China: ¿La hora de la justicia?

La justicia es una de las claves de la nueva ola de reformas en China. Los mensajes oficiales se insertan en una campaña que incide especialmente en la exigencia de una mayor profesionalidad a los funcionarios de esta administración, la reducción de los errores judiciales y la creación de una nueva cultura que ponga coto a su descrédito, en gran medida, relacionado con la falta de equidad y la corrupción (un 42,3 por ciento más de casos instruidos por este concepto en 2013).

Apartados xeográficos China y el mundo chino
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La justicia es una de las claves de la nueva ola de reformas en China. Los mensajes oficiales se insertan en una campaña que incide especialmente en la exigencia de una mayor profesionalidad a los funcionarios de esta administración, la reducción de los errores judiciales y la creación de una nueva cultura que ponga coto a su descrédito, en gran medida, relacionado con la falta de equidad y la corrupción (un 42,3 por ciento más de casos instruidos por este concepto en 2013).

En las resoluciones de la Tercera Sesión Plenaria del CC del PCCh de noviembre último, se invoca la necesidad de alcanzar una justicia imparcial (32), eficaz y con autoridad plena, baluarte del Estado de derecho, con igualdad de todos ante la ley (30), sin privilegios para personas u organizaciones que nunca podrán situarse por encima de ella ni de la Constitución. Dichos asertos se complementan con un catálogo de medidas concretas que afectan también a la garantía judicial de los derechos humanos, siempre parte inexcusable de una controversia con límites claramente señalados. En sus “Explicaciones”, Xi Jinping también destacó la reforma del régimen judicial y de los mecanismos de funcionamiento de la justicia, citándola como uno de los nueve puntos prioritarios de la reforma.

La justicia encara retos nuevos que ponen a prueba sus criterios de funcionamiento. Un día un ciudadano puede denunciar al buró de medio ambiente por su responsabilidad ante el nivel de polución existente. Otro puede solicitar la legalización de una entidad para proteger los derechos de los homosexuales. El tratamiento de estas nuevas cuestiones genera confusión tanto por la debilidad del tejido normativo como por el atribuido papel dirigente del Partido sobre la propia justicia, primando su criterio, lo cual señala una contradicción plausible con aquella igualdad que se pretende y preconiza.

Las referencias a la reforma de la justicia no se incluyen en el capitulo relativo a los poderes (X) sino al referido a la necesidad de conformar una China gobernada de acuerdo con la ley (IX) y la ley entroniza al PCCh. La reforma de la justicia discurrirá pues en paralelo al enaltecimiento del papel de la ley como referente que asegure la normalidad en el funcionamiento del sistema, con un nivel de margen que no cuestione la directriz básica que afecta al PCCh y su política.

El reforzamiento del Estado de derecho encuentra en el auge de la lucha contra la corrupción un ejemplo paradigmático de las virtudes y carencias del sistema político y judicial chino, con niveles superpuestos de disciplina partidaria y estatal. Hoy día, el combate de este flagelo parece cebarse especialmente en los sectores del hampa que en los últimos años han puesto y ampliado sus tentáculos en el propio PCCh, desde la base hasta la cumbre, y desde el poder regional al poder central.

La clave de la credibilidad de esta reforma radica en el nivel de fortalecimiento de la igualdad, imparcialidad, independencia y respeto a la ley, pero sobre todo ello pende el nivel de mediatización del papel del Partido, lo cual, se quiera o no, sitúa en una posición desigual a sus miembros en relación a los demás ciudadanos, compromete la independencia de la justicia al obligarla a ponderar factores de conveniencia política, socava su imparcialidad y establece una bifurcación legal inevitable entre la normativa partidaria y la estatal.

Es más que posible que la reforma amplíe los horizontes de la justicia en los próximos años, pero las propias turbulencias del periodo presente alejan la probabilidad de una quiebra absoluta de los actuales controles. La propia lucha contra la corrupción, con una fuerte componente política explicitada en el impulso motor de la Comisión de Control del PCCh, actuando a modo de una especie de fiscalía interna, sugiere que los tribunales no se van a desmarcar de las órdenes del Partido quien en primera instancia determinará el vigor de causas y ritmos. En suma, habrá más margen pero sin salirse del guión.