Bandeira de Ucraína

El alcance de la contraofensiva ucraniana

El 6 de septiembre las tropas ucranianas sorprendieron con una impetuosa contraofensiva en la provincia de Járkiv. En julio pasado, el alto mando del ejército hizo saber al público que el presidente Zelenskii había dado la orden de comenzar con la liberación del sur de Ucrania. Era lo que todos estaban esperando, tanto los implicados en el conflicto, como los observadores. En julio iba a llegar el grueso de las armas prometidas por Occidente, sin las que Ucrania no estaba en condiciones de cambiar la situación a su favor: los rusos dominaban en el aire, pudiendo alcanzar casi impunemente objetivos en todo el territorio del país; en la línea del frente un disparo de la artillería ucraniana era respondido por 40 a 50 disparos rusos, según un combatiente ucraniano; para el otoño la relación se redujo más de diez veces.
Apartados xeográficos Europa
Palabras chave Europa Guerra Ucraína
Idiomas Castelán

El 6 de septiembre las tropas ucranianas sorprendieron con una impetuosa contraofensiva en la provincia de Járkiv. En julio pasado, el alto mando del ejército hizo saber al público que el presidente Zelenskii había dado la orden de comenzar con la liberación del sur de Ucrania. Era lo que todos estaban esperando, tanto los implicados en el conflicto, como los observadores. En julio iba a llegar el grueso de las armas prometidas por Occidente, sin las que Ucrania no estaba en condiciones de cambiar la situación a su favor: los rusos dominaban en el aire, pudiendo alcanzar casi impunemente objetivos en todo el territorio del país; en la línea del frente un disparo de la artillería ucraniana era respondido por 40 a 50 disparos rusos, según un combatiente ucraniano; para el otoño la relación se redujo más de diez veces.

En agosto – comienzo de septiembre los ucranianos se dedicaron a destruir la red logística del enemigo, impactando en objetivos hasta en Crimea, o sea, en la retaguardia profunda del adversario. Entre otras cosas, dañaron los puentes que unen con el resto de los territorios ocupados a Jerson, la única y más importante capital de provincia ocupada por los rusos en la actual campaña.

Sin embargo, el principal golpe fue asestado en el noreste, en la provincia de Járkiv, la segunda ciudad de Ucrania por su importancia política, económica, etc., que los rusos nunca lograron conquistar, a pesar de bombardeos intensos que nunca cesaron desde febrero, pero sí habían ocupado una parte importante de la provincia, que ahora tuvieron que abandonar casi completamente retrocediendo debido la contraofensiva ucraniana. Quedaron liberadas ciudades estratégicamente importantes como Kupiansk, Izium, Balaklia. Los ucranianos liberaron mucho más territorio que lo que los rusos ganaron a duras penas en los últimos 4 meses. 

No obstante, el indudable éxito de las fuerzas armadas de Ucrania, es temprano hablar de una expulsión del agresor. Se han liberado unos 10 mil km2, poco si se lo compara con los 80 mil que el enemigo tomó en esta fase de la agresión, y con los 120 mil que sigue teniendo bajo su control. Los jefes militares ucranianos mismos hablan de que la guerra seguirá en 2023, pero el presidente Zelenskii ya considera que se le ha quebrado la columna al invasor.

Rusia está lejos de haber sido derrotada en Ucrania, pero sí está perdiendo la iniciativa y lo que hace ahora solo son respuestas a lo que Ucrania la obliga a hacer. Desde mediados del verano se hacen más fuertes las voces en Rusia para que se incremente la acción militar en Ucrania, dejando de encubrirla como “operación militar especial”. Sin querer reconocer el potencial de resistencia ucraniana, los medios rusos hicieron muchas críticas a sus militares y buscaron videos que, supuestamente, demuestran la implicación directa de militares occidentales, a fin de hacer creer que es el Occidente el invasor en este conflicto y Rusia solamente está defendiendo su territorio. Para paliar la capacidad de combate de sus tropas, que han sufrido muchas bajas en el frente ucraniano, trasladaron a sus efectivos que cumplían “misiones de paz” en Siria y Armenia y el cercano a Putin, cabecilla de la “compañía militar privada” Wagner, reclutó a miles de “voluntarios” entre criminales convictos.

Obviamente, la campaña militar rusa no se desarrolla como se había previsto desde su mismo comienzo y el discurso ideológico se modifica continuamente, haciéndose menos oblicuo y ciñéndose más al objetivo real: destruir la independencia nacional de Ucrania e incorporar a su territorio demostrando a su archi-enemigo, Occidente, la indisputabilidad del “derecho” de Rusia a ejercer su poder exclusivo en esta parte del mundo.

La actitud del promotor de este desastre, Putin, sigue siendo la misma actitud ya conocida de delincuente común: imponer su control o poder, mediante el terror, sin importar cuántas vidas humanas puede costar su delirio de grandeza basado en la avaricia. Algunos observadores creyeron ver últimamente muestras de debilidad en el presidente ruso, algo inadmisible para éste. De acuerdo a la mentalidad de los delincuentes rusos, un capo que una vez se ve humillado, debe desaparecer. Por esto, en su última declaración pública, Putin trató de mostrarse lo más firme posible, no obstante que el momento de su divulgación fue postergado entre otras muestras que podían interpretarse como falta de decisión. Con firmeza anunció una movilización parcial (aunque desde mayo se espera una movilización general debido a la insuficiente capacidad combativa del ejercito ruso), llamando a las filas a todos los reservistas con alguna experiencia militar. En agosto aumentó el personal de sus fuerzas armadas en 137 000, ahora serán 300 000 más. Una cantidad muy superior al potencial ucraniano.

Repitió sus mentiras usuales, ahora subiendo el grado, sobre las razones que le obligaron a intervenir: el golpe de estado “armado” en Kíiv en 2014, la preparación de una agresión occidental contra Rusia desde Ucrania y las declaraciones de “altos cargos” de la OTAN sobre la “posibilidad y admisibilidad del uso de armas nucleares” contra Rusia. Dicho esto, aseguró que para “defender a Rusia y a nuestro pueblo, ciertamente, utilizaremos todos los medios a nuestro alcance. Esto no es bluff”.

Teniendo en cuenta que le gusta hacer creer que es un hombre que siempre cumple sus promesas (amenazas), hay que tomar en serio esta amenaza. Especialmente, porque el agresor ya ha pasado su punto de no retorno, ahora no tiene otro camino que aumentar su presión, terror, chantaje. Ya no le importa qué se piensa de él en el mundo, se está desconectando en el  espíritu de su idea ultranacionalista: de qué nos serviría un mundo que no tenga un lugar para Rusia.

A estas alturas, Macron y Scholz, que siempre han sido muy cuidadosos con Putin, lo acusan de imperialismo puro en la ONU. El jefe de su diplomacia, Lavrov, se presenta en la Asamblea General de la ONU solo por un breve momento para pronunciar su discurso anodino, llamando cínicos a los que condenan la guerra agresiva, que resultan ser la mayor parte del mundo.

Cínico es invadir un país vecino, ocupar su quinta parte e incorporarla mediante un mísero espectáculo de pseudoreferéndums falsificados ya en su convocatoria.