Trump, los Republicanos y el voto hispano

La semana pasada la Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos dió un fuerte golpe a los intentos de Trump por poner fin al programa que escuda a inmigrantes indocumentados que llegaron de niños a ese país. Tanto este, como otros miembros de su gobierno, criticaron fuertemente la desición. Inmigrantes hispanos que han hecho su vida en Estados Unidos y que practicamente no conocen otro país han sido los principales destinatarios de los ataques de la Casa Blanca.

Liñas de investigación Relacións Internacionais
Apartados xeográficos Estados Unidos
Palabras chave Galicia USA internacional
Idiomas Castelán

La semana pasada la Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos dió un fuerte golpe a los intentos de Trump por poner fin al programa que escuda a inmigrantes indocumentados que llegaron de niños a ese país. Tanto este, como otros miembros de su gobierno, criticaron fuertemente la desición. Inmigrantes hispanos que han hecho su vida en Estados Unidos y que practicamente no conocen otro país han sido los principales destinatarios de los ataques de la Casa Blanca.

Esto ocurre en momentos en que Trump ha evidenciado una manifiesta desconexión con la población negra y con las masivas protestas nacionales a favor de los derechos de ésta. Obsesionado con su base política blanca, el Presidente estaounidense da así la espalda a hispanos y a afroamericanos. Ello, a no dudarlo, coloca a los Republicanos a contracorriente de la reconfiguración demográfica del país. El caso de los hispanos habla por si sólo.  

Con más de 56 millones y medio de hispanos, que representan el 17,61% de la población total, los hispanos constituyen el principal grupo minoritario de Estados Unidos. Ellos son expresión de un cambio poblacional de proporciones tectónicas en ese país. Siendo una población joven, su peso electoral se incrementará con cada nueva elección.

En 2016, 27,3 millones de hispanos representaron 12% del padrón electoral. Ello generó un aumento de 4 millones de votos en relación a 2012. Para 2030 se estima que el número de votantes latinos se incrementará a 40 millones. Valga agregar que el 90% de los hispanos menores de 18 años son nacidos en Estados Unidos y por tanto tendrán derecho al voto.

Sin embargo los números cuentan sólo parte de la historia. Tan importante cómo éstos es su poder de bloque. El mismo se manifiesta a través de su gran  capacidad de movilización, la cual responde a tres consideraciones: idioma, medios de comunicación y causas. El dominio del español por la mayoría de sus miembros hace fácil llegar a ellos. La presencia de numerosos medios de prensa impresa, audiovisual y electrónica de habla hispana, representa un poderoso instrumento de convocatoria. La existencia de causas de interés común los hace susceptibles de una acción convergente.

En 2006 y 2007, los hispanos protagonizaron gigantescas protestas en rechazo a la ley anti inmigratoria conocida como HR4437, convocados por los medios de comunicación hispanos. A diferencias de comunidades como la alemana estadounidense o la polaca estadounidense, diluidas en el contexto general de la población, los hispanos son una fuerza de rasgos distintivos.

Los Republicanos no han logrado atraer a su bando a este importante voto. Desde 1972 sólo una vez lograron alcanzar, y superar, la barrera del 40% de sufragio hispano. En 2004, en efecto, George W. Bush obtuvo 44% del mismo en virtud de su oferta de una reforma inmigratoria integral. Proyecto que no se materializó ante la falta de apoyo de la fracción parlamentaria de su partido.

Ronald Reagan decía en tono humorístico que los hispanos eran Republicanos que no se habían enterado de ello. Ello en virtud de su comportamiento empresarial, siempre abriendo nuevos negocios, y de sus valores sociales conservadores. Cabría agregar que quienes no han parecido enterarse de ello todavía son los Republicanos, quienes una y otra vez dirigen sus baterías contra los latinos. Según señalaba un comentarista estadounidense, los hispanos representan una identidad coherente gracias en gran medida a los ataques de ese partido.

Desde la llamada Proposición 187 de California, hasta la Ley SB1070 de Arizona, desde el Proyecto de Ley Federal HR4437 hasta las deportaciones y ataques a los programas que los favorecen de la Administración Trump, los Republicanos no cejan en su propósito de colocar contra la pared a la inmigración hispana.

A raíz de la derrota de Mitt Romney en 2012, la cual se atribuyó en buena medida a no haber podido obtener más del 27% del voto hispano, dicho partido pareció hacer un examen de conciencia sobre sus políticas hacia esa comunidad. En un informe que sucedió a la elección, se planteó la necesidad de un cambio de curso.

Resultado de ello fue una propuesta de reforma inmigratoria favorable, que contó con el activo respaldo del Líder de esa fracción en el Congreso Erik Cantor. Dicho proyecto nunca cobró vuelo ante el rechazo del propio partido. Más aún Cantor vio hundirse algún tiempo después su carrera debido en parte a esta iniciativa.

Los Republicanos parecen no darse cuenta que, en adición a representar un porcentaje poblacional mayor en estados que congregan al 72% del voto electoral, los hispanos incrementan rápidamente su población en estados electoralmente combatidos como Florida, Nevada, Colorado y Arizona. Más aún para finales de década los latinos serán mayoría poblacional en Texas. Es decir, un Estado tradicionalmente Republicano que cuenta con 36 votos electorales.

Más allá de los cubano-estadounidenses, cortejados por vía de los ataques al régimen de Maduro en Venezuela, poco puede esperar Trump del voto hispano. Pero independientemente de esta próxima elección presidencial, los Republicanos han definido un curso de acción llamado garantizarles un achicamiento progresivo de su base electoral y una condición de partido minoritario.