Artigo extraído do Libro Homenaxe a Xulio Ríos Paredes "Unha vida de compromiso para unha Galicia universal"

Un mentor manos libres

A pesar de no haber viajado mucho últimamente debido a la pandemia, como todos, desde que conozco a Xulio Ríos, he dado vueltas por el mundo. No sé si es verdad que todos los caminos llevan a Roma, pero sí es cierto que, para llegar a Galicia, normalmente hay que tener algo de suerte o que surja una casualidad. Como investigador asociado internacional del IGADI desde hace unos dieciséis años, como por lo menos tantos otros que contribuyen a este libro, mis primeros contactos con Xulio fueron totalmente electrónicos, en gran parte porque él también estaba en constante movimiento. Excepcionalmente en mi caso, quien me llevó al IGADI fue una exnovia mía de Vigo que había hecho prácticas en Baiona. Nos conocimos en la Emporia State University, en Kansas, Estaods Unidos (EE. UU.), donde ella cursaba un Máster en Empresariales y yo, por casualidad, después de haber hecho un Máster en Derecho Internacional y Relaciones Internacionales en la Universidad Complutense, ejercía como profesor de castellano. No era mi sueño y en ese momento ya pensaba en hacer el doctorado en Ciencia Política. Ella me puso en contacto con Xulio y eso cambió la trayectoria de mi vida académica y profesional, sin duda, para mejor.

Desde nuestro primer intercambio de correos electrónicos en 2005 cuando yo era recién magistrado, tenía apenas 26 años y cero experiencia como analista político, y Xulio me trató cordialmente, con confianza y como un par profesional. Me invitó directamente a contribuir con un artículo a Tempo Exterior, una revista que todos conocemos. Supe posteriormente, a lo largo de más de una década y media, que a veces le costaba al editor recaudar contribuciones. Ahora que lo pienso, ¡lo siento como un honor! Pero en el momento, me sentía como un verdadero académico por primera vez en mi vida.

Seguimos en contacto y, como iba a pasar un tiempo en Vigo con mi (ex)novia en verano del 2006, justo antes de empezar el doctorado en septiembre de ese año, Xulio me invitó al IGADI a hacer prácticas (escribir artículos cortos y tomar café con el equipo). Al llegar ese año tenía muchas ganas de por fin conocer a Xulio en persona. Cuando llegué, fue una gran desilusión saber que él se encontraba en China. Pero, como todos sabemos, eso era más que normal. Creo que por fin llegamos a coincidir en Galicia en el 2007, después de que Xulio ya me publicara mi segundo artículo en Tempo Exterior, ambos sobre la política exterior de mi país, EE.UU. Desde enero del 2008, gracias a las elecciones primarias presidenciales totalmente abiertas dentro de ambos partidos en EE.UU., a través de Xulio, empecé a hablar con regularidad en A Crónica con Tino Santiago, en la Radio Galega. No hubo un frontrunner, un favorito, republicano, porque Dick Cheney, el vicepresidente bajo Bush no se presentó. Por la parte demócrata se presentaron Barack Obama, Hilary Clinton y Joe Biden, quienes han ganado el voto popular en las últimas cuatro rondas electorales. Había mucho que hablar después de las primarias de cada estado clave y casi siempre lo comentaba con Tino. A pesar de la confianza que tenía Xulio en mí, por los nervios de novato que yo tenía, muchas veces hablando por teléfono en directo en la radio, ¡en la otra mano tenía una copa de vino! (Por cierto, he mantenido el contacto con Tino, siempre por email o por Facebook, pero no nos conocemos en persona. ¡Hay que remediar eso también!)

En marzo de 2009, me encontré otra vez en Galicia y Xulio había organizado una sorpresa para mí: me iban a entrevistar en Bos Días, el noticiero de la mañana de la Televisión de Galicia. Si en la radio muchas veces bebía algo de vino, esta vez no pude tomar nada para calmar los nervios, cosa que al final necesitaba olímpicamente una vez que entré en el estudio. Aprendí una lección importante para cualquier analista que habla en la tele: hay que ver el programa antes de hacer una entrevista. Llegué con un jersey que pegaba 100% con el escenario.

Incluso después de hacer el tonto en directo en la TVG, Xulio nunca ha dejado de confiar en mí. En septiembre de ese mismo año, a través de una beca Fulbright para hacer la investigación de campo para mi tesis doctoral sobre la política de inmigración en España y en Portugal, me instalé en Lisboa. Eso facilitó mi colaboración más directa y regular con el IGADI y, por extensión, con más medios informativos gallegos y la sociedad gallega en su conjunto. Xulio ha organizado varias charlas que he hecho en Galicia a lo largo de los últimos doce años. He hablado en el Foro Iberoamericano del IGADI, ante grupos de la sociedad civil en Vigo, en la Universidade de Vigo-Pontevedra y, en última instancia, en septiembre de 2019, antes de que estallara la pandemia, fue un honor para mí dar una ponencia en la Universidade de Santiago de Compostela en el 28⁰ aniversario del IGADI. (Para esta última charla Xulio estaba en China, claro.)

En fin, me gustaría agradecerle a Xulio todo lo que ha gestionado y facilitado para mí: esas tantas ponencias en Galicia, las cuatro veces que he hablado en la TVG, las decenas de veces que me han entrevistado en la Radio Galega, contactos con La Voz de Galicia, el Xornal de Galicia, Nós Diario, etc. De hecho, se han publicado dos entrevistas conmigo en Tempos Novos y la segunda, publicada en febrero de 2021, me la hizo el propio Xulio.

La verdad es que él me ha ayudado mucho más de lo que él mismo quizás piense. Como cualquier académico, he tenido mucho apoyo y ayuda desde la universidad hasta ahora. Uno no consigue un doctorado sin acumular unos cuantos mentores. Xulio ha editado y publicado unos cinco artículos míos en Tempo Exterior y no sé cuántos, más cortos, para la página web del IGADI. Me ha facilitado muchos contactos profesionales también, tanto en el ámbito académico como en círculos más periodísticos. Xulio no ha sido un mentor de la misma índole, de los más directos e inmediatos que he tenido, pero mi trayectoria profesional no sería la misma si no fuera por él. Los caminos de la vida no me llevaron a Roma, pero desde mi primer contacto con Xulio, y gracias a él, he estado contento, feliz y cómodo con el camino que siempre me vuelve a llevar a Galicia.

Sobre o autor: Dr. Jared D. Larson licenciouse en literatura hispánica e francófona e en filosofía na Emporia State University (Kansas), realizando unha maestría en dereito internacional e relacións internacionais na Universidade Complutense de Madrid. Doutorouse en ciencia política na Universidade de Delaware. Foi bolseiro doutoral por Fulbright na Universidade de Lisboa, onde posteriormente traballou como investigador posdoUtoral. Entre as súas áreas de investigación inclúense a política comparada (as culturas políticas de España, de Portugal e de EEUU, as políticas da inmigración e a política na literatura contemporánea). É membro do comité executivo da Asociación dos Estudos Ibéricos Contemporáneos e coeditor da súa revista, a International Journal of Iberian Studies. Colabora co IGADI desde 2005 como investigador asociado e é membro do Consello Académico da súa revista, Tempo Exterior. Desde 2016, é profesor de ciencia política na Humboldt State University ( California).