Le llamaban “Barry”

Tras su última gira asiática Barack Obama regresó a la Casa Blanca. Antes ha tenido otras casas. Entre 1967 y 1971 vivió en un barrio de Yakarta cuatro años de su infancia. Compartió pupitre en la escuela con sus compañeros de distintas confesiones religiosas. Le llamaban “Barry”. Cuarenta años después, Barry volvió a Indonesia convertido en presidente de EEUU.

Indonesia con 240 millones de habitantes, es el cuarto país más poblado del mundo, enormemente rico en recursos naturales y situado en un enclave geográfico estratégico en el sudeste asiático. Su economía es la más potente del sudeste asiático. Y se sienta en el G20. Sus lazos económicos con China no cesan de crecer tras entrar en vigor, el 1 de enero de 2010, el Acuerdo comercial China-ASEAN. Los indonesios temen con razón que su mercado sea invadido por los productos baratos chinos. También preocupa el rearme de Pekín y sus apetencias territoriales en el mar de la China. Yakarta quiere reforzar su alianza con EEUU. No quiere quedar a merced de China. Persigue un juego de equilibrios entre Washington y Pekín.

El presidente indonesio Susilo Bambang Yudhoyono esperaba hablar con Obama sobre comercio y negocios. Necesita exportar y más inversiones estadounidenses para favorecer la modernización pues el 70% de la población opera en la economía informal. Un maná que sí llega de China. Unos días antes, una delegación china anunció nuevas inversiones por un valor de 6.600 millones $ para mejorar las anquilosadas infraestructuras del país. Los chinos se pasean cargados con una gran bolsa de divisas por el sudeste asiático. Y ahora también por la Unión Europea.

Pero Obama estaba más interesado en hablar sobre los “valores universales” que sobre los financieros. Tras visitar la mezquita de Istiqlal, pronunció un gran discurso en la Universidad de Yakarta. Lo inició en la lengua “bahasa”. Reiteró, como en El Cairo en junio de 2009, un mensaje: “Democracia e Islam son compatibles”. Indonesia es el mayor país musulmán del mundo pero no un estado islámico. El lema del país es “Unidad en la diversidad” y se acepta el pluralismo político y religioso. Sin embargo, también allí los radicales islámicos presionan exigiéndole una mayor presencia del Islam en la vida pública.

Obama insistió, como hizo en su anterior escala en India, que la Democracia es el mejor sistema para asegurar el desarrollo económico de un país. Indirectamente criticaba la irrupción del modelo chino de “capitalismo sin pluralismo político”, atractivo para muchos países en vías de desarrollo. Un modelo que tolera o apoya a regimenes autoritarios como Birmania y Corea del Norte.

También recordó a los 1.500 millones de musulmanes del mundo que “EEUU no está ni nunca estará en guerra con el Islam”. Pero sus mensajes chocan con la cruda realidad diaria. Muchos estadounidenses identifican erróneamente el Islam con el fanatismo de Al-Qaeda. Y muchos  musulmanes identifican EEUU con Israel y están decepcionados por la falta de avances concretos en las negociaciones del conflicto de Oriente Próximo. Mientras Obama hace llamamientos a favor de la paz, el Gobierno israelí proseguía con su política de construir en los asentamientos en los territorios ocupados. El presidente está perdiendo apoyos políticos tanto dentro de EEUU como en el exterior. Pero persistirá en sus esfuerzos reconciliadores.

“Barry” Obama solo en estuvo 24 horas en Yakarta. Saludó a sus antiguos compañeros de clase. Hoy es el presidente de la nación más poderosa del mundo. Pero sigue siendo un joven idealista. Volverá a Indonesia en 2011.