América Latina gira hacia Asia-Pacífico

América Latina, con una larga fachada al Pacífico, va girando hacia Oriente. Sigue mostrando un gran dinamismo comercial e inversor. Creció un 6% en 2010 gracias al incremento del consumo interno y de la inversión de capital fijo. En 2011, podría crecer un 4,7%. La región se beneficia del despegue asiático con China e India sedientas de unos recursos energéticos y alimenticios necesarios para mantener sus altas tasas de crecimiento económico. También Japón y Corea del Sur participan en esta competición energética.

China es el primer socio comercial de casi todos  los países latinoamericanos. Está desplazando a EEUU y la UE, también a España. Pero el mana chino conlleva riesgos. Crece la interdependencia económica pero las relaciones comerciales son asimétricas, desequilibradas y poco diversificadas. China importa recursos energéticos y alimenticios y exporta productos manufacturados a unos precios sin competencia que arruinan los mercados y las PIMES locales, provocando pérdidas de puestos de trabajo. También preocupa que los inversores chinos estén comprando, al igual que en África, grandes extensiones de tierras, principalmente en Brasil y Argentina, para asegurarse el abastecimiento de alimentos para la población china. Y un yuan infravalorado dificulta las exportaciones manufactureras latinoamericanas al mercado chino y abarata las importaciones procedentes de China.

La conexión con Asía-Pacífico crecerá aún más si el estancamiento económico de EEUU y la UE se alarga en el tiempo. Sin embargo, no todos los presagios son negativos. Los mayores costes laborales chinos pueden provocar una “deslocalización” en dirección contraria. El “gap” salarial con China se está reduciendo. Algunas empresas están trasladando otra vez una parte de la producción hacia el sur del río Grande. Además, una previsible revalorización del yuan y las menores ventajas fiscales para las empresas extranjeras establecidas en China harán que “el precio chino” ya no sea tan competitivo como antes.

América Latina debe impulsar su integración económica para afrontar una eventual recesión mundial. Se teme que la región sea el nuevo objetivo de los capitales internacionales especulativos.