Obama apoya las aspiraciones indias en las NNUU

Barack Obama visitó por primera vez India los días 4 al 8 de noviembre. Fue recibido solemnemente en una sesión extraordinaria que reunió a las dos cámaras del Parlamento indio. Obama afirmó algo que los diputados ansiaban oír: el pleno apoyo de EEUU a las aspiraciones indias de convertirse en miembro permanente del Consejo de Seguridad de las NNUU, a pesar de las reticencias chinas y la frontal oposición de Pakistán. Un apoyo mucho más explícito que el dado previamente por Obama a idénticas pretensiones por parte de Japón. Desde septiembre de este año India ocupa una silla entre los 10 miembros no permanentes.
                         
El gesto diplomático de Obama iba dirigido a mejorar las relaciones bilaterales pero que puede tener una mayor trascendencia internacional a medio o largo plazo. Remarcó que “el orden internacional justo y sostenible que EEUU busca, incluye unas Naciones Unidas que sean eficaces, creíbles y legítimas. Por esto espero una reforma del Consejo de Seguridad que incluya a India como un miembro permanente”. Una satisfacción dada a los indios que aspiran a ser mucho más que una potencia económica, llamada a convertirse en la tercera economía mundial. Y EEUU desea contar con un aliado estratégico capaz de hacer de contrapeso en Asia al coloso chino.

George Bush apostó fuerte al firmar con Nueva Delhi en junio de 2005 un acuerdo de cooperación civil nuclear que permitía transferir tecnología nuclear, a pesar de la delgada línea que separa el uso civil del militar. Este acuerdo fue finalmente ratificado por el Parlamento indio el pasado 30 de agosto. Cabe recordar que India, pese a ser una potencia nuclear desde 1974, aún no ha ratificado el Tratado de No Proliferación Nuclear (NPT). En cambio, Obama entró en la Casa Blanca en 2009 con la voluntad de prioridar el diálogo y el entendimiento con Pekín. Un año después, decepcionado por la intransigencia china confirmada en la reciente Cumbre del G20 en Seúl, gira hacia India, un país con el cual sí comparte valores democráticos e intereses estratégicos. EEUU quiere que India juegue un mayor protagonismo político y económico en Asia para contener a China. Pero Washington debe asegura a la vez su alianza militar con Pakistán, rival acérrimo de India. Islamabad reaccionó agriamente. Considera decepcionante e incomprensible que Washington apoye la candidatura de un país que desde hace décadas incumple las resoluciones de las NNUU en relación al conflicto de Cachemira.

Pero hacer realidad las aspiraciones indias de sentarse permanentemente en el Consejo de Seguridad es algo que no depende de la exclusiva voluntad de EEUU. La llave maestra la tiene otra  aspirante a superpotencia mundial con derecho a veto en el Consejo de Seguridad y gran competidor estratégico en Asia en el Índico: China, otro vecino con el cual India también tiene disputas territoriales, aun sin resolver, en la frontera del Himalaya.

La reforma de las NNUU ya estaba prevista para 2005, con ocasión de su 60º aniversario. Pero es de difícil realización práctica. Para reformar la Carta de Francisco de 1945 se precisa el voto de las dos terceras partes de los miembros de la Asamblea General y no ser vetada por los cinco actuales miembros permanentes del Consejo de Seguridad (EEUU, Rusia, China, Gran Bretaña y Francia). India, Japón, Alemania, Brasil y Sudáfrica son cinco firmes aspirantes. Otras potencias medias como España, Italia, Corea del Sur, Argentina, México y Canadá respaldan una reforma que afectase a la distribución regional y al período de rotación de las plazas de los miembros no permanentes del Consejo de Seguridad. La actual composición del G20 podría dar pistas sobre cuales podrían sentarse en el Consejo de Seguridad.

Pero los dispares y abecés antagónicos intereses estratégicos de las grandes potencias dificultan llegar a un acuerdo consensuado y mantienen obsoleto un “status quo” establecido en 1945 y que se derrumbó con el final de la Guerra Fría. El mundo ha cambiado en los últimos 65 años mientras el sistema de NNUU está perdiendo legitimidad cuando ya entramos en la segunda década del Siglo XXI. Pero los actuales cinco miembros permanentes no quieren renunciar a su derecho de veto y menos concederlo con otras potencias emergentes. Pekín no se posiciona. Podría dar su placet a India pero difícilmente a Japón. Las aspiraciones de Brasil son vistas con recelo por otros países latinoamericanos. Nigeria y Egipto presentan sus credenciales en África. También se contesta que la UE sume con Alemania una tercera silla a las que ya disfrutan Francia y Gran Bretaña. Un crucigrama difícil de encajar.

Obama confirmó en Nueva Delhi el gran rol que India jugará en el tablero mundial en este siglo XXI. Remarcó que India no es una potencia emergente, ya ha emergido. Y evocó la responsabilidad compartida de “las dos grandes democracias del mundo” para promover la paz, la estabilidad y la prosperidad mundial.