo las posturas de varios países que venían coqueteando con la idea de cerrar sus fronteras a la migración del bloque.

El caso de Finlandia es paradigmático. Siendo un país históricamente neutral, cuya población posee características distintivas que la destacan por exportar a nivel global modos de convivencia educativa exitosos frente al bullying y la intolerancia social2, anunció en el mes de julio del 2022 que iniciará la construcción de un muro a lo largo de sus 1.340 kilómetros de frontera con Rusia. De esta forma, el parlamento finlandés aprobó una ley que incluye, no sólo los muros, sino la posibilidad de cerrar el acceso a peticionarios de asilo para evitar el uso de los refugiados como elemento de presión sobre su frontera, temiendo se repitan los sucesos en la frontera entre Bielorrusia y Polonia3.

Preocupa aún más esta situación, si sumamos a su vecino nórdico e históricamente neutral, el Reino de Suecia, donde el líder del partido Demócrata Sueco Jimmie Åkesson ha resultado ser el segundo más votado reconociéndose abiertamente hostil a la migración cuyo discurso se basa en cero asilos, cero migraciones y poner a los suecos étnicos siempre por delante. Sus propuestas en política exterior van desde deportaciones más estrictas hasta la abolición de la política exterior feminista y la cancelación de la cooperación al desarrollo. No quiere reducir los subsidios sociales, sino limitarlos a los ciudadanos suecos4.

Para cerrar la escudería nórdica antiinmigración, el caso de Dinamarca viene en primera línea, habiendo endurecido su política migratoria al punto de aprobar una ley en el 2020, que permite trasladar a refugiados a centros de asilo en un tercer país; tal y como ya se encuentra implementando Reino Unido con Ruanda. El ministro danés de Inmigración, Mattias Tesfaye, que es de origen etíope; visitó algunos países como Ruanda, Etiopía y Túnez para gestionar la implementación del sistema de traslados.

El caso danés, no se limita solamente a una cuestión de solicitudes de asilo, sino a un creciente y visible descontento social que incrementa tensiones en las zonas urbanas más deprimidas del país, generando una segregación espacial que hace décadas autodenominan ghettos. El principal problema social con los inmigrantes radica en la falta de integración a la sociedad de acogida. Las altas tazas de desempleo y criminalidad en la población extranjera generan una espiral de exclusión permanente. Mientras los ministerios daneses se encargan de crear programas de asistencia económica para asimilarlos, se encuentran con lo que ellos definen como una “mochila” para el pueblo danés puesto que según declaran políticamente, los refugiados se niegan a adoptar las costumbres danesas. Por otro lado, los refugiados de primera y segunda generación reclaman mayores oportunidades para interactuar socialmente pidiendo que las leyes restrictivas de asilo, vivienda y empleo no sean sólo para los extranjeros que residen en territorio danés. Las consecuencias de estas tensiones no se están haciendo esperar, y las estadísticas muestran cada vez mayores índices de segregación, criminalidad y pobreza en el colectivo refugiado por sobre cualquier estrato poblacional danés5. No obstante, las políticas para occidentalizar estos guetos limitando al 30% los habitantes “no occidentales” de estas zonas siguen su curso frente al reclamo internacional sobre las consecuencias que pueden derivar en una profunda estigmatización social, sin vuelta atrás.

Hasta aquí podemos realizar una simple mirada regional sobre el tema que se encuentra en un momento de efervescencia frente a la inestabilidad geopolítica que genera la guerra entre Ucrania y Rusia, para estos países nórdicos que históricamente han hecho bandera de su neutralidad. Este punto de inflexión va generando vertiginosos movimientos de ajedrez en Estados que jamás se hubieran pronunciado sobre estos temas décadas atrás.

No obstante, la jugada sigue su curso, y mientras la comunidad global aplaude el ingreso de Finlandia y Suecia a la OTAN, la política interna de estos países aprovecha el juego para dar rienda suelta a medidas que no huelen bien por estar guardadas bajo la alfombra desde mediados del siglo XX.

Paralelamente, en medio de tanto ruido de cañones y drones explosivos, Europa se prepara para el invierno sin gas ruso …y ante la mirada indiferente de sus vecinos, Turquía y Grecia se reparten culpas… o refugiados, que a esta altura (lamentablemente) es lo mismo.